La Planificación de los usos del suelo clave en la transición ecológica

La Planificación de los usos del suelo clave en la transición ecológica

El cambio climático y la degradación medioambiental representan una de las mayores amenazas, no solo de la Unión Europea, sino del mundo. De hecho, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres ha afirmado que «la crisis climática es un código rojo para la humanidad y, en consecuencia, es necesario una acción climática urgente y coordinada antes de que sea demasiado tarde». Esto implica trabajar en la definición de estrategias efectivas de adaptación y mitigación hacia una sociedad climáticamente neutra y resiliente, superando para ello el actual enfoque de silo a favor de uno sistémico para evaluar los impactos, riesgos e interacciones del cambio climático en todos los sectores o sistemas (e.g. los sistemas climático, energético o terrestre).

Un sistema consiste en un conjunto integrado de elementos interrelacionados que trabajan juntos e interactúan dentro de un marco socioeconómico complejo. En particular, el sistema terrestre (Land System), recientemente reconocido como uno de los límites del planeta en riesgo de ser sobrepasado, es el resultado de la interacción humana con el entorno natural, por lo que abarca todos los procesos y actividades relacionadas con el uso humano del territorio, incluidas las inversiones socioeconómicas, tecnológicas y organizativas, así como los beneficios obtenidos de la misma (e.g. alimentos, materiales, energía, vivienda, etc.) e incluso, los impactos socio-ecológicos no deseados de las actividades sociales, como por ejemplo la degradación de la biodiversidad o la pobreza energética entre otros.

En los últimos años, la ciencia del sistema terrestre (land system science) ha pasado de enfocarse en la observación del cambio y la comprensión de los impulsores de éstos, a enfocarse en explotar esa mejor comprensión para diseñar estrategias sostenibles a través de la participación de los actores clave y en el concepto de planificación territorial y de los usos del suelo. Por lo tanto, está claro que una mejor comprensión de los impulsores, el estado, las tendencias y los impactos de los diferentes sistemas ayuda a revelar cómo los cambios en el sistema terrestre afectan al funcionamiento del sistema socio-ecológico en su conjunto, así como las compensaciones que estos cambios pueden representar. Por tanto, gracias a la interrelación entre el sistema terrestre y el resto de los sistemas críticos en la lucha contra el cambio climático, la ordenación del territorio se perfila como una herramienta clave e incluso crítica, en la transición ecológica.

Como puede imaginar, la planificación de los usos del suelo no es un concepto nuevo, la regulación de los usos del territorio puede haberse originado hace unos 4000 años en las ciudades de adobe de Mesopotamia; sin embargo, a partir de la década de 1980, las prácticas de planificación de los usos del suelo han cambiado hacia un enfoque integral y participativo, involucrando expertos en planificación, tomadores de decisiones e incluso ciudadanos.

Especialmente relevante en la transición ecológica, es la planificación de los usos del suelo en las ciudades, ya que la dinámica de las ciudades, consumiendo recursos ilimitados (el 75% del consumo de los recursos naturales tiene lugar en las ciudades), es insostenible y excede la capacidad de algunas variables esenciales de los ecosistemas.

Función guía de la sostenibilidad urbana. Fuente: Rueda, S. (1995)

Salvador Rueda1, propuso considerar la ciudad como un ecosistema (formado por elementos interrelacionados entre los cuales hay organismos bilógicos), evaluando su eficiencia como la relación entre el consumo de recursos (E), el número de personas jurídicas urbanas (n) (actividades económicas, instituciones, equipamientos y asociaciones) y valor de la diversidad de personas jurídicas, también denominada complejidad urbana (H).

De acuerdo con esto, los esfuerzos en la planificación de las ciudades deben centrarse en establecer un nuevo modelo urbano siguiendo los principios del urbanismo ecosistémico: incrementando la compacidad y complejidad urbana en su organización de los usos del suelo, asegurar un uso eficiente de los recursos (metabolismo urbano) y asegurando una mayor cohesión social.

En CARTIF, trabajamos en el desarrollo de modelos (a diferentes escalas), herramientas y soluciones para apoyar este enfoque sistémico en la transición hacia un uso sostenible del suelo, guiando los procesos de toma de decisiones de ordenación territorial y en la evaluación integral de soluciones de adaptación y mitigación al cambio climático. Por ejemplo, en el proyecto eParcero trabajamos en el soporte de la ordenación territorial identificando parcelas con potencial para determinados usos del suelo (e.g. desarrollo industrial, energético,etc.) mientras que en el proyecto RENERMap, desarrollamos modelos para la identificación de parcelas con potencial energético renovable (e.g. energía eólica, solar o geotérmica) que contribuyan a la descarbonización del sistema energético de nuestra comunidad autónoma, integrando en todos los casos, datos geoespaciales climáticos, ambientales y sociales en la planificación territorial.

planificación usos del suelo

Específicamente, el proyecto RethinkAction (GA 101037104) coordinado por CARTIF, tiene como objetivo ofrecer una plataforma de evaluación integrada para simular y evaluar soluciones basadas en la planificación territorial y de los usos del suelo a escala local, europea y global a lo largo del tiempo. A nivel local, se definirá una metodología pan-europea para el desarrollo de modelos dinámicos aplicados en los 6 casos de estudio (ejemplos representativos de los impactos del cambio climático), mediante el uso de métodos de modelado dinámico como Dinámica de Sistemas (DS) o el Modelado basado en agentes (ABM) junto con herramientas GIS.


1 Rueda, S. (1995) Ecología Urbana, Editorial Beta.

El potencial de la IA para la industria de proceso y su sostenibilidad

El potencial de la IA para la industria de proceso y su sostenibilidad

El impacto de la Inteligencia Artificial (IA) es altamente reconocido como uno de los motores clave de la revolución industrial digital junto con los datos y la robótica 1 2. Para aumentar el desarrollo de una IA que sea factible práctica y económicamente en los sectores industriales, necesitamos aplicaciones de IA con interfaces más simples, que no requieran una mano de obra altamente cualificada. Estas aplicaciones de IA deben tener una vida útil más larga y que requiera un mantenimiento menos especializado (por ejemplo, para el etiquetado de datos, entrenamiento, validación…)

Lograr una implementación efectiva de tecnologías de IA confiables dentro de la industria de proceso requiere una comprensión coherente de cómo estas diferentes tecnologías se complementan e interactúan entre sí en el contexto de los requisitos específicos del dominio que requieren los sectores industriales3.Las industria de proceso deben aprovechar el potencial de la innovación basada en IA, dentro del impulso de la transformación digital, como facilitador clave para alcanzar los objetivos del Green Deal y la esperada transición verde y digital necesaria para una evolución completa hacia la economía circular.

Uno de los retos más importantes para el desarrollo de soluciones innovadoras en la industria de proceso es la complejidad, inestabilidad y imprevisibilidad de sus procesos y el impacto en sus cadenas de valor. Estas soluciones normalmente requieren: funcionar en condiciones adversas, bajo cambios en los valores de los parámetros del proceso, falta de monitoreo/medición consistente de algunos parámetros importantes para analizar el comportamiento del proceso y que son difíciles de medir en tiempo real. A veces, dichos parámetros solo están disponibles a través de análisis de control de calidad en laboratorios que son los responsables de vigilar la trazabilidad del origen y calidad de materias primas, materiales y productos.

Para las aplicaciones basadas en IA, estas restricciones son más críticas, ya que la IA requiere (generalmente) una cantidad considerable de datos de alta calidad para asegurar el rendimiento del proceso de aprendizaje (en términos de precisión y eficiencia). Además, obtener datos de alta calidad, generalmente requiere una participación intensiva de expertos humanos para curar (o incluso crear) datos en un proceso que requiere mucho tiempo. Asimismo, un proceso de aprendizaje supervisado requiere el etiquetado/clasificación de ejemplos de entrenamiento por parte de expertos en el dominio, lo que hace que una solución de IA pueda no ser rentable.

Minimizar (tanto como sea posible) la participación humana en el ciclo de creación de la IA implica algunos cambios fundamentales en la organización de su ciclo de vida, especialmente desde el punto de vista de lograr una IA más autónoma, lo que conduce al concepto de self-X-AI4. Para lograr tal comportamiento autónomo para cualquier tipo de aplicación, generalmente se necesita dotar de habilidades avanzadas (denominadas self-X en inglés y traducidas como auto-X) como las propuestas para la computación autonómica (AC, del inglés Autonomic Computing)5:

Habilidades self-X de computación autonómica

Auto-Configuración: (para facilitar la integración de nuevos sistemas de adaptación al cambio)
Auto-Optimización: (control automático de recursos para un funcionamiento óptimo)
Auto-Recuperación: (detección, diagnóstico y reparación para corrección de errores)
Auto-Protección: (identificación y protección de ataques de una manera proactiva)

Por lo tanto, el paradigma de la computación autonómica puede ayudar en muchas tareas de IA a través de una gestión adecuada 6 7 . En este escenario, la IA actúa como el sistema de procesamiento inteligente y el gestor autonómico ejecuta continuamente un ciclo de Monitoreo-Análisis-Planificación-Ejecución basado en el conocimiento (MAPE-K) del sistema IA controlado, con el objetivo de desarrollar una aplicación IA auto-mejorada.

De hecho, estas nuevas aplicaciones de (self-X) IA serán, hasta cierto punto, autogestionadas para mejorar su propio rendimiento de forma incremental5. Esto se realizará mediante el ciclo de adaptación, que permita «aprender haciendo» utilizando el modelo MAPE-K y las habilidades self-X propuestas por la computación autonómica. El proceso de mejora debe basarse en la capacidad de auto-optimización continua (por ejemplo, ajuste de hiperparámetros en el aprendizaje automático). Además, en el caso de tener problemas en el funcionamiento de un componente de Inteligencia Artificial, el administrador autonómico debe activar las habilidades de auto-configuración (por ejemplo, elección del método de IA), auto-reparación (por ejemplo, detección de desviación del modelo entrenado) y auto-protección (por ejemplo, generar datos artificiales para mejorar los modelos entrenados) según sea necesario, basado en el conocimiento del sistema IA.

En tan solo unas semanas, CARTIF iniciará un proyecto con la ayuda de otras organizaciones expertas en IA y empresas líderes de varios sectores de la industria de proceso Europea para abordar estos desafíos y cerrar la brecha entre la IA y la automatización. El proyecto propone un enfoque novedoso para actualizar de forma continua aplicaciones de IA con una mínima intervención de expertos, a partir de una integración de datos para IA, y proporcionando capacidades de computación autonómica (self-X). La idea principal es permitir la actualización continua de las aplicaciones de IA mediante la integración de datos industriales del mundo físico con una intervención humana reducida.

Os informaremos en futuros posts de los avances que realizaremos con esta nueva generación de aplicaciones IA auto-mejoradas para la industria.


1 Processes4Planet, SRIA 2050 advanced working version

EFFRA, The manufacturing partnership in Horizon Europe Strategic Research and Innovation Agenda.

3 https://www.spire2030.eu/news/new/artificial-intelligence-eu-process-industry-view-spire-cppp

Alahakoon, D., et al. Self-Building Artificial Intelligence and Machine Learning to Empower Big Data Analytics in Smart Cities. Inf Syst Front (2020). https://link.springer.com/article/10.1007/s10796-020-10056-x

5 Sundeep Teki, Aug 2021, https://neptune.ai/blog/improving-machine-learning-deep-learning-models

6 Curry, E; Grace, P (2008), “Flexible Self-Management Using the Model–View–Controller Pattern”, doi:10.1109/MS.2008.60

7 Stefan Poslad, Ubiquitous Computing: Smart Devices, Environments and Interactions, ISBN: 978-0-470-03560-3

¡Larga vida a las baterías!

¡Larga vida a las baterías!

Desde el smartphone que llevamos a diario, la tablet o el ordenador portátil, hasta cualquier otra herramienta eléctrica portátil que usamos en nuestro día a día llevan implícito el uso de un sistema de acumulación de energía eléctrica, o lo que comúnmente se conoce como baterías, en este caso baterías recargables.

Pero, ¿sabemos realmente qué es una batería, qué contiene o cómo se pueden recuperar los materiales que la hacen funcionar?

Muchas veces el desconocimiento de nuestro entorno nos provoca una mala gestión de algunos de los elementos que nos rodean cuando llegan al final de su vida útil.

Antes de conocer estos detalles, ¿sabrías decirme cuántos tipos de baterías existen en la actualidad?. Hablamos de las Níquel Metal Hidruro, Níquel Cadmio o nos centramos en las de Litio-Ion, ¿ahora mismo en boca de todos?

  • Las Níquel Cadmio se utilizan principalmente para alimentar ordenadores portátiles, teléfonos móviles e inalámbricos y algunas variedades de juguetes, pero cada vez se usan menos.
  • Las Níquel Metal Hidruro son una variedad de pilas menos perjudiciales para el medio ambiente y con una vida útil más larga.
  • Las de Litio-Ion son las baterías con mayor capacidad de almacenamiento de energía en comparación con las dos anteriores y las que actualmente más se están utilizando.

Si bien, este post se podría alargar tanto como tomos tienen algunas de las enciclopedias, aquellas que cogen polvo en nuestras estanterías de casa, la idea inicial es la de poder conocer un poco mejor las baterías de Litio-Ion y el por qué es necesario atender a la recuperación de sus materiales al final de su vida útil.

Para entender la importancia de esta necesidad de materiales se debe conocer la dependencia de materias primas que sufre nuestro continente europeo, materias primas críticas como las que encontramos en las actuales baterías de Litio-Ion como son el cobalto, níquel, litio o manganeso. Muchos de estos materiales están concentrados en lugares muy concretos del planeta, lo que crea una mayor dependencia de estos.

Bien, ya sabemos que existen diferentes tipos de materiales dentro de las baterías de Litio-Ion, pero vamos a complicarlo un poco más, pues no solo existe un tipo de batería de Litio-Ion, sino que, según su aplicación, hablamos de diferentes químicas, es decir, los componentes que conforman las diferentes celdas de las baterías se basan en distintos materiales, cantidades y concentraciones, así como diferentes morfologías. Estos diferentes, digamos modelos, están cambiando desde su invención a finales de los años 90, ya sea debido a esa dependencia de materias primas o a los avances tecnológicos. Podemos contar con hasta 6 tipos distintos de modelos de baterías de Litio-Ion. Y por si lo estabas pensando, si, esto complicará su reciclaje.

Fuente: https://enrd.ec.europa.eu/news-events/news/committing-climate-neutrality-2050-commission-proposes-european-climate-law-and_en

Ya hemos asumido que somos dependientes en cuanto a materias primas pero, además, tenemos que añadir la tendencia a la descarbonización de nuestro sistema energético, que principalmente en el sector transporte está tendiendo hacia el vehículo eléctrico, que como ya sabemos, usa baterías de Litio-Ion. El objetivo de Europa es el de alcanzar la neutralidad del carbono en 2050.

Volviendo a la pregunta inicial, ya sabemos qué materiales conforman una batería y que existen muchos tipos de estas, pero además sabemos de la necesidad de nuestra comunidad europea en cuanto a la reutilización de estos materiales, por lo tanto, tendremos que recuperar dichos materiales al final de la vida útil de las baterías de Litio-Ion, pero, ¿cómo se hace?

Existen a día de hoy 3 grandes métodos para el reciclaje de dichas baterías denominados pirometalurgia, hidrometalurgia y reciclaje directo, cuya influencia sobre la cadena de valor es la siguiente:

  • Pirometalurgia: proceso de fundición a alta temperatura, que suele constar de 2 pasos: primero, las baterías se queman en una fundición, donde se descomponen los compuestos y se queman los materiales orgánicos, como el plástico y el separador; después se generan nuevas aleaciones mediante la reducción del carbono de las cenizas.
  • Hidrometalurgia: en este proceso, la recuperación de materiales se logra mediante una química acuosa, a través de la lixiviación en disoluciones ácidas (o básicas) y su posterior concentración y purificación, mediante evaporación o separación del disolvente. La pureza y calidad de los metales extraídos se suele diferenciar en función de esa última etapa de purificación del proceso.
  • Reciclaje Directo: método de recuperación propuesto para reacondicionar y recuperar directamente los materiales activos de las baterías, conservando su estructura original.

Si atendemos a la neutralidad del carbono, el primer método dejará de ser viable a largo plazo, pues conlleva una serie de emisiones de gases de efecto invernadero asociadas, por lo que las vías más sostenibles serán la hidrometalurgia y el reciclaje directo.

Quizá termines siendo dueño de una empresa de generación de electricidad

Quizá termines siendo dueño de una empresa de generación de electricidad

Pensabas que nunca iba a pasar, pero estás viendo cómo pasa. Tu mundo patas arriba a una velocidad inesperada. Los ecologistas nos anunciaban un mundo diferente acorde a sus creencias, pero resulta que al final van a ser los fríos escépticos de la hoja Excel los que lo van a hacer. La guerra en Ucrania ha provocado una crisis energética, y ya veremos si no será también alimentaria, que no solo nos trae precios muy altos de la energía, sino que también podría provocar carestías de gas, petróleo y sus derivados.

Estamos viendo que para resolver esta situación se está proponiendo apurar los recursos del subsuelo europeo, sobre todo el gas de esquisto, y aumentar la capacidad de generación basada en la fisión nuclear. Todas estas medidas podrían servir para aliviar la crisis energética, aunque no parece que a estas alturas esté dispuesto a desentenderse de las emisiones de gases de efecto invernadero y de sustancias contaminantes. Así que es probable que no veamos mucha ruptura hidráulica, seguramente sí veremos más reactores nucleares y, sobre todo, es posible que veamos un fortalecimiento de las políticas de eficiencia energética y generación renovable que la Unión Europea lleva tiempo promoviendo. Y no será por cuestiones ecologistas, sino simplemente para mantener un sistema económico que no nos devuelva al siglo XVIII.

El sol y su hijo, el viento, aumentarán su peso en el sistema eléctrico con más rapidez de la esperada si no se interrumpe el acceso a las materias primas necesarias para fabricar los generadores. El almacenamiento de energía puede que se desarrolle con intensidad y terminemos familiarizándonos con el hidrógeno como lo hicimos en el pasado con el butano. Pero seguramente a lo que más nos cueste acostumbrarnos sea a las nuevas figuras que surgirán en la gestión del sistema energético.

Las comunidades de energía son una de las novedades que ya van tomando forma en España. Aunque todavía no son frecuentes, ya hay varios ejemplos de agrupaciones de personas que se unen para generar y gestionar la energía que consumen. El abaratamiento de los paneles fotovoltaicos favorece su instalación en los tejados domésticos, con lo que se consigue que la generación y el consumo estén cercanos. La gestión de la energía se puede hacer desde la nube gracias a Internet y empresas especializadas pueden ofrecer este servicio a las comunidades. El hidrógeno y las baterías parecen llamados a ser el medio de almacenamiento de energía, aunque dependerá del coste y de la disponibilidad de las materias primas. El Internet de las cosas permitirá gestionar la flexibilidad de la demanda dentro de la comunidad. Parece que empieza a ser posible que un grupo más o menos grande de ciudadanos constituyan su propia compañía de generación de electricidad.

Pero para que estas empresas participativas, este capitalismo a escala humana, sean posibles hay que vencer algunos obstáculos. Y dejando de lado reticencias ante el cambio, el más importante es el coste de poner en marcha una de estas comunidades. Se están haciendo grandes esfuerzos para comprender las motivaciones1 de las personas para ponerlas en marcha2, pero puede que no se esté poniendo el mismo empeño en diseñar los modelos de negocio que harían que fueran económicamente viables.

Se nos pueden ocurrir algunos modelos de negocio para las comunidades de energía. Si la comunidad genera su propia energía y la reparte entre sus miembros, estos se ahorrarán al menos los peajes de transporte que se cobran en la factura convencional. Otro posible negocio sería la venta de los excedentes de energía, pero la normativa vigente impone limitaciones a la distancia a la que puede llegar a estar el comprador. La flexibilidad de la demanda también podría dar lugar a un modelo de negocio basado en proveer a la red de distribución de servicios auxiliares, pero esto no es sencillo. Si se intentara hacer a través de los mercados de balance la normativa impone valores mínimos de potencia que para muchas comunidades será difícil alcanzar. Además, hay que tener en cuenta que no se puede interaccionar con la red sin cumplir toda una serie de complejas normas técnicas. Se hace necesaria la figura de un agregador independiente, que ya se prevé en la normativa en vigor, pero que no se encuentra desarrollada en su totalidad y que tendría que encargarse de intermediar entre la comunidad y la red eléctrica. Estos problemas se podrían solucionar si existieran mercados locales de energía o mercados de flexibilidad, pero en España se encuentran en estado embrionario y todavía llevará un tiempo verlos en funcionamiento.

Pero, a pesar de estas carencias, el actual panorama de crisis energética junto con las directivas que llegan de la Unión Europea impulsarán el desarrollo de comunidades de energía. El problema será encontrar los recursos para hacerlo. Las administraciones y los fríos escépticos de las hojas Excel a los que se les ocurran modelos de negocio innovadores puede que tengan la última palabra.


1 https://socialres.eu/

2 LocalRES. https://www.cartif.es/localres/

Monitorizando el efecto del patrimonio cultural y natural como motor para la regeneración de las zonas rurales

Monitorizando el efecto del patrimonio cultural y natural como motor para la regeneración de las zonas rurales

El patrimonio cultural y natural, según la definición de la UNESCO, es una fuente irremplazable de vida e inspiración. Las zonas rurales de Europa representan ejemplos extraordinarios de patrimonio cultural, tanto el tangible como el intangible, y patrimonio natural. Pero este patrimonio no solo debe ser salvaguardado sino que se debe promover su uso como motor para el crecimiento, la competitividad y el desarrollo sostenible e inclusivo1. Según el Plan PAHIS 20202, en los últimos años se ha profundizado en la llamada Economía del Patrimonio Cultural, de acuerdo con los criterios actuales que establecen que los bienes patrimoniales no deben percibirse como una carga o un gasto, sino como un recurso capaz de generar desarrollo y cohesión social. Este post intentará explicar brevemente cómo puede aplicarse la tecnología en el modelado y la monitorización del efecto del patrimonio en el desarrollo sostenible de las áreas rurales.

El comunicado de la Unión Europea «Una visión a largo plazo para las zonas rurales de la UE»3 menciona el prometedor Observatorio de las Zonas Rurales de la UE, cuyo principal objetivo es mejorar la recogida y el análisis de datos de las zonas rurales, pero los primeros resultados no llegarán hasta finales de 2022. Este observatorio pretende incrementar la cantidad y calidad de los datos disponibles, ya que esto es esencial para entender las condiciones del medio rural y actuar apropiadamente.

Autor de la foto: Santiago Sierra Durán (Salento, Colombia)

Las zonas rurales se enfrentan a desafíos como el envejecimiento y la despoblación. Los planes de regeneración rural basados en el patrimonio pueden contribuir a contrarrestar estos problemas y fomentar el desarrollo sostenible. Esta es una tarea compleja, pero las técnicas de computación avanzada pueden ayudar a encontrar una solución de compromiso entre los posibles planes de regeneración que se podrían desarrollar en una zona y los limitados recursos disponibles para ello.

Una forma de enfrentarse a este tipo de problemas es mediante el análisis de buenas prácticas o casos de éxito (que en este caso se han denominado Modelos), y cómo las actividades innovadoras y los aspectos transversales interactúan positivamente en estos modelos. Lo siguiente es trasladar esas lecciones aprendidas, convenientemente adaptadas, para que puedan ser replicadas en otras zonas rurales (que se han denominado Replicadores), y sirvan para ayudar en la creación e implementación de las estrategias de regeneración basadas en el patrimonio.

Para poder tener evidencias cuantificables sobre el impacto y la validez de las acciones, que se puedan comparar y valorar su efectividad, es necesario establecer un sistema de monitorización robusto basado en un conjunto seleccionado de indicadores o combinaciones de indicadores, es decir KPI (indicadores clave de rendimiento, por sus siglas en Inglés de Key Performance Indicators) que cubran multitud de aspectos. Además, también se necesita un procedimiento de evaluación que asegure una valoración sólida y fiable del impacto de las estrategias desarrolladas. Los parámetros obtenidos de la situación de partida tanto de los modelos como de los replicadores se han utilizado para definir un conjunto inicial de KPI, que se ha utilizado para la evaluación inicial de la línea base de los replicadores.

La metodología que se ha desarrollado permite analizar un conjunto inicial de indicadores tan grande como sea necesario, y reducirlo mediante una serie de criterios objetivos, hasta dejarlo en un tamaño adecuado y más fácil de gestionar, dejando solo los KPI relevantes. Aun así, lo más probable es que los indicadores seleccionados sean muy diversos y no se puedan combinar o comparar fácilmente. Para tratar de solventar esta dificultad, se pueden aplicar diversas técnicas. Una de ellas está basada en la Toma de Decisiones en Grupo, o cómo alcanzar acuerdos cuando un grupo de personas vota u opina sobre un tema. En este caso, se trata de un grupo de expertos que deben ponerse de acuerdo en cómo tienen que combinarse los indicadores, por decirlo de una manera sencilla, qué peso debe tener cada indicador, para obtener unos KPI significativos.

El impacto de las estrategias se evalúa en términos del Capital Cultural y Natural a través de los KPI, y de acuerdo con el Marco de los Capitales Comunitarios (conocido como CCF por sus siglas en inglés, Communities Capital Framework). Los KPI considerados inicialmente para cada replicador pueden ser adaptados e ir más allá en su análisis aplicando técnicas como la Dinámica de Sistemas, que es una técnica de modelado que permite trabajar con el comportamiento no lineal de los sistemas complejos a lo largo del tiempo, utilizando niveles, flujos, bucles internos de realimentación y retardos temporales.

El proyecto RURITAGE ha identificado 6 áreas (peregrinación, producción de alimentos locales de manera sostenible, migración, arte y festivales, resiliencia y gestión integrada del paisaje), que se ha denominado Áreas de Innovación Sistemática, en las cuales se está llevando a cabo la demostración del potencial del patrimonio como generador de desarrollo económico, social y ambiental en las zonas rurales. CARTIF se encarga del desarrollo de la plataforma de monitorización que permite evaluar el impacto de los planes de acción para regenerar las zonas rurales. Se han desarrollado varios tableros de mandos integrados, o cuadros de mando4, para mostrar el valor de los KPI y su evolución a lo largo del tiempo. El proyecto RURITAGE ha desarrollado y puesto en marcha todo un esquema de monitorización para evaluar el rendimiento de las acciones de regeneración rural en seis replicadores en diferentes zonas de Europa. La monitorización del rendimiento todavía está en marcha y durará 2 años y medio en el marco del desarrollo del proyecto.


1 RURITAGE, Rural regeneration through systemic heritage-led strategies, 2018. (https://www.ruritage.eu) Horizon 2020, Grant agreement No 776465.

2 Consejería de Cultura y Turismo, Plan PAHIS 2020 del Patrimonio Cultural de Castilla y León, Junta de Castilla y León. Consejería de Cultura y Turismo, 2015.

3 Comisión Europea, 2021. Una Visión a largo plazo para las zonas rurales de la UE: hacia unas zonas rurales más fuertes, conectadas, resilientes y prósperas antes de 2040. (https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?uri=COM%3A2021%3A345%3AFIN)

4 https://ruritage-ecosystem.eu/kpi

La casa y la luna

La casa y la luna

De todos es sabido que la luna pasa por diferentes fases en función de su posición relativa entre la Tierra y el Sol. Gracias a ello las noches pueden ser un escaparate para ver los cielos estrellados o el entorno perfecto para que los licántropos puedan enfrentarse a los vampiros.

En la ciencia también hay fases, y cambio de fases, en lo relativo al estado en el que se encuentra la materia. Sin embargo, los cambios en este caso tienen que ver con la temperatura y el calor y no con los estados de la luna.

Las transiciones de estado, tienen una ventaja importante y es que se producen a temperatura constante, permitiendo que la materia pueda adquirir y ceder calor sin cambiar de temperatura y por lo tanto reduzcan el impacto sobre el ambiente que las rodea. Son cambios que, a diferencia de la transformación sufrida por David Naughton en «Hombre Americano en Londres» (película que consiguió el Oscar en 1981 al mejor maquillaje), no son visibles, pero sí que se perciben.

La aplicación de materiales de cambio de fase, en particular aquellos que tienen en el interior de las viviendas temperaturas de transición habituales entre los 18ºC-25ºC, pueden ser empleados como recubrimientos en los muros con los que poder conseguir un mayor confort al estabilizar la temperatura radiante interior. No es raro encontrar viviendas que por un mal aislamiento sean como los vampiros térmicos, que nos quitan el calor, disparando la factura energética.

Dentro del proyecto SUDOE-SUDOKET, cuyo objetivo es el desarrollo de tecnologías facilitadoras esenciales (KET) aplicadas a los edificios innovadores, se han estudiado materiales de cambio de fase disueltos en morteros para comprobar su efecto sobre las condiciones en el confort interior, así como el efecto sobre el consumo de climatización.

Los resultados del proyecto han llevado a conclusiones como que se consigue una mayor estabilización de las temperaturas interiores si se mejora la temperatura radiante y, además, una reducción en el consumo de los equipos de climatización, consiguiendo así un ahorro energético, funcionando como si se tratara de un anillo de ajos atados al cuello de nuestro sistema de climatización.

Al igual que nuestro satélite favorito pasa de nueva a llena, los cerramientos de nuestras viviendas evolucionarán a un futuro con un mayor control de la temperatura superficial e incluso con cerramientos adaptativos que cambien de fase en función de las condiciones exteriores.


Agradecimientos

El trabajo se ha realizado dentro del proyecto SUDOKET – Mapeo, consolidación y diseminación de las Key Enabling Technologies (KETs) para el sector de la construcción en el espacio SUDOE, ref: SOE2/P1/E0677 que está cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) a través del programa INTERREG SUDOE.