Guardianes del agua: estrategias innovadoras para conservar nuestro recurso más valioso

Guardianes del agua: estrategias innovadoras para conservar nuestro recurso más valioso

La seguridad hídrica es un concepto esencial que se define como «la capacidad de la humanidad para proteger el acceso sostenible al agua, asegurando el bienestar, los medios de vida y el desarrollo socioeconómico.» Este concepto incluye tomar medidas para proteger los ecosistemas que proporcionan este recurso vital y asegurar los servicios ecosistémicos ligados al agua. No se trata únicamente de garantizar que haya suficiente agua, sino que también debe cumplir con altos estándares de calidad y satisfacer las necesidades agrícolas, industriales, energéticas y domésticas de una región específica.

La preservación de los sistemas ambientales, que constituyen las fuentes naturales de agua y los servicios ecosistémicos relacionados, se convierte en algo fundamental.

La Global Water Partnership1, red internacional dedicada a la gestión sostenible del agua, describe un mundo con seguridad hídrica como aquel en el que cada persona tiene acceso a agua segura y a un coste asequible para llevar una vida sana y productiva, y en el que las comunidades están protegidas contra inundaciones, sequías y enfermedades de origen hídrico. Además, añade que la seguridad hídrica promueve la protección ambiental y la justicia social frente a los conflictos que puedan surgir a causa de los recursos compartidos.

Fuente: Rául Sánchez Francés. CARTIF

La ONU ha dado una voz de alarma respecto al déficit de agua que se prevé para el futuro. Según sus estimaciones, para el año 2030 la Tierra podría enfrentarse a un déficit del 40% si no se modifican los patrones de consumo actuales. El crecimiento de la población, especialmente en áreas urbanas, ha incrementado la contaminación que afecta a la calidad del agua, no solo a través de la contaminación atmosférica, sino también por el cambio en los usos del suelo. El consumo de agua se ha duplicado en el último medio siglo, y se estima que para el 2025 al menos dos tercios de la población mundial vivirán en zonas con gran estrés hídrico.

Así mismo, el cambio climático representa un riesgo adicional para la seguridad hídrica, reduciendo la disponibilidad de agua y volviéndola cada vez más impredecible en muchas partes del mundo, lo que nos conduce a importantes problemas de abastecimiento. Además, los fenómenos meteorológicos extremos, como sequías e inundaciones, afectan a ricos y pobres, alterando sus medios de vida y modelos de producción tradicionales.

En Castilla y León, la seguridad hídrica es ya un asunto crítico, dada la importancia de nuestro sector agrícola en la producción de alimentos, que dependen en gran medida de un suministro constante de agua. La agricultura de la región basa su fuerza en la producción de cereales, vino y productos hortofrutícolas, y se está viendo afectada por la variabilidad climática, incluidas las sequías prolongadas que agotan los recursos hídricos y ponen en peligro la sostenibilidad de los cultivos. Del mismo modo, la región está experimentando un estrés hídrico creciente agravado por el cambio climático, que amenaza la producción de alimentos y afecta el equilibrio de la economía rural, lo que incide en el aumento de un problema ya de por sí acuciante como es el despoblamiento de nuestros pueblos y entornos rurales.

Los agricultores se enfrentan a un desafío cada vez más arduo: mantener la productividad en un contexto de recursos hídricos limitados. Muchos han tenido que adaptar sus técnicas, invirtiendo en riego eficiente y diversificación de cultivos para mitigar el impacto de las sequías. Sin embargo, estas soluciones tienen un costo elevado que no todos pueden asumir, lo que resalta la urgencia de encontrar enfoques más inclusivos. Aquí es donde entran en juego las Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN), ofreciendo una alternativa sostenible a seguir.

Fuente: CARTIF

Las Soluciones basadas en la Naturaleza son vitales para abordar estos problemas de forma creativa y, al mismo tiempo, brindar beneficios adicionales en términos de sostenibilidad. La UNESCO, en su informe mundial sobre el desarrollo de los recursos hídricos, argumenta que las SbN pueden mejorar el abastecimiento y la calidad del agua al tiempo que mitigan el impacto de los desastres naturales. Un ejemplo claro son las cuencas hidrográficas y humedales restaurados, que actúan como filtros naturales para la purificación del agua. Al imitar los procesos naturales, las SbN mejoran la disponibilidad y calidad del agua, y reducen los riesgos relacionados con el agua.

Es esencial destacar la importancia de conservar los humedales y restaurar las cuencas fluviales en la región, ya que actúan como filtros naturales, mejorando la calidad del agua y regulando el flujo en tiempos de sequía. También se pueden explorar técnicas como la agro-forestería y la rotación de cultivos para mantener la fertilidad del suelo y reducir la dependencia de sistemas de riego intensivos. Estas prácticas imitan los procesos naturales y ayudan a mantener un equilibrio entre la producción y la conservación.

El Índice Global de Seguridad Hídrica (IGSH)3, que integra criterios como la disponibilidad, accesibilidad, seguridad y calidad del agua, estandariza las vulnerabilidades y riesgos hídricos, ayudando a identificar áreas prioritarias donde la acción es urgente. Este índice también resalta la necesidad de estrategias innovadoras que combinen infraestructuras verdes con soluciones tradicionales, maximizando el valor para la sociedad.

También es importante destacar la relevancia y el alcance de la seguridad hídrica en entornos urbanos, donde abarca cinco dimensiones: la ambiental, la doméstica, la económica, la urbana y la resiliencia ante desastres naturales. Todos estos aspectos convierten la falta de seguridad hídrica en uno de los mayores riesgos para la prosperidad global y subrayan la necesidad urgente de cuidar del recurso natural “agua”. Esto implica una gestión sostenible, consumo responsable, lucha contra la degradación y la reutilización.

Soluciones basadas en la naturaleza en Sassari
Proyecto NATMED. FIA system (Forested Infiltration Area). SbN implementadas en Sassari (Cerdeña – Italia).  Fuente: Raúl Sánchez Francés.

En el Área de Recursos Naturales y Clima de CARTIF, desarrollamos diversos proyectos relacionados con la gestión sostenible del agua como base del aseguramiento hídrico, tanto para consumo humano como para consumo en agricultura.

Coordinamos el proyecto PRIMA NAT-med, en el que pretendemos desarrollar, implementar y validar un conjunto de Soluciones basadas en la Naturaleza, combinadas en SbN de Ciclo Hídrico Íntegro (FWC-NbS por sus siglas en ingles), integradas en las infraestructuras de agua existentes (grises o naturales) y basadas en fases específicas del ciclo del agua, para optimizar la provisión de servicios ecosistémicos relacionados con el agua (calidad y cantidad) y servicios ecosistémicos dependientes del agua (aspectos sociales, económicos y ambientales), empoderando a los actores y las comunidades locales de la región mediterránea. NATMed también demostrará el efecto de las diferentes SbN-CCA en cinco casos de estudio ubicados en España, Grecia, Italia, Turquía, Argelia.

Del mismo modo, a través de nuestra labor de coordinación del proyecto CIRAWA, trabajamos en 8 regiones de Cabo Verde, Ghana, Senegal y Gambia para mejorar la agricultura mediante el desarrollo de nuevas prácticas basadas en la agroecología que se apoyan en el conocimiento local y científico existente para ayudar a crear cadenas de suministro de alimentos más resilientes en el Oeste de África, y donde el manejo sostenible del recurso agua es esencial.

Puntos de acceso al agua para agricultura. Proyecto CIRAWA
Proyecto CIRAWA. Puntos de acceso al agua para agricultura en la Isla de Maio (Cabo Verde). Fuente: Raúl Sánchez Francés.

Desde el Área de Recursos Naturales de CARTIF, como otros muchos “guardianes del agua” trabajamos por y para la mejora de la seguridad hídrica, empleando las Soluciones basadas en la Naturaleza, como parte de nuestro compromiso vital con el futuro del planeta. Solo a través de una gestión inteligente y colaborativa podremos construir un mundo en el que cada persona tenga acceso al agua y pueda vivir con dignidad, garantizando que las generaciones futuras también lo disfruten.


1 https://www.gwp.org/

2 WWAP & ONU-Agua. (2018). Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2018: Soluciones basadas en la naturaleza para la gestión del agua. París: UNESCO.

3 Measuring global water security towards sustainable development goals

Recuperando nuestro vínculo con la naturaleza

Recuperando nuestro vínculo con la naturaleza

¡Al final no pude resistirme…fui a ver AVATAR 2, y en 3D! La sola idea de rememorar las sensaciones vividas hace ya 13 años, como espectador de uno de los más grandes avances tecnológicos de la animación del siglo XXI, pudo con la pereza de meterme en un cine la friolera de 3 horas. Sin embargo, esta vez quería ver cómo había evolucionado algo que ya en la primera película de la saga me llamó la atención: ser capaces de establecer un vínculo directo con la naturaleza. ¡Impresionante!

Vista la «peli», y de vuelta a la realidad, creo que nunca hemos perdido nuestro vínculo con la naturaleza, pero lo hemos ignorado pensando que ya no nos era necesario y que únicamente los avances tecnológicos harían de este mundo un sitio mejor, prescindiendo de nuestra esencia natural.

Es importante saber que toda medida desarrollada para proteger un ecosistema y la biodiversidad que lo habita nos protegerá, como parte de esa variedad de seres vivos y no hará otra cosa que mejorar nuestras condiciones de vida.

Fuente: Raúl Sánchez Francés

Actualmente hay una creciente necesidad de contactar con la naturaleza, bien por hartazgo ante una vida sedentaria y demasiado urbanita, bien por practicar deporte o bien por el mero hecho de entrar en contacto con la naturaleza y los árboles que la habitan; pero sin saber de los múltiples beneficios que ese «baño de bosque o naturaleza» está proporcionando. Aunque se cree que el concepto de baño de bosque (Shinrin-yoku en japonés) parece tener un origen ancestral, no fue hasta los cercanos años 80 del siglo XX cuando las autoridades forestales japonesas promocionaron el concepto para acercar a la gente los beneficios del bosque.

La sensación de bienestar que percibimos paseando por el monte tiene una explicación científica comprobada. Ya a mediados del siglo XX se demostró que ciertas coníferas eran capaces de depurar/desinfectar su entorno, generando un antibiótico natural (fitoncidas), como respuesta principalmente al ataque que continuamente reciben de los hongos. Esto tiene como consecuencia directa que la presencia de árboles en zonas residenciales mejora la salud de sus habitantes.

Fuente: Raúl Sánchez Francés

Existen claras evidencias acerca del papel esencial que juegan los espacios verdes y azules en el fomento de un estilo de vida más saludable y sostenible. En áreas urbanas y periurbanas, los espacios naturales disminuyen la exposición a factores potencialmente dañinos como el calor excesivo, ruido y la contaminación del aire. Los estudios han demostrado que las zonas verdes circundantes a espacios urbanos se asocian con una menor mortalidad. Del mismo modo, diversos estudios experimentales y observacionales han demostrado que la exposición a la naturaleza se asocia con mejoras cognitivas, de la actividad cerebral, de la presión arterial, del sueño, y de la actividad física y salud mental. Especial relevancia adquiere la mejora de la salud mental (ansiedad, depresión y estrés) debido a la actividad en la naturaleza.

Un aumento de espacios verdes/azules bien diseñados, equitativamente distribuidos y accesibles, como promueve el concepto de soluciones basadas en la naturaleza (NBS), constituye un factor importante para preservar y mejorar la salud mental y el bienestar.

La pandemia de COVID-19 y la posterior recesión económica han afectado a la salud mental de la población, con un aumento de los síntomas de ansiedad y trastornos depresivos y han revelado la necesidad de mejorar la comprensión de los tipos y características específicos de los espacios naturales que son claves para la salud mental.

Desde CARTIF llevamos tiempo trabajando en la re-naturalización de nuestras ciudades, entornos y todos aquellos espacios habitados que han perdido su carácter natural, con el propósito de hacer nuestras urbes más habitables… pero de manera natural y en convivencia con la naturaleza, proyectos como URBAN GreenUP, MyBuildingisGreen, NATMED… son una muestra de ello.

Teniendo en cuenta todo esto, la receta médica de baños de bosque, de soluciones basadas en la naturaleza o lo que hemos llamado terapias basadas en la naturaleza (Nature based Therapies) está cada vez más cerca.

Recientemente tuve la oportunidad de charlar con Odile Rodríguez de la Fuente, hija de Félix Rodríguez de la Fuente, sobre el vínculo con la naturaleza que su padre les inculcó a ella y sus hermanas y que aún mantiene, desde su faceta de divulgadora de la naturaleza, la cual realiza de una manera fantástica. Fue sin duda Félix quien percibió la desconexión ser humano-naturaleza en un momento clave del crecimiento del país, lo que hizo aún más difícil su trabajo pero que le ha permitido dejar una huella más profunda y duradera, sentando las bases del buscado vínculo con la naturaleza.

Se trata de explorar conexiones reales y profundas entre el ser humano y el mundo natural, que vayan más allá de los trabajos culturales en campo o de algunas experiencias de jardinería como la errónea percepción de que las tomateras engordan despacio al ser acariciadas…como si de una prueba de amor se tratara. Nada más lejos de la realidad, al acariciar una tomatera a diario su crecimiento en vertical se ralentiza y su tallo se engrosa, pero no es más que una reacción natural a una carga ficticia del viento.

Sin embargo, aún estamos a tiempo para proteger la naturaleza que nos rodea, para acercarla a nuestras ciudades y espacios habitados, y para volver a conectar, a vincularnos con ella.

La re-naturalización de nuestras ciudades

La re-naturalización de nuestras ciudades

El 54% de la población mundial vive actualmente en las ciudades y está previsto que esta cifra aumente hasta alcanzar el 70% a mediados del presente siglo. Las ciudades se han convertido en lugares desnaturalizados donde es difícil encontrar entornos naturales conectados. El actual modelo urbanístico presenta uno de los más graves desafíos mundiales del siglo XXI: el rápido y cambiante desarrollo de las actividades industriales, así como la incontrolada expansión urbana, provocan numerosos problemas sociales, ambientales y de salud.

Nuestras ciudades se enfrentan a desafíos ambientales relacionados con la baja calidad del aire, el efecto “isla de calor”, el aumento de los riesgos por inundación, el aumento en la frecuencia y la severidad de los fenómenos extremos, el abandono de las zonas industriales y los problemas de ámbito social (incremento de la criminalidad, exclusión social, desigualdad, marginalidad, pobreza y degradación de ambientes urbanos).

Los efectos de la concentración de población en las ciudades son generalmente “invisibles” para la mayoría de la ciudadanía, pero permanecen latentes y aparecen ante la opinión pública cuando ya han causado graves problemas y la recuperación ambiental es mucho más difícil.

En muchas de las ciudades del mundo, la calidad del aire ha mejorado significativamente en las últimas décadas. No obstante, la calidad del aire aún afecta a la salud de las personas y del ambiente. En Europa, la contaminación del aire debida a la industria ha sido reemplazada por la contaminación debida al tráfico rodado y a las calefacciones. La calidad del aire es, por lo tanto, un problema ambiental común para las ciudades grandes y medianas en todo el mundo.

Otra consecuencia del cambio climático y la acumulación de población en las ciudades es el efecto “isla de calor”: áreas urbanas más calientes que zonas rurales próximas debido fundamentalmente a la topografía urbana y a los materiales empleados en los edificios o en los pavimentos. La temperatura media anual de una gran ciudad puede ser de 1 a 3 oC mayor que en sus alrededores. Además, durante las noches de verano la diferencia de temperatura puede alcanzar los 12 oC.

En lo que a la gestión de espacios urbanos se refiere, los distintos tipos de lugares abandonados y deteriorados en las ciudades suponen un importante desafío. En estas zonas, el conflicto ambiental se centra en problemas ambientales como la contaminación del suelo y determinadas emisiones, buscándose únicamente la reutilización no adaptativa de esos espacios y olvidando la vertiente social del problema, lo que genera el escepticismo y rechazo de los ciudadanos ante las acciones a emprender.

A todos estos problemas se les puede hacer frente del mismo modo que la naturaleza lo haría: empleando soluciones desarrolladas durante miles de años. Son las conocidas como Soluciones Basadas en la Naturaleza (Nature Based Solutions – NBS). Así se conseguirá la reconversión de las urbes en lugares donde la naturaleza vuelva a estar presente y donde el ciudadano pueda acercarse de nuevo a ella.

Las NBS fomentarán un urbanismo sostenible, restaurarán áreas degradadas, desarrollarán medidas de adaptación y mitigación del cambio climático y mejorarán la gestión de los riesgos asociados al mismo. Las NBS, como acciones inspiradas en la naturaleza, presentan un enorme potencial para ser energéticamente sostenibles y resistentes a los cambios, pero su éxito dependerá de su adaptación a las condiciones locales.

La implementación en las ciudades de corredores verdes, sumideros de carbono, caminos vegetales, agricultura urbana (urban farming), sistemas de drenaje sostenibles (SUDS- Sustainable Urban Drainaje Systems), muros y tejados verdes, filtros verdes urbanos, espacios acuáticos, módulos de polinizadores, entre otras NBS, será una constante en los próximos años, con el fin de conseguir un urbanismo sostenible y la re-naturalización de nuestras ciudades.