Después de unos inicios bastante tibios, la realidad aumentada se está dejando ver como una tecnología con un futuro bastante prometedor. Buena parte de este cambio de imagen surge del fenómeno Pokémon Go que, hace aproximadamente dos años, mostró al público generalista la realidad aumentada de una forma natural mediante los personajes del famoso videojuego. Este golpe de efecto ha servido para que muchos programadores se hayan dado cuenta de las múltiples posibilidades que ofrece esta tecnología, lanzándose al desarrollo de aplicaciones sencillas que, al igual que en el videojuego, permiten utilizar las capturas realizadas con la cámara del teléfono y/o la posición GPS para incorporar escenas y modelos 2D y 3D al mundo físico a través de la pantalla del móvil.
Esto ha hecho que actualmente nos podamos encontrar numerosas animaciones utilizando realidad aumentada en catálogos comerciales, paneles publicitarios, aplicaciones turísticas o juegos educativos para los más pequeños, entre otras aplicaciones.
Grandes compañías como Google, Apple, Microsoft o Facebook no quieren perder este tren y están tomando posiciones para sacar el mayor partido a las grandes posibilidades que proporciona el uso de la realidad aumentada. A finales de 2017 todas ellas han ido mostrando plataformas y herramientas software para incorporar realidad aumentada a sus dispositivos.
Google:ARCore es la plataforma de Google que permite crear experiencias de realidad aumentada. En el Google I/O celebrado en mayo se han presentado nuevas aplicaciones sobre todo para entornos colaborativos. ARCore está disponible actualmente para dispositivos con las últimas versiones de Android.
Apple: ARKit, incluido en los dispositivos con el sistema operativo iOS11, permite a los desarrolladores crear fácilmente aventuras de realidad aumentada que integran objetos virtuales en el mundo real combinando datos procedentes de las cámaras e información del sensor de movimiento.
Microsoft: kit de desarrollo Windows Mixed Reality, es la plataforma de realidad mixta que permite crear realidad virtual y mixta presentando hologramas virtuales junto a elementos reales. Está fundamentalmente desarrollado para las gafas inteligentes Microsoft Hololens.
Facebook: ha lanzado AR Studio para crear efectos de realidad aumentada sobre las imágenes capturadas, y que las personas puedan colocar objetos en 3D en su entorno e interactuar con ellos en tiempo real. Lo último que ha presentado es el AR Target Tracking que permite iniciar las experiencias de RA apuntando a una imagen, creando experiencias persistentes.
Más allá de los juegos y el entretenimiento, un futuro muy interesante para la RA, desde el punto de vista de CARTIF como centro de investigación, es el desarrollo de aplicaciones para profesionales en el ámbito laboral. El acceso a la información en cualquier lugar y la asistencia sobre la marcha, pueden marcar una gran diferencia en velocidad y eficiencia a la hora de ejecutar ciertas tareas.
Todas estas herramientas pretenden llegar a los usuarios a través de los dispositivos de los que ya disponen: smartphones, tablets o PC. Pero la incorporación de esta tecnología al ámbito laboral (industria, salud, logística,…) se topa en muchos casos con la exigencia de que el trabajador tenga las manos libres para realizar su trabajo, cosa que no se puede hacer con los dispositivos mencionados. En este sentido, las Smart Glasses se presentan como el dispositivo más adecuado para este tipo de entornos, aunque, tras la decepción de las gafas de Google lanzadas en 2013, la oferta de dispositivos físicos de este tipo sobre los que desarrollar las aplicaciones es escasa. Además, las herramientas de desarrollo son muy específicas para cada dispositivo, lo que complica el proceso, y la tecnología disponible todavía presenta precios sumamente elevados para el público general o para una implantación generalizada en una empresa.
A pesar de esto, según un estudio de Forrester Research, se estima que 14,4 millones de trabajadores estadounidenses llevarán gafas inteligentes para el desarrollo de su trabajo en el año 2025. En CARTIF apostamos por que la incorporación de este tipo de dispositivos a los procesos industriales se vaya produciendo poco a poco, y que los trabajadores se vayan habituando a su uso como una herramienta más de trabajo. Mediante el uso de gafas inteligentes, los empleados pueden acceder a instrucciones y contenido detallado sobre la tarea en cuestión sin interrumpir su trabajo.
En el ámbito industrial, existen multitud de procesos que pueden facilitar información en forma de realidad aumentada de una forma rápida y no invasiva. CARTIF, dentro del proyecto HABITAT-RA, está trabajando para acercar esta tecnología a las Pymes, utilizando realidad aumentada para tres aspectos diferentes:
Monitorización: visualización de información sobre el estado de una máquina o proceso.
Mantenimiento industrial: obtener información y alertas sobre las tareas periódicas de mantenimiento preventivo en máquinas.
Prevención de riesgos laborales: obtener información y alertas sobre zonas de riesgo y perímetros de seguridad en entornos industriales.
Por otro lado, en el proyecto MARCA, integrado en el sector de tratamiento y distribución de agua, CARTIF ha trabajado en el desarrollo de herramientas que permiten el acceso de un operario de mantenimiento a recursos avanzados de apoyo basados en RA, y a la comunicación intermodal avanzada utilizando para ello unas gafas inteligentes.
Por último, en el proyecto PUMAN se desarrolla un interfaz de realidad aumentada para los puestos de montaje manual en la industria mediante el guiado y presentación de información de los pasos del montaje de modo inmersivo. También se informa sobre los riesgos de seguridad del operario.
Aunque todavía está en una fase incipiente, la incorporación de realidad aumentada en la realización de muchas tareas en el entorno industrial puede marcar una gran diferencia en velocidad y eficiencia. Existen muchos factores por mejorar: la tecnología todavía no está lo suficientemente madura, el elevado coste de producir contenidos de realidad aumentada o las limitaciones técnicas de los dispositivos para poder proporcionar experiencias totalmente inmersivas. En todo caso, esta tecnología está en continuo crecimiento. Las grandes firmas están apostado por ella y poco a poco los usuarios se están acostumbrando a disponer de contenidos en forma de RA. El futuro pasa por disponer de un dispositivo que combine una alta capacidad óptica con tecnologías de comunicación y las características de un wearable, y cuyo precio permita una distribución masiva.
Dietas macrobióticas, disociadas, de la piña, de la sopa de cebolla, detox… son infinitas las dietas que se han puesto de moda desde que los temas de la alimentación y la nutrición comenzaron a interesarme. Y no es por empezar de forma negativa pero, ninguna de ellas me ha llegado a convencer desde el punto de vista de una Dietista-Nutricionista que siempre ha creído en la moderación y la dieta equilibrada.
Sin embargo, actualmente hay un movimiento en marcha (notad que digo movimiento y no dieta) que está cambiando mi opinión: el realfooding o “comida real”. Eso sí, con algún matiz.
Según Carlos Ríos, creador de la iniciativa, el realfooding es un estilo de vida basado en comer comida real y evitar los ultraprocesados. Tiene como objetivo mejorar la salud de la población a través de la alimentación.
Pero ¿qué entendemos por comida real? Por comida real se conoce a todos aquellos alimentos mínimamente procesados o cuyo procesamiento industrial o artesanal no haya empeorado la calidad de la composición o interferido negativamente en sus propiedades saludables presentes de manera natural. Concretamente son verduras y hortalizas, frutas, frutos secos y semillas, tubérculos y raíces, legumbres, pescados y mariscos, huevos, carnes, cereales integrales, aceites vírgenes, lácteos de calidad, café, cacao e infusiones, hierbas y especias. También se considera comida real a los “buenos procesados” que son aquellos con un procesamiento industrial o artesanal beneficioso o inocuo para la calidad del alimento con respecto a sus propiedades saludables. Los “buenos procesados” son los alimentos de segunda gama (alimentos reales en conservas y semiconservas), tercera gama (alimentos reales congelados/ultracongelados), cuarta gama (alimentos reales envasados en atmósferas modificadas) y quinta gama (platos de alimentos reales ya cocinados y envasados al vacío)
El movimiento realfooding también se basa en evitar los alimentos ultraprocesados: refrescos, bebidas energéticas, zumos envasados, lácteos azucarados, bollería, pan blanco, carnes procesadas, pizzas comerciales y precocinados, galletas, cereales refinados y barritas, patatas fritas y snacks, dulces y helados, productos dietéticos y salsas comerciales.
Los pilares sobre los que se fundamenta el movimiento realfooding son:
Para estar sano, come comida real
La comida real no se enfoca en calorías o nutrientes, sino en alimentos
La comida real se cocina
Más mercado y menos supermercado
La comida real no tiene conflictos de intereses
Los productos ultraprocesados son malos para la salud
La iniciativa realfooding anima a participar en el #retounmesconcomidareal que consiste en estar un mes comiendo solamente comida real y ningún ultraprocesado. De esta forma, la iniciativa pretende retar a la población a que prueben cómo se sienten al mantener un estilo de alimentación saludable. Realfooding pone a disposición de los realfooders una serie de herramientas que les ayuden a cumplir el reto: equipos de apoyo en redes sociales donde pueden hacer preguntas, contar sus experiencias, dificultades y logros; publicación de recetas con comida real, etc. Puedes encontrar toda la información en su web.
Realfooding podría significar el inicio del cambio de hábitos de alimentación que la población española necesita para reducir los altos índices de sobrepeso y obesidad que existen actualmente; por ello no debe quedarse únicamente en una dieta de moda pasajera sino en una práctica perdurable en el tiempo; una moda que ha llegado para quedarse.
Obviamente, esta iniciativa no significa que todo el camino recorrido hasta el momento en materia de campañas de educación en alimentación y nutrición no sirva para nada, sino que es una herramienta más. Por ello, si te propones hacer el reto realfooding, recuerda las siguientes palabras clave:
Variedad: además de elegir alimentos dentro del grupo de comida real, éstos deben ser variados, es decir, no podemos comer siempre y únicamente carne o arroz o yogur natural, por mucho que sea un alimento real.
Equilibrio: nuestro organismo necesita unos nutrientes en mayor cantidad que otros y esos nutrientes se encuentran en cantidades diferentes en los alimentos. Esta es la razón por la que algunos alimentos deben consumirse de forma más frecuente que otros. Esto nos recuerda a la famosa pirámide de la alimentación equilibrada de la que hablamos en el post anterior “malnutrición por exceso”.
Tecnología culinaria: es importante procesar los alimentos elegidos de forma correcta; por ejemplo, la patata es una hortaliza considerada comida real, pero mejor asada o cocida que frita.
Moderación: ¡cuidado con las cantidades! el hecho de que los huevos sean comida real, no significa que sea beneficioso comer 3 huevos diarios.
Con respecto a la industria alimentaria y a los organismos reguladores en materia de alimentación, nutrición y salud, debemos destacar el esfuerzo y la inversión que diariamente hacen en la mejora de la seguridad alimentaria, en la diversidad de envasados, presentaciones y formatos para mantener la calidad de estos alimentos, más adaptados a la sociedad actual, en la creación de alternativas culinarias para personas con intolerancias y alergias alimentarias, etc. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer en cuanto a la mejora del perfil nutricional de los alimentos, regulación del etiquetado, etc.
Desde CARTIF felicitamos a los creadores de “Realfooding” por la iniciativa y apoyamos la comida real como base de una alimentación saludable, variada, equilibrada y moderada pero siempre de la mano de la industria alimentaria y de los organismos reguladores, quienes, cada día trabajan para darnos productos alimentarios de mayor calidad y seguridad a todos los grupos de población.
Las acciones de rehabilitación que se están llevando a cabo en el barrio de Torrelago, ubicado en el municipio vallisoletano de Laguna de Duero, están llegando a su fin, y es el momento de echar la vista atrás y pararse a reflexionar, analizar y evaluar. CITyFiED es el proyecto financiado por la Unión Europea y liderado por CARTIF que está haciendo posible esta renovación desde el año 2014, y que ha establecido las bases para un desarrollo más sostenible de la ciudad, favoreciendo la creación de entornos urbanos más sostenibles.
El objetivo de este proyecto es reducir la demanda de energía de las viviendas intervenidas hasta en un 40% y evitar, al menos, 3.500 toneladas de emisiones de CO2 por año. Para ello, el proyecto ha remodelado con un sistema de aislamiento térmico externo los 31 edificios que componen el barrio de Torrelago, lo que supone más de 143.000 m2 de espacio habitable.
Cuatro años después de comenzar el proyecto, los andamios ya han desaparecido. El cambio estético producido en esta emblemática zona periférica de Valladolid, visible desde muchos puntos de la ciudad, es tan espectacular que no puede evitar llamar la atención de cualquiera que conociera la zona antes de 2014.
Pero, aparte de la evidente mejora estética, los beneficios que ya perciben los 1.500 vecinos de los edificios del distrito van mucho más allá. Además de la rehabilitación energética de las fachadas, se ha sustituido el antiguo sistema de energía, compuesto por dos redes de calor independientes de calefacción urbana de gas. Una de las salas de calderas de gas ha sido reemplazada por una nueva de biomasa de 3.5 MW, y las dos redes se han fusionado para construir un nuevo sistema de calefacción urbana de múltiples fuentes (biomasa y gas) que cubren el 80% de la demanda térmica con fuentes de energía renovables. Además, se han instalado nuevas bombas de caudal variable, subestaciones de intercambio de calor, contadores inteligentes individuales y termostatos, junto con un sistema de micro-cogeneración para generar 33 kW de potencia y 73,4 kW de energía térmica útil.
Tras las extensas acciones de renovación, va a comenzar una campaña de monitorización que durará un año con el objetivo de recolectar información de los nuevos sistemas de energía con un fin eminentemente práctico: comprobar que las mejoras implantadas funcionan. Para ello, se valorarán indicadores de carácter ambiental, técnico, económico y social.
La eficiencia energética se ha convertido en un aspecto fundamental en el municipio de Laguna de Duero, para alcanzar los objetivos de sostenibilidad y crecimiento. De hecho, la inversión del proyecto, superior a los 16,5 millones de euros, ha brindado diferentes beneficios a los ciudadanos. Desde la reducción directa del consumo de energía y sus costes asociados, lo que puede permitir la inversión en otros bienes y servicios, o facilitar el logro de otros objetivos, por ejemplo, crear ambientes interiores más saludables o aumentar la productividad industrial.
Los ciudadanos, como principales usuarios del entorno de la ciudad, tienen claros beneficiosen su actividad diaria: aumentar la actividad económica en la ciudad, lo que ha llevado a una reducción del desempleo con 50 nuevos empleos creados en el contexto de CITyFiED, mejora de su entorno y calidad de vida, y también estar a bordo para mejorar la transición al concepto de ciudad inteligente del futuro, con más comodidad a nivel de ciudad y más tecnología al servicio del ciudadano. Incluso los servicios públicos y otros proveedores de energía se benefician en una variedad de formas de las medidas de eficiencia energética de este proyecto. Los beneficios directos incluyen menores costes para la generación, transmisión y distribución de energía, una mayor confiabilidad del sistema, una volatilidad de los precios moderada en los mercados mayoristas y la posibilidad de retrasar o diferir las costosas actualizaciones del sistema.
Pero ninguna de estas acciones tendría sentido si el objetivo no fuera mejorar la calidad de vida de sus principales destinatarios: los residentes, los ciudadanos que viven en el entorno urbano. Las acciones del proyecto han llegado a más de 4.000 habitantes de Laguna de Duero, que se benefician de manera directa gracias al aumento de la actividad económica de la ciudad, la creación de 50 puestos de trabajo, o las mejoras del entorno y el confort.
Reducir el consumo de energía y las emisiones de CO2 mediante rehabilitación de edificios no solo consiste en aplicar nuevas tecnologías, sino también en garantizar que los ciudadanos acepten y aprueben estos cambios en sus hogares. Por eso, el consorcio del proyecto se ha esforzado por involucrar a los vecinos de Torrelago, que han podido decidir y participar en las acciones de renovación. Los representantes del proyecto se han asegurado de que las inversiones de las obras tengan un sentido económico y un beneficio para los residentes, quienes aseguran que ya han notado el ahorro en sus facturas en invierno, en comparación a las de años anteriores. Pero no son los únicos. Incluso los servicios públicos y otros proveedores de energía se van a beneficiar de las medidas de eficiencia energética aplicadas en este proyecto.
Con estas rehabilitaciones, Laguna de Duero, en Valladolid, y las otras dos ciudades europeas que han servido de demostrador (Lund, en Suecia y Soma, en Turquía) comienzan su evolución hacia la Ciudad Inteligente o Smart City, es decir, hacia entornos urbanos del futuro, que garanticen el confort y la mejor calidad de vida del ciudadano a través de la tecnología, y se postulen como un ejemplo a seguir para el resto de ciudades.
La importancia del tren desde el punto de vista económico no tiene discusión. Surgió como una de las innovaciones más extraordinarias en la Revolución Industrial, pues si bien es cierto que ya antes se habían creado las primeras locomotoras a vapor, fue durante este período cuando se pudo ver el potencial de este nuevo medio de transporte.
Y así se ha consolidado a lo largo de los años, como uno de los medios de transporte preferidos por los ciudadanos, por su seguridad y rapidez, solo superada por el avión. Además, en contraposición al uso del vehículo privado, el servicio ferroviario contribuye al ahorro de combustible por pasajero, y por tanto, es más sostenible que otros medios de locomoción.
Según datos de Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), en España un viajero que utiliza el tren consume 5 veces menos litros equivalentes de gasolina por kilómetro que si viaja en coche, y 20 veces menos que si utiliza el avión. O, por ejemplo, transportar una tonelada de mercancía por ferrocarril consume 4 veces menos litros equivalentes de gasolina que hacerlo por carretera, y 1.380 veces menos que en avión.
Pero, ¿qué pasa con la construcción de la infraestructura ferroviaria necesaria para la circulación de los trenes? ¿Es sostenible?
Esta fue la premisa de la que partió el proyecto LIFE HUELLAS, liderado por CARTIF, junto a las empresas Vías y Construcciones e IK-Ingeniería y la Universidad de Granada. Su objetivo era mejorar el proceso de construcción de las vías ferroviarias en lo referente a su impacto ambiental, poniendo especial interés en aquellos aspectos que afectan al cambio climático.
Hay que tener en cuenta que la infraestructura ferroviaria está integrada por obras civiles como puentes, viaductos, túneles y caminos de servicio, y por la superestructura, formada por carriles, traviesas, material de sujeción, e instalaciones de electrificación, señalización y seguridad de la vía. La producción, construcción y mantenimiento de toda esta infraestructura supone un elevado impacto medioambiental.
El consorcio del LIFE HUELLAS consideró que las técnicas de análisis de ciclo de vida, combinadas con el análisis inteligente de datos, podrían ayudar a reducir la huella de carbono y la huella hídrica de las obras de infraestructuras ferroviarias en un 10% y un 5%, respectivamente.
Tras cuatro años y medio de intenso trabajo, el proyecto ha conseguido reducir una media del 12,9% de la huella de carbono, y el 14,1% de la huella hídrica por kilómetro construido en las obras que se han utilizado como pilotos, es decir, unos datos superiores a los previstos. Todo un éxito.
El proyecto comenzó con la recopilación exhaustiva de información básica para analizar el impacto medioambiental que suponía la construcción de redes ferroviarias, en base a unas variables previamente identificadas. Más tarde, las empresas implicadas centraron sus esfuerzos en el estudio de la transformación del impacto ambiental en huellas de carbono e hídrica, por medio del desarrollo de una metodología de evaluación consolidada.
A partir de esta recopilación, surge una herramienta inteligente que, aplicando diversas técnicas de inteligencia computacional, establecerá diferentes alternativas de planificación, mostrando valores específicos de huella y de indicadores ambientales previamente seleccionados. Es decir, el objetivo es servir de ayuda en la toma de decisiones en la fase de planificación de las obras.
Por otro lado, el equipo investigador ha desarrollado una herramienta online de libre acceso que permite realizar un diagnóstico ambiental detallado de los procesos implicados en la construcción de este tipo de infraestructuras. Esta herramienta, disponible en la página web del proyecto www.life-huellas.eu, permite fomentar el desarrollo de proyectos ferroviarios con criterios no solo económicos, sino también ambientales y sociales.
Para el desarrollo de ambas herramientas, el consorcio ha estudiado de manera exhaustiva más de 460 unidades de obra, junto a una colección de variables e indicadores de sostenibilidad relevantes, agrupados en:
Indicadores ambientales: huella de carbono y huella hídrica, potencial de acidificación, de oxidación fotoquímica y de eutrofización.
Indicadores sociales: valorización de las condiciones de trabajo, salud y seguridad, derechos humanos, gobernanza, infraestructura comunitaria y creación de puestos de trabajo.
Indicadores económicos: costes del proyecto.
Las pruebas se han llevado a cabo en la fase de demostración del proyecto en dos obras reales; por un lado, el tramo Ponte Ambía (Orense)-Taboadela (Orense) de la Línea Madrid-Galicia para la infraestructura de vía, es decir, para las obras de tierra (terraplenes, trincheras, túneles, etc) y para las obras de fábrica (puentes, drenajes, viaductos y pasos a nivel); y por otro lado, el tramo Antequera (Málaga)-Loja (Granada), para la superestructura de vía sobra la que circulan los trenes, cuyos elementos principales son el balasto, las traviesas, el carril, la electrificación y la señalización.
Con el objetivo de contribuir a optimizar estos procesos en términos de sostenibilidad, el consorcio ha recogido en una guía de Buenas Prácticas las principales conclusiones de la experiencia adquirida durante el desarrollo del proyecto, así como las diferentes alternativas sostenibles propuestas.
Aunque el proyecto LIFE HUELLAS ya ha finalizado, las obras ferroviarias sobre las que se ha validado han reducido de manera efectiva la huella de carbono y huella hídrica de su fase de ejecución, aportando por tanto su granito de arena a la mejora medioambiental de su entorno.
Además, el acceso libre a la calculadora seguirá disponible en www.life-huellas.eu para que cualquiera pueda usarla. También podrás encontrarnos en eventos de networking y difusión, transfiriendo el conocimiento adquirido a todos los interesados, ya que el objetivo ahora es fomentar la replicabilidad comunicando los resultados obtenidos a otras empresas y sectores. Por ejemplo, muchas de las operaciones de construcción de infraestructuras ferroviarias son comunes a las de construcción de otras infraestructuras, como carreteras, por lo que también pueden beneficiarse de los resultados del proyecto.
La industria es uno de los sectores con mayor participación en la demanda energética, en muchos casos, originada a partir de transformaciones previas de recursos fósiles no renovables. Dicha transformación, a veces ineficiente, genera desechos energéticos que pueden ser recuperados (y en muchos casos, reincorporados al mismo proceso) usando nuevas estrategias y equipos. Asimismo, la incorporación de energías renovables y optimización de los procesos ayudan a disminuir aún más los impactos nocivos al ambiente, reduciendo al mismo tiempo el consumo de combustibles.
La recuperación de energíaprotege el medio ambiente y aumenta la competitividad de la industria al disminuir los costes de producción. No obstante, recuperar energía no es una tarea fácil, requiere alta tecnología y buenas prácticas de operación. Además, muchas fábricas tienen procesos complejos y autónomos poco relacionados entre sí o integrados en su entorno. Cada producto y proceso de fabricación es específico de cada industria, por tanto, es difícil encontrar una solución global que abarque la reducción de energía, la integración de renovables y la recuperación de energía, mediante un uso más eficiente de los recursos, tecnologías de fabricación más limpias o el reciclado de materiales.
Tradicionalmente, los factores que se tenían en cuenta en los procesos de fabricación eran económicos, de gestión, producción, etc. Sin embargo, por suerte, esa situación ha cambiado en los últimos años. La eficiencia en sus procesos y la gestión sostenible, son aspectos fundamentales que muchas empresas han incorporado. Conscientes de esa realidad, CARTIF viene acompañando a las empresas para promover en ellas el concepto de “Factoría del Futuro”. Un ejemplo del trabajo hecho en este ámbito es el proyecto colaborativo europeo REEMAIN.
CARTIF por tanto, busca ayudar a las empresas para evolucionar hacia la fabricación eficiente, buscando reducir emisiones a través del uso inteligente de tecnologías de energía renovable y estrategias de ahorro de recursos como la compra, generación, conversión, distribución, utilización, control, almacenamiento y reutilización de energía de manera holística e integrada.
A partir de la experiencia del proyecto REEMAIN, hemos elaborado un breve folleto, en el cual hemos destacado 13 medidas de eficiencia implementadas y probadas en tres fábricas, una del sector agroalimentario, otra del textil y una última de fundición de hierro. Esas medidas se clasificaron en integración de energías renovables, recuperación de energía, reciclado y uso de materiales ecológicos y por último, optimización de la producción, el proceso y el producto. Cada medida se expone de una forma breve y visual incluyendo su título, resumen, ahorros obtenidos en el proyecto y factores clave de éxito en su implementación. Esto último es una recomendación que hacemos para animar a las empresas que estén interesadas en replicar las medidas en su fábrica. Es un conjunto breve de requisitos que su proceso de fabricación debería cumplir para lograr resultados similares a los del proyecto REEMAIN.
Por último, bajo el epígrafe del folleto “Extrapolación a otras fábricas”, se presenta una valoración cuantitativa de potencial de réplica de la medida a otras fábricas, según cuatro factores principales, como son:
Facilidad de instalación: una puntuación alta indica que la medida no comporta grandes inversiones y es sencilla de llevar a cabo según nuestra opinión.
Criticidad del proceso: la instalación de un nuevo equipamiento puede implicar un aumento de complejidad y reducción de la fiabilidad del proceso afectado. Una puntuación alta indica que la medida de eficiencia no afectará negativamente al funcionamiento de la instalación, por ejemplo, resultando fácilmente puenteable en caso de avería o mantenimiento.
Ahorros previstos: valora los ahorros en base a diferentes factores.
Retorno de la inversión: tiene en cuenta los ahorros y la facilidad de instalación.
El folleto, finaliza con un resumen visual de los ahorros totales conseguidos en las tres fábricas que formaron parte del proyecto.
Para el año 2050 se espera que al menos un 25% de la población mundial viva en países afectados por la escasez crónica de agua dulce, por lo que este objetivo debe tomarse como un reto, responsabilidad de toda la sociedad y afrontarlo desde diferentes aspectos.
En un mundo en crecimiento constante, la demanda de agua va en aumento y, en consecuencia, la contaminación por su uso. En la mayoría de los países, más del 80% de las aguas residualesse vierten directamente a otros flujos de agua sin ningún tratamiento previo. Esto tiene consecuencias en la salud humana, la productividad económica, la calidad de los recursos de agua dulce ambiental y los ecosistemas (según el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2017).
La gestión eficaz del agua se plantea como una herramienta esencial para alcanzar este objetivo, y la implicación de todos los agentes afectados es esencial para conseguir un agua sin contaminantes y accesible a todos. En este sentido, el tratamiento de las aguas residuales se plantea como una solución clave dentro de la gestión del agua, cuyo resultado puede tener grandes beneficios para la sociedad.
Una opción sostenible en el tratamiento de las aguas residuales, sobre todo en pequeñas poblaciones, es la utilización de humedales artificiales, sistemas naturales en los que la depuración de las aguas residuales se consigue mediante procesos químicos, físicos y biológicos que se desarrollan en el ecosistema suelo-agua.
Los humedales artificiales son sistemas diseñados y construidos para el crecimiento de plantas que, dispuestas en lagunas, tanques o canales poco profundos, facilitan la creación de un ecosistema propio encargado de la depuración de los contaminantes presentes
Estos sistemas de depuración se reconocen como artificiales ya que implican su diseño y construcción de manera controlada. En ellos se reproducen los mecanismos que ocurren de manera natural, pero en este caso el humedal se encuentra impermeabilizado para evitar pérdidas de las aguas residuales al subsuelo, el sustrato y las plantas presentes se seleccionan en función de la zona de ubicación y sus características climatológicas. Las especies vegetales presentes en este sistema de depuración han de ser tolerantes a la alta concentración de contaminantes y capaces de asimilarlos.
El agua a tratar pasa a través del humedal durante un tiempo determinado y allí la actividad bioquímica de los microorganismos, el aporte de oxígeno procedente de las plantas y la interacción con el material de soporte, (que funciona como soporte tanto para los microorganismos como para el componente vegetal, y como material filtrante) llevan a cabo la depuración y eliminación de contaminantes de las aguas tratadas.
Las especies vegetales utilizadas en estos filtros verdes, suelen ser en su mayoría macrofitas emergentes, como carrizos (Phragmites australis), juncos, (Scirpus lacustris), espadañas (Typha spp) y lirios, pero también plantas flotantes como la lenteja de agua (Lemna spp) o el jacinto de agua. También pueden utilizarse plantas sumergidas. La elección de las especies vendrá determinada por su adaptación al clima y condiciones locales de ubicación del humedal.
La importancia de la utilización de estos humedales radica, por un lado, en el bajo coste que supone su instalación y, por otro, un reducido coste de energía. Esto los hace muy útiles en pequeñas poblaciones, en los que la depuración de aguas residuales no se realiza debido a la falta de inversión en infraestructuras. Además, estos sistemas contribuyen a preservar ecosistemas que proporcionan condiciones para el desarrollo y preservación de la vida silvestre, acogiendo especies que en ocasiones han perdido o han visto deteriorado su hábitat original.
Actualmente, CARTIF participa en el proyecto Poctep Aquamundam en el cual, entre otras cosas, se pretende restaurar y optimizar un humedal en la localidad de Flores de Ávila (Castilla y León), para poder reutilizar el aguaprocedente de la depuradora de este pequeño municipio (para riego por ejemplo) y devolver el agua residual al río Trabancos con una calidad suficiente como para no alterar el ecosistema autóctono. Para comprobar la efectividad de este sistema de depuración, se estudiará la población de un pequeño pez, la bermejuela, natural de este río y que actualmente se ve sometida a estrés por las condiciones extremas en las que se encuentra el caudal del río en los últimos años.