El inicio de Valladolid como Smart City

El inicio de Valladolid como Smart City

R2CITIES, el proyecto Smart City con el que comenzó el camino de nuestra ciudad hacia la eficiencia y la sostenibilidad, ha llegado a su fin. Cinco años de proyecto, y alguno que otro más hasta que se materializó, han sido necesarios para diseñar, ejecutar y evaluar la rehabilitación energética de tres distritos en ciudades tan diferentes socio-económica y urbanísticamente como son Valladolid (en España), Génova (en Italia) y Kartal (en Turquía). El proyecto, financiado por la Comisión Europea bajo el programa FP7 y coordinado por el centro tecnológico CARTIF, ha desarrollado una metodología que garantiza el éxito en su implementación para intervenciones a gran escala en la rehabilitación energética de distritos.

Las principales actuaciones en la capital castellana se han llevado a cabo en el barrio del Cuatro de Marzo. Desde hace unos meses son perfectamente reconocibles, aunque sin perder la identidad que marca la estética del barrio, los 13 edificios de viviendas que han sido rehabilitados energéticamente. Cada uno de estos inmuebles ha sufrido una serie de modificaciones comunes:

  • Instalación de un aislamiento térmico en fachada y cubiertas.
  • Sustitución y doblado de las ventanas.
  • Colocación de paneles solares para cubrir el 60% de la demanda de agua caliente sanitaria (ACS).
  • Renovación de las calderas.
  • Instalación de luminarias de alta eficiencia en las zonas comunes de los edificios.

Para complementar las obras y constatar su eficacia, se han analizado la información sobre los consumos energéticos y los parámetros de confort del interior de las viviendas (temperatura, humedad y concentración de CO2) y así evaluar la eficiencia de las soluciones implantadas.

Comentaba al principio de este texto que R2CITIES fue el primer gran proyecto de ciudad que CARTIF le propuso al Ayuntamiento y, por ende, a la ciudad de Valladolid. En 2012, el concepto de “ciudad inteligente” o “Smart City” aún era desconocido para la mayoría de los ciudadanos. En esencia, lo que la UE trataba de impulsar era la toma de conciencia de los consumidores de recursos, ya que nuestro consumo era excesivo y, lo que es peor, insostenible. Por eso, estos proyectos proponían abordar soluciones a escala de distrito (o barrio) para conseguir mejorar drásticamente la eficiencia energética de aquellas viviendas construidas hace décadas, cuando los actuales estándares de ahorro y sostenibilidad ambiental no eran factores determinantes para el sector de la construcción.

Aplicando soluciones tecnológicas de última generación, estos proyectos querían demostrar de manera práctica y medible, que se podía reducir el gasto en luz y gas, pero que, además, se podía mejorar considerablemente el confort de los inquilinos de las viviendas.

En el caso concreto del Cuatro de Marzo, un barrio residencial ubicado en el centro de Valladolid y cuyas viviendas se construyeron en los años 50, se han solucionados numerosos problemas ocasionados por las humedades de condensación por puentes térmicos en fachadas o por habitaciones que no consiguen subir de los 17ºC con la calefacción a pleno rendimiento. Todo ello gracias al aislamiento de los edificios. Además de conseguir ahorros significativos en la factura de la calefacción, algo crucial en una región con un clima de temperaturas extremas.

De manera adicional, y disponible para usuarios de vehículo eléctrico de toda la ciudad, se ha instalado un punto de recarga alimentado con la energía solar que capta una marquesina fotovoltaica de 3,7 kWp situada en el interior del barrio.

Otra característica común a los proyectos de ciudades inteligentes es que los demostradores prácticos se ubican en varias ciudades. En el caso de R2CITIES, los elegidos fueron los distritos de Lavatrici en Génova y Yakacik en Kartal. En total, más de 49.500 m2 han sido renovados en las tres ciudades involucradas consiguiendo una reducción global de 5.342.672 kWh/año en energía primaria consumida (lo que supone un ahorro energético del 54%), a la vez que se dejan de emitir 2.393 t de CO2 al año.

A través del recorrido llevado a cabo en R2CITIES, hemos tenido la oportunidad de expandir nuestro conocimiento y experiencia en la renovación energética de espacios residenciales urbanos. Con el objetivo futuro de tener ciudades de consumo energético casi nulo, nuestro proyecto ha implementado un set de soluciones tecnológicas en los tres demostradores para reducir su demanda energética y aumentar el uso de energías renovables en ellos. Esto nos ha permitido enfrentarnos tanto a retos técnicos como a superar numerosas barreras socioeconómicas, permitiéndonos adquirir una experiencia en estrategias de renovación de distritos a gran escala que nos gustaría compartir con todos los profesionales implicados en el sector.

Tanto resultados obtenidos como experiencia adquirida los compartimos con vosotros a través del material de difusión disponible en la web de nuestro proyecto así como lo hicimos en la conferencia By & For Citizens que se celebró en Valladolid el 20 y 21 de septiembre. Una conferencia donde además de la experiencia de R2CITIES se presentó la de los otros proyectos de ciudad que lideramos: CITyFiED, REMOURBAN, mySMARTLife y UrbanGreenUp.

¿Qué hacemos con los grandes parques eólicos cuando se conviertan en residuo?

¿Qué hacemos con los grandes parques eólicos cuando se conviertan en residuo?

En un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme… un ingenioso caballero divisa en el horizonte antiguos molinos de viento. Creyendo ser gigantes, trata de vencerlos con la ayuda de su escudero y las armas disponibles de la época. ¿Les suena esta escena? ¿Y si a continuación la enmarcamos en la época actual?

Circulamos por la autopista y en el horizonte se divisan algo que hoy en día no consideramos gigantes: es un parque eólico compuesto por más de 20 aerogeneradores encargados de generar energía de una forma más sostenible, pero que, una vez cumplida su función, generan una gran cantidad de residuos que se deben gestionar de una forma adecuada.

Mi pregunta es: ¿por qué no combatimos los problemas actuales con los recursos del momento: legislación, financiación e investigación?

Permítanme una breve descripción de la situación actual. Desde la segunda mitad del siglo XVIII, gracias a la revolución industrial, las formas de producción y consumo cambiaron radicalmente, fomentando una rápida transformación de los sistemas de producción a un sistema lineal insostenible debido a la gran cantidad de materia y energía consumida, reforzado por el crecimiento del  consumo. Situación incompatible con un mundo de recursos y capacidad de adaptación limitada al creciente impacto generado por las emisiones de agentes contaminantes y la producción de residuos.

Por tanto, con el objetivo de cambiar radicalmente el actual sistema lineal de producción y consumo, la Comisión Europea, mediante la publicación de un conjunto de directivas, ha adoptado un ambicioso paquete de nuevas medidas para ayudar en la transición de una Economía Circular (EC) que permita la utilización de los recursos de una forma más sostenible. Este hecho permitirá cerrar el ciclo de vida de los productos a través de un mayor reciclado y reutilización, es decir, lo que se conoce por el término de la “cuna a la cuna”, aportando beneficios tanto al medio ambiente como a la economía.

De la conjunción de lo anteriormente expuesto junto con el programa LIFE y un consorcio de empresas Castellano Leonesas, entre las que se encuentra CARTIF, nace el proyecto LIFE REFIBRE, proyecto demostrativo que pretende cerrar el círculo de un residuo concreto, las palas de aerogenerador.

El problema medioambiental que genera este tipo de residuo es consecuencia de dos factores. Por un lado, las previsiones acerca de la creciente necesidad de gestión del mismo, unido al inconveniente de su gran volumen, da lugar a problemas en el uso del suelo de los vertederos donde se realiza su disposición final. Por otro, la gestión de este tipo de residuos mediante otro tipo de tratamientos, químicos o térmicos, originan la emisión de sustancias tóxicas a la atmósfera, así como un mayor consumo energético de dichos procesos (Composites UK Lcd).

Por todo esto, las actuaciones que se están llevando a cabo dentro del proyecto LIFE REFIBRE están encaminadas a reducir los residuos de palas de aerogenerador enviados a vertedero mediante un proceso de reciclado mecánico, diseñado dentro del marco del proyecto, del que se obtendrá una nueva materia prima, la fibra de vidrio. Una vez que la fibra de vidrio ha sido recuperada y clasificada según su tamaño se introduce como materia prima en las mezclas de aglomerado asfáltico. Este proceso pretende conseguir la mejora de las características técnicas de este producto, así como una gestión más sostenible de las palas de aerogenerador en desuso.

Para finalizar y a modo de despedida, les hago una pregunta: ¿por qué no aplicamos el concepto de Economía Circular en nuestra vida cotidiana? A mí se me ocurre un ejemplo: reutilizar las botellas de plástico como macetas.

¿En qué pensar al invertir en infraestructuras?

¿En qué pensar al invertir en infraestructuras?

Fin de semana. Cena de amigos en casa y tú con el lavavajillas estropeado. Llega el momento de la sobremesa (después de haber fregado los platos a mano) y aprovechas para plantear una pregunta “¿qué es lo que más valoráis a la hora de comprar un lavavajillas?”

Ésta es una de las situaciones donde queda claro que el lavavajillas es un elemento que existe porque hay un servicio que genera su demanda, es decir, si no hubiera vajilla que limpiar, difícilmente existiría un elemento dedicado a su limpieza que repercute en “liberar nuestro tiempo”, por lo que debe estar diseñado específicamente para satisfacer con garantías y calidad el propósito para el que ha sido concebido.

Hay quien nos dirá que, para la nueva compra, valoremos el precio (un producto económico puede resultar tentador para el bolsillo) mientras que otros nos aconsejarán que evaluemos las últimas tendencias al respecto (un lavavajillas “de diseño” puede incorporar una tecnología de limpieza puntera) pero ¿son estas las únicas opciones a barajar para la compra? Incluso puede que haya quien nos aconseje que busquemos la incorporación de criterios de ecodiseño para que nuestra elección se dirija hacia los modelos que, por ejemplo, incorporen materiales reciclados… ¿cuál será éste entonces el criterio más importante?

Todas las opciones anteriores resultan atractivas, está claro, pero he de reconocer que, si yo estuviera en la cena, mi consejo se dirigiría hacia la compra de un lavavajillas que sea eficiente. ¿Por qué? A ver si os convenzo:

  • Es un elemento con el que se va a convivir mucho tiempo y que consume energía y agua, por lo que el hecho de que ese consumo sea lo más bajo posible resultará muy importante, repercute en nuestro bolsillo.
  • ¿Crees que un precio sorprendentemente bajo asegura que no se haya reducido costes disminuyendo la robustez? Que al menos te inquiete este aspecto, quizás pagando un poco más te asegures una mayor vida útil del electrodoméstico (y de la vajilla si el proceso de limpieza es mejor).

El término eficiencia, de acuerdo a la RAE, implica la “capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado”. Esta definición, que parece atemporal y absoluta, en realidad es un término que debe mutar y adaptarse al contexto particular de cada momento de la historia, y el que nos toca ahora no es baladí. Actualmente, la eficiencia implica que ese “efecto a conseguir” aglutine todas las necesidades que el contexto actual nos obliga a satisfacer.

Un lavavajillas debe ser capaz de limpiar la vajilla correctamente, con bajo consumo eléctrico y de agua (puntos críticos en la sociedad actual) y con un tiempo de vida útil razonable para el electrodoméstico, lo que garantizará que el consumo de recursos sea sostenible.

¿Y si ahora asociamos este símil a la carretera?

La carretera existe para cubrir la necesidad de la sociedad de transportar bienes y personas desde un punto A hasta un punto B. Todos, al igual que sucedía con el lavavajillas, deberíamos querer una carretera eficiente… ¿no?

La carretera, como infraestructura, tiene su propio impacto ambiental (asociado a sus materias primas, sus procesos de fabricación, …), pero también tiene influencia en el impacto asociado al consumo de los vehículos que la transitan, a la siniestralidad, al confort, al estado de los vehículos, a la conectividad de distintas zonas… Por lo tanto, no debería importar invertir más recursos y esfuerzos al principio si posteriormente se obtiene un rédito de los mismos y el balance global es positivo (tanto desde el punto de vista ambiental como económico).

Una carretera en buen estado (eficiente) puede llegar a disminuir el consumo de los vehículos que la transitan hasta en un 5 % (EAPA). Como infraestructura, la construcción y conservación de una carretera durante 30 años representa menos del 1 % de las emisiones de CO2 de los vehículos que la transitan (EAPA).

Entonces, ¿por qué no es tan evidente el concepto de eficiencia en la carretera como lo es en un electrodoméstico?

En el caso del lavavajillas, es el usuario el que elige y se costea el lavavajillas, paga el agua, la electricidad, el detergente, la sal, el abrillantador, la vajilla, las reparaciones … todo está en su mano y bajo su criterio. Sin embargo, en el caso de la carretera, es la Administración, con todos los condicionantes que sufre, la que gestiona y decide las actuaciones sobre la infraestructura. A mayores, se da el condicionante de que los ahorros obtenidos en la correcta gestión de las infraestructuras son visibles a medio-largo plazo y los ahorros de combustible quedan diluidos en muchos pequeños ahorros en los conductores, difícilmente cuantificables. Puede que sea esta la razón por la que la Administración no percibe un beneficio real inmediato, o quizás no les resulta excesivamente atractivo teniendo en cuenta la presión electoral y presupuestaria a la que se encuentran sometidos … El dinero sale igualmente del bolsillo del usuario, si bien la decisión ya está condicionada por otros elementos de gran complejidad.

Es necesario ayudar a las Administraciones, desde todos los sectores involucrados en el transporte rodado, a entender que estamos en una carrera de larga distancia, ayudar a interiorizar el concepto de eficiencia, y a evaluar los problemas considerando el conjunto global de sistema de transporte como un todo y no evaluar de manera individual los múltiples subsistemas independientes que lo componen.

La variable ambiental se ve mejorada gracias a una buena conservación de las carreteras y la variable económica también, desde un punto de vista global e incluyendo a todos los agentes involucrados, no lo olvidemos.

Dice el refrán que “nunca es tarde si la dicha es buena” así que empecemos a actuar cuanto antes.

Alberto Moral y Laura Pablos

¿Cómo consigo que mi ciudad sea inteligente y sostenible?

¿Cómo consigo que mi ciudad sea inteligente y sostenible?

Llevamos unos años en los que continuamente escuchamos hablar de ciudades inteligentes, de entornos más sostenibles… y en muchas ocasiones no tenemos muy claro qué puede hacer nuestra ciudad para convertirse en una de ellas.

Cuando hablamos de una Ciudad Inteligente, hablamos de ciudades que se preocupan por reducir el consumo energético y disminuir sus emisiones de gases contaminantes, ciudades que acercan los avances en tecnologías de la información y la comunicación a sus habitantes y, en definitiva, ciudades que buscan mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos aprovechando las muchas soluciones tanto tecnológicas como no-tecnológicas que actualmente están disponibles en el mercado.

Aunque estas soluciones estén en el mercado, tenemos que preguntarnos por qué en muchas ocasiones no son llevadas a la práctica. A veces, es cuestión de falta de financiación; las menos, de desconocimiento técnico. Pero algo común a la hora de implementar este tipo de proyectos, es la dificultad de poner de acuerdo a todos los agentes implicados en su ejecución. Ciudadanos y técnicos, agentes municipales y empresas privadas, asociaciones de vecinos y usuarios; todos han de remar en la misma dirección y trabajar en el desarrollo proyectos integrales y no de soluciones aisladas para conseguir que nuestras ciudades sean ciudades del futuro.

En CARTIF, trabajamos para dar soporte a ciudades europeas en esta transición hacia entornos más inteligentes y sostenibles. Muestra de ello son los numerosos proyectos que estamos llevando a cabo con este objetivo.

¿Cómo una ciudad puede detectar y analizar sus necesidades y prioridades?, ¿qué soluciones tecnológicas se pueden implementar para cubrir esas necesidades?, ¿cómo se puede gestionar un proyecto integral para la ciudad?, ¿qué modelos de negocio o esquemas financieros podemos aplicar? Estas son algunas de las cuestiones que abordamos en este tipo de proyectos, y para darles respuesta trabajamos en metodologías que guían a las ciudades en el camino hacia su transformación en una Ciudad Inteligente.

Uno de los últimos proyectos faro en los que CARTIF participa, es el proyecto MAtchUP (MAximizing the UPscaling and replication potential of high level urban transformation strategies), que tiene la replicabilidad como uno de sus ejes principales. Cuando buscamos soluciones para cubrir las necesidades de nuestras ciudades y cumplir sus objetivos, es muy importante contar con la experiencia de otras ciudades europeas donde estas soluciones ya se han llevado a cabo. Conocer cuál ha sido la clave de su éxito o cómo han conseguido superar ciertas barreras es información muy útil para que esas soluciones puedan ser replicadas en otras ciudades.

En MAtchUP trabajamos no solo para asegurar el éxito de las actuaciones que se están llevando a cabo en sus tres ciudades demostradoras: Valencia (España), Dresden (Alemania) y Antalya (Turquía), sino que trabajamos en asegurar su implementación futura en nuevos escenarios; tanto dentro de las mismas ciudades mediante el escalado de las soluciones en otras zonas de la ciudad, como fuera de ellas trabajando en su replicabilidad.

Las actuaciones que se están llevando a cabo dentro del proyecto MAtchUP pueden enmarcarse en tres pilares fundamentales para la transformación urbana: energía, movilidad y tecnologías de la información y la comunicación. Estas actuaciones involucran a diferentes agentes, pero sobre todo, y de manera fundamental, involucran a los ciudadanos. Ellos son el factor clave del nuevo modelo de ciudad que promueve una visión integradora de todos sus agentes. Ellos crean la ciudad, viven en ella y la disfrutan. Y ellos son una fuerza primordial que empuja las actuaciones definidas dentro del marco del proyecto.

MAtchUP continúa la trayectoria de proyectos demostrativos a escala de ciudad con los que llevamos trabajando desde hace años en CARTIF, pero, a diferencia de los anteriores, MAtchUP no es sólo un proyecto para sus ciudades faro, sino que profundiza mucho más en el trabajo relacionado con sus ciudades seguidoras, Herzliya (Israel), Ostende (Bélgica), Skopje (Anterior República Yugoslava de Macedonia) y Kerava (Finlandia). De esta manera, el impacto del proyecto será mucho mayor al trabajar activamente con siete ciudades, lo que ampliará los resultados útiles y replicables para todas aquellas ciudades que quieran ir más allá en su planificación urbana y en su transformación hacia un entorno más sostenible.

Por tanto, si queremos conseguir mejorar nuestras ciudades, qué mejor forma de hacerlo que aprovechando otras experiencias y replicando las soluciones exitosas que se han llevado a cabo en otros puntos del mundo. En CARTIF queremos colaborar con esa difusión de información y para ello hemos organizado una conferencia en la que las ciudades inteligentes serán las protagonistas. By & For Citizens tendrá lugar en Valladolid los días 20 y 21 de septiembre.

En ella trataremos de difundir las experiencias de un gran panel de expertos cubriendo todos los aspectos relacionados con las ciudades inteligentes. ¡Os esperamos en Valladolid!

Sí, REMOURBAN tiene la culpa

Sí, REMOURBAN tiene la culpa

Cada vez que puedo me acerco por allí, por el barrio de FASA-Delicias y, no deja de sorprenderme, que al final, después de todo, hayamos conseguido que un pedazo de Valladolid se convierta en un barrio mejor para sus ciudadanos.

Muchas veces ni siquiera me detengo por falta de tiempo siempre. Pero simplemente pasar con el coche y ver desde el Colegio San Agustín la torre con su fachada fotovoltaica o los nuevos colores del barrio –gusten más o menos–, me produce una sensación de satisfacción que cuesta describir.

Algo similar ocurre cuando veo pasar los autobuses de la línea 7, los eléctricos, y no puedo evitar pensar que hemos contribuido, aunque sea un poquito, a hacer esta ciudad algo más sostenible.

La andadura empezó hace más de 5 años, y todavía nos queda algo más de un año por delante, pero ahora ya podemos ver todas las actuaciones que planteamos en algunas áreas de la ciudad. Algo que al principio parecía imposible hoy se ha convertido en una realidad.

Muchas veces me da la sensación de que la mayoría de los ciudadanos viven ajenos a ello. No son tantos los que han oído hablar de REMOURBAN, y algunos que lo han oído a veces lo confunden. Lo cierto es que no me cuesta entender que desde fuera no es fácil ver todo lo que hay detrás. Incluso desde dentro del proyecto a veces cuesta.

En pocas palabras (“long story short” que dicen los ingleses), REMOURBAN es el culpable de que hoy, en Valladolid, haya 45 vehículos eléctricos nuevos. De que flotas como Correos se hayan pasado a coches menos contaminantes. De que CENTROLID haya instalado un punto de recarga rápida, y que el Ayuntamiento e Iberdrola hayan instalado otros 63 puntos de recarga nuevos o actualizados repartidos por toda la ciudad, todos ellos de uso público.

De que los vecinos de FASA, unas 400 familias, reduzcan sus emisiones de CO2 en 950 toneladas al año (esto equivaldría a plantar casi 2.000 árboles). De que se levanten con 19ºC tras haber tenido la calefacción apagada toda la noche, mientras que antes había viviendas que no alcanzaban los 15ºC. Y, además, de que lo estén pagando con lo que ahorran en la factura, sin haber tenido que poner ni un céntimo de antemano.

De que el Ayuntamiento ahora cuente con dos autobuses eléctricos (y otros tres por cosecha propia, motivados por los dos primeros) que circulan por todo el centro sin emitir gases contaminantes. Además, de que disponga de otros dos vehículos, también eléctricos, compartidos entre el personal que trabaja en el consistorio.

También de que ahora dispongamos de una plataforma digital con muchos más datos sobre el uso de la movilidad en la ciudad o la gestión de la energía, datos que nos permiten buscar nuevas medidas y hacer nuevas políticas.

De que, en definitiva, los ciudadanos de Valladolid respiremos un aire mejor, que hayamos contribuido a reducir el efecto isla de calor o que tengamos más información para poder tomar mejores decisiones para el futuro de nuestra ciudad.

Y de que, también, hayamos puesto a Valladolid en el mapa de las ciudades más pioneras en hacer una ciudad más eficiente, inteligente y sostenible.

De todo esto REMOURBAN tiene la culpa, y de todo esto en CARTIF nos sentimos un poco responsables.

Pero REMOURBAN no es el único, hay otros muchos proyectos que tienen la culpa de que Valladolid esté avanzando, a pasos agigantados, hasta convertirse en un referente de sostenibilidad y ciudad inteligente. R2CITIES, CITyFiED o UrbanGreenUp también son culpables, convirtiendo edificios del Cuatro de Marzo o Torrelago en mucho más eficientes, o implementando soluciones que pretender devolver la naturaleza a la ciudad.

Lo que sí hemos aprendido en todo este tiempo es que todavía queda una gran barrera que dificulta que lo que hoy hacemos aquí se pueda replicar en otros barrios u otras ciudades. Y esta es la gran falta de información contrastada sobre los beneficios e implicaciones de estos proyectos.

Esto es lo que estamos tratando de reforzar, para lograr que todas las ciudades en Europa conozcan cómo hemos trabajado y cuáles han sido nuestros éxitos y nuestros fracasos. Y así, desde CARTIF, llevamos varios años trabajando para exportar este conocimiento a ciudades como Palencia, Vitoria-Gasteiz, Valencia, Helsinki, Hamburgo o Nantes.

Y en un paso más sobre este camino, nos hemos aventurado a organizar una conferencia que pretende que Valladolid todavía brille un poco más en este “paseo de la fama” de las Ciudades Inteligentes y Sostenibles. By & For Citizens se celebrará en Valladolid el 20 y 21 de septiembre.

Una conferencia donde pretendemos llevar estas experiencias a ciudades, arquitectos, ingenieros, urbanistas, inversores, administraciones, y, sobre todo, a los ciudadanos, y poder, entre todos, compartir experiencias que seguro nos enriquecen a todos. ¡No podéis faltar!

Planeta plástico

Planeta plástico

Nuestros mares se han convertido en “sopas de plástico” (garbage patch o islas de basura), donde cada año se vierten 8 millones de toneladas de plástico que quedan flotando en los océanos. Los plásticos llegan a bosques, ríos y se encuentran en los rincones más insospechados del planeta.

Este residuo que nos está ahogando y del que somos los únicos responsables, llega a la naturaleza de diferentes maneras, pero el origen de todas es el mismo: la utilización masiva y excesiva que la humanidad ha hecho de este material desde que se popularizara en los años 50.

El plástico ha invadido nuestras vidas. Hacemos uso de él en cualquier actividad de la vida diaria (ropa, cocina, aseo, ingeniería, comercio minorista…). En muchos casos es imprescindible y difícil de sustituir, pero en otras ocasiones es totalmente innecesario o sustituible por una alternativa sostenible y que no comprometa el medio ambiente.

Cada vez más personas son conscientes del problema que supone este residuo y reclaman un cambio urgente que implique medidas políticas y de gestión, pero también un cambio en nuestro estilo de vida, desde la manera en que producimos hasta el modo en que consumimos. Colectivos y personas individuales están lanzando iniciativas que animan a un consumo responsable y sostenible con el planeta.

Y es que todos hemos pensado lo mismo al ver como nuestro contenedor de envases y plásticos se llena a diario, y no queremos contribuir a este despilfarro y uso innecesario de los mismos. Uno de los usos que más nos indigna a muchos, es el de envases y plásticos en la venta de productos frescos, siendo muy llamativo en frutas y verduras. ¿Es necesario proteger una naranja, un plátano, una cebolla con una bandeja o un plástico para su venta? NO. Su propia piel es la mejor protección que tienen frente al deterioro. ¿Nos hemos vuelto tan vagos que no somos capaces de partir un tomate a la mitad, pelar un ajo, o cortar una manzana en dados para que nos los tengan que ofrecer en su correspondiente bandeja plastificada?

Esta misma reflexión fue lanzada hace unos meses desde el blog La Hipótesis de Gaia, por Isa su autora, y de ella partió la iniciativa #desnudalafruta, con el objetivo de eliminar el uso del plástico en productos frescos, proponiendo hacer fotos de frutas y verduras con envases innecesarios y denunciarlo a través de las redes sociales. Acciones similares son #BreakFreeFromPlastic o #RidiculousPlastic que buscan el mismo objetivo.

Los plastic attack”, son otro tipo de acción organizada por ciudadanos indignados sobre el uso excesivo de plástico.  Consisten en grupos organizados de personas que se reúnen en un supermercado, y tras realizar su compra y al salir del establecimiento, la “liberan” de todos los plásticos innecesarios devolviéndolos al supermercado, dejando carritos llenos de este material. De este modo se hace visible la cantidad de plástico de un solo uso utilizado y que es totalmente prescindible.

Pero el primer paso para reducir este tipo de usos del plástico es la reflexión, ser consciente del uso y abuso que hacemos del mismo y dejar de comprar aquello que no es necesario o que tiene una alternativa no contaminante. La compra a granel, usar bolsas de tela para hacer la compra, dejar de utilizar plásticos desechables buscando otras opciones, etc. Podemos empezar a decir adiós a la vajilla desechable, las pajitas de bebida, los tuppers de plástico, botellas de agua…para todo ello tenemos una opción reutilizable, más sostenible y menos contaminante. Esta tienda online de productos con materiales alternativos al plástico es un ejemplo de ello.

Pero existen muchos usos del plástico difíciles de sustituir, duraderos o para los que, de momento, no hay alternativa. En este caso la I+D está tomando la iniciativa hacía el desarrollo de los denominados bioplásticos, polímeros que provienen de fuentes naturales y son biodegradables.

Los bioplásticos se obtienen a partir de biomasa, residuos agrícolas u otros subproductos. Este material de partida es transformado, mediante una fermentación bacteriana, en monómeros que se utilizarán para obtener polímeros (ácidos polilácticos –PLA-, polihidroxialcanoato –PHA-), a partir de los cuáles se fabricarán productos de todo tipo, envases, piezas para automoción, bolsas, películas plásticas, etc.

Este tipo de materiales prometen ser la alternativa a los derivados del petróleo, ya que son biodegradables y se obtienen de materias primas renovables. La investigación actual y las nuevas tecnologías están permitiendo conseguir bioplásticos con las mismas características técnicas y las mismas aplicaciones que los derivados del petróleo.

En resumen, la investigación en nuevos materiales y el diseño de procesos más sostenibles serán nuestros aliados en la construcción de un planeta más sostenible, pero sólo si van acompañados de un cambio de actitud en nuestra vida diaria, siendo más responsables en nuestra manera de consumir y relacionarnos con nuestro entorno.