La industria es uno de los sectores con mayor participación en la demanda energética, en muchos casos, originada a partir de transformaciones previas de recursos fósiles no renovables. Dicha transformación, a veces ineficiente, genera desechos energéticos que pueden ser recuperados (y en muchos casos, reincorporados al mismo proceso) usando nuevas estrategias y equipos. Asimismo, la incorporación de energías renovables y optimización de los procesos ayudan a disminuir aún más los impactos nocivos al ambiente, reduciendo al mismo tiempo el consumo de combustibles.
La recuperación de energíaprotege el medio ambiente y aumenta la competitividad de la industria al disminuir los costes de producción. No obstante, recuperar energía no es una tarea fácil, requiere alta tecnología y buenas prácticas de operación. Además, muchas fábricas tienen procesos complejos y autónomos poco relacionados entre sí o integrados en su entorno. Cada producto y proceso de fabricación es específico de cada industria, por tanto, es difícil encontrar una solución global que abarque la reducción de energía, la integración de renovables y la recuperación de energía, mediante un uso más eficiente de los recursos, tecnologías de fabricación más limpias o el reciclado de materiales.
Tradicionalmente, los factores que se tenían en cuenta en los procesos de fabricación eran económicos, de gestión, producción, etc. Sin embargo, por suerte, esa situación ha cambiado en los últimos años. La eficiencia en sus procesos y la gestión sostenible, son aspectos fundamentales que muchas empresas han incorporado. Conscientes de esa realidad, CARTIF viene acompañando a las empresas para promover en ellas el concepto de “Factoría del Futuro”. Un ejemplo del trabajo hecho en este ámbito es el proyecto colaborativo europeo REEMAIN.
CARTIF por tanto, busca ayudar a las empresas para evolucionar hacia la fabricación eficiente, buscando reducir emisiones a través del uso inteligente de tecnologías de energía renovable y estrategias de ahorro de recursos como la compra, generación, conversión, distribución, utilización, control, almacenamiento y reutilización de energía de manera holística e integrada.
A partir de la experiencia del proyecto REEMAIN, hemos elaborado un breve folleto, en el cual hemos destacado 13 medidas de eficiencia implementadas y probadas en tres fábricas, una del sector agroalimentario, otra del textil y una última de fundición de hierro. Esas medidas se clasificaron en integración de energías renovables, recuperación de energía, reciclado y uso de materiales ecológicos y por último, optimización de la producción, el proceso y el producto. Cada medida se expone de una forma breve y visual incluyendo su título, resumen, ahorros obtenidos en el proyecto y factores clave de éxito en su implementación. Esto último es una recomendación que hacemos para animar a las empresas que estén interesadas en replicar las medidas en su fábrica. Es un conjunto breve de requisitos que su proceso de fabricación debería cumplir para lograr resultados similares a los del proyecto REEMAIN.
Por último, bajo el epígrafe del folleto “Extrapolación a otras fábricas”, se presenta una valoración cuantitativa de potencial de réplica de la medida a otras fábricas, según cuatro factores principales, como son:
Facilidad de instalación: una puntuación alta indica que la medida no comporta grandes inversiones y es sencilla de llevar a cabo según nuestra opinión.
Criticidad del proceso: la instalación de un nuevo equipamiento puede implicar un aumento de complejidad y reducción de la fiabilidad del proceso afectado. Una puntuación alta indica que la medida de eficiencia no afectará negativamente al funcionamiento de la instalación, por ejemplo, resultando fácilmente puenteable en caso de avería o mantenimiento.
Ahorros previstos: valora los ahorros en base a diferentes factores.
Retorno de la inversión: tiene en cuenta los ahorros y la facilidad de instalación.
El folleto, finaliza con un resumen visual de los ahorros totales conseguidos en las tres fábricas que formaron parte del proyecto.
Tradicionalmente en las fábricas, los factores que se tenían en cuenta en los procesos de fabricación eran económicos, de gestión, producción, etc. Sin embargo, esa situación ha cambiado en los últimos años. La eficiencia energética y la gestión sostenible son aspectos fundamentales que muchas empresas han incorporado en sus procesos. Conscientes de esa realidad, CARTIF viene acompañando a las empresas para incorporar en ellas el concepto de “Factorías del Futuro”. Un ejemplo del trabajo hecho en este ámbito es el proyecto REEMAIN.
REEMAIN va hacia la fabricación eficiente, buscando emisiones cero a través del uso inteligente de tecnologías de energía renovable y estrategias de ahorro de recursos como la compra, generación, conversión, distribución, utilización, control, almacenamiento y reutilización de energía de manera holística e integrada.
Además de eso, el proyecto REEMAIN nos ha brindado la oportunidad de ampliar nuestros conocimientos y experiencia en el mundo de la fabricación eficiente en términos de recursos y energía. Durante las actividades de demostración en las fábricas adscritas al proyecto, el equipo de trabajo ha experimentado tecnologías y procesos para el ahorro de energía y materiales y, por supuesto, probado su efectividad.
Dado que el proyecto está llegando a su fin, hemos elaborado un libro de buenas prácticas, como una manera de compartir nuestra experiencia con otros profesionales en el ámbito de la fabricación.
El libro “REEMAIN: buenas prácticas” resume las principales conclusiones de nuestra experiencia adquirida en los más de cuatro años trabajando en este proyecto. Son recomendaciones que hacemos a toda la comunidad involucrada en este tipo de proyectos (diseñadores, instituciones de investigación, propietarios de las industrias, trabajadores, contratistas, organismos públicos, inversionistas, etc.), con el fin de guiarles/ayudarles si alguno de ellos decide involucrarse en un proyecto de mejora de la eficiencia dentro de una fábrica.
Se han destacado 18 buenas prácticas basadas en nuestra experiencia al buscar y probar medidas de eficiencia en las tres fábricas de demostración: GULLÓN (Galletas), BOSSA (Textil) y SCM (Fundición). Esas buenas prácticas se clasifican en tres áreas temáticas principales: buenas prácticas sobre «diseño», buenas prácticas sobre «Operación y mantenimiento» y «Explotación y difusión».
Cada una de ellas se expone de una forma breve y visual incluyendo su título, descripción (que es en sí misma una recomendación), grupos de interés, replicabilidad, consejos para su implementación y situaciones a evitar, valoración de su impacto y, finalmente, la experiencia práctica lograda a través de REEMAIN.
El libro de buenas prácticas está disponible on-line y para descarga gratuita en este link.
América Latina y el Caribe (ALC) es la región en desarrollo con la más alta tasa de urbanización del mundo. Su población urbana ha pasado de ser el 41% en 1950, al 80% en 2010. Su actividad económica se concentra en sus centros urbanos (60% – 70% del PIB regional). Sin embargo, a pesar de su capacidad en la generación de riqueza, casi el 70% de las personas que viven en estas ciudades lo hacen en condiciones de pobreza. Si a lo anterior sumamos el impacto de las ciudades sobre el medio ambiente y la alta vulnerabilidad de sus urbes al cambio climático, a los desastres naturales y a las limitaciones financieras, nos obliga a reflexionar sobre la sostenibilidad en su desarrollo urbano.
La teoría del desarrollo tradicional postula que la industrialización conduce a una brecha entre la productividad laboral urbana y la rural, reflejando a su vez una diferencia salarial entre las dos áreas y promoviendo con ello la migración rural-urbana. Simultáneamente, esta teoría justifica mejores indicadores de bienestar para los residentes de centros urbanos en comparación con los habitantes de las zonas rurales, pues disfrutan de una mayor cobertura en servicios públicos e ingresos más altos. Sin embargo, esta teoría no se refleja en el patrón de desarrollo de los países de ALC ni explica por qué presentan niveles de urbanización sustancialmente mayores que otras regiones del mundo. El crecimiento de la población urbana en ALC tampoco ha redundado necesariamente en mejores condiciones de vida para sus habitantes.
Es así como las ciudades, y mucho más aún las de ALC, están formadas por sistemas complejos e interdependientes que han dado pie a un nuevo concepto de sostenibilidad. Este nuevo enfoque va más allá de lo ambiental, e incluye variables culturales, políticas, institucionales, sociales y económicas. Se requiere, por tanto, el desarrollo de metodologías que estudien las ciudades como un sistema holístico, complejo y multisectorial, que nos permitan una comprensión cualitativa y cuantitativa de los problemas de desarrollo y gestión urbana de la región.
De este desafío nace el concepto de “ciudad inteligente” o Smart City. En CARTIF lo interpretamos como un nuevo modelo de ciudad fundamentado en tres conceptos básicos: calidad de vida, sostenibilidad e innovación que implica, en algunos casos, el empleo de tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs) pero, principalmente, la definición de modelos territoriales sostenibles y cohesionados con objetivos medioambientales, sociales, económicos, territoriales y administrativos. Como resultado, se obtienen ciudades más inteligentes y eficientes en el uso de recursos, reduciendo costes y ahorrando energía, mejorando los servicios proporcionados y la calidad de vida, y reduciendo la huella medioambiental. El fin último de estas ciudades inteligentes no es, ni mucho menos, presumir de sus avanzados sistemas e innovaciones, sino mejorar la calidad de vida de los que viven en ellas y, en un futuro, anticiparse a sus necesidades y solventar los problemas que acarree cada imprevisto que pueda surgir.
En este sentido, CARTIF lleva años trabajando para ayudar a transformar “ciudades tradicionales” en “ciudades inteligentes y sostenibles” en Europa y, más recientemente, también en ALC.
Nuestro modelo busca una regeneración urbana eficiente e integral que logre alcanzar los objetivos sociales, económicos y ambientales que emanan de las prioridades específicas de cada ciudad, integrando para ello soluciones tecnológicas innovadoras en los diversos escenarios urbanos, con amplia participación ciudadana, creando las bases de un ecosistema de negocios que facilite el despliegue de proyectos piloto y su posterior escalado y expansión.
En los próximos años esperamos ver ejemplos de este nuevo modelo de ciudad en muchas ciudades de ALC. Por lo pronto, CARTIF ha conseguido involucrar a la ciudad de Medellín (Colombia) en un proyecto financiado por el Programa de investigación e innovación Europeo H2020, con el cual se buscan nuevas estrategias para renaturalizar las ciudades a través de soluciones basadas en la propia naturaleza. Con esta participación, Medellín contará con la colaboración de expertos para, en primera instancia, identificar las barreras económicas, sociales y normativas que impiden desplegar este tipo de proyectos integrales en la ciudad.