Teniendo en cuenta que la industria de alimentación y bebidas en España supone el 22% del PIB industrial y está formada por 30.000 empresas (de las cuales el 96% son Pymes), no es de extrañar que nuestro país acoja una de las ferias más importantes de Europa: ALIMENTARIA.
Este encuentro bianual es, sin duda, un escaparate profesional y un evento de referencia en el sector alimentario. Con casi 4.000 expositores de 63 países, permite conocer las novedades, y las tendencias presentes y futuras en alimentación, además de hacer negocio.
En la edición de ALIMENTARIA 2016, celebrada la semana pasada, destaca la fuerte internacionalización de las empresas y productos como vector de cambio (o de superación de la famosa “crisis”), así como un aumento del mercado de productos ecológicos y alimentos obtenidos y elaborados a través de procesos sostenibles.
Algunas de las grandes áreas que comprende ALIMENTARIA 2016 son Intercarn, Interlact, Intervin, Multifoods o Restaurama. En ellas hemos podido ver multitud de novedades, de las que destacaremos algunas, siempre desde nuestro punto de vista de tecnólogos e investigadores en materia de alimentación.
Hemos encontrado preciosas perlas (o esferificaciones) de aceite de oliva, de aceite de almendras, vinagre y zumo.
Chorizo, butifarra y salami para vegetarianos; sin carne, pero con clara de huevo como fuente proteica.
Continuando con los cárnicos, nos encontramos con paletilla o costillar de lechazo semielaborado que se termina de cocinar en el horno dentro de un envase… sin manchar y dejando la carne en su punto y con corteza crujiente. Más fácil y limpio, ¡imposible!.
Tortillas rellenas de morcilla, chistorra o queso de cabra.
Sal de todos los sabores y colores.
En cuanto a la bebida, además de la multitud de bodegas con deliciosos vinos y preciosas etiquetas y botellas, hemos encontrado varias bebidas a base de extractos. Una azulada con ingredientes de judía o una rosada con esencias naturales de fresa. Bebidas vegetales con sabores; bebida de arroz con coco o con almendras, bebida de chufa con chocolate o con café. Cerveza artesana con aloe.
Harina de pizza al carbón vegetal. O sea; bases de pizza negras para que los ingredientes destaquen más. Y con los beneficios depurativos del carbón vegetal, claro.
Gran variedad de snacks más saludables a base de guisante, alubia, extrusionados o brócoli, mango, plátano, piña o manzana texturizados. Y, como novedad, snacks a base de cecina con distintos aromas (especias, chile, curry)
Salsas y chutneys; de algarroba con dátiles, mostaza con piña o manzana, miel con jengibre o con canela, crema de cacao con trufa o mermelada de vino, aceite y vinagre… delicias envasadas en lo que se denomina producto “Premium”
Personalmente si tengo algo que destacar, es un riquísimo gazpacho de mango…
Y por último, pero con una fuerte presencia: quinoa. Harina de quinoa, cereales, galletas y barritas con quinoa, quinoa lista para consumir con verduras, y un largo etc.
El consumidor actual busca placer en la alimentación pero, sin duda, la tendencia que marca el desarrollo de nuevos productos es la preocupación por la salud. Este factor incluye sentirse bien, estar en forma, mejorar la salud y no envejecer. Esta tendencia se nota en las múltiples declaraciones nutricionales y de salud en los distintos productos, y en el creciente consumo de alimentos sin gluten o sin lactosa.
CARTIF colabora con distintas empresas del sector agroalimentario en el desarrollo de nuevos productos, mejora de los ya existentes, modificación de ingredientes, vida útil y valorización de subproductos para adaptarse a un mercado exigente y competitivo que está en constante movimiento.
2016 ha sido declarado por la ONU como “Año Internacional de las Legumbres”. El objetivo es concienciar sobre los beneficios de su consumo, promover su producción y comercio y fomentar usos más inteligentes en toda la cadena alimentaria.
Está claro que queremos comer mejor. Más sano, más natural, más productos de origen vegetal y hasta más sostenible. Está claro que sabemos lo que implica para la salud el consumo de determinados nutrientes como la fibra dietética; que es beneficiosa para la salud, pues interviene en la función intestinal, el control de peso, reduce el riesgo de padecer determinadas enfermedades coronarias y diabetes tipo II. O las, tan de moda, proteínas (y mejor aún si son de origen vegetal) y su función estructural en el organismo. Queremos ingerir vitaminas, minerales y compuestos bioactivos que nos ayudan a prevenir enfermedades, a tener buena salud e incluso a retrasar el envejecimiento celular. Por otra parte, conocemos las bondades de seguir la Dieta Mediterránea; rica, variada y saludable en la que se incluye el consumo de nuestros productos más típicos y una forma de cocinar.
Sin embargo, a pesar de que tenemos todos estos conocimientos, de acuerdo con los datos recientemente publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de comida rápida en España ha aumentado en los últimos años y, peor aún, se prevé que aumente hasta un 50% más en los próximos cinco años.
Pero… consumidores, ¡estamos de suerte! Tenemos a nuestro alcance pequeños paquetitos con todos esos nutrientes que estamos reclamando. Se llaman legumbres y son consideradas alimentos sin gluten y funcionales, por el hecho de que ejercen un efecto positivo tanto en determinadas funciones metabólicas como sobre la tasa de colesterol, el índice glucémico, reducen la acumulación de lípidos en el organismo, favorecen el tránsito intestinal y pueden prevenir la aparición de determinados tipos de cáncer, osteoporosis, enfermedades cardiovasculares o diabetes. Además de todo esto, se venden en el supermercado y tienen un precio muy asequible.
Sin duda, las leguminosas deberían ser una parte importante de la dieta porque son una gran fuente de proteínas y carbohidratos. El contenido medio de proteínas de las legumbres varía entre 17 y 40 %, bastante más elevado que el de los cereales (3-7 %) y son consideradas proteínas de alto valor biológico y aproximadamente igual que el contenido de proteínas en la carne. También son ricas en hidratos de carbono complejos, incluyendo cantidades importantes de fibra dietética (9-27 %) y un bajo aporte de grasa.
Por otra parte, las leguminosas tienen gran importancia desde el punto de vista del mantenimiento del ecosistema agrícola debido no sólo a la superficie que ocupa su cultivo a nivel mundial, sino también a la capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico aumentando la fertilidad del suelo y reduciendo el uso de fertilizantes nitrogenados. La huella de desperdicio (huella de carbono + huella hídrica) de los cultivos de leguminosas es inferior a la de otros cultivos, lo que fomenta la sostenibilidad y colabora en la mitigación del cambio climático. Y por último, y no menos importante, las leguminosas son aún más importantes en países en vías de desarrollo por su buen almacenaje y su bajo coste.
Sin duda, las legumbres son parte esencial en muchas dietas del mundo incluida la mediterránea. No en vano en la nueva pirámide nutricional, el consumo de leguminosas recomendado es de, al menos, 2 raciones a la semana. También en la nueva pirámide se destaca el consumo de productos tradicionales, locales y respetuosos con el medio ambiente como son las legumbres.
Por todas estas razones, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha proclamado el 2016 Año Internacional de las Legumbres. Sin embargo, a pesar de su importancia y de que el cultivo de legumbres se ha incrementado en un 20 % en los últimos 10 años (principalmente por la demanda en alimentación animal), su consumo ha disminuido en favor de otras fuentes proteicas como la carne. Este descenso obedece a motivos sociales y culturales; desde nuestro rápido ritmo de vida (cada vez cocinamos menos), a una percepción de las legumbres como “comida de pobres”, o incluso el rechazo a su consumo porque producen flatulencia.
Retos en innovación para favorecer el consumo
Está muy claro: la industria alimentaria está obligada a innovar para satisfacer esta demanda a través, tanto de la elaboración de platos preparados de calidad y que cumplan con un buen perfil nutricional, como de productos finales en los que se incorporen leguminosas como ingrediente principal, por ejemplo, en forma de harina.
Las harinas de leguminosas son una buena alternativa para incrementar el consumo de legumbres, en especial en niños. Con un valor nutricional apreciable, un buen contenido de fibra, y sin gluten, estos ingredientes sólo necesitan un poco de imaginación, un poquito de tecnología y ganas de investigar para conseguir muy buenos productos con forma de pan, galleta, pasta o snack.