No es por enfado, que conste. Es que el tema de la calidad del airenos interesa mucho en CARTIF. Hace unas semanas asistimos a una jornada titulada “Soluciones técnicas para la reducción de emisiones procedentes de la movilidad”, celebrada en el MAGRAMA. El panel de ponentes lo formaban profesionales relacionados con el sector de la movilidad, en su más amplio sentido, y todos ellos comentaron experiencias, soluciones técnicas, problemas y retos para el futuro.
Como sacamos varias conclusiones al respecto y escuchamos muchos datos que precisan ser gritados a los cuatro vientos (aunque no sean exactamente melodías para nuestros oídos), inauguramos con esta entrada una serie de dos posten los que os contaremos lo que allí se dijo (parte I) y cuestionaremos nuestros derechos como ciudadanos (parte II)… ¿será tal nuestro estado de bienestar?
Pero comencemos por el principio. La jornada se abrió recordando los efectos que tiene la mala calidad del aire urbano. Este es un tema que, no por duro, tiene que dejar de ser recordado, porque va nuestra salud en ello. Fijaos en este dato: en España, en 2013, murieron de forma prematura 33.200 personas por efectos de la mala calidad del aire urbano (de un total de 390.419) y 491.000 en la EU-28.
Con un comienzo de jornada tan directo, y sin perder de vista que no hay ni un ápice de exageración en ello, os contamos algunas de las reflexiones que siguieron:
1. En las ciudades se están implantando Planes de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) que tienen como objetivo mejorar la movilidad y hacerla más sostenible, o lo que vendría a ser lo mismo: reducir el transporte individual con vehículos de motor de combustión. Aquí la conclusión fue unánime: se debería pedir a los Ayuntamientos que intentasen ser más ambiciosos en sus medidas y que uno de los ejes principales de su política fuera mejorar la calidad del aire urbano. Parece claro que fundamentalmente serán necesarias medidas de gestión. ¿Conocéis una de las iniciativas del reciente alcalde de Londres? Pues eso.
2. Parece claro que las nuevas tecnologías para la gestión del tráfico y el fomento del uso compartido de los vehículos son y serán una ayuda para el problema de la movilidad, pero su impacto actual es muy limitado. Legislemos entonces para el bien de todos.
3. ¡Cómo no! apareció el “caso Volkswagen”. Se afirmó que está claro que la industria del automóvil ha implementado en los últimos años una serie de mejoras en los vehículos que han supuesto una importante reducción en los consumos y de gases contaminantes (sin entrar a valorar las irregularidades al respecto). Pero siguen haciendo falta mejoras.
4. Hasta el momento y atendiendo a las cifras de ventas, los vehículos de combustibles y tecnologías alternativas no suponen una competencia económica frente a los convencionales. Una vez más, incentivar la investigación y el desarrollo puede ser la clave.
5. Es necesario un mayor control del estado real de los vehículos que circulan y la identificación de los denominados “vehículos grandes contaminantes”. En la jornada se mencionaba que ya hay publicaciones concluyentes sobre el hecho de que, porcentajes relativamente pequeños de vehículos, son responsables de porcentajes altos de las emisiones, y no solamente entre los vehículos más antiguos.
Está claro que en todas estas jornadas se transmiten mensajes de tranquilidad a los ciudadanos, pero bajo nuestro punto de vista, hay que ser taxativos y dejar claro que la contaminación del aire urbano la causan fundamentalmente los vehículos con motor de combustión y las calefacciones. Y esto nos conduce directamente al análisis de la actividad diaria de los ciudadanos.
Redes sociales, wearables y videojuegos se han instalado en nuestras vidas desde hace unos años y ocupan gran parte de nuestro ocio, permitiendo nuevas formas de relacionarnos con nuestros familiares y amigos. Forman parte de las denominadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), pilar de un nuevo concepto de salud: la eSalud que da sentido al uso de estas tecnologías con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la eSalud como “el empleo de información y tecnologías de comunicación para un mejor control de la salud; por ejemplo, para el tratamiento de determinados pacientes, fomentar la investigación, crear herramientas para la educación de estudiantes, hacer screaning en diversas enfermedades”. Los principales participantes de la eSalud, pacientes (ePaciente) y médicos (eDoctor), son conscientes de que la tecnología puede mejorar el rendimiento de los sistemas sanitarios y hacen uso de ella para su beneficio.
El objetivo de la eSalud es centrar la atención del sistema sanitario en las necesidades específicas del ciudadano proporcionando e intercambiando información de forma que los pacientes, profesiones y gestores de la saludaporten conocimientos a la cadena asistencial con el objetivo de fomentar la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento especializado.
Los principales servicios que nos proporciona la eSalud son: telemedicina, teleasistencia, consultas on-line, gestión telemática, monitorización y tratamientos a domicilio y la gestión de big data que la gestión de la salud conlleva. Esto acerca a profesionales, pacientes y gestores aligerando las gestiones, evitando desplazamientos y reduciendo recursos, a la vez que se mejora el servicio.
Las nuevas tecnologías, redes sociales, blogs especializadas, wikis, podcasts, vídeos, servicios de mensajería, videojuegos, wearables, etc, de los cuales conocemos su parte lúdica y social, permiten el intercambio de información y conocimiento, aspecto básico en eSalud, través de:
Comunidades de pacientes en las que compartir experiencias, hablar de una enfermedad, tratamientos y recursos disponibles. Los pacientes se sienten acompañados.
Comunidades de profesionales, donde compartir experiencias, conocimientos, enfoques, dudas, puntos de vista, etc.
Redes de salud que ponen en contacto a los pacientes con los profesionales y proporcionan información útil a los usuarios. Suelen incluir servicios de valoración, testimonios, consejos, recomendaciones, etc.
Fuentes de información sobre salud con publicaciones a disposición de pacientes y profesionales que informan sobre los últimos avances e informan sobre aspecto de la salud.
Comunicación directa a través de las últimas tecnologías (videoconferencia, chat, blogs, foros, etc.) que hacen posible la teleasistencia, y permiten al paciente y al profesional mantener una relación fluida.
Monitorización del paciente y sus tratamientos; uso de aplicaciones y dispositivos wearables que permita realizar un seguimiento continuo de las condiciones de salud de los pacientes sobre todos los crónicos y evaluar, motivar y guiar en sus tratamientos.
Los tratamientos y monitorización del estado de salud de pacientes crónicos requieren el seguimiento de profesionales. Hasta ahora requerían la necesidad de acudir al centro de salud de manera presencial. Las aplicaciones móviles, wearables y videojuegos permiten que el propio paciente pueda realizar sus pruebas en su domicilio, proporcionando a los profesionales los datos necesarios para realizar las evaluaciones oportunas sin necesidad de acudir a consulta, reduciendo costes, aumentado la tasa de monitorización y aumentado la adherencia al tratamiento.
Está claro que la eSalud ofrece muchas ventajas pero, ¿es accesible para todo el mundo?La base de la eSalud son las TICs y por tanto es necesario controlar su funcionamiento. No todas las personas dominan estas tecnologías. Las personas de mayor edad son las que más dificultad tienen en el acceso a Internet, por lo que hay un hándicap que superar para que puedan formar parte de la eSalud. Además, suelen tener recelos a los cambios y prefieren no cambiar.
Por tanto, aunque la eSalud facilita el intercambio de conocimiento, adherencia a los tratamientos reduciendo costes y aumentando el conocimiento de pacientes y profesionales, tardará años en generalizarse como herramienta, ya que su implantación no depende sólo de la tecnología sino de la actitud de las personas ante ella.
Hace unos años, el fotógrafo Peter Menzel visitó diferentes países del mundo con el objetivo de fotografiar a familias de esos países con los alimentos que consumían de manera habitual durante una semana. De aquel trabajo surgió el libro Hungry Planet, donde además de reflejar los gustos, preferencias y cultura alimentaria de cada país, nos hace ver la realidad de nuestro mundo, en el que millones de personas sufren hambre y malnutrición, mientras en otros países crecen los porcentajes de obesidad tratándose ya como una epidemia y se desperdician alimentos en grandes cantidades.
El gasto que una familia hace en su cesta de la compra es muy diferente entre los países que refleja Menzel. En algunos, como Chad, sobreviven con poco más de un dólar a la semana, mientras que en otros, los excesos de calorías y alimentos evidencian el derroche que hacemos en nuestros países. A este derroche contribuimos desperdiciando mucha de la comida que compramos y consumimos en nuestros hogares.
En esta ocasión he tomado las fotografías de Menzel para cerrar con este post la serie que comenzamos sobre el desperdicio alimentario, hoy hablando sobre el desperdicio alimentario en los hogares.
Según datos de la UE, el desperdicio en los hogares alcanza el 42% del total de alimentos desperdiciados, siendo España el séptimo país que más comida desperdicia con 7,7 millones de toneladas. En 2013 Hispacoop publicó un estudio avalado por el Instituto Nacional de consumo en el que se señaló que en España el desperdicio medio por hogar es de 1,3 kg/semana. Según datos de este estudio los alimentos que más se tiran son los formados por el grupo de pan, cereales, y otros alimentos de pastelería, (19,3%), después las frutas y verduras (16,9%), la leche, yogures, quesos y otros derivados lácteos (13,3%), y las pastas, arroces y legumbres (13,2%). Entre todos estos grupos los hogares suman el 62,6% de los alimentos desperdiciados.
El gran motivo: las sobras en la comida Los alimentos sobrantes de las comidas son el principal motivo por el que se tiran los alimentos en los hogares, (86,5%), bien porque no calculamos correctamente las raciones, bien porque no planificamos los menús correctamente.
Tenemos que recuperar recetas y buscar cómo aprovechar estas sobras. Nuestro recetario está lleno de platos que han nacido como recetas de aprovechamiento: croquetas, ropa vieja, las riquísimas torrijas, etc. Todas ellas han surgido del ingenio de cocineros, cocineras y, sobre todo, de amas de casa, que han buscado la manera de aprovechar restos de pan, carne, verduras y darles una segunda oportunidad en buenísimos platos.
Detrás de las sobras, el deterioro de los alimentospor una mala conservación o por almacenarlos en exceso es el siguiente motivo para desechar alimentos en los hogares españoles.
Tendemos a guardar lo que ha sobrado de la comida con la intención de utilizarlo para una comida posterior, pero luego no planificamos bien, o dejamos que se nos estropee, para finalmente, acabar en el cubo de basura.
Planifica, cocina y reutiliza Para reducir este desperdicio en nuestros hogares debemos comenzar por una buena planificación. Desde pensar el menú semanal y los alimentos que necesitamos confeccionarlo, hasta pensar qué vamos a hacer con los alimentos sobrantes que podamos tener. Conocer el menú semanal nos ayudará a saber qué cantidades e ingredientes necesitamos previamente, para no comprar en exceso y así evitar que algunos de estos alimentos acaben deteriorados, o comprar alimentos que ya tenemos en la despensa. Cuando hagamos la compra debemos fijarnos en la fecha de caducidad o consumo preferente de los alimentos, comprobando que entra dentro de nuestra planificación.
En el momento de cocinar, debemos ajustar las cantidades de ingredientes al número de personas que vayan a comer, utilizando utensilios de cocina que nos ayuden a calcular las raciones siempre de la misma manera. Se puede calcular para cocinar más cantidad si se tiene una intención clara, como congelar lo sobrante para una comida posterior planificada, pero esto hay que tenerlo en cuenta.
Como consumidores, tenemos que tomar conciencia del desperdicio alimentario para adoptar nuevos hábitos que supongan un cambio global en el problema de la gestión sostenible de alimentos y disminuir el derroche entre todos.
Intentemos que, efectivamente, en nuestros hogares no se tire nada.
“Por Todos los Santos, a más tardar, el trigo has de sembrar”. “Por Santa Lucía, si sembraras, no cogerías”. Estos refranes recogen el saber popular sobre el mejor momento para realizar la siembra, aunque los agricultores nunca se hayan fiado ciegamente de ellos sino que han hecho uso de su conocimiento para saber cuándo la tierra tiene el tempero necesario para la sementera.
En los tiempos que corren, sin olvidar la perenne exposición a las heladas y sequías intempestivas, la sabiduría popular aplicada a la agricultura se ha visto comprometida por los nuevos cultivos, las nuevas políticas, la mayor competencia por los recursos hídricos, la creciente sensibilización frente al uso de fitosanitarios, por la despoblación del medio rural, la competencia con otros países y las políticas de los que intermedian entre el agricultor y el consumidor. Por todas estas razones, la agricultura se ve sometida a las mismas exigencias de optimización de procesos y mejora del rendimiento que cualquier otra actividad económica.
La optimización y mejora del rendimiento agrícola puede beneficiarse de los avances tecnológicos en los campos de las TIC (tecnologías de la información y comunicaciones) y de IoT (internet de las cosas en sus siglas en inglés). Todas estas tecnologías hacen referencia a la posibilidad de generar, procesar y aprovechar los datos procedentes de un proceso agrícola, generados tanto por sensores como por registros de la actividad.
Cuando se accede a los datos a través de Internet, se procesan en la nube y se consigue algún tipo de autonomía en el proceso hablamos de Internet de las cosas porque, en este caso, tenemos que una parcela, un sistema de riego o una cosechadora están ellas mismas conectadas a Internet, no su operador. Veamos algunos ejemplos.
Un sistema de riego se puede automatizar mediante sensores de humedad enterrados en el suelo. Cuando la medida de la humedad presente en el suelo alcanza un umbral crítico fijado por el agricultor, el sistema de riego se activa automáticamente y está en funcionamiento hasta que se restituye el nivel de humedad óptimo. Si se trata de una parcela grande se puede usar una red de sensores y el sistema de riego puede aplicar diferentes caudales en función de la necesidad de cada parte de la parcela. El sistema se puede perfeccionar si recibe predicciones meteorológicas, ya que si se prevén precipitaciones se puede valorar si merece la pena aplazar el riego. En este caso, el agricultor recibiría la información en su teléfono y tomaría la decisión de activar el sistema de riego o de esperar a la lluvia. Además, la actividad de riego quedaría registrada automáticamente en el sistema de gestión de la finca. En este caso se tiene un sistema de riego que de manera parcialmente autónoma mantiene la humedad necesaria en la tierra consumiendo las cantidades de agua y energía mínimas.
Otro ejemplo podría ser una cosechadora equipada con un sensor capaz de registrar los kilogramos de grano recogidos en cada metro cuadrado. Al finalizar la cosecha se dispondría de un mapa de producción de la parcela que podría ser utilizado en la temporada siguiente por el tractor que se encargue de distribuir abono. Al llegar a los lugares marcados en el mapa como de menor producción, la abonadora aumentaría automáticamente la dosis en una cantidad decidida por el agricultor después de haber estudiado la situación. Además, el momento del abono habría sido decidido de manera automática teniendo en cuenta variables ambientales y su evolución prevista. Esta manera de trabajar permitiría optimizar el uso de abono y registrar automáticamente toda la información en el sistema de gestión de la finca y en el cuaderno de campo, aumentando así el rendimiento agrícola. En el caso de una cooperativa, la información podría ser procesada en la nube, de manera que se pudiera tener un conocimiento exacto de la evolución de la campaña y se pudiera usar esa información para anticiparse a diferentes necesidades y prever el resultado de la cosecha.
Mediante estas técnicas basadas en sensores, en el procesamiento de los datos generados por ellos y en el acceso a las parcelas, máquinas y datos través de internet es posible mejorar el rendimiento de la actividad agrícola y cubrir las lagunas que pudieran haber aparecido en la sabiduría popular.
Más del 40% de las viviendas de Europa superan los 50 años y presentan serias deficiencias energéticas. Ante esta situación, los distintos países han ido desarrollando acciones para impulsar la rehabilitación energética de edificios con el fin mejorar el confort térmico de estas viviendas. De esta manera, también se contribuye a reducir el consumo energético y las emisiones de CO2 a la atmósfera a la vez que se consigue reactivar la economía y crear nuevos puestos de trabajo. Por otro lado, la implementación de medidas para conseguir eficiencia energética, supone una mejoría directa para el colectivo que habita en el edificio, que gana en confort a la vez que ve reducido el coste energético e incrementado el valor patrimonial del inmueble.
No es fácil proporcionar un número exacto del potencial de este nicho de negocio de la eficiencia energética ya que las estimaciones realizadas difieren en función de los escenarios considerados en los distintos informes realizados sobre este tema. Como referencia, cabe citar los empleos anuales cuantificados en el marco de la Estrategia para la Rehabilitación Energética en el Sector de la Edificación en España (Tabla: Informe GTR 2014: Estrategia para la rehabilitación. Claves para transformar el sector de la edificación en España), que estima cifras en torno a 97.000 y 141.000 entre los años 2014 y 2020. Sin embargo, pese a las grandes ventajas de este sector, el inicio de un proyecto de estas características para conseguir eficiencia energética no es sencillo debido a las barreras de índole no tecnológica. Esto explica por qué en la mayoría de los países europeos sólo se ha alcanzado una tasa de renovación anual del 1%.
Algunas razones para las barreras no tecnológicas:
1. La falta de financiación que permita hacer frente a los elevados gastos iniciales de una rehabilitación integral del edificio es una de las barreras más importantes y, en muchos casos, insuperable, dada la dificultad que tienen las empresas para conseguir un crédito de las entidades financieras. ¿Por qué? Generalmente, por la falta de conocimiento y la percepción de riesgo de los bancos hacia este tipo de actuaciones
2. También, en muchos casos, quienes residen en este tipo de viviendas rechazan las intervenciones. En ocasiones porque son personas con bajos recursos económicos, pero las más de las veces, por la dificultad de entender que se trata de una inversión, con un retorno a largo plazo y que se consigue a través de una reducción de los costes en la factura energética y la revalorización de la vivienda.
3. También hay que mencionar que, pese al desarrollo de normativas que favorecen conseguir la eficiencia energética en edificios, en este ámbito existen también muchos obstáculos que superar ya que hoy en día el marco regulatorio está disperso y gestionado por diferentes niveles y sectores de la administración lo cual complica la movilización de la inversión.
En el caso concreto de España, la situación de crisis vivida ha dificultado este proceso de transformación de los edificios, ya que existe una reticencia especial de los bancos hacia las empresas de la construcción. Por otro lado, se exigen avales a los propietarios con el fin de solventar la posible morosidad que pueda surgir dentro de la comunidad de vecinos. Por tanto, la rehabilitación de un edificio o distrito depende en muchos casos de la capacidad económica de las empresas inversoras, así como de la inversión pública. También cabe destacar en el caso español, la regulación en contra de las energías renovables y el autoconsumo.
Pero, en realidad, la clave del éxito de estas intervenciones está en que este tipo de negocio ha de ser rentable, tanto para las empresas como para los usuarios. A día de hoy, en muchos países es necesaria la participación público-privada que permita desarrollar un esquema financiero adecuado. También se logra atraer a los futuros clientes a través de un modelo ESCO, en el que se paga la inversión a través de los ahorros energéticos.
Existen otros muchos mecanismos innovadores y su aceptación y viabilidad varía en cada caso por la diversidad cultural, el tipo de régimen de propiedad (privado, público o en renta) y el tipo de vivienda (vivienda unifamiliar o en régimen de comunidad de propietarios). La identificación del modelo de negocio y esquema financiero más adecuado para cada caso es uno de los mayores retos de hoy en día y en estas líneas se está trabajando.
¿Sabías que el cacao aumenta la actividad mental? Vamos a descubrir y comprobar científicamente el increíble poder de lo que tenemos en la despensa.
Con estas palabras anunciaba Alberto Chicote el especial “Superalimentos”, emitido el pasado 28 de marzo de 2016 en Antena 3. En cuanto lo vi pensé: ¡no me lo pierdo! Mientras lo veía, tengo que reconocer que atravesé por ciertos momentos de sudor frío en los que pensaba: ¡¡Ay madre, que se están viniendo arriba!!
El programa, según los índices de audiencia, fue un éxito, y por una parte me alegro porque muestra el interés de los españoles por una alimentación saludable (más allá del fútbol, o la vida en directo de personas) y por otra, porque da una idea del enorme potencial que tendría la televisión para aumentar los conocimientos en nutrición de la población.
Debemos aprender a comunicar ciencia de forma didáctica y entretenida (como hizo el programa de Chicote), pero siempre bajo la estricta mirada de la evidencia científica.
Después de vivir unos años locos pregonando los efectos milagrosos de los alimentos, la publicación del Reglamento (CE) 1924/2006 relativo a las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos cambia radicalmente el escenario anterior, prohibiendo atribuir a ningún alimento un efecto beneficioso sin fundamento científico y sin que esté expresamente autorizado.
En este caso, voy a dedicar la entrada de hoy a verificar brevemente la ciencia que hay detrás de los efectos que en el programa se atribuían a los 10 “superalimentos“. En el programa se aseguraba que:
“El aceite de oliva virgen extra fortalece los huesos y elimina grasas” “El cacao refuerza los dientes y agiliza la mente”. “El pescado azul es bueno contra el estrés” “El café evita la fatiga al volante” “Las naranjas retrasan el envejecimiento” “La pasta aumenta el rendimiento deportivo” “El tomate previene de quemaduras solares” “El brócoli protege la vista del sol” “Las pasas favorecen la recuperación muscular” “Las legumbres reducen el colesterol”
La siguiente tabla recoge, por un lado, los supuestos “superalimentos” y los beneficios divulgados en televisión y por otro, los principios activos que aportan dichos alimentos, los efectos beneficiosos aceptados científicamente por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) y si a día de hoy se autoriza informar a los consumidores europeos sobre dichos beneficios.
Efectivamente, existe evidencia científica de que los alimentos seleccionados tienen ciertos efectos beneficiosos aunque la palabra “superalimento” no me parece acertada porque puede dar la idea de que son “milagrosos” y luego pasa que empezamos hacer cosas raras como la “dieta del brócoli” o comer 2 kg de naranjas al día como elixir de la eterna juventud.
Al observar la tabla podemos concluir que:
Llama la atención que, existiendo efectos saludables reconocidos de estos alimentos, en el programa de televisión se exponen “otros efectos” que no cuentan con evidencia científica.
En el caso de las legumbres, por su contenido en fitoesteroles, podríamos admitir que “contribuyen a mantener los niveles normales de colesterol” pero no que “reducen el colesterol”.
Científicamente, los efectos sobre el estado de alerta y la concentración relacionados con el consumo de cafeína están demostrados. Sin embargo, en Europa no se ha autorizado dar publicidad a estos efectos para evitar un consumo excesivo de café o bebidas con cafeína. Para más información sobre la cafeína podéis consultar el siguiente póster elaborado por EFSA.