Una vida y un futuro mejor; derecho a los alimentos

Una vida y un futuro mejor; derecho a los alimentos

Ha llegado de nuevo el día de celebrar la alimentación, los alimentos y todo aquello que rodea a este derecho humano fundamental.

Cada año, el 16 de octubre se convierte en la celebración mundial y la reivindicación de alguno de los aspectos de algo que atañe a todas las personas, todos los días de nuestra vida; la alimentación. Los alimentos no son solo aquello que comemos, sino la representación de las personas, nuestros entornos y del planeta donde habitamos. Por ello, este día se celebra mediante la realización de distintos eventos en todo el mundo en los que se involucra a todos los actores del sistema; gobiernos, empresas, sociedad en general, investigadores…a ti y a mí que necesitamos alimentarnos cada día. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) quiere, en esta ocasión, recordar algo tan esencial como es el derecho a los alimentos.

La declaración mundial de los derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, reconoce como tales el derecho a la alimentación, la vida, la libertad, el trabajo y la educación. Todas y cada una de las personas del planeta deberíamos poder tener acceso a suficientes alimentos que sean nutritivos, asequibles, seguros y sostenibles.

Se cumplen además, 20 años de las Directrices sobre el derecho a la alimentación en las que se estipuló cómo llevarlo a cabo de una forma adecuada mediante estrategias, programas, políticas y legislación.


#DíaMundialdelaAlimentación uno de los días más celebrados en el calendario de las actividades de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pretende en esta ocasión, sensibilizar sobre la necesidad de aunar esfuerzos de todos los actores que componen los sistemas alimentarios para lograr el derecho a los alimentos para una vida y un futuro mejor para todos.


A pesar de esto, la realidad es que queda mucho por hacer para lograr una homogeneidad en resultados. Los conflictos entre países y la violencia son factores predominantes que generan situaciones de hambre. Es realmente dramático saber que el hambre persiste a pesar de que se producen alimentos suficientes para alimentar a más personas de la población mundial existente.

La reducción en la productividad agrícola, la aparición de plagas o la movilización de la calidad de los suelos provocadas por las consecuencias derivadas del cambio climático; el desperdicio alimentario, la sobreexplotación de los recursos, la falta de seguridad alimentaria, los desequilibrios en la disponibilidad de alimentos que llevan al hambre extrema y a una parte importante de la población a sufrir sobrepeso son aún grandes factores sin resolver que desestabilizan el derecho a la alimentación.

Parece algo lógico y sencillo la naturaleza de tener alimentos para todos y que se facilite el acceso a una dieta saludable. Sin embargo, las dietas no saludables siguen siendo la causa principal de todas las formas de malnutrición existentes (desnutrición, carencia de micronutrientes y obesidad) que afectan a 2.800 millones de personas en el mundo sin distinción de clases sociales.

Los sistemas alimentarios son la clave para la transformación hacia una forma de alimentación saludable, sostenible y segura a la vez que son las víctimas de las crisis asociadas a los conflictos, al cambio climático, a la contaminación o la pérdida de biodiversidad. Por ello, es necesario un mayor compromiso mundial con el derecho a una alimentación adecuada para todos a través de la transformación de los sistemas alimentarios hacia formas más sostenibles, resilientes y justas.

Es precisamente esta celebración una forma de reconocimiento de este derecho y la reivindicación de la subsecuente necesidad de conseguir un sistema alimentario que satisfaga las necesidades actuales y proteja las futuras.

Es un día para celebrar la suerte de la diversidad, la importancia de todo lo que rodea a los alimentos y una llamada para pasar a la acción y trabajar de forma conjunta desde todas las perspectivas y con todos los actores de la cadena (gobiernos, sociedad civil, investigadores, empresas…) integrando acciones enfocadas a la necesaria transformación de los sistemas alimentarios y lograr que todas las personas tengamos acceso a dietas saludables.

Nuestra misión en CARTIF, como Centro Tecnológico, está enfocada hacia la generación de soluciones para la transformación de los sistemas alimentarios con el fin de aumentar su sostenibilidad, resiliencia, seguridad y hacerlos más justos. Aplicar nuestro conocimiento y nuestras tecnologías a la innovación para favorecer la presencia de alimentos nutricionalmente elevados, crear soluciones para facilitar la seguridad alimentaria y aprovechar todos los recursos naturales en un ámbito de generación de alimentos sostenibles son nuestra apuesta para esta llamada a crear un futuro sostenible en materia de alimentación.

Tú también puedes consumir local

Tú también puedes consumir local

En un mundo cada vez más globalizado, la tendencia a consumir productos locales y optar por cadenas cortas de distribución se ha vuelto cada vez más relevante. Este enfoque no solo tiene implicaciones económicas, sino también ambientales y sociales, que repercuten positivamente en los ciudadanos y en el planeta. Sin embargo, esta tendencia está lejos de establecerse como nuestra rutina de compra de alimentos.

De acuerdo con los datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación 2021, los alimentos se distribuyen principalmente a través de supermercados, hipermercados y tiendas de descuento alcanzando un 73% de las ventas1, mientras que la tienda tradicional distribuye un 18% de los alimentos. A nivel europeo, las ventas directas entre agricultores y consumidores solo representan el 2% del mercado de alimentos frescos2.

Algunas formas de venta de productos locales o de proximidad a través de cadenas cortas de distribución son, por ejemplo, los mercados de productores, la venta directa en granja o la agricultura sostenida por la comunidad (CSA, por sus siglas en inglés), un modelo en el que los consumidores compran suscripciones directamente a los agricultores y a cambio reciben regularmente productos frescos, como frutas, verduras y a veces carnes o lácteos, durante la temporada de cosecha.

Consumir productos locales fortalece la economía de nuestra región. Al comprar directamente a productores y agricultores locales, se fomenta el crecimiento de pequeñas y medianas empresas, generando empleo y manteniendo los recursos dentro de la comunidad. Este ciclo de consumo y producción local ayuda a crear una economía más resiliente y menos dependiente de fluctuaciones globales.

Las cadenas cortas de distribución, caracterizadas por la mínima cantidad de intermediarios entre el productor y el consumidor, tienen un impacto directo en la frescura y calidad de los productos. Al reducir el tiempo y la distancia de transporte, los alimentos llegan más frescos y nutritivos a nuestras mesas. Además, esta reducción en el transporte disminuye las emisiones de carbono y la huella ecológica, contribuyendo significativamente a la lucha contra el cambio climático.

Desde una perspectiva social, el consumo local fortalece los lazos sociales. Conocer a los productores y entender el origen de los productos que consumimos crea una conexión más profunda y un sentido de pertenencia y responsabilidad hacia nuestra comunidad. Esta relación directa también permite un comercio más justo, donde los productores reciben una remuneración adecuada por su trabajo, evitando la explotación y promoviendo condiciones laborales dignas.

En términos de sostenibilidad, las cadenas cortas de distribución fomentan prácticas agrícolas y de producción más responsables y sostenibles. Los productores locales suelen adoptar métodos de cultivo más respetuosos con el medio ambiente, como la agricultura orgánica o regenerativa, que preservan la biodiversidad y mejoran la salud del suelo. Esto contrasta con las prácticas intensivas y a gran escala de las industrias alimentarias globales, que a menudo resultan en la degradación ambiental y pérdida de recursos naturales.

Consumo local proyecto FUSILLI

Sin embargo, existen barreras que no están permitiendo el despegue de este tipo de distribución. Las principales limitaciones son los pequeños volúmenes y limitada variedad de producción que no siempre son capaces de satisfacer la demanda de grandes compradores como en el caso de las compras públicas para hospitales, colegios, etc. También, el tiempo y la falta de conocimientos de los productores en áreas determinadas se pueden considerar barreras pues, además de dedicarse a las tareas de producción, deben realizar tareas de marketing, publicidad, venta, gestión, etc. Por otro lado, el mayor precio y la menor conveniencia, es decir, menos variedad de tamaños, formatos, pre-procesados etc. de este tipo de productos hace que no se adapten tanto al estilo de vida de muchas personas como lo hacen algunos productos vendidos en grandes cadenas de distribución. Así como la menor disponibilidad de horario o cercanía que estos mercados pueden ofrecer al consumidor

Trabajar en encontrar soluciones para minimizar estas barreras es clave para equilibrar la balanza hacia un modelo de producción y consumo más responsable y sostenible a largo plazo. Una mayor concienciación del consumidor junto con un mayor apoyo por parte de los organismos públicos para generar y mantener estrategias y acciones que apoyen el consumo local son fundamentales.

Son muchas las ciudades y regiones que están poniendo en marcha estrategias múltiples e integradas para promover el acortamiento de las cadenas de suministros y la estimulación de la demanda de alimentos de producción local y sostenible. Suponen una apuesta firme por el desarrollo de sistemas alimentarios bajos en carbono, resilientes y diversificados. Algunos ejemplos son el Plan Estratégico de Alimentación de Cataluña 2021-2026, El Plan de Acción Municipal de la Estrategia Alimentaria de Vitoria Gasteiz 2017-2025 o la Estrategia Food Corridors en Coimbra (Portugal).

Mercado de consumo local, proyecto FUSILLI

Algunas de las acciones que forman parte de estas estrategias son el impulso de una red de venta en línea de productos de proximidad, la potenciación de la comercialización de productos locales a través del aumento y mejora de las infraestructuras de mercados de productores, ferias de comercio justo, etc., crear una red de distribución de productos locales y facilitar la adhesión de productores locales a la misma, legislar y formar a los técnicos públicos para mejorar el acceso de los productores locales a la compra pública en general pero especialmente en las licitaciones dirigidas a comedores escolares, entre otras.

Estas estrategias y acciones están siendo desarrolladas con la participación de muchos actores involucrados, desde productores hasta asociaciones de consumidores pasando por distribuidores, empresas de alimentación, representantes de organismos públicos, etc. y están dotadas de mecanismos de seguimiento y evaluación sólidos.

CARTIF a través del proyecto FUSILLI está trabajando en 12 ciudades europeas con el objetivo de acortar las cadenas de distribución de alimentos y contribuyendo a la transición hacia un sistema alimentario más sostenible. Este conjunto de buenas prácticas y experiencias están disponibles para ser trasladadas de una forma adaptada a cualquier otro contexto involucrado con el consumo local y la sostenibilidad de sus gentes y su planeta.

Y para ejemplo de nuestro compromiso, CARTIF en colaboración con la Asociación de productores de producto ecológico Vallaecolid pone a disposición de sus trabajadores la posibilidad de comprar semanalmente productos locales y de temporada y recibirlos en su puesto de trabajo. ¡Así de fácil! ¿Te animas a formar parte de una iniciativa similar?


1 https://www.mapa.gob.es/ca/alimentacion/temas/consumo-tendencias/informe-anual-consumo-2020-v2-nov2021-baja-res_tcm34-562704.pdf

2 Short food supply chains and local food systems in the EU, 2016. Disponible en: https://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/BRIE/2016/586650/EPRS_BRI(2016)586650_EN.pdf

NIRS: No hablemos de «nuevas tecnologías» sino de buenas aplicaciones

NIRS: No hablemos de «nuevas tecnologías» sino de buenas aplicaciones

¿Y si tuviéramos una herramienta que pudiéramos llevar en el bolsillo y que nos permitiera controlar la calidad de los productos alimenticios en cualquier punto de su producción?

Pues muy señor@s mi@s, ¡¡¡la tenemos!!! Parece un anuncio vendiendo la panacea, lo sé, pero es que no voy más allá de la realidad… hablo de la tecnología de Espectroscopia de infrarrojo cercano, conocida como NIRS (Near Infrared Spectroscopy, por sus siglas en inglés), que lleva en nuestras vidas más de 30 años y, por fin, estamos apuntando bien aplicándola en lugares y momentos que nos pueden sacar de muchos aprietos en nuestro día a día dentro del sector agroalimentario, ¡pues démosle el trato que se merece!

NIRS portátil con muestra del proyecto CARNIQUS

Bueno, siendo rigurosos con esta tecnología, el análisis de infrarrojo cercano es una técnica instrumental en el campo de la espectroscopia molecular, que necesita del tratamiento quimiométrico de los datos obtenidos, debido a que la señal obtenida en el infrarrojo cercano es tan compleja que las bandas del espectro son difíciles de interpretar. Y aquí empezamos con los términos complicados… ¿¿quimiometría?? Pues sencillamente, técnicas estadísticas a las que hay que aplicar la lógica, un buen sentido común y mucha química!!!

La metodología seguida empleando la espectroscopía NIR nos conduce a través de análisis dirigidos a la caracterización de los productos mediante la cuantificación de parámetros analíticos que nos resulten de interés o que sean críticos para llevar un control de calidad tanto de las materias primas como de los productos durante su procesado o del producto final.

Además, otra de las aplicaciones de esta técnica es que es capaz de discriminar los productos siguiendo los estándares de calidad marcados por la propia empresa en cada momento del procesado. En este caso, se trata de modelos de clasificación (no dirigidos) que te permiten identificar o detectar que algo ha cambiado en el producto, pudiendo deberse a algún cambio en las materias primas (diferencias en la composición nutricional), cambios entre lotes (que pueden afectar al producto final), problemas en producción (dosificaciones de los ingredientes) e incluso si hay alguna adulteración en algún ingrediente empleado o una posible contaminación en su elaboración.

La verificación de un proceso productivo depende generalmente de los resultados obtenidos en un laboratorio a través de métodos analíticos largos y costosos, lo que implica tiempos de respuesta “no inmediatos”. La tecnología NIRS es una herramienta de análisis que nos permite llevar la trazabilidad en cualquier punto y a lo largo de toda la cadena de producción y, por tanto, nos proporciona importantes ventajas en la toma de decisiones o detección de problemas in situ.

Hoy en día, ya se dispone de equipos portátiles no mucho mayores que un smartphone, capaces de analizar multitud de productos con solo seleccionar el modelo adecuado en cada momento. Aunque, todo hay que decirlo, estos modelos han de ser meticulosamente desarrollados por personal experto en la tecnología y para eso estamos aquí los centros de investigación, como CARTIF.

Ya son casi 15 años desde que me crucé con esta tecnología gracias a una colega que trabajaba con ella y fue por puro convencimiento que tomé el testigo de esta gran técnica con la que sigo avanzando, aprendiendo y trabajando, para que las empresas, especialmente el sector agroalimentario, la conozcan y se aprovechen de todas sus bondades.

La Segunda Revolución Verde, o cómo la agrigenómica está transformando la agricultura

La Segunda Revolución Verde, o cómo la agrigenómica está transformando la agricultura

En los años 60, el biólogo americano Norman Borlaug creó, mediante técnicas de mejora vegetal selectiva, una variedad enana de trigo que emplea la mayor parte de su energía en producir granos en vez de tallos. Este trabajo le llevaría a ganar el premio Nobel de la Paz en 1970, y junto con el de otros muchos científicos, forma parte de lo que hoy conocemos como la primera Revolución Verde. En la revolución verde se utilizaron varios tipos de tecnologías que incluyen modernos proyectos de irrigación, pesticidas, fertilizantes sintéticos nitrogenados y otras técnicas de mejora genética vegetal. Los resultados fueron obvios: desde la década de 1960 hasta la de 1990, el rendimiento del arroz y el trigo en Asia se duplicó. Aunque la población del continente aumentó un 60%, los precios de los cereales bajaron, el asiático medio consumió casi un tercio más de calorías y la tasa de pobreza se redujo a la mitad. Actualmente, las Naciones Unidas prevén que en 2050 la población mundial crecerá en más de 2.000 millones de personas. La mitad nacerá en el África subsahariana, y otro 30% en el sur y sudeste asiático.

Sin embargo, si algo hemos aprendido en las últimas décadas es que las técnicas que tanto éxito tuvieron en su momento no han sido precisamente lo mejor para el planeta. El uso intensivo de fertilizantes y pesticidas ha contribuido a la degradación del suelo y la contaminación del agua. La adopción de monocultivos, centrados en unas pocas variedades de alto rendimiento, y la erosión genética asociada a los procesos de selección de los cultivos, han provocado la pérdida de biodiversidad y una mayor susceptibilidad a plagas y enfermedades.

Ejemplares de chopo Lombardo (P. nigra cv ´Italica`) resistentes (izquierda) y susceptibles (derecha) a la infección por Melamsora sp (roya del chopo), un patógeno común en el género. Fuente: Bárbara Díez Rodríguez

La revolución también exarcebó las desigualdades sociales, ya que los pequeños agricultores tuvieron dificultades para acceder a las nuevas tecnologías, lo que creó disparidades en las prácticas agrícolas. La expansión de las tierras agrícolas para aumentar la producción ha contribuido a la deforestación y a cambios en el uso de la tierra. La Segunda Revolución Verde representa un esfuerzo contemporáneo por mejorar aún más la productividad, la sostenibilidad y la resistencia de la agricultura mediante la integración de tecnologías avanzadas, innovaciones científicas y prácticas sostenibles. Y aquí es donde entra en juego la agrigenómica.

En términos sencillos, la agrigenómica es un campo de investigación aplicada que se centra en la comprensión y aplicación de la información genética para mejorar diversos aspectos de la producción agroforestal y ganadera. Los macrodatos y la tecnología desempeñan un papel crucial, ya que proporcionan las herramientas y la infraestructura necesarias para gestionar, analizar y extraer información de grandes cantidades de datos genéticos, agrícolas y forestales. Con la llegada de las tecnologías de secuenciación del ADN de alto rendimiento (high-throughout DNA sequencing), la capacidad de descifrar toda la composición genética de los cultivos está a nuestro alcance.

Sistema de secuenciación de nueva generación (NGS) ubicado en los laboratorios de CARTIF, que combina la tecnología de semiconductor complementario de óxido metálico (CMOS) con la exactitud del proceso químico de secuenciación por síntesis (SBS) de Illumina. Fuente: Raúl Sánchez Francés

Esta afluencia de datos genómicos, combinada con herramientas bioinformáticas avanzadas (por ejemplo, pipelines de análisis de datos), permite a los investigadores identificar genes clave asociados a rasgos deseables como el rendimiento, la resistencia a enfermedades y la tolerancia al estrés. Además, las tecnologías de agricultura de precisión, que incluyen sensores, drones e imágenes por satélite, permiten recopilar datos en tiempo real sobre la salud de los cultivos, las condiciones del suelo y los factores medioambientales. Toda esta información nos permite optimizar las prácticas agroforestales, incluido el uso preciso y selectivo de fertilizantes, pesticidas y recursos hídricos en función de las características genéticas de los cultivos. También podemos investigar el papel de microorganismos como las bacterias y los hongos del suelo, para promover la salud del suelo, el ciclo de los nutrientes y las interacciones planta-microbio; o utilizar técnicas tradicionales de mejora genética, junto con herramientas modernas como la selección asistida por marcadores, para desarrollar cultivos con características mejoradas como un mayor rendimiento, mejor contenido nutricional y mayor resistencia a enfermedades.

En definitiva, la agrigenómica se alinea con los principios agroecológicos al proporcionar herramientas para comprender y aprovechar la diversidad genética y la adaptabilidad de los cultivos y el ganado. Estos conocimientos contribuyen al desarrollo de sistemas agrícolas resilientes, eficientes en el uso de los recursos naturales y sostenibles desde el punto de vista medioambiental, que dan prioridad a la biodiversidad, la adaptación local y la reducción de la dependencia de productos químicos nocivos.

Día Mundial de la Alimentación; con alma de agua

Día Mundial de la Alimentación; con alma de agua

Hoy 16 de octubre, celebramos una vez más una fecha muy importante para todos y cada uno de los seres vivos del planeta; el Día Mundial de la Alimentación. En esta ocasión, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) rinde homenaje a un preciado recurso esencial para la vida; el AGUA.

El agua es vida, como reza el lema de la celebración de este año.

Es una fuerza motriz para personas, economía y naturaleza y es el alma de los alimentos. El aseguramiento de la alimentación y la correcta nutrición son términos que están intrínsecamente unidos a los ecosistemas, donde sin agua no hay vida, ni se cumplen las funciones fundamentales, ni la productividad, aspectos cruciales para los sistemas alimentarios.

El agua y los sistemas alimentarios están ligados de una manera profunda a través de las actividades relacionadas con la producción, el procesado, la distribución, preparación y consumo de los alimentos dentro de un amplio y complejo contexto socio-económico, político y medioambiental.

Los alimentos que comemos y su forma de producción afectan al agua. De hecho, si pensamos en los alimentos que comemos, el 95% de ellos se producen con la combinación de agua y tierra. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el agua apta para beber, para la agricultura y la mayoría de los usos industriales, denominada agua dulce, comprende solamente el 2,5 % del total. Sorprendentemente, solo el sector agrícola consume más del 70 % del suministro de agua dulce disponible en el mundo. Y aquí viene una noticia preocupante: debido al crecimiento poblacional, la urbanización y el desarrollo económico, se espera que, para 2050, la demanda mundial de agua para esta actividad aumente un 35 %. Esta problemática ya es una realidad; de acuerdo con la FAO, 3.2 billones de personas viven en áreas agrícolas con alto o muy alta escasez de agua.

#nodejaranadieatrás; El agua es vida. El agua nutre. Sin embargo, 2.400 millones de personas viven en países en los que se sufre estrés hídrico y, aproximadamente, el 10 % de la población mundial vive en países con estrés alto y crítico.

En el caso de los alimentos procedentes de la pesca y acuicultura, cuya importancia para la dieta es elevada por su composición en nutrientes esenciales, como ácidos grasos omega 3, vitaminas y minerales, la dependencia por el agua es aún mayor. De acuerdo con los datos de la FAO; al menos 600 millones de personas dependen de los sistemas alimentarios acuáticos.

Además de las necesidades en cuanto a cantidad de agua, la calidad del agua también se está viendo afectada por el cambio climático y las enfermedades relacionadas con ello y con los alimentos en las regiones donde se producen eventos extremos de calor.

Relaciones entre el agua y el aseguramiento de la alimentación y nutrición HLPE (2015)

Estos eventos climáticos extremos pueden afectar a la calidad del agua de varias maneras. Por un lado, el aumento de las temperaturas puede provocar la proliferación de enfermedades relacionadas con el agua y los alimentos, ya que las condiciones cálidas favorecen la reproducción de microorganismos peligrosos. Además, los fenómenos climáticos extremos, como las sequías y las inundaciones, pueden contaminar las fuentes de agua potable y agrícola.

De acuerdo con los datos del informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicado el pasado mes de julio, el cambio climático tiene un impacto directo en la disminución del aseguramiento de la alimentación y afecta a la disponibilidad de agua, dificultando los esfuerzos para lograr cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible . Además, el calentamiento de los océanos y su acidificación está teniendo efectos adversos sobre la producción de alimentos de origen marino.
En este mismo informe se indica de nuevo la necesidad de frenar el calentamiento global. La limitación de crecimiento del calentamiento a 1,5 ºC reduciría el estrés hídrico y beneficiaria a este recurso.

Fuente: https://www.infobae.com/america/medio-ambiente/2023/08/20/que-es-el-estres-hidrico-que-afecta-a-25-paises-y-cual-es-la-situacion-de-argentina/

Por tanto, el cambio climático, la escasez de agua, la necesidad de producir alimentos para una creciente población, la degradación de los recursos y ecosistemas asociados al agua presentan desafíos significativos. Además, surgen otras dificultades como la creciente competencia por el uso del agua en los diferentes sectores y la falta de mecanismos efectivos para gestionar y proteger los intereses de quienes son más vulnerables. Es cada vez más urgente encontrar una forma sostenible de gestionar el agua, lo que se denomina “aseguramiento del agua”. Esto no sólo mejoraría la eficiencia en la producción de alimentos y rebajaría la tensión en el conflicto entre la creciente demanda de alimentos y los limitados recursos del agua, sino que también garantizaría el acceso a alimentos para todas las personas. En este sentido, el agua desempeña un papel fundamental en el proceso de mejora de nuestros sistemas alimentarios.

Es necesario reducir los factores de estrés hídrico sobre los sistemas alimentarios, ya que esto tiene un fuerte impacto negativo en su funcionamiento.

Es importante el manejo y la gestión del agua no solo en agricultura, sino también a la hora de abordar el desperdicio de agua y alimentos en todas las fases de la cadena. La falta de datos relevantes entre los diferentes procesos del nexo pone en evidencia una falta de coordinación entre los actores relacionados y es un desafío que debemos abordar de manera integral.

El futuro de la alimentación está en juego, pero no cabe duda de que este necesario cambio de paradigma está íntimamente asociado al futuro de las personas y del planeta, y que es un camino de todos hacia un futuro sostenible como ya contaba nuestra compañera Julia Pinedo en su post Hacia una revolución alimentaria.


El Día Mundial de la Alimentación es un día de celebración y, alrededor de él se organizan multitud de eventos y actividades. Pero, ante todo, es una oportunidad para reactivar nuestra conciencia sobre el hambre y las necesidades planetarias de TODOS los actores que estamos implicados en garantizar un futuro sostenible de la alimentación de las personas y el planeta.

La agricultura actual no es sostenible y compromete el futuro si no incorporamos ejes innovadores y soluciones responsables para asegurar un suministro de alimentos adecuado y sostenible para las generaciones venideras. Nuestro desafío es producir más alimentos y productos agrícolas esenciales con menos agua. Esto implica crear y participar de soluciones integradas para un uso más eficiente y una mejor conservación de los recursos hídricos existentes.
Los desafíos relacionados con el agua son acuciantes en todos los sectores, y alcanzar el equilibrio en la distribución de este recurso requiere de la colaboración de gobiernos, agricultores, investigadores y la sociedad civil. Para satisfacer las necesidades hídricas asociadas a la producción de alimentos, científicos y agricultores aúnan esfuerzos para desarrollar prácticas sostenibles en relación a su uso, como es la construcción de instalaciones para desalinizar, la creación de reservorios, la aplicación de tecnologías que facilitan el ahorro del agua reduciendo la demanda de agua per cápita y mejorando la eficiencia en agricultura.

Los investigadores buscamos nuevas soluciones sostenibles, sociales y económicas para abordar los desafíos del agua y satisfacer nuestras crecientes necesidades. Esto implica considerar las complejas interacciones entre recursos y variables en relación con el agua, la energía, los alimentos y los ecosistemas

Es esencial que nuestras acciones estén ligadas en todo el ciclo del agua y los sistemas alimentarios para mejorar tanto el propio ciclo como la seguridad alimentaria en el contexto de ecosistemas saludables y equilibrados.

La elección de los alimentos que comemos contribuye a su forma de uso. Acciones como el consumo de alimentos locales, de temporada y frescos o la minimización del desperdicio alimentario contribuye a reducir el impacto en el estrés hídrico.

Por ello, en CARTIF trabajamos desde una amplia perspectiva de actuación en los retos asociados con este valioso recurso. Un ejemplo de ello es nuestra actividad en el proyecto FUSILLI en la transformación de los sistemas alimentarios de una forma holística con el objetivo de mejorar la sostenibilidad medioambiental de los mismos a través de acciones relacionadas con el manejo del agua, la reducción del desperdicio alimentario, la desigualdad social en su uso y la evaluación de los usos asociados.

Hacia una revolución alimentaria: UN Food System Summit + Stocktaking Moment

Hacia una revolución alimentaria: UN Food System Summit + Stocktaking Moment

¡La revolución alimentaria ha comenzado y lo ha hecho en Roma! Del 24 al 26 de julio de 2023, la sede la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (Food and Agriculture Organization of the United Nations – FAO) se llenó de esperanza y acción en el evento UN Food System Summit + Stocktaking Moment.

Más de 2.000 participantes de 161 países, incluyendo 22 jefes de Estado y de Gobierno, se unieron a este épico encuentro, junto con más de 100 delegados ministeriales y más de 150 organizaciones de actores no estatales. El objetivo: transformar los sistemas alimentarios para un futuro sostenible. CARTIF, en su compromiso por la transformación del sistema alimentario y en su rol de coordinador del proyecto FUSILLI, estuvo presente en el UN Food System Summit para ir de la mano de las últimas recomendaciones y seguir diseñando proyectos y soluciones innovadoras que ayuden a las empresas, a las ciudades y a la sociedad en general en esta transición hacia un sistema alimentario sostenible.

Aunque se han logrado avances desde el Summit de 2021, aún enfrentamos desafíos apremiantes. ¡Más de 780 millones de personas sufren hambre y un tercio de los alimentos se desperdician! Pero aquí, en el UNFSS+2, nos negamos a rendirnos.

La primera sesión, «Aprovechamiento de la Urbanización para la Transformación de los Sistemas Alimentarios», brilló con ideas innovadoras. La urbanización es una poderosa fuerza impulsora de cambios en el sistema agroalimentario, y las ciudades juegan un papel crucial en la configuración del futuro de la comida.

¿Cómo logramos una revolución alimentaria? Capacitando a las ciudades para liderar el cambio. La inversión en tecnología y soluciones innovadoras es clave para garantizar la sostenibilidad. ¡Es hora de preferir opciones alimentarias más saludables y respetuosas con el medio ambiente! El futuro es ahora. Perú y Marruecos son ejemplos brillantes de mecanismos de gobernanza exitosos. En Perú, los mecanismos de gobernanza a nivel local y municipal han tenido éxito en la promoción de la seguridad alimentaria y la nutrición. Más de 20 acciones directamente relacionadas con las ciudades se han centrado en mejorar la seguridad alimentaria y el bienestar de salud alimentaria. Y Marruecos, un brillante ejemplo de aprovechamiento de la urbanización para la transformación de los sistemas alimentarios, se ha centrado en ser más ecológico, localizando los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), siguiendo las iniciativas de los países mediterráneos y adoptando acciones de múltiples partes interesadas. Estos esfuerzos están impulsando un cambio positivo en los sistemas alimentarios y fomentando la sostenibilidad.

Este evento es más que una cumbre, es una llamada a la acción. ¡Es hora de dar un paso adelante hacia sistemas alimentarios inclusivos y sostenibles! La revolución alimentaria está en marcha, y todos podemos ser parte de ella.

El segundo día, 25 de julio, nos sumergimos en la transformación azul de los sistemas alimentarios. Representantes de diversas partes del mundo se reunieron para abordar los desafíos y oportunidades que rodean a los sistemas alimentarios acuáticos.

Fuente: @FAOenEspanol. Twitter

La creación de una Red de Acción Global para Alimentos Acuáticos Sostenibles fue el corazón de la sesión. ¿El objetivo? Monitorear y asegurar prácticas pesqueras responsables, desarrollar infraestructura, mejorar el acceso al mercado y preservar nuestras fuentes marinas. ¡Los alimentos acuáticos son un tesoro de nutrientes esenciales para la salud humana y la prosperidad!

Noruega y su compromiso con la sostenibilidad de los alimentos acuáticos me dejaron asombrada. Con iniciativas para supervisar y garantizar la sostenibilidad de la acuicultura, preservar los nutrientes y aumentar el consumo de pescado en comunidades marginadas, ¡Noruega lidera el camino hacia un futuro más saludable dentro de la economía azul!

Pero no solo Noruega brilla, Indonesia también presentó su ambicioso Plan de Economía Azul 2025 – 2035. Con amplios recursos marítimos, Indonesia aspira a un crecimiento integrador y sostenible. ¡Los alimentos acuáticos, ricos en proteínas y con una baja huella de carbono, están en el corazón de su visión de un desarrollo responsable!

Sudáfrica y Tanzania también hicieron olas con sus visiones para un futuro sostenible. Sudáfrica se enfocó en erradicar el hambre y proporcionar alimentos nutritivos mediante el uso sostenible de los recursos acuáticos. Mientras tanto, Tanzania destacó la importancia de una economía azul inclusiva y sostenible, abarcando múltiples etapas de producción, procesamiento y consumo.

La Unión Europea (UE) no se quedó atrás, mostrando su dedicación a la agenda azul y enfatizando la colaboración entre todos los actores del sistema alimentario. La UE se compromete a mejorar las infraestructuras, los medios de subsistencia y la conectividad con África para lograr una economía azul próspera.

Durante la sesión «Gobernanza para la Transformación del Sistema Alimentario», se hizo eco de una verdad esencial: la gobernanza es clave para un futuro sostenible. La inclusión, la colaboración y el liderazgo son fundamentales para moldear sistemas alimentarios resilientes en todo el mundo.

Desde el Parlamento del Líbano, se destacó el poder de la legislación como catalizador para iniciativas alimentarias impactantes. Garantizar funciones y responsabilidades claras para todas las partes interesadas es crucial para un consenso y una implementación eficaz.

La colaboración entre las partes interesadas también fue resaltada por el delegado ugandés, quien subrayó que la coordinación y la comunicación son fundamentales para impulsar el cambio en los sistemas alimentarios.

Las iniciativas de financiación para la transformación de los sistemas alimentarios también fueron discutidas, con representantes de Indonesia y Suiza compartiendo sus estrategias. El acceso a financiación y el apoyo a la inversión privada son esenciales para lograr políticas basadas en la evidencia y la sostenibilidad.

Julia Pinedo, investigadora de CARTIF, en UN Systems Summit

Además, se puso énfasis en la importancia de garantizar que las decisiones y políticas tengan en cuenta la perspectiva rural. La inclusión, la transparencia y el acceso a recursos como la tierra y el agua son fundamentales para un cambio transformador.

La digitalización brilló durante la sesión «Digitalización para Sistemas Alimentarios Resilientes». La tecnología, los datos y las soluciones digitales son la clave para acelerar la transformación del sistemas alimentario.

Desde el Foro Económico Mundial, se subrayó que la digitalización supone un cambio de juego. La inteligencia artificial y el análisis en tiempo real son esenciales para el progreso.

Las plataformas de datos también fueron mencionadas como una poderosa herramienta para capacitar a los agricultores con información valiosa y aplicable en tiempo real.

El sector privado demostró su importancia en la configuración de sistemas alimentarios resilientes. Las asociaciones público-privadas, las inversiones responsables y la colaboración son fundamentales para lograr resultados sostenibles.

El gobierno alemán resaltó que incluir la inversión privada es crucial para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, se enfatizó la necesidad de actuar de manera responsable y sostenible para garantizar el progreso.

El sector privado también fue incentivado a apoyar la nutrición y priorizar la salud sobre la rentabilidad. La colaboración y la responsabilidad son fundamentales para impulsar un cambio positivo.

En conclusión, los sistemas alimentarios resilientes están a nuestro alcance. Con una transformación azul de los sistemas acuáticos, una gobernanza inclusiva, la digitalización y la participación del sector privado, podemos construir un futuro sostenible y equitativo para todos.

¡El tercer día fue una jornada llena de soluciones, desafíos y próximos pasos para la transformación de los sistemas alimentarios!

En la primera sesión del día, expertos y partes interesadas se reunieron para discutir la «Movilización de Medios para la Implementación de la Transformación de los Sistemas Alimentarios». Se exploraron aspectos críticos para acelerar el progreso hacia sistemas alimentarios más sostenibles. El Banco Mundial presentó una herramienta innovadora llamada «REALTIME 3Fs«, diseñada para apoyar financieramente a las pequeñas y medianas empresas, agricultores y otros actores clave. Esta herramienta aborda cinco pilares esenciales-infraestructura para los sistemas alimentarios, desarrollo agrícola y cadena de valor, protección social, cambio climático y recursos naturales, y nutrición- asegurando que los recursos financieros lleguen a los sectores más vulnerables y se promueva una transformación holística.

No obstante, se identificaron desafíos en la financiación de los sistemas alimentarios, ya que la Ayuda Oficial al Desarrollo mundial destinada a ellos disminuyó en 2021. Esto suscita preocupación sobre la adecuación de los fondos para impulsar cambios integrales. Es aquí donde el papel del sector privado se vuelve fundamental, ya que se espera que invierta en el 50% de los logros de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

La inversión en ciencia, innovación y tecnología, así como el fortalecimiento de sistemas de datos y seguimiento, se propusieron como soluciones clave para acelerar la transformación. Además, se destacó la importancia del comercio en la satisfacción de las deficiencias alimentarias globales y el cumplimiento del ODS2 (Hambre Cero). Sin embargo, para lograr una transformación efectiva, se enfatizó la necesidad de una gobernanza adecuada, la participación de todos los actores y una agenda de financiación global que involucre al sector privado.

La sesión de clausura reafirmó la urgente necesidad de movilizar recursos para la transformación de los sistemas alimentarios. Se destacaron varios retos, incluyendo la pandemia de COVID-19, las crisis planetarias y la guerra en Ucrania, que han desestabilizado aún más los sistemas alimentarios y amenazado a poblaciones vulnerables con hambre y malnutrición.

Se instó a una acción concertada y urgente en seis áreas clave para alcanzar el potencial de los sistemas alimentarios: incorporar estrategias alimentarias en políticas nacionales de desarrollo sostenible, gobernanza inclusiva, inversión en investigación e innovación, diseño e implementación participativos, compromiso del sector privado y acceso a financiación.

El Centro de Sistemas Alimentarios de la ONU se centrará en coordinar procesos nacionales inclusivos, y todo el sistema de las Naciones Unidas trabajará para mejorar la coordinación y asociaciones para lograr una transformación real.

En resumen, la transformación de los sistemas alimentarios es un camino colectivo hacia un futuro sostenible. La colaboración entre países, organizaciones y sectores es esencial para lograr cambios significativos y asegurar que nadie se quede atrás. Con un enfoque en la sostenibilidad, al equidad y la responsabilidad mutua, podemos construir sistemas alimentarios más resilientes y justos para todos. ¡El futuro de la alimentación está en nuestras manos!