La educación es algo más que contenidos

La educación es algo más que contenidos

La educación que recibimos las personas durante toda nuestra vida se encuentra muy influenciada por el entorno en el que vivimos. Cuando somos pequeños y empezamos a tomar consciencia del mundo, la sociedad suele proporcionarnos los modelos y el nivel de conocimientos que se consideran, de forma general, necesarios. Las familias, el vecindario, profesionales de la sanidad y el colegio quizás sean los que más influencia ejercen porque desde la sociedad adulta se cree que son los que más nos pueden ayudar a alcanzar el nivel de cultura mínimo que se considera, de forma estándar, necesario. Sin entrar en la discusión del modelo educativo más adecuado, lo cierto es que actualmente se pone mucho énfasis en el tipo de educación que se tiene que ofrecer en los colegios y otros centros educativos.

Desde el proyecto LIFE myBUILDINGisGREEN, en el que participa CARTIF, queremos explorar cómo incorporando espacios saludables y re-naturalizados en los colegios, se puede ayudar a, además de adaptar los edificios a los efectos del cambio climático, a formar personas y a aumentar la cultura en la infancia.

Los colegios tienen una gran importancia en la niñas y niños, ya que es donde pasan una amplia parte de su infancia y las nuevas generaciones empiezan también a formarse como personas. Por un lado, empiezan a adquirir los conocimientos básicos que forman parte de la cultura colectiva y que en distinto grado los humanos vamos empleando. También es el lugar donde empiezan a adquirir valores y modelos de referencia.

Por otro lado, el edificio del colegio en sí y su diseño también tienen una gran influencia en el aprendizaje, ya que afecta a las condiciones ambientales donde se desarrollan las clases. Los niveles de humedad y temperatura en las aulas están relacionados con la capacidad de aprendizaje 1,2,3,4. Temperaturas muy altas pueden tener un impacto significativo en el rendimiento de los estudiantes, inhibir el aprendizaje y generar estrés. El acondicionamiento térmico interior y los niveles de renovación del aire es un tema que no se tuvo en cuenta en la construcción de muchos de los colegios que actualmente se encuentran en uso y, en consecuencia, las condiciones ambientales de los centros educativos muchas veces no son las adecuadas. No debería ser aceptado que las clases se puedan llevar a cabo con temperaturas y humedad relativas del aire por debajo o por encima del rango que se establecen en la normativa actual (como es el caso del RITE5 en España). Quizás, por la singularidad e importancia de los colegios, los estándares deberían ser incluso más restrictivos que los considerados por la reglamentación. En este sentido, empleando soluciones naturales se pueden aprovechar los principios de la arquitectura bioclimática para mejorar el confort térmico de las personas en el interior de los edificios. Además, este tipo de soluciones naturales también permite mejorar las condiciones en las zonas de juego y actividad física al aire libre, mejorando la calidad del entorno de aprendizaje.

Pero en este sentido, desde LIFE myBUILDIGNisGREEN se quiere ir más lejos y hacer ver que el diseño actual de los edificios y patios en los que dominan los materiales duros, en los que no se han tenido en cuenta soluciones de arquitectura bioclimática y en los que parece que el confort de los propios usuarios de los mismos se ha sacrificado en pos de otros aspectos como la reducción en el coste de mantenimiento o buscando que los niños y niñas se manchen lo mínimo, no es el más adecuado desde muchos puntos de vista.

naturaleza colegios

La falta de suelo natural, la baja presencia de árboles o arbustos y de otra vegetación hace de los colegios lugares en los que frecuentemente se evita la presencia de la naturaleza. Desde nuestro punto de vista, esta concepción de los espacios educativos aleja a las nuevas generaciones de la naturaleza y puede influir en su percepción de como tienen que ser los espacios urbanizados. Sin embargo, el conocimiento que se tiene actualmente nos dice que la sociedad tiene que ir por otro lado si se quiere resolver a largo plazo o al menos si nos queremos adaptar a las consecuencias del cambio climático. Si no empezamos a enseñar a los niños la convivencia y el respeto por la naturaleza, el manejo de los recursos de forma adecuada y modificar muchas de las conductas que llevamos a cabo, será mucho más difícil afrontar el reto que tenemos por delante. La sociedad tiene que actuar desde muchos puntos de vista, pero no debemos olvidar que los que ahora disfrutan de su infancia serán los que tengan que afrontar este reto también en las próximas décadas.

Desde LIFE myBUILDINGisGREEN creemos que aumentando el contacto con la naturaleza de los niños y haciéndoles partícipes de sus efectos beneficiosos nos permitirá crear una sociedad futura más preparada para afrontar los retos que vienen.

Dejamos para otro día comentar cómo afecta también a la educación de la sociedad, no solo en la infancia, el tipo de espacios urbanos en los que vivimos. Disponer de parques y zonas verdes cerca de nuestras viviendas o lugares de trabajo, la presencia de infraestructura verde y biodiversidad en las calles y la gestión de los retos sociales empleando soluciones naturales en lugar de emplear siempre soluciones «duras» y que solamente tienen una visión antropocéntrica de los problemas. Esta visión antropocéntrica además suele olvidarse de los más débiles de la sociedad, o de los que menos se quejan.


Autores:

José Fermoso Domínguez

Raquel Marijuan Cuevas

Esther San José Carretas


1 http://conference.iza.org/conference_files/environ_2016/park_j24228.pdf

2 https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0038092X12002447

3 https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3185940

4 https://www.sciencefdirect.com/science/article/pii/S0013935119302257

5 La temperatura operativa recomendada según el RITE es: En verano: entre 23ºC y 25ºC (frente a 23ºC y 27ºC según el INSHT). En invierno: entre 21ºC y 23ºC (frente 17ºC y 24ºC según el INSHT). La humedad relativa marcada está entre el 45-60% en verano y entre el 40-50% en invierno

De cómo Jeff Bezos me recordó la importancia de la huella de carbono

De cómo Jeff Bezos me recordó la importancia de la huella de carbono

El pasado 20 de julio no pude dejar de pensar en Jeff Bezos. Viajó al espacio, tras haber organizado su propio viaje privado. Hubo muchos titulares de prensa y generó muchísimas opiniones al respecto.

¿Me intrigaba si volvería sano y salvo? No exactamente.

Mi inquietud no estaba en el coste económico del viaje (que también), en la coherencia de su decisión (que también) o en si merecía tanta repercusión mediática (que también). El problema fue que mi mente no paraba de traducir ambientalmente el viaje, pensando en el Análisis del Ciclo de Vida del mismo.

Además, tras el viaje, en una de sus declaraciones reconoció lo asombrado que estaba por la «fragilidad» de la Tierra vista desde fuera.

¿Pero, fue su viaje una iniciativa sostenible para esta Tierra frágil?

Primer viaje al espacio de Jeff Bezos. Fuente: France 24

El desarrollo sostenible es aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones, garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social.

Para afirmar que cuidamos la parte ambiental de la sostenibilidad, lo óptimo es evaluar nuestro impacto y comunicarlo de una forma científicamente reconocida, por ejemplo, como huella de carbono, ya que este indicador cuantifica la totalidad de gases de efecto invernadero (GEIs) emitidos directa e indirectamente por un producto, proceso o servicio, basado en su análisis de ciclo de vida.

Parece que nos vamos concienciando de la importancia que supone un menor consumo de energía en nuestro hogar o el uso del transporte público, pero seguimos manteniendo muchas costumbres poco sostenibles en nuestro día a día. Por ejemplo. Te invito a pensar en el consumo de energía que requieren todas las interacciones que realizas a diario en internet. Ahora, multiplícalo por 4.200 millones de internautas.

«¡Houston, tenemos un problema!»

Conociendo qué actividades cotidianas son las que más GEI emiten, podemos cambiarlas por otras ambientalmente más sostenibles, y gracias a la información de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), me animo a contarte tres pasos para un detox digital que minimizará tu huella de carbono en este aspecto.

  • Limpieza: elimina los emails y los archivos online que ya no necesites. También las cuentas de redes sociales que no utilices. El simple hecho de existir y ocupar espacio en internet genera un impacto.
  • Date de baja en las newsletters que no lees, si te llegan muchos correos electrónicos que ni siquiera abres, deja de recibirlos. En cuestión de emisiones, cada email cuenta.
  • Elige visionar vídeos en su justa medida, pregúntate si el contenido merece la pena antes de darle al play. ¿Mejor en formato podcast, quizás?

Si aplicamos, por ejemplo, el principio de equidad al medio ambiente, cada persona tiene el derecho, aunque no la obligación, a hacer uso de la misma cantidad de espacio ambiental, así que, si nos comprometemos a usar este espacio con el mínimo posible, nos beneficiamos en conjunto.

Touché.

Porque esto implica, entonces, que la responsabilidad es compartida por tod@s. Es decir, que no solo es de Jeff Bezos.

En CARTIF, nuestra oferta tecnológica es muy amplia, y al turismo espacial no nos dedicamos, pero a evaluar la sostenibilidad y a calcular huellas ambientales sí.

Así que esperando la llamada de Jeff Bezos estamos.

¡La naturaleza vuelve a Valladolid!

¡La naturaleza vuelve a Valladolid!

Durante el confinamiento, hemos sido testigos de cómo la naturaleza volvía rápidamente a las ciudades en nuestra ausencia. La flora silvestre se adueñaba de los rincones de nuestras ciudades, creciendo de cada grieta disponible y recuperando poco a poco el espacio perdido. Se hizo visible que las calles también pertenecen a la vegetación, pero tal y como está pensada la ciudad impide su desarrollo. ¿En qué momento la naturaleza empezó a desaparecer de los entornos urbanos?¿Es posible que convivan? Y, si queremos que la vegetación vuelva definitivamente a las ciudades y poder disfrutar de ella, ¿qué medidas se pueden tomar?.

La relación entre la naturaleza y la ciudad no siempre ha sido como la conocemos actualmente. Antes del desarrollo de la ciudad moderna, la vegetación estaba incluida en muchos espacios (paseos arbolados, espolones, alamedas…) formando parte del paisaje urbano. Algunos de estos espacios todavía sobreviven y podemos disfrutar de ellos. Pero esta convivencia empieza a desaparecer con el desarrollo de la ciudad actual (mitad del s. XX). Debido a la creciente demanda de espacios para coches, carreteras, aparcamientos, edificios… la ciudad se ha ido deforestando y relegando los espacios verdes y arbolado a un segundo plano, limitando su crecimiento a zonas concretas y aisladas, y en muchos casos desapareciendo por completo. Tomando como ejemplo la ciudad de Valladolid, podemos encontrar múltiples casos donde el arbolado y los jardines desaparecieron durante esta época. La Plaza Mayor, San Benito, Plaza Zorrilla, San Pablo… en la actualidad son plazas duras, impermeables y sin rastro de la vegetación que hasta hace no tanto tenían.

Con este nuevo urbanismo no solo se perdieron muchos espacios verdes, también los beneficios sociales y ambientales que aportan, reduciendo la calidad y el confort de los espacios urbanos. Las zonas verdes son zonas de ocio, juego, deporte y espacios de contacto con la naturaleza, pero también mejoran el bienestar y confort de los ciudadanos al reducir las altas temperaturas y mejorar la calidad del aire captando contaminación ambiental. Actualmente, la presencia de vegetación en las ciudades es especialmente importante para ayudar a adaptar las ciudades al cambio climático y mitigar sus efectos, ya que actúan como sumideros de carbono y mejoran la gestión del agua de lluvia, entre otros beneficios.

Por ello, en los últimos años ha cobrado una gran importancia revertir el modelo de ciudad actual e implantar nuevas políticas de desarrollo urbano orientado a re-naturalizar y recuperar la tradición de la naturaleza en la ciudad.

Las ciudades están empezando a tomar medidas en este sentido y ya hay actuaciones que reintroducen nuevos espacios verdes urbanos para aprovechar sus beneficios. Retomando el ejemplo de Valladolid, un caso representativo es el de la plaza España. Esta, como muchas otras plazas, perdió su arbolado para la construcción de un parking subterráneo, sobre el cual se encuentra un mercado actualmente.

espacios verdes urbanos valladolid (plaza españa)
Evolución de la Plaza España en imágenes

Gracias a fotografías antiguas, se puede ver que anteriormente la plaza era una zona verde, con dos filas de arbolado, ofreciendo un espacio sombreado y agradable. Es con la construcción del parking subterráneo (1995) cuando desaparece la vegetación en la superficie. Hasta ahora, la plaza se había mantenido como un espacio duro, sin apenas rastro de la vegetación de antaño y no es hasta el año pasado (2020) cuando se recuperó la plaza como un espacio verde de la ciudad. Esta acción se encuentra dentro del proyecto URBAN GreenUP, coordinado por CARTIF (www.urbangreenup.eu), cuyo objetivo es la aplicación de planes de Re-naturalización Urbana, en Valladolid y en otras dos ciudades europeas, Liverpool (Reino Unido) e Izmir (Turquía). En este caso, se trata de una cubierta verde sobre la marquesina, que permite mantener los usos actuales de mercado y parking. Devolver la vegetación a la plaza no solo tiene un impacto estético, también repercute en el confort y bienestar del espacio proporcionando además otros beneficios como una mejor gestión del agua de lluvia y la creación de un nuevo espacio para promover la biodiversidad urbana.

La combinación de nuevas formas de vegetación junto con las tradicionales, ha permitido que la naturaleza vuelva a este punto de la ciudad… de donde nunca debió marcharse. ¡Esperamos que muchas plazas sigan este ejemplo y recuperen los espacios verdes perdidos!

¿La minería sostenible es posible?

¿La minería sostenible es posible?

La actividad minera ha definido a la civilización desde sus inicios y aproximadamente en el 90% de nuestras actividades cotidianas utilizamos elementos químicos y minerales que se extraen del interior de la tierra.

Actualmente, la minería contribuye a procesos sostenibles, como su aportación al Pacto Verde Europeo para alcanzar cero emisiones de gases de efecto invernadero en el 2050, asegurando el suministro de las materias primas, en particular de las materias primas críticas o fundamentales. Las materias primas críticas son aquellas que tienen importancia económica y estratégica para Europa, pero con un alto riesgo de suministro.

La lista de la UE para 2020 contiene treinta materias primas críticas, utilizadas en electrónica, salud, siderurgia, aviación, etc., y algunas de ellas están presentes cada vez más en las energías renovables. Un ejemplo de esto es la incorporación a esta lista del litio, utilizado en las baterías de vehículos eléctricos e híbridos y la bauxita, principal fuente de aluminio, que con el acero y el cobre representa aproximadamente el 90% del peso total de una turbina eólica. Los imanes permanentes de los generadores de estas mismas turbinas también contienen otras materias primas críticas como algunas tierras raras, cobalto y boro.

En la energía solar fotovoltaica más del 90% de las células solares instaladas en los paneles están fabricados con silicio, además de contener otras materias primas críticas como el indio, galio y germanio.

A su vez, en la propia actividad minera se están implementando medidas sostenibles como técnicas novedosas en la restauración de impactos generados y la utilización de la teledetección para supervisar el comportamiento ambiental. Otra medida es el reprocesamiento de los residuos, por ejemplo del hierro, zinc y platino, convirtiendo estos en materias primas secundarias avanzando hacia una economía circular que incrementará los puestos de trabajo en la UE de aquí a 2030.

Cada vez se está utilizando más maquinaria minera eléctrica e híbrida con sistemas autónomos y de geolocalización, ahorrando costes y combustibles, y se están poniendo en marcha diversos proyectos donde existen instalaciones de energía eólica y solar fotovoltaica para autoconsumo en las explotaciones mineras.

Otro mecanismo que contribuye al Pacto Verde Europeo es el de la Transición Justa con la diversificación de actividades en regiones con alta dependencia del carbón, donde existen fuentes de materias primas utilizadas en energías renovables.

Por último, en la consecución del objetivo de cero emisiones en la UE, se tendrán en cuenta los riesgos ambientales y sociales que suponen los acuerdos estratégicos para garantizar el suministro de las materias primas críticas con algunos países fuera de la UE.

Como conclusión, el sector minero es importante para la descarbonización de Europa y la utilización de energía renovables y limpias integrando estas en sus propias operaciones mineras.

¿Hay radiactividad en el agua que consumes?

¿Hay radiactividad en el agua que consumes?

En nuestra vida cotidiana estamos rodeados de radiactividad, ya sea de origen natural o artificial. La mayor parte de la radiactividad que hay en el medio ambiente procede de los elementos naturales. De hecho, en muchos alimentos y en el agua potable existen elementos radioactivos. Pero… ¿cómo llegan esos elementos al agua potable?

Los radionucleidos o isótopos radioactivos están presentes de forma natural en las rocas de la corteza terrestre, siendo las minas de uranio un buen ejemplo de este fenómeno. El contenido de estos radionucleidos naturales varía entre las diferentes rocas y tipos de suelos, siendo las formaciones graníticas unas de las que presentan mayor contenido de radionucleidos. Cuando el agua subterránea está en contacto con estos subsuelos degrada progresivamente las rocas, disolviendo y arrastrando radionucleidos que pueden quedar integrados en su composición química en concentraciones que superen los estándares requeridos por la Directiva 2013/51/Euratom del Consejo, de 22 de octubre de 2013. Los radionucleidos que pueden estar presentes en las aguas potables son, principalmente, radón (222Rn), uranio (238U, 234U) y radio (226Ra), entre otros.

En España, el control de sustancias radiactivas en aguas de consumo humano se establece según el Real Decreto 140/2003, que indica los parámetros de radiactividad a medir y los valores máximos permitidos. Dicho RD sostiene que “todos los datos generados de los controles de las sustancias radiactivas en el agua de consumo o agua destinada a la producción de agua de consumo humano deberán ser notificados en el Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo (SINAC)”.

Pero, ¿realmente tienen acceso los ciudadanos a la información sobre la calidad radiológica del agua que consumen? Durante el desarrollo de una de las actividades transversales del proyecto LIFE ALCHEMIA, se ha llegado a la conclusión de que, en verdad, la respuesta varía mucho dependiendo del país. Este proyecto europeo, cofinanciado por el programa LIFE de la Unión Europea, pretende demostrar la viabilidad de sistemas medioambientalmente sostenibles, basados en oxidaciones con dióxido de manganeso y lechos filtrantes para eliminar/reducir la radiactividad natural del agua, y minimizar la generación de materiales radiactivos de origen natural (NORM) en las etapas de purificación.

El proyecto LIFE ALCHEMIA está elaborando bases de datos que muestren los niveles de radiactividad natural en el agua tratada en potabilizadoras de toda la Unión Europea, y se ha observado que en países como Francia o Estonia los ciudadanos tienen acceso libre a esta información, mientras que en países como Finlandia o Suecia esta información no es pública o no es fácilmente accesible. España se encuentra dentro de este segundo grupo. De hecho, echando un vistazo al SINAC (Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo), se comprueba que la información sobre la calidad radiológica del agua no es accesible al ciudadano.

Se ha contactado con centenares de gestores de agua y ayuntamientos en busca de información, pero sólo unos pocos han atendido esta petición. Esta situación se torna más preocupante cuando se comprueban los altos niveles de uranio y torio presentes en el subsuelo de provincias como Almería (provincia donde LIFE ALCHEMIA tiene en marcha tres plantas piloto), Pontevedra, Ourense, Salamanca, Cáceres o Badajoz.

Esta falta de transparencia puede deberse a que el concepto de radiactividad no tiene buena fama debido a las distintas catástrofes que se le asocian, por lo que se piensa que radiactividad es indicativo de “muerte”, aunque estas catástrofes no tengan ninguna relación con la radiactividad natural.

Como reflexión final, tres preguntas:

  • ¿Sabía que el agua que sale de mi grifo puede contener radiactividad natural?
  • ¿Conozco las características radiológicas del agua que consumo a diario?
  • Y si quiero conocerlas, ¿sé dónde tengo que acudir y realmente puedo obtener esos datos?

Si trata de responder estas tres preguntas, podrá sacar sus propias conclusiones sobre cómo se afronta este problema medioambiental en su localidad.

Marta Gómez y Nicolás Martín

La naturaleza vuelve a las ciudades (de donde nunca debió salir)

La naturaleza vuelve a las ciudades (de donde nunca debió salir)

Hace ya más de un año que os invitábamos a pensar en verde y casi dos desde que os presentábamos el concepto de “re-naturalización de ciudades”. El tiempo pasa, más bien vuela, y para nosotros es un gran logro que estos conceptos, que trabajamos teóricamente, se materialicen en proyectos.

En ambos casos, la materialización tecnológica está sucediendo con la ejecución del proyecto URBAN GreenUP. Coordinado por CARTIF, su objetivo es desarrollar una metodología y una serie de proyectos demostradores para la implementación de planes de re-naturalización en las ciudades a través de la aplicación de Soluciones Basadas en la Naturaleza. Las acciones propuestas están encaminadas a crear tres grandes demostradores vivos (Valladolid en España, Liverpool en Reino Unido e Izmir en Turquía) para evaluar su impacto y comprobar si contribuyen a solucionar los retos ambientales y sociales detectados. Para lograrlo, contamos con la participación de un consorcio internacional de 25 socios (ahora ya, amigos) provenientes de 9 países repartidos en 3 continentes (Europa, América del Sur y Asia).

Pero dejemos un momento de lado los tecnicismos para hablar en el idioma que manejamos en nuestro día a día.

¿Por qué el proyecto y su ejecución son tan importantes para los ciudadanos de Valladolid?

… Porque la calle Santa María dejará de ser “una de las calles peatonales que sale de la calle Santiago” para convertirse en la primera calle de Valladolid que cuente con la Solución Basada en la Naturaleza consistente en la instalación de toldos verdes. Se trata de elementos de sombra, formados por estructuras textiles ancladas a las fachadas de ambos lados de la calle, sobre las que crece una capa vegetal. Esto implica que el verde aparecerá en una zona gris que acumula mucho calor durante el día y lo libera por la noche. La finalidad de su instalación es beneficiar a la población, reduciendo el efecto isla de calor.

… Porque esperar al autobús en las marquesinas de la Plaza de España dejará de ser un momento de impaciencia (en el que no dejamos de pensar “¡cuánto falta para el bus!”)  para convertirse en un instante en el que sentirse “tan a gustito”, contemplando las cubiertas vegetales que se van a instalar en sus marquesinas y que servirán como un soporte para la biodiversidad urbana local.

… Porque una de las principales avenidas de la ciudad, con alta densidad de tráfico, va a incorporar barreras verdes contra el ruido, una estructura curva que favorece la reflexión del ruido y sobre la que se instalará un jardín vertical. El beneficio directo es que dejaremos de molestar a nuestro sentido del oído (se pueden conseguir hasta 15 dB de reducción) para agradar al de la vista, ayudando a mejorar, colateralmente, la calidad del aire que respiramos.

… Porque la teoría que apunta a la posible relación del nombre de Valladolid con la expresión “Vallis Toletum” (valle de aguas), pasará a ser más que nunca “teórica”. La ciudad ha sido testigo de numerosas inundaciones que hacen honor al posible origen de su nombre, pero el parque inundable que se implantará con la ejecución del proyecto servirá como ejemplo de la eficacia de estas soluciones a la hora de reducir el riesgo de daños por inundación del río Esgueva, cada día más acrecentado por el cambio climático.

Y será en un horizonte temporal de dos años cuando un total de 42 soluciones basadas de la naturaleza estarán implementadas en diferentes áreas de Valladolid, contribuyendo todas ellas a que vivamos en una ciudad más resiliente ante el cambio climático.

Es por proyectos como este por lo que durante este mes de septiembre organizamos en Valladolid la conferencia “BY&FOR CITIZENS” sobre regeneración urbana sostenible, con la colaboración del Instituto para la Competitividad Empresarial de Castilla y León. Se celebra los días 20 y 21 y entre sus múltiples ponencias y sesiones, contará con la presencia de Paul Nolan, director de The Mersey Forest, y Ramón López Pérez, de la Oficina Española de Cambio Climático, para hablar sobre la integración de la naturaleza para crear nuevos ecosistemas urbanos.

Y es que ya lo dice el psicólogo Daniel Goleman: “Verde es un proceso, no es un estado. Necesitamos pensar en la palabra ‘verde’ como un verbo y no como un adjetivo”.

Laura Pablos & María González