“No te fijes en la apariencia, la belleza está en el interior”. Todos hemos oído esta frase alguna vez y así nos la han enseñado en casa. Pero, hablando de frutas y verduras, la realidad dista mucho de estos buenos deseos.
Alrededor de un 30% del problema del desperdicio de alimentos corresponde a la etapa de la producción primaria y una de sus causas principales es el descarte de aquellas frutas y verdurasque no cumplen con los estándares de calidad impuestos por el mercado. Por ejemplo, el 20% de las patatas producidas en las explotaciones suecas se descarta debido a los estándares de calidad (Mattson et al, 2001). Es cierto que muchos de estos productos acaban en otras industrias, como la de los piensos, pero otros acaban en los campos sin recolectar o desperdiciados. Si no fuera porque son “la fea del baile”, podrían llegar al consumidor ya que tienen las mismas características nutritivas y sensoriales.
Desde este punto de vista, han surgido en algunos países diferentes iniciativas que pretenden contribuir a la reducción del desperdicio alimentario comercializando estas frutas y verduras “defectuosas” que no encajan en los estándares de calidad marcados.
En 2014, Año Europeo Contra el Desperdicio Alimentario, la cadena francesa Intermarché lanzó en sus supermercados la iniciativa “Fruits et Légumes Moches”. A través de una potente campaña de publicidad y un 30% de reducción en el precio de los productos, pusieron a la venta estas frutas y verduras “feas” que no solemos encontrar en los supermercados. Además, ofrecieron en los mismos supermercados sopas y zumos elaborados con estos vegetales, para hacer ver a los consumidores que estos productos pueden ser tan buenos como cualquier otro. La campaña fue un éxito y consiguieron vender 1,2 toneladas en un par de días.
Otros supermercados como Tesco y Sainsbury(Inglaterra) han empezado a ofrecer estos vegetales en sus supermercados con el objetivo de incitar a su consumo y reducir el desperdicio. Asda, la segunda cadena de hipermercados más importante del Reino Unido, ha puesto a la venta en sus centros la caja de verduras “imperfectas” por 3’50 libras, lo que supone un ahorro del 30% con respecto a las verduras estándar que se exponen en los lineales.
En Alemania, dos mujeres han lanzado una campaña de crowfunding para promover entre los consumidores los beneficios de consumir verduras “defectuosas”, trabajando directamente con agricultores locales y supermercados que los desechan. Elaboran platos vegetales que después venden en un café, etiquetándolos como “Culinary misfits”.
Pero los estándares de calidad no son la única causa de que la producción primaria concentre gran parte de los alimentos que se desperdician. Un manejo inapropiado de las cosechas y la elección inadecuada de las variedades que se cultivan pueden traducirse en producciones de calidad inferior que generarán pérdidas en el momento de la selección.
Falta de recursos adecuados en el almacenamiento y transporte (cámaras frigoríficas) o daños mecánicos debidos a manipulaciones múltiples, pueden incrementar los daños de los productos perecederos como las frutas y las verduras.
Para reducir esta cantidad de desperdicio se están realizando mejoras técnicas en las primeras fases de producción, nuevas tecnologías post-cosecha: nuevos silos, protección del cereal almacenado frente a plagas, nuevos materiales de almacenamiento y control de la temperatura.
Todas estas mejoras han de adaptarse al lugar donde van a aplicarse y ser asequibles con respecto a las condiciones locales. A menudo unas soluciones sencillas y económicas en materia de transporte, elaboración y embalaje pueden reducir el nivel de pérdidas y desperdicio en los países en desarrollo (Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas, 2005; FAO 2011b).
En este sentido trabaja la Fundación Postharvest Educacion Foundation, realizando en diferentes países del mundo proyectos de asesoramiento técnico y formación sobre la post-cosecha para pequeños agricultores en países en desarrollo. Además, facilita el acceso a herramientas y equipos básicos post-cosecha para uso en investigación aplicada y mejora de las prácticas en el campo.
Para luchar contra el desperdicio del sector pesquero, la organización francesa “La Panier de la Mer” trabaja con diferentes lonjas, donde recoge el pescado que no se ha vendido o no puede venderse e iría destinado a la basura. Este pescado es transformado en filetes o congelados y distribuido por diferentes asociaciones de ayuda alimentaria.
“Ni un pez por la borda” (Fish Fight), ha trabajado en la lucha contra los descartes en el mar, presionando a los políticos para buscar criterios más sensatos (en 2015 la UE impuso el final de la política de descartes por la borda). Actualmente su lucha se centra en el fin de la pesca de arrastre de profundidad y el fomento de la pesca artesana, buscando una producción sostenible con el medio ambiente y evitando las pescas masivas que aumentan el desperdicio.
Estas son sólo algunas de las muchas iniciativas en marcha que pretenden cambiar el sistema productivo en el que vivimos y consumimos, el que debemos cambiar entre todos para conseguir un modelo que pueda alimentar a la población mundial de manera justa y sostenible con el medio ambiente.
El agua es la sustancia más abundante tanto en el cuerpo humano como en la Tierra y es además esencial para la supervivencia de todas las formas de vida conocidas.
Y a pesar de su importancia cada día son más las voces que alertan de los peligros que se ciernen sobre “tan preciado elemento”. Por ejemplo, el Foro Económico Mundial, reunido el pasado mes de enero en el monte Davos (Suiza), ha situado la Crisis del agua como el tercer riesgo globalen los próximos 18 meses… y el primer riesgo para el mundo en un horizonte de 10 años.
¿Cuáles son las causas que han llevado a posicionar el agua en este primer puesto del ranking por delante de otros potenciales problemas como el petróleo o la lucha por territorios? El cambio climático, sequías, inundaciones, crecimiento de la población o cambios demográficos son algunos de los desafíos alrededor del agua. Además, debido a su estrecha relación con la agricultura, la idea de que una “guerra por el agua” estalle en África, Medio Oriente o Asia es cada día vista como una posibilidad real en la medida en que estos gobiernos necesiten alimentar a sus poblaciones.
A esta larga lista de peligros de largo alcance queremos llamar hoy tu atención sobre uno “más terrenal”: la falta de conocimiento individual.
Seguro que conoces el precio de 1 L de gasolina pero ¿sabes lo que pagas por 1 L de agua? En primer lugar, es necesario que sepas que en España el abastecimiento de agua es competencia municipal y cada entidad local fija sus propios precios y estructuras tarifarias. Como media, en nuestro país se pagan 1,83 € por 1000 Lde agua potable suministrada a nuestros hogares. Traducido en tareas domésticas que realizamos habitualmente, una ducha de cinco minutos nos cuesta unos 0,10 € y darnos un baño unos 0,55 €.
Sin embargo, la pregunta clave no es lo que se paga por el agua potable, sino lo que cuesta en realidad producirlay si este es un “precio justo y sostenible” de cara al futuro.
Volviendo de nuevo al caso de la gasolina, en los últimos meses hemos asistido a una caída drástica en el precio del barril de crudo. Sin embargo, como consumidores no nos hemos beneficiado de esta caída en su totalidad ya que los carburantes en nuestro país están fuertemente gravados (más de la mitad del coste final está vinculado a impuestos).
Pues bien, el agua se sitúa en el extremo opuesto, es decir, está fuertemente subvencionada. Si bien es cierto que este dinero público procede al final de la caja negra de nuestros impuestos, hay un matiz muy importante de cara al contribuyente. Es difícil que valoremos el agua si desconocemos su coste real y aún más, cuando desperdiciarla sale tan barato. En la elección entre darte una ducha o un baño es evidente que a día de hoy, el dinero no entra en la ecuación. Y es probable que si te decantas por la opción más sostenible sea quizás por esos 100 L de agua que ahorras cuando no llenas la bañera. Pero… ¿y si el dinero empezara a contar?
Aparentemente positiva para el ciudadano, la situación es insostenible y el agua será, en un corto plazo de tiempo, un bien de alto valor que será necesario gestionar de forma más eficiente.
En España, nuestras redes de abastecimiento están en muchos casos obsoletas y las pérdidas debido a fugas son incalculables. ¿Estarías dispuesto a pagar un precio más justo por el agua si eso garantizara el acceso a un agua de mayor calidad y mejorara las infraestructuras?
Conocer es el primer paso para valorar y cuando el ciudadano está informado, actúa de forma responsable. En la provincia de Almería, un estudio promovido por la Diputación en el año 2002 detectó la presencia de radiactividad de origen natural en las aguas subterráneas destinadas al abastecimiento de la población y que, con los tratamientos de potabilización existentes en ese momento, elagua no era apta para consumo humano. Las campañas de información que se pusieron en marcha en algunos municipios permitieron aprobar un aumento en el precio del agua con el respaldo de los ciudadanos. De este modo, se instalaron tratamientos que permitieron abastecer a la población con agua potable de calidad.
En los últimos años, en nuestro país ha descendido el consumo medio de agua por habitante y día. ¿Qué puedes seguir haciendo tú? En primer lugar, usar el sentido común en tus hábitos diarios. Recuerda no dejar correr el agua de los grifos cuando no sea necesario, piensa en cómo usas el inodoro si tienes un mecanismo de doble descarga, o si usas la lavadora y el lavaplatos con cargas completas etc. Además, a la hora de comprar nuevos electrodomésticos, ten en cuenta criterios de eficiencia en el uso del agua, o instala aireadores en los grifos o cabezales de la ducha que permiten reducir el flujo en un 50%. Si te interesa, puedes ampliar esta información en las numerosas páginas dedicadas a este asunto que encontrarás en Internet:
“Es demasiado tarde para ser pesimista”. CARTIF es un centro tecnológico que busca soluciones a los desafíos actuales y el agua es uno de ellos. Uso sostenible del agua, eliminación de micro-contaminantes (disruptores endocrinos, trihalometanos), binomio agua-energía, el agua en el contexto de la economía circular, son para nosotros los retos del agua del siglo XXI. En próximas entradas en este blog, te iremos contando nuestros trabajos en estas líneas.
Hay una inquietud creciente generada por los efectos que en la vida de las personas podría tener la inteligencia artificial. Recientemente ha sido el Foro de Davos, el que ha abordado el tema, pero ya en enero de 2014 The Economist hablaba de los empleos que se perderán cuando se generalice esta tecnología.
Todo el mundo está familiarizado con la inteligencia artificial gracias al cine. Lo hemos visto desde Colossus: el proyecto prohibido, en el que un ordenador no sólo llegaba a dominar el mundo, sino que incluso le quitaba la novia a su diseñador, hasta Ex machina, en la que una inteligencia artificial despiadada se abre camino sin ningún tipo de escrúpulo moral para lograr su objetivo, pasando por HAL 9000, la máquina con prioridades morales confundidas. Casi siempre retratada de manera negativa. Sin embargo, la inteligencia artificial que viene no tomará la forma de un androide inquietante, como Ava en Ex Machina, sino que será algo más parecido a HAL 9000. Puede que lo primero que veamos sea la computación cognitiva, materializada en Watson de IBM.
Watson es una máquina que responde preguntas hechas en lenguaje natural capaz de procesar grandes cantidades de información para buscar una respuesta correcta. Se hizo famosa en el año 2008 cuando ganó a dos oponentes humanos en Jeopardy! , un concurso de televisión en el que gana el primero que responda correctamente a una pregunta. Una de sus primeras aplicaciones prácticas, ya comercial, es decidir la mejor combinación de fármacos para el tratamiento del cáncer de pulmón. Otra aplicación que se está gestando es la atención de llamadas telefónicas en call centres. La empresa Genesys, que desarrolla este tipo de sistemas, quiere incorporar Watson a su catálogo. El resultado será que Watson atenderá las llamadas y en algún momento de la conversación decidirá a qué operador humano ha de transferirlas. La experiencia se parecerá a la actual, pero podríamos no llegar a hablar con una persona porque una máquina hará su trabajo, trabajo para el que se requieren habilidades intelectuales.
Capacidades como la de Watson son las que hacen temer la desaparición de todos los puestos de trabajo en los que se realizan actividades intelectuales repetitivas, incluso algunas para las que se requiere cualificación, tales como las que desempeñan contables, ayudantes de abogados, las personas que redactan memorias técnicas o los conductores. Esta situación es comparable a la que se dio cuando apareció la fuerza artificial: máquinas cuya fuerza les permite hacer el trabajo de una docena de hombres pero que son manejadas por uno solo.
La fuerza artificial se ha ido perfeccionando con el desarrollo de la tecnología. Si al principio fue la fuerza del vapor, en la actualidad es la automatización y la robotización de los procesos industriales. La incorporación de la fuerza artificial desplazó a muchos trabajadores, hizo desaparecer oficios pero, a la vez, hizo que aparecieran nuevos puestos de trabajo caracterizados por un nivel formativo mucho más alto. Los trabajadores tuvieron que hacer una transición en la que el cerebro reemplazó al músculo.
Con la llegada de esta inteligencia artificial capaz de realizar las tareas intelectuales repetitivas, ¿cómo tendrá que ser la nueva transición que tendrán que hacer los trabajadores? Tendrá que dirigirse hacia lo que las máquinas, por lo menos hasta que llegue la hard artificial intelligence, no podrán hacer: los trabajos marcados por lo creativo y lo emocional. Sin embargo, es de esperar una etapa de transición compleja, dado que alcanzar el nivel formativo necesario en esta nueva etapa podría no estar al alcance de todo el mundo y, además, las máquinas podrían resultar más baratas para una empresa que la contratación de personas. Todo dependerá del coste de la nueva tecnología. De momento, sólo el hardware de Watson cuesta unos tres millones de dólares, a lo que hay que añadir el software y el mantenimiento.
En cualquier caso, tendremos que hacer la elección de siempre: dejar que otros desarrollen la tecnología y convertirnos en meros usuarios, o adelantarnos al futuro y convertirnos en protagonistas de su desarrollo, bien sea científico, tecnológico o comercial. Una decisión hamletiana que en este país casi siempre hemos tomado mal.
La robótica, principalmente la robótica de servicios, ha sido durante años únicamente objeto de la ciencia ficción. Droides de protocolo diseñados para servir a los seres humanos como el C3PO de “La Guerra de las Galaxias”, robots con fines militares como el Johnny 5 de “Cortocircuito,” robots de limpieza como Wall-E, o asistentes del hogar como la Rosie de Los Supersónicos.
Sin embargo, los robots de servicios finalmente han dado el salto desde la ciencia ficción a nuestra vida cotidiana. Tanto para uso personal, liderados por el robot aspirador Roomba de iRobot, como en el ámbito profesional en multitud de áreas de aplicación: robots de limpieza en lugares públicos, robots logísticos en industria u hospitales, robots de rehabilitación y cirugía en hospitales, robots asistentes…
¿Cuál es la diferencia entre robots de servicios y robots industriales? La Federación Internacional de Robótica (IFR) define la robótica de servicios como «robot o equipamiento que realiza tareas útiles para el ser humano excluyendo aplicaciones para automatización industrial». En general, los robots industriales se refieren a los brazos robóticos utilizados en la fabricación. Suelen ser de gran tamaño, con funcionalidades similares entre sí y desempeñan tareas repetitivas. Sin embargo, la definición de los robots de servicios no es tan clara debido a su amplio rango de utilidad. Tienden a ser más pequeños y móviles pero sus funcionalidades varían dependiendo de su aplicación final. Además, contrariamente a sus homólogos industriales, los robots de servicio no tienen que ser completamente autónomos; en muchos casos, pueden ser equipamiento de apoyo al ser humano o máquinas tele-operadas.
La Robótica en el mercado Desde 2010, IFR divide su Informe Anual Mundial de Robótica en dos secciones, una para la robótica industrial y otro para la robótica de servicios. Hasta ahora, la robótica industrial ha sido el sector dominante para los robots, especialmente en la electrónica de consumo y la industria de automoción. El sector de la robótica industrial supone más de 29 M€ en ventas, software y mantenimiento, a pesar de que hay “sólo” 1,5 millones de robots industriales en el mundo (en comparación con más de 10 millones de Roombas). En los últimos cinco años ha habido un crecimiento constante en la robótica industrial y esta tendencia no muestra signos de desaceleración.
Por su parte, la robótica de servicios ha seguido un crecimiento anual global en torno al 11,5%, y se estima un crecimiento anual de más del 20%. En el último año, algunas áreas ya han demostrado un crecimiento de entre el 150% (plataformas móviles) y el 650% (tecnología de asistencia).
Las principales áreas de mercado de robots de servicio hasta ahora han sido defensa, agricultura, logística y aplicaciones médicas, pero continuamente van apareciendo nuevas categorías. Una de las que ha cobrado gran importancia en el último año es el ayudante humanoide o robot asistente.
Países dominantes El mayor fabricante de robots industriales es Japón, con gigantes como Fanuc, Yaskawa – Motoman, Kawasaki y OTC Daihen. Europa también tiene empresas dominantes, sobre todo con ABB, Kuka y Universal Robots. Mientras que en los Estado Unidos, se encuentra Adept y otros que no son tan importantes en el mercado global.
Con respecto a la robótica de servicios, la situación es la opuesta, donde los EE.UU. guían claramente el camino. Su enfoque no es construir robots humanoides, sino más bien robots dedicados a una sola aplicación y lo han conseguido formando grupos industriales en torno a las universidades MIT, Stanford y Carnegie Mellon de las cuales han surgido muchas empresas de nueva creación. De hecho, análisis del IFR revelan que de todas las empresas dedicadas a la robótica de servicios en la actualidad, más del 15% son de nueva creación.
Robótica en Europa Según SPARC (Asociación para la robótica en Europa), Europa se encuentra en una buena posición en robótica copando un 32% del mercado mundial actual. La robótica industrial supone alrededor de un tercio del mercado mundial, mientras que en el mercado de los robots de servicios profesionales los fabricantes europeos producen el 63% de los robots no militares. La posición europea en robots de servicios domésticos representa una cuota de mercado del 14%.
La Comisión Europea sostiene que la Robótica en Europa es un campo en rápido desarrollo, con un alto potencial para apoyar el crecimiento, la creación de puestos de trabajo y la solución de los retos sociales. La robótica de servicios también está aportando soluciones únicas a los principales retos sociales de la salud y el envejecimiento de la sociedad, por lo que su objetivo es dar forma a los futuros desarrollos de forma activa en esta área y permitir que nuestras empresas y ciudadanos se beneficien de los resultados.
CARTIF y la Robótica de Servicios CARTIF tiene una amplia experiencia en el desarrollo de proyectos de investigación aplicada en robótica de servicios. Se han desarrollado diferentes robots móviles con distintos grados de autonomía incluyendo plataformas teleoperadas para la inspección, limpieza y mantenimiento de tuberías y depósitos de agua, además de otros robots autónomos más complejos como robots logísticos, un guía de museo, un botones para entornos hoteleros, una cabeza mecatrónica con apariencia realista o un robot todo terreno para ayudar a los equipos de emergencia en diferentes situaciones.
Cuando trabajamos desarrollando tecnologías que garanticen el respeto al medio ambiente, cuantificar las ventajas que se obtienen por utilizarlas puede ser un valor añadido muy interesante. Y ya que ponemos números, lo mejor es hacerlo de manera objetiva y trazable. Para eso se usan indicadores como las huellas ambientales.
La más famosa es la huella de carbono (después de la huella de Armstrong en la Luna, por supuesto) pero cada vez se oye hablar más de la huella hídrica. Y como puede que sea la integrante del grupo menos conocida, allá van 9 cosas sobre ella que quizás no sabías:
Como reflexión final, en este mes en el que celebramos el Día Internacional del Agua, conviene recordar que el término “crisis del agua” va más allá de una definición. El World Economic Forum lo calificó en 2014 como el tercer riesgo global a nivel mundial, por encima del cambio climático y de la disponibilidad de alimentos en el mundo. ¿Da que pensar, verdad?
Si hay algo en lo que las modas cambian cada cinco minutos, son las dietas. Casi sin tregua, pasamos por la dieta de los líquidos, la de la malla lingual, la licuariana, y muchas, muchas más…Y ahora, le tocó al gluten.
Parece ser que ahora el culpable de toda esa gordura que nos acecha es el GLUTEN. ¿Pero será esto cierto? Hace siglos que se consume pan, pastas y bollería. En cambio, los efectos “devastadores” del gluten son más recientes. Muchos tenemos conocidos que al consumir pan o los productos derivados de los cereales se ponían malos, con dolores de tripa, de cabeza y otros síntomas y que al consultar con un médico les confirmaron que eran celíacos y que por ello debían seguir una dieta libre de gluten. Y fue entonces cuando, a muchos de nosotros, al ver que nuestros amigos celíacos (al hacer la dieta libre de gluten) perdían peso, se nos ocurrió que podríamos hacerla nosotros también y así nos librábamos de esos molestos michelines que no nos dejan vivir. Pero… ¿es tan simple todo? ¿Se deja de comer gluten y adiós a la gordura? Pues me temo que no.
Expertos en nutrición se muestran cautelosos al respecto y desaconsejan comer sin gluten si no se tiene celiaquía debido a los efectos negativos que podría tener sobre la salud. Hacer una dieta libre de gluten sin asistencia profesional, puede llevar a una alimentación desequilibrada e inapropiada, con más inconvenientes que ventajas.
¿Sabías que la avena y la cebada (alimentos con gluten) tienen un alto contenido en fibra soluble?
La fibra soluble está formada por compuestos que captan mucha agua y son capaces de formar geles viscosos, ayudan al crecimiento de la flora bacteriana y a disminuir y ralentizar la absorción de grasas y azúcares de los alimentos, lo que contribuye a reducir el colesterol y la glucosa en sangre. Por tanto, es necesario consumir alimentos como la avena y la cebada, que además tienen gluten. Aquí solo mencionamos la fibra, pero los alimentos ricos en gluten también proveen de otros nutrientes esenciales para el ser humano.
Por todo esto, lo más aconsejable es alejarse de la bollería, huir de los precocinados, hacer una vida más saludable con una alimentación equilibrada. Intentar sustituir estos productos por otros alimentos caseros y con menos calorías y, como decía mi mamá, comer de todo un poquito pero sin pasarnos. Y confiar en la innovación para solucionar los inconvenientes que aún puedan surgir para aquellas personas con intolerancias y necesidades especiales.
En CARTIF, trabajamos en diversos proyectos para sustituir el uso de aditivos industriales por otros naturales y las grasas animales por compuestos saludables. Estas aportaciones tecnológicas funcionan y nos ayudan a comer mejor. Puede que no tengamos una figura perfecta pero, sin duda, estaremos sanos.