Valorización de subproductos cárnicos: una receta científica para reducir residuos

Valorización de subproductos cárnicos: una receta científica para reducir residuos

Empiezo adaptando un poco un dicho: “el subproducto de unos es el tesoro de otros”, es decir, podemos aprovechar de formas muy variadas y con gran cantidad de aplicaciones en distintas áreas, los residuos generados durante las etapas del proceso de producción de la industria, en este caso, agroalimentaria.

Y, ¿esto cómo se hace? Pues… en nuestro caso, extraemos (o al menos lo intentamos) distintos componentes de subproductos cárnicos, como las proteínas, aplicando una serie de “trucos” en el laboratorio.

Para ponernos en contexto, primero una pequeña introducción sobre las proteínas. Estas tienen una serie de propiedades, como su estructura, que podemos usar a nuestro favor para extraerlas de la matriz en la que se encuentran. Como sabréis, la organización básica de las proteínas es un “esqueleto” de aminoácidos, conocida como estructura primaria, que, dependiendo de su combinación resulta en una proteína u otra. Pero, aparte de dicha organización básica, vamos a tener otras un poco más complejas: el plegamiento y estructura tridimensional de esa cadena de aminoácidos, conocidas como estructuras secundaria, terciaria y cuaternaria. Esta organización espacial va a ser la que permita a las proteínas realizar sus múltiples funciones, porque es la que da pie a las interacciones fisicoquímicas entre estas y otros componentes, aplicable desde el nivel celular hasta el nivel de componentes dentro de un alimento.

Fuente: Instagram @ifas_publication

Una vez introducido el marco teórico, podemos entrar más en la parte práctica, que es más entretenida, o al menos eso dicen. Si en el laboratorio cambiamos alguna condición en la que se encuentra nuestra proteína de interés, como pueden ser temperatura o pH, podemos molestarla lo suficiente como para que se desnaturalice. Cuando una proteína se desnaturaliza, pierde su estructura tridimensional, a veces siendo un poco más dramático y, por tanto, irreversible. Así, conseguimos extraerlas y que se desenganchen del resto de componentes porque hemos alterado los enlaces químicos que estaban establecidos.

Una de las formas de hacer que las proteínas se desnaturalicen es cambiando los valores de pH a nuestro antojo. Al cambiar el pH de la muestra en la que tenemos proteínas, cambiamos las interacciones entre estas y el medio, alterando su estructura y su comportamiento, por ejemplo, afectando a su solubilidad. Primero, cambiamos el pH haciendo que salgan de la muestra y se solubilicen en agua, y una vez fuera del resto de la muestra, volvemos a cambiar el pH y, así, que dejen de tener cargas disponibles para interactuar con el agua y precipiten. Al final, a base de marearlas, conseguimos aislarlas del resto de componentes de nuestra materia prima para obtener un concentrado de proteínas.

Fuente: https://labster-image-manager.s3.amazonaws.com/v2/PRD/8c2fc0e1-7746-4ae8-a261-37206bc736de/PRD_Denaturation_definition.es_ES.png
Credit: David Baker

Y ahora llega el momento de ponerse creativos, porque después del intrincado proceso de laboratorio, ¡pasamos a la cocina! Estas proteínas que hemos obtenido se pueden utilizar, por ejemplo, como suplemento en nuestra dieta o como ingrediente en alimentos. Esto abre la puerta a infinidad de posibilidades, pero sin olvidarnos de lo más importante: reducimos los residuos derivados de la industria, dando salida a subproductos y entrada a desarrollo y mejora de productos, porque como se suele decir, ¡¡aquí no se tira nada!!

Y eso, entre otras muchas cosas, hacemos en CARTIF, intentamos dar la mayor salida posible a los subproductos de la industria agroalimentaria para reducir los residuos que ocasiona, eso sí, siempre de la mano de una dieta saludable.

Un viaje a través de la producción

Un viaje a través de la producción

Imagina que cada producto que llega a tus manos pudiera explicarte su historia: de dónde viene, con qué materiales se fabricó, qué procesos atravesó, cómo se garantizó su calidad y bajo qué condiciones fue transportado hasta su destino.

Vivimos en una era en la que la información lo es todo. Sin embargo, en el mundo industrial aún dejamos que muchos datos valiosos se pierdan entre sistemas aislados y decisiones urgentes. ¿Y si pudiéramos hacer que esos datos fueran visibles, útiles y conectados?

Hoy, gracias a tecnologías como la Industria 4.0 o los sistemas de captura en tiempo real, las plantas de producción generan más información que nunca. Pero tener datos no basta. La clave está en estructurarlos, interpretarlos y relacionarlos. Convertir datos dispersos en conocimiento útil es el primer paso hacia un etiquetado digital realmente inteligente.

Esto es precisamente lo que se busca en el proyecto europeo biOSpace: desarrollar un sistema de etiquetado digital para productos bio-basados que permita seguir el rastro de cada lote desde su origen hasta su entrega. Este sistema no solo recogerá información técnica sobre materias primas, procesos y controles de calidad, sino que también incluirá datos logísticos, condiciones de transporte y métricas medioambientales.


En los procesos industriales actuales, gran parte de la información clave sobre la fabricación de un producto se encuentra dispersa en distintas plataformas o no se registra de forma estructurada. Esto dificulta la trazabilidad completa de lo que ocurre en planta y, en consecuencia, complica la toma de decisiones operativas, la mejora continua o la justificación de estándares de sostenibilidad y calidad. En el contexto de la producción bio-basada, donde los materiales pueden variar en función del proveedor, la cosecha o el proceso, tener control sobre cada etapa del ciclo de vida del producto se vuelve especialmente importante. De ahí la necesidad de establecer un sistema que permita recopilar y consultar toda esta información de forma unificada y accesible.


El sistema de etiquetado digital que se está diseñando en biOSpace contempla cinco bloques de información esenciales:

Todos estos datos se vinculan mediante un identificador digital único que acompaña al producto a lo largo de todo su recorrido, desde su entrada en fábrica hasta su salida. Esta etiqueta se va completando progresivamente, añadiendo información a medida que el producto atraviesa diferentes etapas del proceso: recepción de materia prima, transformación, control de calidad, embalaje, transporte, etc.

Esta estructura modular del identificador permite trazar con precisión el recorrido y condiciones del producto en cada fase, haciendo que toda la información relevante esté conectada de forma clara y estructurada.


El valor de esta información no reside solo en almacenarla, sino en poder utilizarla de forma práctica y adaptada a cada necesidad. Por eso, uno de los objetivos es que el sistema pueda consultarse desde paneles internos que ayuden al personal de planta a tomar decisiones en tiempo real, y que al mismo tiempo pueda integrarse en entornos digitales más amplios, como sistemas de gestión o plataformas de gemelo digital.

Además, la misma etiqueta digital puede ofrecer diferentes niveles de información según el perfil del usuario que la consulta. Un operario podrá ver datos técnicos sobre el proceso o los controles de calidad, mientras que un responsable de sostenibilidad podrá acceder a indicadores ambientales, y un consumidor final podrá consultar un resumen accesible sobre el origen del producto, sus características y su trazabilidad.

Esta trazabilidad detallada permitirá también alimentar lo que ya empieza a conocerse como pasaporte digital de producto, una herramienta que gana relevancia en el marco de las políticas europeas hacia una economía circular y más transparente.



Aunque esta solución todavía se encuentra en fase de diseño, parte de una pregunta sencilla pero importante: ¿qué estamos haciendo con toda la información que ya se genera en nuestras fábricas?

En muchos casos, los datos existen, pero no están conectados, no se comparten o simplemente no se utilizan. Este proyecto busca precisamente eso: darles sentido, organizarlos y ponerlos al servicio de quienes los necesitan, desde el operario que gestiona un lote hasta quien toma decisiones estratégicas o quien, al final de la cadena, consume el producto.

No se trata de incorporar tecnología por tendencia, sino de usarla con criterio. De construir herramientas que permitan entender mejor lo que producimos, cómo lo hacemos y con qué impacto, en un momento en el que la trazabilidad, la sostenibilidad y la transparencia ya no son opciones, sino condiciones para seguir avanzando.

Rascacielos y raíces: Dubái y la estrategia de Innovación

Rascacielos y raíces: Dubái y la estrategia de Innovación

Hablar de Dubái supone hacer un repaso por los post de Innovando la I+D del blog de CARTIF. Supone hablar de características de ecosistemas para conseguir la resiliencia y evitar las flores de loto, supone hablar de la esencia y del propósito que nos hace estar en movimiento continuo y sentirnos realizados, supone hablar de rutinas constantes y repetidas de prueba y error para conseguir la superación a través de la innovación, supone fomentar una demanda de innovación que evite infravalorar precisamente el valor y, en definitiva, supone dar la importancia que se merece a nuestra querida «i» de Innovación.

La flor de loto, capaz de florecer en medio del lodo, ha sido símbolo de superación, transformación y belleza que emerge de la adversidad. Dubái ha sabido florecer en un entorno naturalmente adverso, posicionándose como uno de los ecosistemas de innovación más potentes del mundo. Dubái comparte ese espíritu: en pleno desierto, ha construido no solo una ciudad, sino una visión de futuro. Una visión que no se limita al presente, sino que apuesta con decisión por la innovación como motor de su desarrollo estratégico.

Dubái no es producto del azar. Es el resultado de una hoja de ruta ambiciosa, construida a partir de decisiones políticas y económicas que han colocado la innovación en el centro de su identidad. Iniciativas como la Visión 2040, la Estrategia Blockchain, las Smart Cities y los incentivos para startups en sectores como IA, fintech, sostenibilidad o salud, no son gestos aislados: son piezas clave de un modelo que busca anticiparse a los desafíos del mañana.

Las zonas francas, los hubs tecnológicos, los programas de aceleración y los espacios de experimentación urbana reflejan esa voluntad de ser laboratorio vivo de soluciones disruptivas. Dubái entiende que construir el futuro no consiste en esperar a que llegue, sino en diseñarlo desde el presente, con una mentalidad abierta a la atracción de colaboración, adaptable, dinámica y profundamente estratégica.

Vivir Dubái desde dentro permite ver más allá del brillo de sus rascacielos. Su multiculturalidad, su obsesión por la eficiencia y su capacidad de ejecución rápida hacen de esta ciudad un terreno fértil para quienes buscan transformar ideas en impacto real. En medio de contrastes culturales y desafíos sociales, destaca el espíritu de superación: cada paso, cada inversión, cada reforma está alineada con un objetivo común de largo plazo.

Como la flor de loto que se eleva sobre las aguas turbias, Dubái florece sobre el terreno árido gracias a sus raíces: visión, estrategia e innovación. Y es justamente esa conexión entre resiliencia y futuro lo que la convierte en un referente global para quienes creen que los ecosistemas de innovación no se improvisan, se construyen.

En pocas décadas, la ciudad ha evolucionado desde un pequeño puerto comercial hacia una metrópoli futurista, impulsada por un modelo de desarrollo visionario, basado en la diversificación económica, zonas francas con incentivos únicos y una apuesta muy firme por la innovación tecnológica. Esta transformación no solo responde a decisiones estratégicas, sino a una mentalidad abierta al cambio y al emprendimiento, que permite atraer talento, inversión y oportunidades a escala global.

Dubái combina ambiciosos megaproyectos e infraestructura de vanguardia con una multiculturalidad que se vive en cada rincón: más de 200 nacionalidades cohabitan en un entorno donde la adaptabilidad es clave. Iniciativas como la Visión 2040 o la Estrategia Blockchain reflejan el enfoque a largo plazo del emirato, con la mirada puesta en la tecnología y la mejora continua del entorno empresarial.

Desde una perspectiva personal, vivir y experimentar Dubái implica enfrentarse a sus contrastes: el lujo y la austeridad, la tradición y la modernidad, lo local y lo global. Esta dualidad no debilita su modelo, lo enriquece. A pesar de tensiones culturales o sociales aún presentes, lo que realmente destaca es su capacidad para reinventarse constantemente, generando un ecosistema donde las startups, los grandes corporativos y la innovación conviven y prosperan.

Dubái representa el poder de surgir con fuerza desde condiciones complejas. Su aparente perfección puede parecer artificial, pero es precisamente esa obsesión por mejorar lo que impulsa su avance constante. Y en ese camino, se convierte no solo en un referente de negocios, sino también en un símbolo de lo que la visión estratégica, la apertura global y la resiliencia pueden lograr.

Del cerdo, hasta sus andares

Del cerdo, hasta sus andares

Cuando vemos un cerdo todos pensamos que se puede aprovechar todo del mismo, sus ricos jamones, torreznos, chorizos, lomos… incluido, como dice el dicho, “hasta sus andares”. Sin embargo, en CARTIF sabemos que hay algo más allá: una gran variedad de subproductos y residuos generados en las etapas previas a la elaboración de todos estos productos.

Algo similar ocurre en el sector ovino. No todo es leche, utilizada para quesos, o carne, como el lechazo, sino que aparecen muchos residuos durante el proceso de elaboración, como es el caso de las pieles, las vísceras o la sangre, y cuyo tratamiento implica, al margen de su impacto medioambiental, un coste adicional para las empresas.

Por su parte, el sector vacuno también comparte desafíos comunes con los anteriores, enfrentándose a la gestión de una larga lista de residuos como el estiércol, los purines, la sangre, los huesos, las vísceras y las pieles, entre otros.

En un contexto actual donde la sostenibilidad y los principios de la economía circular cobran cada vez más relevancia en los procesos industriales, la valorización de los residuos en la industria cárnica se presenta como una estrategia clave para optimizar los recursos y reducir su impacto ambiental. La actividad de los sectores ovino, porcino y vacuno (que representan hasta el 75% de la producción cárnica nacional) ofrece un enorme potencial para el aprovechamiento integral de sus residuos. En definitiva, no solo podemos hablar de buenos productos (leche, quesos, chorizos o jamones), sino de buenas prácticas de las empresas cárnicas y de cerrar un ciclo productivo generando un valor añadido a partir de la valorización de los residuos. Y es que, en la mayoría de los casos, este tipo de residuos son gestionados por gestores externos, con el correspondiente coste para los productores. Por este motivo, todos los subproductos generados en la industria cárnica exigen una gestión eficiente y demandan ideas innovadoras que los conviertan en productos de valor.

Fuente: Plan territorial de ordenación de residuos de Tenerife. Residuos de mataderos, decomisos, subproductos cárnicos y animales muestras.

Un análisis del proceso de obtención de la carne, de acuerdo con Nedgia, considera que, una vaca genera 50 kg de excrementos por día, lo que supone unos 18.250 kg/año (1). Cuando la vaca llega al matadero, aproximadamente entre el 40 y el 50% de su peso son subproductos, como huesos, sangre, cuero, vísceras, grasa no comestible y contenido rumiante, que deben ser gestionados adecuadamente. Además de esto, el procesado de una vaca en el matadero puede demandar entre 500 y 1.000 litros de agua (2), que, tras ello, se convertirá en una corriente de agua residual que también deberá ser gestionada.



Por otro lado, las pieles de los animales ya se valorizan en la industria textil y del calzado, pero actualmente ha bajado su demanda frente a otros tejidos y cueros sintéticos. Por ello, se trabaja en la búsqueda de otras aplicaciones alternativas para su aprovechamiento. De las pieles, así como también de los huesos y los cartílagos, puede extraerse colágeno, un producto muy demandado por la industria cosmética por sus muchos beneficios para la salud. El colágeno nos ayuda a crear una barrera protectora en nuestra piel frente a agentes externos, da firmeza y resistencia, favorece procesos de cicatrización, retarda los efectos del envejecimiento y disminuye las arrugas, entre otros beneficios (3). Además, su uso está asociado a la mejora en el tratamiento de enfermedades comunes, como la osteoporosis, la artritis y/o la artrosis.

Según la Academia Española de Nutrición y Dietética (AEND) a partir de los 25 años, la producción de colágeno en una persona sana empieza a declinar y se calcula que, a partir de los 40 años, el organismo produce la mitad de colágeno que, en la adolescencia, acentuándose este descenso en las mujeres tras la menopausia (4). Además, una de las razones por las que nuestros huesos se debilitan se debe a la falta de colágeno en el cuerpo (5). En la memoria de muchos de nosotros está el recuerdo de ver a nuestras abuelas cociendo huesos de vaca para obtener colágeno, cuyo caldo se colaba para ser consumido; al refrigerar este caldo, se formaba una gelatina muy rica en colágeno. Hoy en día es posible trasladar este proceso al laboratorio con la finalidad de obtener un colágeno concentrado como suplemento nutricional, lo que requiere un proceso de purificación en el que se plantean diversos retos asociados a la obtención de un colágeno puro, libre de grasas y de otras proteínas.

En cuanto a la sangre, esta fracción representa aproximadamente entre el 3-7% del peso del animal vivo, según el animal considerado, y tradicionalmente se ha empleado en la elaboración de productos alimentarios (morcillas y otros). Sin embargo, también es posible su aplicación para la obtención de colorantes alimentarios o para la obtención de hemoglobina y/o proteína que se puede usar en diferentes productos para alimentación humana o animal. Una vez obtenida y tratada la sangre, se puede aislar el plasma de la hemoglobina o secar el conjunto y conseguir un producto rico en proteínas.

Otro subproducto cárnico son los intestinos de los animales que, actualmente, se emplean en la elaboración de embutidos, como pueden ser el salchichón, morcilla, chorizo y salchicha, entre otros, pero el aprovechamiento de esta fracción (y su beneficio asociado) es muy limitada. Desde hace muchos años se sabe que los intestinos constituyen una fuente rica de heparina, que es un medicamento con alta demanda en todo el mundo por su aplicación clínica como anticoagulante. El proceso de obtención de una heparina con alta pureza y estable en el tiempo exige un largo proceso de preparación y tratamiento en laboratorio. Durante su proceso de obtención se plantean muchos retos que superar, como la selección de la vía de extracción y purificación más adecuadas, dado que, además del uso de resinas, hay otras vías que permiten aislar la heparina de otros compuestos (proteínas y otras sustancias contaminantes). También se debe considerar la forma de mantener estable el principio activo, por ello se deberán evaluar si se mantiene en solución o se somete a algún proceso de secado.

El aprovechamiento de los residuos de la industria cárnica está rodeado de muchos interrogantes, pero en este mar de dudas se presenta CARTIF, cuyos investigadores estudian e investigan nuevos procesos para el tratamiento de todos estos subproductos, generando nuevo conocimiento y encontrando soluciones tecnológicas viables y sostenibles a estos problemas, ofreciendo un valor añadido a disposición de la industria cárnica.

CARTIF apuesta firmemente por esta línea de investigación, apoyando a empresas de la industria cárnica a valorizar todos sus residuos, incluyendo los purines, para su transformación en diferentes productos, tanto alimentarios como energéticos (gases renovables) e incluso agronómicos (fertilizantes orgánicos).

Como hemos visto, no sólo del cerdo se puede aprovechar todo, hasta sus andares.


Pedro Acebes. Investigador de la División de Agroalimentación y Procesos


Fuentes

  1. https://www.nedgia.es/blog-gas-natural/vacas-contaminacion-metano/
  2. https://aguasindustriales.es/origen-y-composicion-de-las-aguas-residuales-en-mataderos/
  3. https://joaquimmunoz.com/alimentos-que-ayudan-a-la-produccion-de-colageno-en-la-piel/
  4. https://www.academianutricionydietetica.org/nutricion-deportiva/colageno/
  5. https://www.anamarialajusticiabolivia.com/osteoporosis-y-falta-de-colageno/
  6. https://www.agrodigital.com/2025/03/06/coste-produccion-leche-pais-vasco-2025/
  7. Informe trimestral de indicadores económicos marzo 2025. Sector vacuno de carne. Ministerio de Agricultura, pesca y alimentación. Gobierno de España.
  8. Área de precios. Informe semanal de coyuntura. Precios Coyunturales. Semana 5-2025 del 27 de enero al 2 de febrero. Subsecretaría Subdirección general de análisis, coordinación y estadística.
  9. Plan territorial de Ordenación de residuos de Tenerife. Residuos de mataderos, decomisos, subproductos cárnicos y animales muestras.
  10. Universidad Nacional del Nordeste Comunicaciones Científicas y Tecnológicas 2003. Cedrés, José F.
  11. https://mecanova.eu/desfibrinador-sangre
  12. https://mecanova.eu/por-que-es-importante-el-tratamiento-de-subproductos-en-un-matadero
Aliados invisibles frente a la salinidad: microbiota y secuenciación para una agricultura resiliente

Aliados invisibles frente a la salinidad: microbiota y secuenciación para una agricultura resiliente

En un contexto donde la salinidad del suelo compromete la productividad agrícola global, la ciencia busca aliados invisibles pero poderosos bajo nuestros pies: los microorganismos del suelo.

La salinidad del suelo se ha convertido en uno de los principales desafíos para la agricultura, afectando a más del 20% de las tierras agrícolas, según la FAO. Este fenómeno, que implica la acumulación de sales solubles como sodio, magnesio y calcio en el suelo, restringe la capacidad de las plantas para absorber agua y nutrientes esenciales para su desarrollo. Además, prácticas inadecuadas en el manejo de los suelos agrícolas, como el riego excesivo sin un control apropiado, la deforestación y la urbanización, agravan esta problemática. Investigaciones científicas han demostrado que una irrigación incorrecta puede conducir a la concentración de sales en el suelo debido a la evaporación del agua, lo que, a su vez, impacta negativamente en la productividad de los cultivos.

Con el cambio climático alterando los patrones de precipitación y elevando las temperaturas, la salinidad está en expansión, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria mundial y afectando cultivos fundamentales en diversas regiones. Este contexto de sobreexplotación y manejo inadecuado de los recursos hídricos no solo intensifica el estrés salino, sino que también contribuye a la degradación del suelo, un fenómeno ampliamente documentado que compromete su capacidad de regeneración y tiene repercusiones directas en la biodiversidad y los ecosistemas1.

Impacto de la sal en el desarrollo de las plantas. Salinidad suelo
Impacto de la sal en el desarrollo de las plantas. Fuente: Global map of salt-affected soils. GSASmap v1.0. 2021 Roma. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El aumento de la salinidad representa uno de los retos más apremiantes en la agricultura contemporánea. Sin embargo, la comunidad científica está enfrentando este problema de manera proactiva, desarrollando soluciones innovadoras. En este contexto, la secuenciación de nueva generación (NGS, por sus siglas en inglés) se destaca como una tecnología prometedora. Los avances en NGS han permitido a los investigadores examinar los genomas de las plantas con una precisión notable, facilitando la identificación de genes clave relacionados con la resistencia al estrés salino. La combinación de NGS con estudios genéticos ha impulsado el progreso en la mejora de cultivos a través de la ingeniería genética, con el objetivo de transferir características de tolerancia a la sal desde plantas halófilas, resistentes a altas concentraciones de sal, hacia cultivos más sensibles2. Este enfoque representa una vía estratégica clave para desarrollar cultivos más resilientes al estrés salino, contribuyendo así a mejorar la productividad agrícola en suelos afectados y a garantizar la seguridad alimentaria en el futuro.


Asimismo, la secuenciación de ADN de nueva generación ha permitido avances significativos en el estudio de la microbiota del suelo, un conjunto de microorganismos (bacterias, hongos, actinobacterias y otros microorganismos) que habitan en él y que desempeñan un papel crucial en la salud del suelo y en el desarrollo de las plantas3, 4. Los estudios de metagenómica y bioinformática están brindando una perspectiva más clara y profunda sobre la diversidad microbiana presente en los suelos, especialmente en aquellos afectados por salinidad, y de cómo esta microbiota puede influir en la capacidad de las plantas para tolerar condiciones adversas. Un suelo equilibrado y rico en biodiversidad microbiana favorece la resiliencia de las plantas frente a diversas condiciones de estrés, mejorando así la productividad agrícola. Por lo tanto, la comprensión y gestión adecuada de la microbiota del suelo, especialmente en suelos salinos, se presentan como herramientas clave para promover prácticas agrícolas más sostenibles y eficientes.

Proceso de secuenciación de nueva generación a partir de muestras de suelos
Proceso de secuenciación de nueva generación a partir de muestras de suelos (NGS)6. Fuente: DeFord, L., Yoon, JY. Soil microbiome characterization and its future directions with biosensing. J Biol Eng 18, 50 (2024). doi: 10.1186/s13036-024-00444-1.

La microbiota halófila de los suelos salinos juega un papel crucial en la capacidad de las plantas para gestionar el estrés salino. A través de la NGS, se pueden identificar y caracterizar detalladamente los microorganismos presentes en estos suelos, en particular aquellos adaptados a condiciones de alta salinidad. La NGS permite «mapear» la diversidad microbiana, facilitando la identificación de bacterias y hongos específicos que aportan beneficios a las plantas, así como su potencial metabólico. Existen microorganismos, incluyendo ciertos hongos y bacterias, capaces de producir compuestos bioactivos que actúan como barreras protectoras para las raíces de las plantas, atenuando los efectos adversos de la salinidad5, 6. Este enfoque molecular ofrece nuevas oportunidades para el desarrollo de inoculantes microbianos basados en estos microorganismos beneficiosos, que podrían aplicarse directamente en suelos salinos con el fin de aumentar la productividad agrícola de manera más sostenible y resiliente. De este modo, el uso de estas tecnologías permite minimizar la dependencia de productos químicos que, aunque efectivos en algunos casos, pueden tener repercusiones negativas en los ecosistemas y la salud humana.



Este enfoque, que combina el estudio de la microbiota del suelo con tecnología NGS, no solo ofrece una estrategia más eficiente para abordar la salinidad, sino que también promueve prácticas agrícolas sostenibles al fomentar la salud del suelo a largo plazo y minimizar el impacto ambiental. En este sentido, la microbiota del suelo se presenta como un aliado crucial para afrontar uno de los mayores retos agrícolas del siglo XXI.

Desde nuestro laboratorio en CARTIF, contamos con las capacidades tecnológicas y el conocimiento necesario para estudiar y caracterizar tanto la microbiota del suelo como su interacción con las plantas bajo condiciones de estrés salino. A través del uso de herramientas de secuenciación de nueva generación (NGS), análisis bioinformáticos y ensayos moleculares, podemos identificar microorganismos beneficiosos que favorezcan la salud del suelo y la resiliencia de los cultivos, contribuyendo así al desarrollo de prácticas agrícolas más sostenibles y adaptadas a los desafíos ambientales actuales.


1 Global status of salt-affected soils, Foro Internacional del Suelo y el Agua. 2024 Bangkok. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

2 Singh AK, Pal P, Sahoo UK, Sharma L, Pandey B, Prakash A, Sarangi PK, Prus P, Pașcalău R, Imbrea F. Enhancing Crop Resilience: The Role of Plant Genetics, Transcription Factors, and Next-Generation Sequencing in Addressing Salt Stress. Int J Mol Sci. 2024 Nov 22;25(23):12537. doi: 10.3390/ijms252312537.

3 Frąc M, Hannula SE, Bełka M, Jędryczka M. Fungal Biodiversity and Their Role in Soil Health. Front Microbiol. 2018 Apr 13;9:707. doi: 10.3389/fmicb.2018.00707.

4 Mishra A, Singh L, Singh D. Unboxing the black box-one step forward to understand the soil microbiome: A systematic review. Microb Ecol. 2023 Feb;85(2):669-683. doi: 10.1007/s00248-022-01962-5.

5 Pérez-Inocencio J, Iturriaga G, Aguirre-Mancilla CL, Vásquez-Murrieta MS, Lastiri-Hernández MA, Álvarez-Bernal D. Reduction in Salt Stress Due to the Action of Halophilic Bacteria That Promote Plant Growth in Solanum lycopersicum. Microorganisms. 2023; 11(11):2625. doi:10.3390/microorganisms11112625.

6 Adomako MO, Roiloa S, Yu FH. Potential Roles of Soil Microorganisms in Regulating the Effect of Soil Nutrient Heterogeneity on Plant Performance. Microorganisms. 2022 Dec 3;10(12):2399. doi: 10.3390/microorganisms10122399.

El apagón del 28-A y las lecciones pendientes de la transición energética

El apagón del 28-A y las lecciones pendientes de la transición energética

En marzo de 2024 estuve en una jornada sobre tecnologías de la información durante la cual una persona de REE afirmó que en el futuro no podremos dar por sentada la seguridad del suministro de electricidad. Esta persona no explicó el porqué de semejante afirmación, pero no creo que estuviera pensando en un apagón catastrófico como el que sufrimos el 28 de abril de 2025 en España. Por el contexto de la jornada, es posible que quisiera decir que, en un sistema eléctrico basado exclusivamente en generación renovable, podrá haber momentos en los que la generación disponible no logrará cubrir toda la demanda sin que eso supusiera la caída de todo el sistema eléctrico. En cualquier caso, esa hipotética situación está relacionada con la que algunos consideran que es, si no la causa del apagón, al menos, su marco. Me refiero a la falta de inercia en el sistema eléctrico.

Desde hace años se vienen publicando artículos de investigación en los que se caracteriza la inercia y se estudia cómo ha ido disminuyendo a medida que aumenta la penetración de energías renovables. Esto no ha ocurrido solo en España, también ha ocurrido en todos los países que están introduciendo energías renovables de manera significativa. Los famosos 50 Hz de la red, que vemos en las placas de características de cualquier aparato doméstico, tienen su origen en el giro de los rotores de los alternadores de las centrales hidroeléctricas, térmicas y nucleares que, gracias a su masa, tienen la inercia que les permite compensar variaciones repentinas y transitorias de la frecuencia. A medida que este tipo de generadores pierden peso en la generación de electricidad también desaparecen las fuentes físicas de los 50 Hz y el sistema se vuelve más vulnerable a las inestabilidades que pueden alterar esa frecuencia. La misma Redeia admitía en su Informe de Gestión Consolidado del ejercicio 2024 el riesgo que esta situación supone para la capacidad de balance del sistema eléctrico. Esto debería hacernos pensar que la transición hacia un sistema eléctrico basado solo en energías renovables no puede consistir solo en instalar más y más capacidad de generación renovable.

Placa características electrodoméstico. Fuente: https://www.siemens-home.bsh-group.com/es/servicio-oficial/servicio-de-reparaciones/enr-y-fd-de-un-electrodomestico

Las fuentes de energía renovables, tanto la eólica como la fotovoltaica, utilizan convertidores electrónicos de potencia. Estos convertidores están pensados para verter la energía a una red bien constituida con sus esperados 50 Hz. Son convertidores que siguen a la red. Por esa razón, si detectan que la red es inestable se desconectan de ella. Esto es lo que pudo pasar el 28 de abril cuando, según ENTSO-e, la frecuencia cayó a 48 Hz. A diferencia de los convertidores convencionales, existen otros capaces de generar inercia sintética, es decir, mediante dispositivos y técnicas de control adecuadas, es posible que los convertidores reaccionen en milisegundos a cambios en la frecuencia de la red e imitar así la respuesta de un generador con inercia natural. De esta manera, la generación renovable podría contribuir a la estabilidad de la red. Este tipo de convertidores también pueden conseguir el mismo efecto con baterías, de manera que las baterías no solo almacenarían los excedentes renovables, sino que también contribuirían a la estabilidad de la red. Pero para que este tipo de convertidores se desarrollen comercialmente es necesario que la normativa los contemple. La Unión Europea puso en marcha en 2022 el procedimiento para iniciar la revisión de los códigos de red correspondientes, pero es un proceso que requiere años hasta que finalmente cada país los integra en su normativa. También será necesario modificar la normativa para que las baterías puedan acceder a todos los servicios relacionados con la estabilidad de la red.

No se puede olvidar que la demanda también puede contribuir a la estabilidad de la red. En España ya se ha activado cuatro veces el servicio de respuesta activa de la demanda (SRAD) a través del cual el operador del sistema solicita la desconexión de las cargas de aquellos consumidores que voluntariamente participan en el servicio y que reciben una remuneración a cambio de su flexibilidad. Pero las condiciones para participar dejan fuera a muchos posibles participantes. Es necesario rebajar la potencia mínima o permitir la agregación de consumidores y aumentar la frecuencia de las subastas para facilitar la incorporación de más potencia al servicio. Parece que todas estas ideas ya están sobre la mesa y podrían ser una realidad pronto. En la misma línea, el anunciado mercado de capacidad puede tener un papel importante en la estabilidad del sistema. En este mercado podrá participar tanto la generación, como el almacenamiento y la demanda. Parece que se va a permitir la agregación, lo que podría abrir las puertas a los consumidores pequeños, como los domésticos, y sacar provecho de la flexibilidad de su demanda en beneficio propio y del sistema.


Para terminar, para lograr transformar el sistema eléctrico, además de todo lo citado, habrá que tender nuevas líneas en los lugares más saturados y mejorar la monitorización de la red. No es suficiente con llenar miles de hectáreas con paneles y aerogeneradores. Y queda en pie una pregunta importante: cómo financiar todo esto.