Smart, algo más que tu teléfono móvil

Smart, algo más que tu teléfono móvil

El término smart, traducido al español como “inteligente”, ha pasado a formar parte de nuestra realidad cotidiana. Así, si lo introducimos en el buscador Google aparecen cerca de 1,8 millones de entradas, lo que nos da una idea de lo ampliamente extendido que está su uso. Ahora, ya no sólo los teléfonos son inteligentes, sino que también encontramos este término aplicado a relojes, televisores, casas, coches o ciudades.

Se trata de un concepto emergente y su significado está sujeto a constante revisión. Por ejemplo, para nuevos productos que se lanzan al mercado, la palabra smart está relacionada con tecnologías avanzadas. Así ya es posible contestar llamadas o recibir “whatsapps” en un smartwatch. Sin embargo, en ámbitos más globales como las ciudades, el término smart está muy vinculado con la sostenibilidad. Como comenta nuestro compañero Miguel Ángel García Fuentes, una “Smart City” es una ciudad sostenible y eficiente en su ecosistema. CARTIF está impulsando estos procesos de regeneración urbana en 16 ciudades, a través de proyectos como R2CITIES, CITyFiED, REMOURBAN y mySMARTLife, que contemplan intervenciones en los ámbitos de la energía, la movilidad o las Tecnologías de la Información y la Comunicación.

Los hospitales son como pequeñas ciudades. Como ejemplo, un centro sanitario de tamaño medio como el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, recibe al año más de 250.000 consultas o 25.000 ingresos. Los hospitales son, además, grandes consumidores de recursos naturales (agua y energía) y grandes generadores de residuos. Como datos ilustrativos, un hospital medio consume al año tanta electricidad como la ciudad de Soria, genera en torno a 9.000 toneladas de CO2, el equivalente a 7.000 coches y si hablamos de residuos, las cifras aumentan hasta los 3 millones de kilos anuales. De esta forma, el sector sanitario contribuye de manera significativa al cambio climático (otro término con el que cada vez estamos más familiarizados).

Desde hace 2 años, CARTIF está desplegando este concepto smart en el ámbito sanitario a través del proyecto SMART Hospital, financiado en la convocatoria LIFE de la Comisión Europea. El documento Healthy Hospitals Healthy Planet Healthy People. Addressing climate change in health care settings” identifica los 7 elementos clave de un hospital sostenible: eficiencia energética, diseño de edificios verdes, generación de energía alternativa, transporte, alimentación, residuos y agua. De entre estos aspectos, en el proyecto LIFE Smart Hospital hemos seleccionado los de eficiencia energética, agua y residuos. Así, la experiencia demostradora que se está llevando a cabo en el Hospital Universitario Rio Hortega incluye la aplicación de mejores prácticas y tecnologías disponibles y formación a medida en cada uno de estos 3 ejes.

En el eje de energía las actuaciones que ya hemos puesto en marcha incluyen la optimización de las calderas, la climatización y la ventilación de los quirófanos o mejoras en la iluminación. En el eje agua, se identificaron qué corrientes se estaban vertiendo al alcantarillado público sin estar suficientemente contaminadas y se plantearon distintas medidas para su reutilización. De esta forma, se ha conducido a los aljibes del hospital el rechazo de la planta de producción de agua para hemodiálisis. Además, el agua de salida de los paneles evaporativos se ha recirculado a la red de fluxores. Así como en los dos anteriores ejes, el concepto “smart” ha supuesto optimizar motores, válvulas o bombas, en el caso de los residuos, el concepto involucra a las personas. Así, se ha dado formación a los 2500 trabajadores del hospital para la adecuada clasificación, segregación y recogida de los residuos.

A lo largo de este año, podremos cuantificar la eficacia de las medidas implementadas, no sólo en términos de ahorros de kWh, litros de agua, kg de residuos o euros, sino también en forma de indicadores ambientales como huella de carbono o huella hídrica. Además, publicaremos un “Libro blanco sobre sostenibilidad en hospitales” que recoja todas estas actuaciones y favorezca la replicación del concepto Smart Hospital a otros hospitales, nacionales e internacionales.

Se trata de una iniciativa de la que estamos muy satisfechos y está suscitando un gran interés entre los diferentes actores involucrados. Así en octubre de 2015, el proyecto recibió el accésit de los premios OMARS, como la segunda mejor acción en sostenibilidad medioambiental en hospitales españoles.

Desde CARTIF animamos a otros centros hospitalarios y grandes superficies (puertos, aeropuertos, supermercados, centros comerciales, parques temáticos, etc.) a aplicar este concepto “smart”, haciendo un uso inteligente de sus recursos y de esta forma conseguir mejoras técnicas, económicas y ambientales de cara a un futuro más sostenible.

El futuro de las ciudades inteligentes en América Latina

El futuro de las ciudades inteligentes en América Latina

América Latina y el Caribe (ALC) es la región en desarrollo con la más alta tasa de urbanización del mundo. Su población urbana ha pasado de ser el 41% en 1950, al 80% en 2010. Su actividad económica se concentra en sus centros urbanos (60% – 70% del PIB regional). Sin embargo, a pesar de su capacidad en la generación de riqueza, casi el 70% de las personas que viven en estas ciudades lo hacen en condiciones de pobreza. Si a lo anterior sumamos el impacto de las ciudades sobre el medio ambiente y la alta vulnerabilidad de sus urbes al cambio climático, a los desastres naturales y a las limitaciones financieras, nos obliga a reflexionar sobre la sostenibilidad en su desarrollo urbano.

La teoría del desarrollo tradicional postula que la industrialización conduce a una brecha entre la productividad laboral urbana y la rural, reflejando a su vez una diferencia salarial entre las dos áreas y promoviendo con ello la migración rural-urbana. Simultáneamente, esta teoría justifica mejores indicadores de bienestar para los residentes de centros urbanos en comparación con los habitantes de las zonas rurales, pues disfrutan de una mayor cobertura en servicios públicos e ingresos más altos. Sin embargo, esta teoría no se refleja en el patrón de desarrollo de los países de ALC ni explica por qué presentan niveles de urbanización sustancialmente mayores que otras regiones del mundo. El crecimiento de la población urbana en ALC tampoco ha redundado necesariamente en mejores condiciones de vida para sus habitantes.

Es así como las ciudades, y mucho más aún las de ALC, están formadas por sistemas complejos e interdependientes que han dado pie a un nuevo concepto de sostenibilidad. Este nuevo enfoque va más allá de lo ambiental, e incluye variables culturales, políticas, institucionales, sociales y económicas. Se requiere, por tanto, el desarrollo de metodologías que estudien las ciudades como un sistema holístico, complejo y multisectorial, que nos permitan una comprensión cualitativa y cuantitativa de los problemas de desarrollo y gestión urbana de la región.

De este desafío nace el concepto de “ciudad inteligente” o Smart City. En CARTIF lo interpretamos como un nuevo modelo de ciudad fundamentado en tres conceptos básicos: calidad de vida, sostenibilidad e innovación que implica, en algunos casos, el empleo de tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs) pero, principalmente, la definición de modelos territoriales sostenibles y cohesionados con objetivos medioambientales, sociales, económicos, territoriales y administrativos. Como resultado, se obtienen ciudades más inteligentes y eficientes en el uso de recursos, reduciendo costes y ahorrando energía, mejorando los servicios proporcionados y la calidad de vida, y reduciendo la huella medioambiental. El fin último de estas ciudades inteligentes no es, ni mucho menos, presumir de sus avanzados sistemas e innovaciones, sino mejorar la calidad de vida de los que viven en ellas y, en un futuro, anticiparse a sus necesidades y solventar los problemas que acarree cada imprevisto que pueda surgir.

En este sentido, CARTIF lleva años trabajando para ayudar a transformar “ciudades tradicionales” en “ciudades inteligentes y sostenibles” en Europa y, más recientemente, también en ALC.

Nuestro modelo busca una regeneración urbana eficiente e integral que logre alcanzar los objetivos sociales, económicos y ambientales que emanan de las prioridades específicas de cada ciudad, integrando para ello soluciones tecnológicas innovadoras en los diversos escenarios urbanos, con amplia participación ciudadana, creando las bases de un ecosistema de negocios que facilite el despliegue de proyectos piloto y su posterior escalado y expansión.

En los próximos años esperamos ver ejemplos de este nuevo modelo de ciudad en muchas ciudades de ALC. Por lo pronto, CARTIF ha conseguido involucrar a la ciudad de  Medellín (Colombia) en un proyecto financiado por el Programa de investigación e innovación Europeo H2020, con el cual se buscan nuevas estrategias para renaturalizar las ciudades a través de soluciones basadas en la propia naturaleza. Con esta participación, Medellín contará con la colaboración de expertos para, en primera instancia, identificar las barreras económicas, sociales y normativas que impiden desplegar este tipo de proyectos integrales en la ciudad.

Sistemas ciber-físicos. ¿Más cerca del ‘juicio final’ de Terminator?

Sistemas ciber-físicos. ¿Más cerca del ‘juicio final’ de Terminator?

“21 de abril de 2011. SKYNET, la súper-inteligencia artificial que tomó conciencia de su propia existencia hace dos días, lanza un ataque nuclear sobre toda la humanidad. El 19 de abril, SKYNET, un sistema formado por millones de ordenadores distribuidos por todo el mundo, inició un proceso geométrico de auto-aprendizaje. Esta nueva generación de inteligencia artificial llegó a la conclusión de que toda la raza humana intentaría destruirla para impedir su funcionamiento”

Parece que la visión apocalíptica mostrada en la película Terminator sobre las consecuencias de un avance desmesurado de la inteligencia artificial está lejos de convertirse en realidad, de momento. SKYNET, nuestra némesis en la película, estaba formada por servidores, drones, satélites militares, máquinas de guerra y robots “Terminator” con una misión: proteger el mundo.

Nuestro post está enfocado en una tarea muy diferente pero relevante: fabricar los productos del futuro. En nuestros posts previos, echamos un vistazo a los habilitadores digitales como ingredientes clave de la Industria 4.0. El último ingrediente clave, los denominados sistemas ciber-físicos, pueden considerarse como el “SKYNET” de la fabricación, y los definimos en su momento como una mezcla de las diferentes tecnologías habilitadoras. Ahora vamos a intentar ser un poco más específicos.

El término “ciber-físico”, de origen anglosajón, es el nombre compuesto que define una mezcla de sistemas físicos y virtuales (e.g. software) destinados a cumplir una tarea de gran complejidad. La rápida evolución de las TIC está permitiendo desarrollar servicios no necesariamente contenidos en las carcasas de los dispositivos electrónicos que compramos. Tomad como ejemplo los asistentes personales digitales como Siri de Apple, Alexa de Amazon o Cortana de Microsoft. Estos sistemas nos proporcionan ayuda con nuestras tareas diarias, pero no son meros programas instalados en nuestros dispositivos móviles. Son una mezcla de dispositivos hardware (nuestros móviles y servidores de internet) que miden señales (nuestra voz) y se comunican con programas en la nube que realizan el procesamiento adecuado y proporcionan unos milisegundos después una respuesta apropiada al contexto en el que nos encontramos. Los algoritmos almacenados en los servidores son capaces de procesar el habla utilizando sofisticados algoritmos de inteligencia computacional y crear la respuesta adecuada. La combinación de nuestros móviles, tabletas, servidores de internet (el lado físico) y algoritmos de procesamiento (el lado cíber) conforman lo que se denomina como sistemas ciber-fisicos o CPS (Cyber-Physical System). Este sistema evoluciona y mejora con el tiempo gracias a las millones de peticiones e interacciones (diez mil millones a la semana según Apple) entre los usuarios y los algoritmos de inteligencia computacional. Otros ejemplos de CPS pueden encontrarse en el sector energético, donde la red eléctrica formada por contadores inteligentes, transformadores, líneas de transmisión y centros de control forman la denominada Smart Grid.

La misma filosofía puede aplicarse al entorno industrial en el que las tecnologías de la información están siendo desplegadas en diferentes niveles de complejidad. El rápido desarrollo de la Internet de las cosas (IoT) junto con soluciones de análisis y cálculo en la nube, abren la puerta a todo un abanico de soluciones denominadas Industrial Analytics. Sin embargo, mejor que proporcionar explicaciones teóricas, veamos varios ejemplos de aplicación de los sistemas ciber-físicos (CPS) en las fábricas:

  • CPS para fabricantes de componentes (OEM) donde los componentes clave (e.g. robots industriales) serán analizados en tiempo real midiendo diferentes señales internas. Las ventajas serán múltiples, como por ejemplo, que el fabricante del robot sea capaz de analizar el grado de uso de cada robot y compararlo con otros robots en la misma o diferentes fábricas. Serán capaces de mejorar la próxima generación de robots o proporcionar consejos sobre el mantenimiento y actualizaciones (de hardware y software).
  • CPS para trabajadores: una compañía que proporcione servicios subcontratados, como por ejemplo el mantenimiento, será capaz de recoger información a pie de planta a través de dispositivos inteligentes y optimizar sus operaciones como llevar un detallado control de repuestos centralizado en lugar de mantener diversos almacenes dispersos en diferentes localizaciones.
  • CPS para fábricas: mediante la toma de información a pie de planta de diferentes líneas de fabricación (tiempo ciclo de las máquinas) es posible construir un modelo virtual de la fábrica y crear simulaciones en ordenador para ayudar en la toma de decisiones (optimización de procesos) o estudiar el impacto de cambios en líneas productivas (construir un nuevo modelo de coche en la misma línea) antes de decidir nuevas inversiones.

La combinación de soluciones virtuales y físicas abre la puerta a posibilidades ilimitadas de optimización de las fábricas.

Cereales: ¿integrales, refinados o… mejorados?

Cereales: ¿integrales, refinados o… mejorados?

Sin duda, los cereales son la principal fuente de la dieta de los consumidores de todo el mundo. No en vano, la producción mundial de cereales (según la FAO) en 2016 fue de 2,6 millones de toneladas. Los cereales suponen entre el 30 y el 70% del consumo diario de energía de una persona, por lo que su ingesta debe suponer 2-3 raciones al día y, aproximándonos al modelo de la dieta mediterránea, el consumo de pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y otros cereales) debe ser preferentemente integrales.

Los cereales son una gran fuente de carbohidratos, proteínas, fibra dietética, vitaminas (en especial las del grupo B) y minerales. Los cereales integrales, frente a los refinados, contienen además del germen y el endospermo, la cascarilla que es lo que se elimina principalmente durante el proceso de refinado. En conjunto, los cereales integrales son una gran fuente de vitaminas, minerales y compuestos fitoquímicos y son numerosos los estudios que relacionan estas propiedades con la prevención de enfermedades crónicas.

Esta clara evidencia de la importancia del consumo de cereales integrales ha potenciado que sean muchos los países que recomienden su consumo y que, en algunos de ellos, como Estados Unidos, la campaña haya llegado a grandes restaurantes y colegios donde se utilizan todo tipo de cereales integrales con el fin de modificar la percepción de “lo integral.

En España, a pesar de estas recomendaciones, la mayoría de los productos a base de cereales se siguen haciendo a partir de harinas refinadas. Esto ocurre, en parte, porque la industria alimentaria encuentra dificultades para adaptarse a las recetas a partir de materia prima integral debido a que la incorporación de fibra genera algunos problemas tecnológicos. Por otra parte, existe una falta de demanda por parte de los consumidores con un paladar educado a unos determinados sabores y texturas en los cánones de los productos refinados.

A la indudable necesidad de educación en el conocimiento de lo saludable por parte de los consumidores, se une el despertar del instinto industrial para mejorar el perfil nutricional de los productos ricos en cereales, a través de la moderación de la respuesta fisiológica que esos ejercen en el organismo (p. e, a través de reducir el índice glucémico) y a través de la factibilidad en la aplicación industrial de los cereales integrales, mejorando su incorporación en productos y reduciendo el detrimento de la calidad sensorial asociada a la incorporación de la fibra.

Se gesta una revolución tecnológica para desarrollar estas mejoras y conseguir el desarrollo de nuevos productos que traigan un claro beneficio para la salud, como por ejemplo un alto contenido en proteínas, alto contenido en fibra o cereales integrales, con nuevas experiencias sensoriales, cereales y harinas poco comunes (chía, quinoa, leguminosas) y por supuesto, rico y apetecible. Más cereales integrales en nuestras cocinas, en nuestros tuppers y en nuestros aperitivos.

Veamos ahora algunas de las mejoras que la tecnología pone al servicio de los cereales.

La prefermentación de masas ricas en fibra. Se ha visto que es una ventaja a la hora de elaborar pan que permite evitar los defectos en el volumen del pan o en la textura de la miga que la aplicación directa de la fibra puede provocar. Además, la prefermentación de la masa de cereales integrales o de masas ricas en fibra, da lugar a panes con menor impacto en el índice glucémico

Sistemas de molido que retiran sólo las partes del grano que deterioran la calidad tecnológica de los cereales y consiguen aumentar la concentración de compuestos bioactivos. Es decir; obtención de harinas integrales con más calidad nutricional pero sin el detrimento de la calidad en producto final que provoca la incorporación de fibra.

Procesos de ablandamiento del grano entero. Son procesos previos a la incorporación del grano en masas panarias que permiten la aparición de cereales enteros con una textura blanda y agradable en el interior de las masas y que no afectan al proceso de panificación.

La extracción de acuosa de fibras, que permite disponer de los mismos beneficios nutricionales y de salud, sin el detrimento en la incorporación en productos de panadería o galletería.

Las tecnologías de fraccionamiento permiten la obtención de ingredientes ricos en beta glucanos más fácilmente aplicables gracias a mejores propiedades físicas (como hidratación o viscosidad) y tecnológicas.

Otra mejora tecnológica para poder ofrecer todo el valor de los cereales integrales es la transformación de la parte de la fibra insoluble en soluble a través de la extrusión de manera que su utilización reduce los defectos de calidad en productos integrales.

Hay muchos cereales integrales, y no sólo el trigo, esperando su oportunidad de aplicación de la tecnología adecuada para favorecer su uso manteniendo sus propiedades nutricionales y dando pie a nuevos productos a base de cereales integrales.

¿Curie vs Tesla? Sensores autónomos embebidos en el pavimento

¿Curie vs Tesla? Sensores autónomos embebidos en el pavimento

Cuando circulamos por las carreteras nuestra seguridad depende del estado del pavimento. La información en tiempo real proporcionada por sensores embebidos puede ayudar a tomar medidas antes de que se produzcan situaciones de deterioro (riesgo). Una cuestión interesante respecto a la tecnología de sensorización es ¿cómo proveer de energía a estos sensores autónomos? La respuesta actual pasa por elegir entre dispositivos piezoeléctricos o transmisión eléctrica inalámbrica

El objetivo fundamental del pavimento de las carreteras es prestar a los usuarios un servicio de calidad que satisfaga sus necesidades de movilidad durante el tiempo de vida para el que sea concebido. Una situación de deterioro, genera un mayor riesgo de sufrir un accidente, más incomodidad en la conducción, más gasto de combustible, más deterioro del vehículo, más emisiones nocivas a la atmósfera…

La Asociación Española de la Carretera (AEC) ha publicado en mayo de 2016 el informe «Necesidades de inversión en conservación«, destacando cómo el estado de conservación de las vías en nuestro país continúa empeorando. De seguir esta tendencia, antes de 2020 será necesario reconstruir buena parte de la red.

Coincido con los expertos en que la conservación de nuestras carreteras no puede dejarse en manos del azar: ni depender de que situaciones de crisis obliguen a reducir el presupuesto, ni esperar a la aparición de situaciones irreversibles.

En estas circunstancias, se hace más necesario seguir desarrollando nuevas tecnologías y metodologías que apoyen la gestión de infraestructuras y que permitan conservar y rehabilitar nuestra red viaria al menor coste económico y medioambiental.

Instrumentación con sensores embebidos en el firme

El tráfico y las condiciones ambientales/meteorológicas, agravadas por los problemas relacionados con el cambio climático, afectan significativamente al deterioro del firme de nuestras carreteras.

El número de ejes, la carga por eje, la velocidad de circulación de los vehículos… afectan al comportamiento estructural del firme. La radiación solar, la lluvia, los gradientes térmicos, los ciclos hielo-deshielo, las sales fundentes empleadas contra el hielo o el derrame de aceites y combustibles, entre otros factores, tienen un impacto significativo en la vida del pavimento y en su fatiga.

Es necesario un mantenimiento preventivo basado en información del estado del firme y encaminado a prevenir la aparición de este deterioro o a subsanarlo rápidamente mediante actuaciones de reparación y mantenimiento.

Para evaluar el estado de un firme se emplean, habitualmente, la inspección visual y la auscultación periódica. Una alternativa dinámica es la instrumentación con sensores embebidos en el firme. Con la monitorización continua, se pretende que quienes toman las decisiones puedan conocer, en tiempo real, el estado del firme.

Experiencias como las del proyecto CENIT OASIS, en las que colaboramos con OHL Concesiones y GEOCISA, avalan esta alternativa -no exenta de dificultades- como que los sensores superen las condiciones agresivas durante el extendido y la compactación, o alimentar los sensores durante el tiempo de vida de un pavimento asfáltico que se sitúa entre los 20 y 30 años.

En este segundo aspecto, como no siempre se dispone de alimentación eléctrica cableada o para superar los problemas de la flexibilidad del cableado, un reto tecnológico significativo, es empotrar en el pavimento sensores autónomos, con alimentación no cableada y comunicación inalámbrica ¿Cómo proveer de energía a los sensores sin cables y durante el tiempo de vida del pavimento?

¿Dispositivos piezoeléctricos vs. alimentación inalámbrica?

Frente a la alimentación con baterías que, al tener una energía limitada, requieren una sustitución periódica o una recarga, se puede alimentar los sensores autónomos con energía captada de la propia carretera, por ejemplo, mediante dispositivos piezoeléctricos.

A finales del siglo XIX, los hermanos Pierre y Jacques Curie denominaron «efecto piezoeléctrico» al fenómeno que ocurre en determinados cristales que al ser sometidos a presión o a un movimiento mecánico, generan energía eléctrica. En la carretera, parte de la energía del vehículo se convierte en deformación vertical del firme que se puede transformar en energía eléctrica mediante los dispositivos piezoeléctricos. La cantidad de energía generada depende del número de vehículos que pasen.

En el proyecto CIEN REPARA 2.0, en el que estamos trabajando actualmente,  hemos optado por otro camino. Estamos investigando en colaboración con Sacyr Construcción, Acciona Infraestructuras, Repsol, Fractalia, CHM, Cemosa, Solid Forest e Inzamac, la recarga de las baterías de los sensores autónomos mediante transmisión eléctrica inalámbrica.

También a finales del siglo XIX, Nikola Tesla propuso lo que se conoce como “efecto Tesla”. En este caso, las variaciones en el flujo magnético tienen la capacidad de transmitir electricidad a distancia sin necesitar soporte sólido o algún tipo de conductor. En la carretera, periódicamente se recargarían las baterías de los sensores según sus necesidades de potencia (principalmente definida por la transmisión de datos). La transferencia de energía tiene un alcance limitado.

La eficiencia de ambas tecnologías es, ahora mismo, un aspecto crítico.

¿Curie vs Tesla? Realmente, enfrentar estas tecnologías (utilizar “versus” con el significado de “contra” o “frente a”) no es una expresión afortunada. Ambas tecnologías abren un mundo de oportunidades para nuevas aplicaciones, pero ¿son también complementarias? ¿qué opináis?

¿Cómo recuperar la biomasa forestal abandonada?

¿Cómo recuperar la biomasa forestal abandonada?

Es probable que muchos aprovechemos los fines de semana para dar un paseo por el bosque o la montaña. Al volver a casa, impresionados por la belleza del paisaje, es posible que hayamos reflexionado con tristeza en el enorme daño que los incendios forestales causan en estos espacios. Todos tenemos que ser un poco responsables y darnos cuenta de que los bosques son una importante fuente de recursos. Por esta razón hay que intentar preservarlos y mantenerlos en buen estado.

En el sur de Europa, los incendios forestales amenazan gravemente su sostenibilidad. Según ha recogido Efe verde, sólo en España la superficie forestal afectada por incendios en 2016, es de 61.359,9 hectáreas. Esta extensión de terreno equivale a más de 61.000 campos de futbol.

En el caso de los incendios involuntarios, esta situación es debida no solamente a las altas temperaturas que se alcanzan en verano, sino a la biomasa forestal abandonada en el bosque tras las actividades de explotación forestal. Es, por tanto, de suma importancia realizar trabajos de mantenimiento y limpieza de los bosques y las masas forestales, mediante aclarados, podas, limpiezas de bosques, etc.

Estas medidas pasan por la necesidad de desarrollar nuevas formas de aprovechamiento de estos residuos biomásicos generados por la industria forestal (aserraderos, industrias de primera transformación, fabricantes de productos elaborados de madera, fabricantes de corcho y de pasta de papel), que una vez recogida su materia prima, abandonan en el bosque.

Por esta razón, en CARTIF estamos trabajando en la búsqueda de nuevas tecnologías de aprovechamiento de la biomasa como fuente de energía renovable para la obtención de energía eléctrica y térmica, así como para la producción de nuevos bioproductos. De esta forma se aumenta el rendimiento de la madera, evitándose además, por una parte la erosión del suelo y aparición de enfermedades de los árboles y, por otra, la eliminación de focos de aparición de incendios forestales.

Esta es la línea que sigue el proyecto europeo LIFE EUCALYPTUS ENERGY. El objetivo principal del proyecto es el diseño y construcción de una planta de demostración que valorice energéticamente la biomasa forestal procedente de las cortas forestales de Eucalyptus globulus, madera empleada en su mayor parte por la industria papelera.

Esta biomasa es, principalmente, biomasa de baja densidad (hojas y ramas) procedente de los aprovechamientos maderables de eucalipto y sobre la que, en la actualidad, no se está realizando otra acción que no sea su abandono en el monte. La idea que estamos aplicando en el proyecto EUCALYPTUS es emplear la tecnología de pirólisis -proceso por el cual se transforma la biomasa en ausencia de oxígeno- en un gas combustible que podrá aprovecharse en un motor para la obtención de energía eléctrica y térmica. Además, en este proceso se obtiene un subproducto sólido, el biochar, que se empleará en los montes como enmendante del suelo y mejorará sus propiedades.

Las razones por las que seleccionamos la biomasa de eucalipto y el lugar en el que se está realizando la construcción de la planta de demostración que es Tineo (Asturias), son principalmente porque la especie seleccionada cuenta con una gran presencia en la zona,  alrededor de 53.000 ha. Sin embargo, esta experiencia es fácilmente replicable a otras zonas y a otros tipos de biomasa.

Sólo hay que fijarse en la superficie forestal arbolada existente, que sólo en España asciende aproximadamente a 18 millones de hectáreas, un 33% más que hace 25 años. Y también, sólo en España, se producen 6 millones de toneladas de residuos forestales en sus montes. Son números que en nuestra cabeza deberían hacer multiplicar por mucho las expectativas de aprovechamiento de esta biomasa y los beneficios que ello produce. No sólo hay que tener en cuenta el valor añadido que aportan los productos generados, sino también la creación de empleo que lleva asociado.  El factor humano es importante, debido al progresivo abandono de las actividades “agrosilvopastorales” que se han producido en los últimos años, debido al éxodo rural.

Por tanto, quedémonos con algo positivo: la biomasa forestal puede generar una gran cantidad de beneficios. Ahora ¿sigues pensado que la biomasa es un residuo?