Todos los días nos enfrentamos en el supermercado a la decisión de comprar un producto u otro, a lo que, inconscientemente, y según los expertos, dedicamos unos 6 segundos. Si nos fijamos exclusivamente en aspectos nutricionales, los fabricantes deben ser capaces de trasmitir que su producto ofrece ventajas respecto a los productos de la competencia para finalmente convertirse en el elegido. Así, mediante el etiquetado nutricional los fabricantes nos informan sobre los nutrientes que nos aporta un alimento (nutrition claims) e incluso sobre sus posibles efectos en la salud (health claims).
Desde el punto de vista del consumidor, el etiquetado nutricional le permitiría elegir con conocimiento de causa un producto, favoreciendo incluso que pueda modificar su comportamiento o conducta alimentaria. Hasta el momento, a nivel europeo se han diseñado distintos modelos para que la información nutricional llegue de forma sencilla a los consumidores como el uso de la Cantidad Diaria Orientativa (CDO, o en inglés GDA), el semáforo nutricional, distintos símbolos o logos de salud, etc. Sin embargo, no parece que lo estemos consiguiendo, ya que estudios relacionados con el etiquetado siguen mostrando que para casi la mitad de las personas (44 %) esta información es difícil de entender.
Teniendo en cuenta que en el Reino Unido más de dos tercios de la población tienen sobrepeso u obesidad, la Royal Society for Public Health insiste en la imperiosa necesidad de plantear medidas innovadoras relacionadas con el etiquetado, capaces no solo de aportar información, sino de modificar el comportamiento de los consumidores. Y para ello, proponen informar de las calorías de los alimentos desde una perspectiva totalmente distinta. Así, en lugar de indicar las calorías que aporta un alimento, se indicará la actividad física necesaria para gastar esas calorías, es decir la “actividad equivalente”.
En principio, tengo que reconocer que esta propuesta de etiquetado me ha sorprendido gratamente porque ofrece una referencia fácil de entender para todos e incita a la reflexión sobre el equilibrio necesario entre las calorías que se consumen y las que se gastan. Pero lo mejor, es que esta iniciativa utiliza el refuerzo positivo, de forma que nos anima a iniciarnos en la actividad física en lugar de dejar de comer ciertos alimentos. De esta manera, creo que será posible influir en la conducta alimentaria de los consumidores y en su estilo de vida. Lo que entiendo es que ahora el mensaje que llegará al cerebro será: “quemarás esos ricos mantecados de Portillo con el sudor de tu frente” en lugar de “si te comes esos mantecados vivirán en tu cuerpo para siempre”.
Otra propuesta de etiquetado que procede de la misma entidad británica se basa en incluir fotos con la cantidad de azúcar o de sal que lleva un alimento. Desde luego, el impacto de leer que una bebida incorpora 60 g de azúcar no es el mismo que estar viendo que equivalen a 15 terrones de azúcar ¿verdad?
A todas las propuestas que como estas son brillantes por su sencillez y transparencia, voy a bautizarlas como “ideas de etiqueclaro”, y espero poder recoger muchas para contarlas en este blog.
La realidad aumentada (RA) es una tecnología que poco a poco se está abriendo paso en nuestra vida diaria. A grandes rasgos, consiste en incorporar información digital a la realidad que tenemos ante nuestros ojos por medio de la superposición en tiempo real de esta información sobre la imagen que proporciona nuestro dispositivo, ya sea un smartphone, una tablet o unas smart glasses.
Por tanto, para acceder a esta tecnología no es necesario disponer de dispositivos especiales. Gracias al desarrollo de la tecnología, equipos de los que todo el mundo dispone, como los citados antes, pueden ser el instrumento que permita acceder al mundo de la realidad aumentada. Sí que es cierto que en los últimos años están surgiendo dispositivos como las smart glasses que están adaptados de forma específica a este tipo de aplicaciones y permiten proporcionar una mejor experiencia al usuario al dejarle libertad de movimientos de sus manos.
Es de esperar que, con el desarrollo de nuevas aplicaciones, este tipo de dispositivos vaya entrando en el sector del consumo de forma generalizada, comoya ha ocurrido con otros wearables como los relojes inteligentes o las pulseras de actividad.
Existen muchas aplicaciones de realidad aumentada y son muy variadas. La mayor parte de ellas están orientadas al ocio y al turismo. Hay aplicaciones que, con solo hacer una foto a un monumento o una obra de arte, te pueden proporcionar información acerca del mismo, su historia, o curiosidades como imágenes de su aspecto en el pasado.
Continuamente están surgiendo aplicaciones relacionadas con el ocio, la movilidad, el marketing y la publicidad, que incluyen contenidos adicionales que permiten mejorar e incrementar la experiencia del usuario. Estos contenidos pueden ser de lo más variado, incluyendo textos explicativos, enlaces a documentación auxiliar, vídeos, imágenes, indicaciones para la localización de lugares o eventos, etc.
Igualmente están surgiendo aplicaciones para su utilización en campos profesionales, como la arquitectura, para mostrar diseños y maquetas a escala; marketing y ventas, con catálogos que incluyen códigos QR para visualizar contenidos adicionales; medicina o educación, en las que se presenta innumerables oportunidades para la ampliación de contenidos mediante vídeos, tutoriales o ejemplos, que permitan aprender de forma más amena y didáctica.
Los entornos industriales también están empezando a ser un importante campo de aplicación de la realidad aumentada. La mayoría de los expertos prevé que la implantación a gran escala en el ámbito industrial tendrá lugar en los próximos tres a cinco años como una tecnología cada vez más sólida.
CARTIFparticipa en algunos proyectos que aplican la RA a los trabajos de mantenimiento en la industria. Mediante la utilización de unas smart glasses, los técnicos tienen la posibilidad de desempeñar su trabajo como han hecho siempre, ya que disponen de total libertad para emplear sus manos, y al mismo tiempo pueden acceder, por ejemplo, a las hojas de especificaciones técnicas de un determinado equipo, a los planos de una instalación, o al historial de averías de una máquina. También sería posible guiar al operario de mantenimiento en la realización de una determinada tarea, indicándole los pasos a realizar y chequeando cuándo y cómo los ha realizado. De la misma manera, podrían ser muy útiles en la formación de los operarios noveles para la realización de dichas tareas, o incluso para el seguimiento y evaluación del desempeño de los operarios por parte de sus responsables.
Existen ya ejemplos que muestran cómo estos dispositivos inteligentes están causando un gran impacto en el mundo empresarial.
• El operador logístico DHL aumentó un 25% la eficiencia de recogida en sus almacenes desde que proporcionó gafas de RA a sus trabajadores. La herramienta les señalaba la ruta más rápida hacia los paquetes y también servía como escáner de códigos de barras.
• Airbus, el fabricante de aviones, descubrió que el tiempo que los empleados necesitaban para señalizar y realizar perforaciones concretas en determinadas piezas era seis veces menor y su tasa de error se redujo a cerogracias a las instrucciones precisas que proporcionaban las gafas inteligentes. En este caso, la RA consigue mejorar la calidad del trabajo, y reduce tanto el número de fallos como el entrenamiento necesario para realizar una labor.
El futuro de la RA es ahora y se va a incorporar a nuestra vida diaria a medida que las personas la acepten como un elemento cotidiano. Cuando se popularice, se multiplicarán las aplicaciones que la utilizan, y lo que ahora es algo novedoso al alcance de unos pocos será algo común al alcance de la mayoría.
Todos conocemos el gran esfuerzo que realizan las autoridades para reducir los accidentes. Pero, a pesar de ello, existen factores incontrolables como la formación de hielo sobre la superficie de la calzada.
Para afrontar este problema cada comunidad autónoma emplea su propio protocolo de vialidad invernal, que consiste en definir las zonas y épocas de mayor riesgo, coordinando los distintos medios para combatir el hielo con toneladas de fundentes (sal, salmuera, etc.). La principal consecuencia de este procedimiento es su considerable impacto medioambiental.
¿Qué pasaría si propusiéramos calentar las carreteras con suelo radiante? La respuesta sería unánime: ¡es inviable, el coste es altísimo! Pero si dijéramos: se podrían salvar muchas vidas y podríamos reducir el uso de fundentes, la cosa cambiaría. Por lo tanto, el reto que tenemos por delante es definir soluciones de calentamiento puntuales en las zonas más peligrosas de las carreteras, donde la posibilidad de salvar vidas es mayor, y en las zonas con un ecosistema más sensible, donde los productos fundentes son más dañinos.
Calentar la calzada mediante suelo radiante no es una solución nueva. Ya existen soluciones similares aplicadas en grandes puentes y aeropuertos, cuyo elevado coste no es un impedimento para su implantación. En general, estas soluciones son muy caras, tanto en su fase de desarrollo como en su fase de funcionamiento. Su objetivo es derretir el hielo a base de emplear grandes cantidades de energía.
Por lo tanto, el siguiente reto que tenemos por delante es conseguir un sistema más económico y con una eficiencia energética mayor. Esto sólo se podrá alcanzar si se aborda el problema desde distintos frentes.
Para empezar el punto clave es evitar la formación del hielo, reduciendo así drásticamente la cantidad de energía necesaria para derretirlo. Pero ¿cómo? Desarrollando algoritmos inteligentes predictivos que nos indiquen la probabilidad de formación de hielo a corto plazo. Estas técnicas deberán basarse en un buen sistema de monitorización que permita conocer las condiciones climatológicas a pie de carretera, así como las condiciones de temperatura en el interior del asfalto, generalmente mediante sensores embebidos en la mezcla bituminosa. Esta monitorización se tiene que centrar en los parámetros reales que influyan en la formación del hielo sobre la superficie de la calzada.
Otro punto importante en el que hay que profundizar es en las mezclas bituminosas empleadas en la calzada, tanto desde el punto de vista del ligante como de la mezcla.
Se buscan ligantes que minimicen el impacto de las bajas temperaturas en las prestaciones de las mezclas, garantizando así un buen comportamiento, y que a su vez tengan propiedades fundentes. Para ello se emplean betunes modificados con polímeros y betunes mejorados con caucho. Parámetros de la mezcla como los huecos serán otro factor a tener en cuenta en el diseño de estas instalaciones.
El siguiente factor por decidir es la fuente de energía que tendrá que realizar el aporte calorífico al fluido de la instalación. Comenzar a calentar el asfalto antes de que se produzca la formación del hielo implica que los requisitos energéticos sean menores que los necesarios para derretir el hielo. Esto permite que la energía geotérmica sea una firme candidata.
Por último, hay que definir las características y distribución de los tubos, el dimensionamiento de la instalación, los espesores de las mezclas y otros muchos factores que se deberán incluir en la fase de redacción del proyecto constructivo de una carretera.
Todo ello bajo las fuertes restricciones impuestas por los factores constructivos y los requisitos de confort en la conducción.
En CARTIF trabajamos en estas líneas de investigación con el fin de alcanzar este objetivo. En colaboración con Eiffage, Euroestudios, Cepsa y la Universidad de Oviedo, hasta el momento los resultados obtenidos son muy esperanzadores.
No es por enfado, que conste. Es que el tema de la calidad del airenos interesa mucho en CARTIF. Hace unas semanas asistimos a una jornada titulada “Soluciones técnicas para la reducción de emisiones procedentes de la movilidad”, celebrada en el MAGRAMA. El panel de ponentes lo formaban profesionales relacionados con el sector de la movilidad, en su más amplio sentido, y todos ellos comentaron experiencias, soluciones técnicas, problemas y retos para el futuro.
Como sacamos varias conclusiones al respecto y escuchamos muchos datos que precisan ser gritados a los cuatro vientos (aunque no sean exactamente melodías para nuestros oídos), inauguramos con esta entrada una serie de dos posten los que os contaremos lo que allí se dijo (parte I) y cuestionaremos nuestros derechos como ciudadanos (parte II)… ¿será tal nuestro estado de bienestar?
Pero comencemos por el principio. La jornada se abrió recordando los efectos que tiene la mala calidad del aire urbano. Este es un tema que, no por duro, tiene que dejar de ser recordado, porque va nuestra salud en ello. Fijaos en este dato: en España, en 2013, murieron de forma prematura 33.200 personas por efectos de la mala calidad del aire urbano (de un total de 390.419) y 491.000 en la EU-28.
Con un comienzo de jornada tan directo, y sin perder de vista que no hay ni un ápice de exageración en ello, os contamos algunas de las reflexiones que siguieron:
1. En las ciudades se están implantando Planes de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) que tienen como objetivo mejorar la movilidad y hacerla más sostenible, o lo que vendría a ser lo mismo: reducir el transporte individual con vehículos de motor de combustión. Aquí la conclusión fue unánime: se debería pedir a los Ayuntamientos que intentasen ser más ambiciosos en sus medidas y que uno de los ejes principales de su política fuera mejorar la calidad del aire urbano. Parece claro que fundamentalmente serán necesarias medidas de gestión. ¿Conocéis una de las iniciativas del reciente alcalde de Londres? Pues eso.
2. Parece claro que las nuevas tecnologías para la gestión del tráfico y el fomento del uso compartido de los vehículos son y serán una ayuda para el problema de la movilidad, pero su impacto actual es muy limitado. Legislemos entonces para el bien de todos.
3. ¡Cómo no! apareció el “caso Volkswagen”. Se afirmó que está claro que la industria del automóvil ha implementado en los últimos años una serie de mejoras en los vehículos que han supuesto una importante reducción en los consumos y de gases contaminantes (sin entrar a valorar las irregularidades al respecto). Pero siguen haciendo falta mejoras.
4. Hasta el momento y atendiendo a las cifras de ventas, los vehículos de combustibles y tecnologías alternativas no suponen una competencia económica frente a los convencionales. Una vez más, incentivar la investigación y el desarrollo puede ser la clave.
5. Es necesario un mayor control del estado real de los vehículos que circulan y la identificación de los denominados “vehículos grandes contaminantes”. En la jornada se mencionaba que ya hay publicaciones concluyentes sobre el hecho de que, porcentajes relativamente pequeños de vehículos, son responsables de porcentajes altos de las emisiones, y no solamente entre los vehículos más antiguos.
Está claro que en todas estas jornadas se transmiten mensajes de tranquilidad a los ciudadanos, pero bajo nuestro punto de vista, hay que ser taxativos y dejar claro que la contaminación del aire urbano la causan fundamentalmente los vehículos con motor de combustión y las calefacciones. Y esto nos conduce directamente al análisis de la actividad diaria de los ciudadanos.
Redes sociales, wearables y videojuegos se han instalado en nuestras vidas desde hace unos años y ocupan gran parte de nuestro ocio, permitiendo nuevas formas de relacionarnos con nuestros familiares y amigos. Forman parte de las denominadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), pilar de un nuevo concepto de salud: la eSalud que da sentido al uso de estas tecnologías con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la eSalud como “el empleo de información y tecnologías de comunicación para un mejor control de la salud; por ejemplo, para el tratamiento de determinados pacientes, fomentar la investigación, crear herramientas para la educación de estudiantes, hacer screaning en diversas enfermedades”. Los principales participantes de la eSalud, pacientes (ePaciente) y médicos (eDoctor), son conscientes de que la tecnología puede mejorar el rendimiento de los sistemas sanitarios y hacen uso de ella para su beneficio.
El objetivo de la eSalud es centrar la atención del sistema sanitario en las necesidades específicas del ciudadano proporcionando e intercambiando información de forma que los pacientes, profesiones y gestores de la saludaporten conocimientos a la cadena asistencial con el objetivo de fomentar la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento especializado.
Los principales servicios que nos proporciona la eSalud son: telemedicina, teleasistencia, consultas on-line, gestión telemática, monitorización y tratamientos a domicilio y la gestión de big data que la gestión de la salud conlleva. Esto acerca a profesionales, pacientes y gestores aligerando las gestiones, evitando desplazamientos y reduciendo recursos, a la vez que se mejora el servicio.
Las nuevas tecnologías, redes sociales, blogs especializadas, wikis, podcasts, vídeos, servicios de mensajería, videojuegos, wearables, etc, de los cuales conocemos su parte lúdica y social, permiten el intercambio de información y conocimiento, aspecto básico en eSalud, través de:
Comunidades de pacientes en las que compartir experiencias, hablar de una enfermedad, tratamientos y recursos disponibles. Los pacientes se sienten acompañados.
Comunidades de profesionales, donde compartir experiencias, conocimientos, enfoques, dudas, puntos de vista, etc.
Redes de salud que ponen en contacto a los pacientes con los profesionales y proporcionan información útil a los usuarios. Suelen incluir servicios de valoración, testimonios, consejos, recomendaciones, etc.
Fuentes de información sobre salud con publicaciones a disposición de pacientes y profesionales que informan sobre los últimos avances e informan sobre aspecto de la salud.
Comunicación directa a través de las últimas tecnologías (videoconferencia, chat, blogs, foros, etc.) que hacen posible la teleasistencia, y permiten al paciente y al profesional mantener una relación fluida.
Monitorización del paciente y sus tratamientos; uso de aplicaciones y dispositivos wearables que permita realizar un seguimiento continuo de las condiciones de salud de los pacientes sobre todos los crónicos y evaluar, motivar y guiar en sus tratamientos.
Los tratamientos y monitorización del estado de salud de pacientes crónicos requieren el seguimiento de profesionales. Hasta ahora requerían la necesidad de acudir al centro de salud de manera presencial. Las aplicaciones móviles, wearables y videojuegos permiten que el propio paciente pueda realizar sus pruebas en su domicilio, proporcionando a los profesionales los datos necesarios para realizar las evaluaciones oportunas sin necesidad de acudir a consulta, reduciendo costes, aumentado la tasa de monitorización y aumentado la adherencia al tratamiento.
Está claro que la eSalud ofrece muchas ventajas pero, ¿es accesible para todo el mundo?La base de la eSalud son las TICs y por tanto es necesario controlar su funcionamiento. No todas las personas dominan estas tecnologías. Las personas de mayor edad son las que más dificultad tienen en el acceso a Internet, por lo que hay un hándicap que superar para que puedan formar parte de la eSalud. Además, suelen tener recelos a los cambios y prefieren no cambiar.
Por tanto, aunque la eSalud facilita el intercambio de conocimiento, adherencia a los tratamientos reduciendo costes y aumentando el conocimiento de pacientes y profesionales, tardará años en generalizarse como herramienta, ya que su implantación no depende sólo de la tecnología sino de la actitud de las personas ante ella.
Hace unos años, el fotógrafo Peter Menzel visitó diferentes países del mundo con el objetivo de fotografiar a familias de esos países con los alimentos que consumían de manera habitual durante una semana. De aquel trabajo surgió el libro Hungry Planet, donde además de reflejar los gustos, preferencias y cultura alimentaria de cada país, nos hace ver la realidad de nuestro mundo, en el que millones de personas sufren hambre y malnutrición, mientras en otros países crecen los porcentajes de obesidad tratándose ya como una epidemia y se desperdician alimentos en grandes cantidades.
El gasto que una familia hace en su cesta de la compra es muy diferente entre los países que refleja Menzel. En algunos, como Chad, sobreviven con poco más de un dólar a la semana, mientras que en otros, los excesos de calorías y alimentos evidencian el derroche que hacemos en nuestros países. A este derroche contribuimos desperdiciando mucha de la comida que compramos y consumimos en nuestros hogares.
En esta ocasión he tomado las fotografías de Menzel para cerrar con este post la serie que comenzamos sobre el desperdicio alimentario, hoy hablando sobre el desperdicio alimentario en los hogares.
Según datos de la UE, el desperdicio en los hogares alcanza el 42% del total de alimentos desperdiciados, siendo España el séptimo país que más comida desperdicia con 7,7 millones de toneladas. En 2013 Hispacoop publicó un estudio avalado por el Instituto Nacional de consumo en el que se señaló que en España el desperdicio medio por hogar es de 1,3 kg/semana. Según datos de este estudio los alimentos que más se tiran son los formados por el grupo de pan, cereales, y otros alimentos de pastelería, (19,3%), después las frutas y verduras (16,9%), la leche, yogures, quesos y otros derivados lácteos (13,3%), y las pastas, arroces y legumbres (13,2%). Entre todos estos grupos los hogares suman el 62,6% de los alimentos desperdiciados.
El gran motivo: las sobras en la comida Los alimentos sobrantes de las comidas son el principal motivo por el que se tiran los alimentos en los hogares, (86,5%), bien porque no calculamos correctamente las raciones, bien porque no planificamos los menús correctamente.
Tenemos que recuperar recetas y buscar cómo aprovechar estas sobras. Nuestro recetario está lleno de platos que han nacido como recetas de aprovechamiento: croquetas, ropa vieja, las riquísimas torrijas, etc. Todas ellas han surgido del ingenio de cocineros, cocineras y, sobre todo, de amas de casa, que han buscado la manera de aprovechar restos de pan, carne, verduras y darles una segunda oportunidad en buenísimos platos.
Detrás de las sobras, el deterioro de los alimentospor una mala conservación o por almacenarlos en exceso es el siguiente motivo para desechar alimentos en los hogares españoles.
Tendemos a guardar lo que ha sobrado de la comida con la intención de utilizarlo para una comida posterior, pero luego no planificamos bien, o dejamos que se nos estropee, para finalmente, acabar en el cubo de basura.
Planifica, cocina y reutiliza Para reducir este desperdicio en nuestros hogares debemos comenzar por una buena planificación. Desde pensar el menú semanal y los alimentos que necesitamos confeccionarlo, hasta pensar qué vamos a hacer con los alimentos sobrantes que podamos tener. Conocer el menú semanal nos ayudará a saber qué cantidades e ingredientes necesitamos previamente, para no comprar en exceso y así evitar que algunos de estos alimentos acaben deteriorados, o comprar alimentos que ya tenemos en la despensa. Cuando hagamos la compra debemos fijarnos en la fecha de caducidad o consumo preferente de los alimentos, comprobando que entra dentro de nuestra planificación.
En el momento de cocinar, debemos ajustar las cantidades de ingredientes al número de personas que vayan a comer, utilizando utensilios de cocina que nos ayuden a calcular las raciones siempre de la misma manera. Se puede calcular para cocinar más cantidad si se tiene una intención clara, como congelar lo sobrante para una comida posterior planificada, pero esto hay que tenerlo en cuenta.
Como consumidores, tenemos que tomar conciencia del desperdicio alimentario para adoptar nuevos hábitos que supongan un cambio global en el problema de la gestión sostenible de alimentos y disminuir el derroche entre todos.
Intentemos que, efectivamente, en nuestros hogares no se tire nada.