¿Son realmente útiles los certificados de eficiencia energética?

¿Son realmente útiles los certificados de eficiencia energética?

Seis cuestiones más para saberlo todo acerca de los certificados de eficiencia energética

Aunque a primera vista los certificados de eficiencia energética exigidos a la hora de vender o alquilar una propiedad parecen resultar un lastre para el propietario, suponen una gran fuente de información para el futuro arrendatario o comprador de un inmueble. Para elegir un nuevo lugar de residencia o local no sólo debería importarnos el precio, la ubicación o el tamaño, sino también su demanda energética, y, por consiguiente, el gasto que nos generará en un futuro. Si nos preocupan tanto estos temas cuando compramos un coche o un electrodoméstico, ¿por qué no nos vamos a preocupar cuando se trata de un inmueble con una repercusión mucho mayor?

Estas son algunas claves para entender fácilmente qué supone tener o no este certificado:

  • ¿Qué es?

El certificado de eficiencia energética es un informe, redactado por un técnico competente, que recoge una calificación global de nuestro inmueble basada en las emisiones de dióxido de carbono que estemos produciendo a través de la calefacción, agua caliente sanitaria, refrigeración e iluminación. Además, nos aporta información sobre la demanda energética proveniente de calefacción y refrigeración y el consumo de energía primaria. Al final del certificado se nos ofrecen una serie de indicaciones que podemos seguir para mejorar nuestra calificación y, consecuentemente, ahorrar en la factura.

  • ¿Qué significa la calificación energética?

La calificación que obtendremos está graduada en una escala de la A (más eficiente) a la G (menos eficiente), que depende de nuestras emisiones de CO2. Esta graduación no es proporcional y, por ejemplo, la diferencia entre una calificación A y B es muy inferior a la existente entre una E o F, como se puede ver en la imagen.

  • ¿Cómo se realiza?

Un técnico competente realizará una visita a la vivienda o local donde recogerá la información necesaria acerca de los cerramientos, la envolvente, nuestro sistema energético, de producción de agua caliente y, sólo en caso de los locales, la información referente a iluminación. Los datos se introducen en una herramienta validada por el Estado (CEX, CE3X, HULC o CERMA en el caso de España), desde donde se emitirá el certificado. Además deberá incluir por lo menos dos medidas de mejora de nuestra eficiencia energética.

  • ¿Qué son las medidas de mejora de la eficiencia energética?

La herramienta de certificación energética obliga a introducir medidas de mejora, clasificadas en cuatro categorías: aislamiento, huecos, puentes térmicos e instalaciones. El técnico competente tendrá la labor de evaluar, tras los pasos anteriores, cuáles son las medidas más recomendables para aplicar en cada caso. Esto supone una auditoría energética de nuestro inmueble, que aporta información valiosísima para poder llevar a cabo una rehabilitación energética.

  • Certificación de vivienda frente a certificación de edificio completo, ¿qué es lo obligatorio?

Las certificaciones energéticas se pueden realizar tanto para edificios completos como para locales o viviendas individuales. Para edificios construidos de menos de 50 años de antigüedad (salvo especificación a nivel autonómico o municipal) no es obligatorio hacer certificaciones a nivel de edificio, por lo que lo normal suele ser que el propietario cuando tenga que alquilar o vender su vivienda o local encargue la certificación. Cabe destacar que sale más rentable una certificación conjunta del edificio que las individuales una por una.

Sin embargo, si nuestro edificio tiene más de 50 años o queremos solicitar una subvención, nos obligarán a realizar el IEE (Informe de Evaluación del Edificio) que especifica el estado de conservación, el cumplimiento de la normativa de accesibilidad y el grado de eficiencia energética de la totalidad del edificio. Y es obligatoria la certificación a este nivel en cualquier caso para edificios de nueva construcción.

  • ¿Se pueden consultar los resultados en Internet?

Solamente los datos de la calificación general son accesibles al público. Por ejemplo, para Castilla y León se pueden consultar aquí.

Aunque la expedición de certificados de eficiencia energética no es una actividad de investigación propiamente dicha, se usan mucho para extraer la valiosa información que aportan al realizar auditorías y rehabilitaciones energéticas.

Alimentos milenarios: superalimentos

Alimentos milenarios: superalimentos

Alimentos como la quinoa (o quinua) y el amaranto se consumen desde hace siglos en regiones de los Andes. Un ejemplo de esto es que en tumbas de más de cuatro mil años de antigüedad se encontraron restos de estos productos con lo cual se demuestra su consumo por culturas como los Mayas, Aztecas e Incas, dejando de esta manera un importante legado alimentario ligado al consumo de los mismos. En países como Bolivia, Colombia, Argentina, México y Perú su consumo es algo muy común y arraigado a la dieta básica.

El consumo de quinoa y amaranto se inició en Europa hace relativamente pocos años, atraídos por la biodiversidad existente en otras regiones para proveer productos con un alto aporte nutricional. Francia tiene un consumo elevado de quinoa, mientras que en España todavía no se ha extendido mucho. Uno de los colectivos que mayor consumo de estos productos tiene, son los celíacos debido a que no contienen gluten y por ende se usan como sustitutos del trigo. En Europa y Estados Unidos se consumen en forma de granos integrales, copos, harinas generales, harinas integrales de amaranto tostado, amaranto reventado al estilo rosetas, polvos pregel de amaranto, aceites de amaranto, barras de cereal, panes de amaranto, tortillas de amaranto y maíz, entre otros.

La quinoa está reconocida por la Organización Mundial de la Salud como una gran fuente de nutrientes. Tanto que el año 2013 fue declarado el Año Internacional de la quinoa. Como ejemplos de sus diferentes usos y bondades, basta decir que la NASA aprovisiona a sus tripulantes con quinoa para misiones espaciales extendidas, debido a que es un alimento muy nutritivo. O que, además de su uso para alimentación humana, sirve como forraje para alimentación animal, debido a su valor nutritivo.

¿Sabías que uno de sus principales nutrientes son las proteínas?

Las proteínas son moléculas formadas por aminoácidos que son necesarias para el crecimiento del organismo y realizan funciones biorreguladoras (forman enzimas), de defensa del organismo (los anticuerpos son proteínas), homeostáticas (colaboran a regular el pH del organismo), entre otras.

¿Y dónde se pueden encontrar?

Las fuentes dietéticas que incluyen proteínas son la carne, huevos, legumbres, frutos secos, verduras y productos lácteos.
¿Sabías que nuestro organismo no es capaz de sintetizar todos los aminoácidos necesarios para su correcto funcionamiento?

Estos aminoácidos se conocen como “aminoácidos esenciales” y son diez; valina, leucina, isoleucina, fenilalanina, triptófano, metionina, treonina, histidina (esencial para el lactante), lisina, arginina (semiesencial).

Para que una proteína se considere completa debe contener todos los aminoácidos esenciales. Por eso, los alimentos que consumimos deben contenerlos, pero la mayoría de los alimentos contienen algunos de estos, siendo necesario por ello recurrir a realizar mezclas de alimentos, que en su conjunto cubran el aporte diario de estos aminoácidos.

Los alimentos que podemos mencionar cuyas proteínas son completas son la carne, el pescado, la soja, la espirulina, la quinoa y el amaranto, entre otros.

Ya existe una variedad muy amplia de productos que contienen quinoa y amaranto, y creemos que esta se puede ampliar mucho más si confiamos en las capacidades de centros de investigación como CARTIF que están en continua búsqueda de metodologías alternativas que ayuden a paliar distintos problemas, entre ellos la búsqueda de nuevas aplicaciones para productos tradicionales o la obtención de productos de alto valor añadido de materias primas y residuos agroalimentarios.

Recomendaciones del chef

Recomendaciones del chef

Existe un restaurante en Japón que obliga a sus clientes a pagar una multa en caso de dejar un solo grano de arroz en el plato. Se trata del restaurante Hachikyo, especializado en mariscos, que ofrece un plato, el tsukko meshi, consistente en huevas de salmón sobre una cama de arroz blanco. El restaurante informa a quiénes pidan este plato: “Las condiciones de trabajo de los pescadores son duras y peligrosas. Para mostrar nuestra gratitud y aprecio por la comida que ofrecen, está prohibido dejar un solo grano de arroz en el plato. Los clientes que no terminan su tsukko meshi deben dar su donación”

Este tipo de medidas tomadas por algunos restaurantes en diferentes partes del mundo, pretenden hacernos conscientes del desperdicio alimentario en el sector de la restauración, donde en el caso de España se llegan a tirar 63.000 toneladas de comida al año, un desperdicio que cuesta 255 millones de euros.

Un 21% del desperdicio en un restaurante se debe al deterioro de los productos, un 45% a la fase de preparación de la comida y un 34% se queda en los platos de los comensales (WRAP. 2013. “Overview of Waste in the UK Hospitality and Food Service Sector”).

Un restaurante que desee disminuir la cantidad de alimentos que tira a la basura tendrá, en primer lugar, que identificar en qué puntos se está desperdiciando. Una mala gestión de las compras o el mal almacenamiento y conservación de los productos, pueden derivar en grandes pérdidas de producto, económicas y de recursos (coste de la mano de obra que prepara comida que luego va a tirarse, energía desperdiciada en la preparación, conservación, etc).

Las prácticas de elaboración en el restaurante pueden ser un punto de mejora para disminuir la cantidad de alimentos que se tiran a la basura. Pelar, trocear, limpiar, cortar… son procesos de elaboración en los que la cantidad de producto que se tira puede ser muy importante si no se hace de manera eficiente utilizando los utensilios adecuados.

En cuanto al desperdicio asociado a las sobras que los clientes dejan en el plato, son el signo más evidente del despilfarro alimentario. Raciones demasiado grandes, guarniciones que no son consumidas deben ser una señal para que el restaurante tome la iniciativa y presente al cliente algunos cambios que, por otro lado, pueden ser muy atrayentes para un cliente concienciado, como por ejemplo:

  • Presentar en la carta diferentes tamaños de raciones, (ración entera, media ración, miniplatos, raciones para niños, etc)
  • Informar a los clientes del tamaño de las raciones antes de su elección.
  • Acompañar la carta del restaurante de fotos de los platos para que el cliente se haga idea del tamaño de las raciones.
  • Las guarniciones son un punto importante en el desperdicio. Se puede estudiar qué guarniciones son las que más dejan los clientes para proponer cambios. Un restaurante puede estar poniendo el mismo tipo de guarnición en diferentes platos, que al final un cliente va a dejar. O en el caso de guarniciones demasiado “elaboradas” en las que el cliente no sabe si son parte del plato o se han puesto como decoración.  Una opción podría ser servir la guarnición aparte y que el cliente se sirviera la cantidad que fuera a consumir o prescindir de ella.
  • En muchas ocasiones el cliente prescinde del postre a sabiendas de que no va a terminarlo, cuando posiblemente le apetecería probar una pequeña porción. Una solución podría ser ofrecer “minipostres” o “miniraciones”.
  • Uno de los alimentos que más se desperdicia en los restaurantes es el pan. En muchas ocasiones el servicio de pan incluye una ración individualizada, cuando el consumo de pan varía mucho de un cliente a otro, o del plato que se consuma. Se puede servir el pan en un cestillo en porciones pequeñas que el cliente consumirá en función de su apetito.

En los restaurantes tipo buffet el desperdicio por parte del cliente es mucho mayor, pues el cliente tiene acceso a un consumo ilimitado de comida, que fomenta el despilfarro de manera importante. En este tipo de establecimiento también se pueden llevar a cabo medidas que disminuyan el desperdicio como:

  • Utilizar platos y utensilios más pequeños en el momento de que el cliente se sirva, para que las raciones sean más pequeñas. No se limita la cantidad que el cliente puede consumir, pero los platos grandes fomentan que el cliente se sirva mucha comida en un principio que luego acabará en la basura.
  • No utilizar bandejas, porque incentivan a que el cliente se sirva gran cantidad de comida y diferentes platos que en muchos casos no terminará de consumir.
  • En algunos restaurantes ya hay carteles de sensibilización frente al problema del despilfarro, en los que se aconseja servirse la cantidad de comida que se vaya a consumir.

En otros países, para disminuir este despilfarro muchos restaurantes ofrecen a sus clientes un recipiente conocido como “doggy bag en el que se pueden llevar las sobras del plato. En España esta costumbre hasta ahora no ha tenido mucha aceptación por la vergüenza de los clientes a pedir las sobras, pero esta tendencia está cambiando gracias a clientes concienciados y preocupados por el desperdicio alimentario, y cada vez son más los restaurantes que ofrecen su propio doggy bag. La compañía cervecera San Miguel lanzó en 2012, en colaboración con restaurantes de Madrid y Barcelona la campaña “No lo tiro”, en la que animaban a los consumidores a pedir las sobras del plato.

Incluso existen restaurantes cuyo menú está elaborado únicamente con sobras, utilizando alimentos perecederos de supermercados o excedentes de granjas y huertas cercanas.

El sector de la hostelería presenta muchas oportunidades de mejora en este sentido, y entre gestores de restaurantes y clientes se puede conseguir de una manera importante reducir el desperdicio alimentario.

Green Manufacturing y Greenwashing

Green Manufacturing y Greenwashing

Más allá de pintar tu fábrica o tus productos de color verde

En la anterior entrada mencionamos dos iniciativas (una de IKEA y otra de Google) respecto a sus programas de sostenibilidad corporativa. Aunque estas dos empresas son casos únicos, no fácilmente extrapolables a otros sectores más relacionados con la “fabricación tradicional”, siguen siendo buenos ejemplos honestos de la tendencia que empieza a extenderse respecto a la preocupación medioambiental.

En un mundo cada vez más globalizado y competitivo, las preocupaciones medioambientales de los ciudadanos por el futuro de nuestro planeta no siempre son consideradas una prioridad por los legisladores. Afortunadamente, hoy los consumidores empiezan a demandar a las empresas un mayor compromiso con el medio ambiente. Los consumidores rechazan los productos o servicios más contaminantes e, incluso, están dispuestos a pagar más por los menos contaminantes. Ante este nuevo escenario, las compañías se están preocupando por mostrarse ante la comunidad lo más “verdes” posible. Pero no siempre se corresponde con la realidad, sino que se produce lo que los anglosajones llaman “greenwashing” y nosotros deberíamos traducir por “publicidad verde engañosa”.

Según la Wikipedia, el greenwashing es “un término que describe el uso engañoso de marketing verde para promover una percepción errónea de que las políticas o los productos de una compañía son adecuados desde el punto de vista medioambiental”.

Se puede decir que se está ante un caso de greenwashing cuando una compañía o una organización gasta más tiempo y dinero proclamando ser “verde” a través de la publicidad y el marketing que implementando prácticas y cambios de negocio que minimicen su impacto ambiental.

Vale, es otro tipo más de publicidad engañosa, ¿por qué éste representa un problema mayor?

Últimamente parece que todo se ha vuelto “ecológico”: los coches, las aerolíneas, las compañías, los comercios, los restaurantes…  Afortunadamente, en la mayoría de los casos, es una buena noticia. Sin embargo, es malo si es una práctica de greenwashing, y es malo para el medio ambiente, para los consumidores e incluso para el propio negocio que realiza la práctica.

  • Medio Ambiente: En el peor de los casos, esta práctica puede hacer que los consumidores en masa consuman productos o servicios completamente perjudiciales para el medio ambiente. En el mejor de los casos, esta práctica desplazará las ventas hacia referencias que no son ni mejores ni peores que otras para el medio ambiente.
  • Consumidores: A nadie le gusta que se aprovechen de uno, especialmente en temas económicos. La última cosa que desean los consumidores es gastar dinero extra en un producto o servicio pensando que es lo correcto para el medio ambiente, pero en realidad no lo es (o al menos no lo es tanto como la publicidad quiere hacerles creer).
  • Negocio/Mercado: Las compañías más avanzadas  están descubriendo que hacer lo correcto respecto al medio ambiente aumenta su rentabilidad en muchos casos. Es una pena, que a pesar de haber multitud de opciones para reducir el impacto medioambiental o mejorar sus productos y procesos, muchas empresas no hagan nada para ello. Incluso en los casos peores, algunas empresas simplemente emplean sus recursos en disfrazarse como empresas verdes. Sin embargo, a medida que aumenta el “entrenamiento” de los consumidores, estos empiezan a distinguir a las compañías honestas de las tramposas.

Tarde o temprano, la práctica del greenwashing les explotará en las manos, destrozando la reputación de la compañía y consecuentemente también sus ventas.

Vale, problemática entendida, ¿qué podemos hacer para erradicar esta práctica?

En 2008, la Universidad de Oregón creó el sistema GREENWASHING INDEX, en que cualquiera que lo desee puede enviar y valorar los reclamos publicitarios ecológicos . Los usuarios evalúan de forma justificada la veracidad de los anuncios en una escala de 1 a 5 donde el 1 significa sincero y el 5 significa falso.

En ese mismo año, la asociación británica Carbon Trust, lanzó su certificación Carbon Trust Standard, en la cual se incluyen protocolos de medida de reducción de impacto ambiental que impiden la tentación del greenwashing.

En España, no existen iniciativas similares. Algunas compañías voluntariamente están realizando Declaraciones Ambientales de Producto (o Environmental Product Declaration, EPD) de sus productos bajo la certificación ISO 14025, que obliga a utilizar metodologías certificadas y a publicar los resultados haciendo un verdadero ejercicio de transparencia medioambiental. Desafortunadamente, son casos meramente testimoniales.

En España, como ciudadanos-consumidores, aún no parece que estemos concienciados de que nuestro mayor poder para cambiar el mundo no es nuestro voto, sino nuestra cartera.

Otro posible ejemplo o indicador de dichas diferencias de mentalidad es la comparación de los efectos que el “Dieselgate” ha producido sobre las ventas de vehículos Volkswagen en España y en el Reino Unido.

Y tú, ¿conoces algún caso de greenwashing? ¿Qué porcentaje de sobrecoste estarías dispuesto a pagar por un producto o servicio más respetuoso con el medio ambiente?

Inspección visual automática de infraestructuras viarias

Inspección visual automática de infraestructuras viarias

¿Has pensado alguna vez quién decide cuándo hay que reparar una carretera o un túnel? Lo más habitual es que un operario, a pie, vaya anotando en un cuaderno los deterioros que ve y utilice estas anotaciones para determinar el estado de la infraestructura. En muchas ocasiones los operarios caminan por el arcén, mientras el tráfico circula normalmente a su alrededor, con el consiguiente peligro tanto para ellos como para los usuarios de la vía. Esta tarea resulta realmente monótona y repetitiva, provocando fatiga visual en los operarios, lo que hace difícil que obtengan unos grados de fiabilidad aceptables. Además, aunque la inspección visual cuando es realizada por operarios se adapta muy bien a nuevas situaciones, tiene un alto grado de subjetividad, lo que provoca que ante una misma situación dos operarios distintos, o el mismo operario en distintas ocasiones, ofrezcan resultados diferentes.

La aplicación de nuevas tecnologías para realizar estas inspecciones permite reducir estos riesgos, obtener resultados objetivos, incrementar la velocidad de inspección, y disponer de estos datos digitalizados. En definitiva, mejora las condiciones de trabajo de los operarios y la calidad de los resultados.

Entre las distintas variables que se necesita medir en las infraestructuras viarias, está el deterioro superficial. Para medir este deterioro, es preciso analizar la apariencia visual de la superficie. La tecnología que nos permite obtener está información son las cámaras. Pero debemos tener en cuenta que este tipo de superficies tiene unas peculiaridades que no nos permiten obtener los resultados deseados utilizando cámaras convencionales.

Este tipo de superficies se caracterizan por tener un ancho acotado y una longitud indeterminada, pero mucho mayor que su anchura, por lo que podríamos considerarlas superficies continuas. Las imágenes de estas superficies deben capturarse en movimiento y a la mayor velocidad posible para conseguir realizar la adquisición de forma eficiente. Para ello, aunque sería posible utilizar cámaras matriciales, es mucho más recomendable utilizar cámaras lineales. Una cámara lineal construye la imagen capturándola línea a línea, y por lo tanto construyendo una imagen continua en la dirección de avance. La cámara consta de un sensor lineal, que suele oscilar entre los 512 y los 12.000 píxeles, y para realizar la captura del objeto, éste debe desplazarse con respecto a la cámara, o bien la cámara debe desplazarse respecto al objeto.

La principal ventaja de utilizar una cámara lineal es que solo es necesario iluminar una delgada línea del objeto a inspeccionar. Gracias a ello, se reduce drásticamente la cantidad de energía necesaria y es más sencillo conseguir iluminar de forma homogénea la zona a inspeccionar. La iluminación de una línea se realiza fundamentalmente mediante fuentes de iluminación led que concentran la luz mediante ópticas en una línea del ancho deseado. Para conseguirlo, el sistema de iluminación debe encontrarse a la distancia adecuada del objeto a inspeccionar y debe alinearse con el sensor de la cámara con gran precisión. También son muy efectivas las fuentes de iluminación láser, con la ventaja de que concentran la luz a cualquier distancia. Por último, para sincronizar la adquisición de cada imagen con el desplazamiento de la superficie a inspeccionar respecto a la cámara, se utilizan codificadores incrementales, que generan un pulso cada vez que el vehículo de inspección se desplaza una distancia determinada, indicando a la cámara el instante exacto en el que debe adquirirse la línea de la imagen.

Detección de fisuras en túneles

Disponer de las imágenes de la superficie a inspeccionar, es por sí mismo de una gran utilidad para el gestor de la infraestructura. Sin embargo, lo que realmente le da un valor añadido al sistema de inspección, es la interpretación automática de las imágenes. Recordemos que el objetivo último es detectar la presencia de deterioros en la superficie y catalogarlos según su tipo. En muchas ocasiones resulta difícil separar automáticamente los defectos de la zona sin deterioro y además deterioros de un mismo tipo tienen una apariencia visual muy dispar.

Para lograr el correcto procesamiento de las imágenes se han desarrollado complejas técnicas de procesamiento de imágenes que caracterizan las anomalías en el dominio espacio-frecuencial.

En CARTIF, en colaboración con empresas del sector de la construcción, se ha abordado la inspección de estas superficies en diversos proyectos de investigación. En uno de ellos, por ejemplo, se ha desarrollado un vehículo de inspección para detectar deterioros en la superficie de la carretera. Por otro lado, se ha desarrollado una plataforma de inspección del recubrimiento de la superficie de túneles.

Los resultados obtenidos en la inspección son mostrados al usuario final, de tal manera que le permita tomar las decisiones oportunas y, fundamentalmente, determinar cuándo debe ser reparada la infraestructura.

¿Nadie le habló a WALL-E del contenedor amarillo?

¿Nadie le habló a WALL-E del contenedor amarillo?

En el año 2800, según nos contó la mágica Pixar®, el robot de limpieza WALL-E lleva cientos de solitarios años haciendo aquello para lo que fue construido: limpiar la Tierra de basura y recolectar cosas inservibles, en un planeta devastado y sin vida. Lo que no sabemos es si WALL-E conocía las bondades del reciclaje, la importancia de poder otorgar un segundo ciclo de vida a las cosas y, sobre todo, si sabía que el plástico que recogía en su día a día debía llevarlo al contenedor amarillo. Y es que, quizás, alguien debería haberle contado a WALL-E que los plásticos son materiales valiosos y se caracterizan por tener un interesante potencial para ser reciclados, muchas veces sin perder valor ni propiedades funcionales.

La producción masiva de plásticos se generalizó en los años 50 y ha aumentado exponencialmente en los últimos años (Plastics Europe, 2015). Además, y según la web de AEMA, cerca de un tercio de la producción actual se debe a envases desechables que se abandonan al cabo de un año aproximadamente.

«Una Europa que utilice eficazmente los recursos» es una de las siete iniciativas emblemáticas que forman parte de la estrategia Europa 2020. Y utilizar eficazmente los recursos plásticos post-consumo implica poder reciclarlos, bien sea:

  • Químicamente, rompiendo las moléculas de los residuos plásticos para dar origen nuevamente a materia prima básica que puede ser utilizada para fabricar nuevos plásticos vírgenes, o
  • Mecánicamente, a través de diferentes procesos físicos en los que los residuos plásticos se vuelven a poner en circulación para su reutilización, tras una serie de etapas que pueden comprender acopio, lavado, separación, molido, aglutinado etc …

¿Y por qué es tan importante hacerlo? Echad un vistazo a los siguientes datos, extraídos del nuevo informe del World Economic Forum publicado el pasado mes de enero, sobre el futuro de los plásticos:

  • Se estima que actualmente existen en el mar 150 millones de toneladas de plástico.
  • La producción de plástico se ha multiplicado por 20 en los últimos 50 años y se triplicará en los próximos 30 años, pudiendo alcanzar las 1.124 toneladas.
  • Los residuos plásticos representan más del 12 % del total de residuos sólidos urbanos, en comparación con el 1 % de 1960.
  • El 95 % del valor material de los embalajes plásticos se pierde después de un solo uso.
  • Si los componentes de los productos que se fabrican se reutilizaran y no acabasen siendo residuos, se ahorrarían 625 M€.
  • Si se pusieran en fila todas las botellas de agua que se consumen en EE.UU en una sola semana, darían cinco vueltas al planeta.

Mientras caminamos hacia un escenario futuro en el que disminuya progresivamente la necesidad de plástico virgen, debemos trabajar en investigar, desarrollar y optimizar nuevas técnicas de reciclado, mejorando sus tasas de eficacia.

En entradas anteriores ya os hemos hablado de la importancia de la concienciación y de la responsabilidad individual, así que aprender a reciclar y reutilizar desde nuestros hogares puede ser un buen punto de partida para ello. Y qué mejor manera de comenzar que con los más pequeños.

Con esta intención y en colaboración con el Ayuntamiento de Valladolid, hemos organizado el próximo domingo 24 de abril un evento dirigido al público infantil, en el marco del proyecto LIFE COLRECEPS, con el objetivo de concienciar sobre el reciclado del poliestireno expandido, más conocido como corcho blanco.

En el evento se creará una escultura de poliestireno sostenible, en forma de mosaico, a partir de unos trozos de corcho pintados para la ocasión por los niños que participen… ¡y habrá premio! El objetivo es demostrar que, gracias a tecnologías como la que se está desarrollando en este proyecto, los plásticos pueden tener infinitas vidas y no tienen por qué estar condenados a terminar en un vertedero.

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