Cereales: ¿integrales, refinados o… mejorados?

Cereales: ¿integrales, refinados o… mejorados?

Sin duda, los cereales son la principal fuente de la dieta de los consumidores de todo el mundo. No en vano, la producción mundial de cereales (según la FAO) en 2016 fue de 2,6 millones de toneladas. Los cereales suponen entre el 30 y el 70% del consumo diario de energía de una persona, por lo que su ingesta debe suponer 2-3 raciones al día y, aproximándonos al modelo de la dieta mediterránea, el consumo de pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y otros cereales) debe ser preferentemente integrales.

Los cereales son una gran fuente de carbohidratos, proteínas, fibra dietética, vitaminas (en especial las del grupo B) y minerales. Los cereales integrales, frente a los refinados, contienen además del germen y el endospermo, la cascarilla que es lo que se elimina principalmente durante el proceso de refinado. En conjunto, los cereales integrales son una gran fuente de vitaminas, minerales y compuestos fitoquímicos y son numerosos los estudios que relacionan estas propiedades con la prevención de enfermedades crónicas.

Esta clara evidencia de la importancia del consumo de cereales integrales ha potenciado que sean muchos los países que recomienden su consumo y que, en algunos de ellos, como Estados Unidos, la campaña haya llegado a grandes restaurantes y colegios donde se utilizan todo tipo de cereales integrales con el fin de modificar la percepción de “lo integral.

En España, a pesar de estas recomendaciones, la mayoría de los productos a base de cereales se siguen haciendo a partir de harinas refinadas. Esto ocurre, en parte, porque la industria alimentaria encuentra dificultades para adaptarse a las recetas a partir de materia prima integral debido a que la incorporación de fibra genera algunos problemas tecnológicos. Por otra parte, existe una falta de demanda por parte de los consumidores con un paladar educado a unos determinados sabores y texturas en los cánones de los productos refinados.

A la indudable necesidad de educación en el conocimiento de lo saludable por parte de los consumidores, se une el despertar del instinto industrial para mejorar el perfil nutricional de los productos ricos en cereales, a través de la moderación de la respuesta fisiológica que esos ejercen en el organismo (p. e, a través de reducir el índice glucémico) y a través de la factibilidad en la aplicación industrial de los cereales integrales, mejorando su incorporación en productos y reduciendo el detrimento de la calidad sensorial asociada a la incorporación de la fibra.

Se gesta una revolución tecnológica para desarrollar estas mejoras y conseguir el desarrollo de nuevos productos que traigan un claro beneficio para la salud, como por ejemplo un alto contenido en proteínas, alto contenido en fibra o cereales integrales, con nuevas experiencias sensoriales, cereales y harinas poco comunes (chía, quinoa, leguminosas) y por supuesto, rico y apetecible. Más cereales integrales en nuestras cocinas, en nuestros tuppers y en nuestros aperitivos.

Veamos ahora algunas de las mejoras que la tecnología pone al servicio de los cereales.

La prefermentación de masas ricas en fibra. Se ha visto que es una ventaja a la hora de elaborar pan que permite evitar los defectos en el volumen del pan o en la textura de la miga que la aplicación directa de la fibra puede provocar. Además, la prefermentación de la masa de cereales integrales o de masas ricas en fibra, da lugar a panes con menor impacto en el índice glucémico

Sistemas de molido que retiran sólo las partes del grano que deterioran la calidad tecnológica de los cereales y consiguen aumentar la concentración de compuestos bioactivos. Es decir; obtención de harinas integrales con más calidad nutricional pero sin el detrimento de la calidad en producto final que provoca la incorporación de fibra.

Procesos de ablandamiento del grano entero. Son procesos previos a la incorporación del grano en masas panarias que permiten la aparición de cereales enteros con una textura blanda y agradable en el interior de las masas y que no afectan al proceso de panificación.

La extracción de acuosa de fibras, que permite disponer de los mismos beneficios nutricionales y de salud, sin el detrimento en la incorporación en productos de panadería o galletería.

Las tecnologías de fraccionamiento permiten la obtención de ingredientes ricos en beta glucanos más fácilmente aplicables gracias a mejores propiedades físicas (como hidratación o viscosidad) y tecnológicas.

Otra mejora tecnológica para poder ofrecer todo el valor de los cereales integrales es la transformación de la parte de la fibra insoluble en soluble a través de la extrusión de manera que su utilización reduce los defectos de calidad en productos integrales.

Hay muchos cereales integrales, y no sólo el trigo, esperando su oportunidad de aplicación de la tecnología adecuada para favorecer su uso manteniendo sus propiedades nutricionales y dando pie a nuevos productos a base de cereales integrales.

Comemos o picamos: ‘snackificamos’

Comemos o picamos: ‘snackificamos’

Sin duda el sector de aperitivos es uno de los más fuertes del agroalimentario, así lo demuestra su creciente valor de mercado. En torno a la palabra aperitivo se agrupan patatas fritas, frutos secos y otros (aperitivos extrusionados, palomitas, cortezas, etc). Sin embargo, la categoría de aperitivos se ve actualmente englobada por la de snacks, un sector que se está ampliando a un gran número de productos que en muchas ocasiones nada tiene que ver con lo que conocíamos como aperitivos.

Históricamente, los snacks eran algo que consumíamos entre horas y, que además, nos hacía sentir culpables por ingerir más calorías de la cuenta, o dar a nuestros hijos algo que “les quita el hambre” antes de la comida o cena. Sin embargo, el consumo de snacks se ha convertido en algo cada vez más habitual y ya no es entre comidas, es la comida!

Sin duda, la cultura de la alimentación está en constante cambio (y ¿quién dijo que para mejor?) adaptándose a los nuevos estilos de vida (cocinar menos, estar más tiempo fuera de casa) y en esta nueva actitud cada vez hay cabida para más variedades de productos que sean sencillos de comer, con ninguna o muy poca preparación y que tengan un tamaño fácil de llevar.

De acuerdo con la consultora Nielsen, actualmente en España el 45 % de los consumidores ingiere regularmente un snack como alternativa a una o más comidas al día de las comidas del día. De este porcentaje, 52 % lo hace como desayuno, 43 % en la comida y 40 % en la cena.

Eso sí, el consumidor pide a los snacks que sean saludables (o que nos hagan sentir menos culpables de no comer en condiciones…) y que aporten algún beneficio sobre el organismo. Esto está llevando a la industria alimentaria a desplegar las alas de la innovación y crear todo tipo de productos ricos en nutrientes (proteínas, vitaminas, minerales, etc), productos frescos (o poco procesados, pero envasados y listos para usar), productos de alta densidad, de bajo índice glucémico, bajo contenido en azúcar, sal y grasa entre otros.

Veamos una pequeña muestra de lo que ya hay en el mercado y de lo que está viniendo:

Cereales, legumbres, verduras y frutas. El snack saludable

La percepción del snack como algo poco saludable y cargado de calorías se desvanece con los productos lanzados para ocupar esta categoría. Encontramos una amplia variedad de frutas y vegetales deshidratados (recubiertos o no y con más o menos contenido en azúcar), cereales de todas las formas y colores, pero en su mayoría, integrales, sólos o mezclados con bayas de goji, frutos rojos o frutos secos. Muy presentes, los denominados “cereales milenarios” (chia, sorgo, quino, mijo..) cocidos y listos para el consumo, en productos expandidos o  en barritas.

Los probióticos migran. Ya no están en el yogur, se pasan al snack a través de vegetales fermentados y chips a base de cereales milenarios, proteínas, arroz integral y semillas de chia en los que se  incluye el cultivo de probioticos

Gran tendencia también los germinados: harina de cereales y de leguminosas germinados a los que se les atribuye propiedades nutricionales muy interesantes y se consideran más fácilmente digeribles.

Y, sin duda, vienen con fuerza las combinaciones de cereales y vegetales o frutas y vegetales que aportan sabor, color y, sobre todo, nutrientes, especialmente vitaminas A, C E y D.

Snacks de frutas y verduras deshidratadas

Snacks a partir de leguminosas

Smoothies de frutas

Proteinas: el snack cárnico

Considerando la carne como un fuente de proteínas, surgen distintos tipos de snacks e incluso, innovación en formatos para el consumo de productos cárnicos elaborados.

Virutas de jamón o cecina, los llamados jerkies (carne deshidratada y o macerada), aderezados con toda clase de especias y aromas.

Jerkyde distintos sabores

Y están llegando al mercado: barritas de carne. Con alto contenido en proteínas, ternera, cordero, cerdo, visón…o insectos.

Barritas de ternera con vegetales

Snacks a base de carne de ternera, pollo, cerdo o visón

Formatos mini para productos cárnicos

El snack lácteo

En este sector, las novedades están más enfocadas al público infantil. Así, encontramos una amplia variedad de formatos pouch, o bolsita para tomar en cualquier momento.

Soluciones saludables para niños mediante el desarrollo de barritas lácteas (por ejemplo, con el contenido en calcio equivalente a un vaso de leche, rico en proteínas y bajo en calorías) pero sobre todo, innovación en el formato de presentación: monodosis o listo para consumo.

Todo tipo de pequeños formatos para el queso

Está muy claro que este sector ofrece grandes oportunidades y son muchas las empresas que ven en la snackización una oportunidad para desarrollar un producto apetecible y fácil de comer entre horas. Eso sí, ajustándose a los criterios de lo que el consumidor conoce como saludable, sostenible y a lo que está dispuesto a pagar por ello.

Sin duda, es necesario un ejercicio de reflexión por parte de la Industria Alimentaria para combinar todas estas claves y que la innovación pasa, en gran medida, por nuevas formas en los ingredientes y por nuevos procesos de producción.

Alimentaria 2016: ¿qué hay de nuevo?

Alimentaria 2016: ¿qué hay de nuevo?

Teniendo en cuenta que la industria de alimentación y bebidas en España supone el 22% del PIB industrial y está formada por 30.000 empresas (de las cuales el 96% son Pymes), no es de extrañar que nuestro país acoja una de las ferias más importantes de Europa: ALIMENTARIA.

Este encuentro bianual es, sin duda, un escaparate profesional y un evento de referencia en el sector alimentario. Con casi 4.000 expositores de 63 países, permite conocer las novedades, y las tendencias presentes y futuras en alimentación, además de hacer negocio.

En la edición de ALIMENTARIA 2016, celebrada la semana pasada, destaca la fuerte internacionalización de las empresas y productos como vector de cambio (o de superación de la famosa “crisis”), así como un aumento del mercado de productos ecológicos y alimentos obtenidos y elaborados a través de procesos sostenibles.

Algunas de las grandes áreas que comprende ALIMENTARIA 2016 son Intercarn, Interlact, Intervin, Multifoods o Restaurama. En ellas hemos podido ver multitud de novedades, de las que destacaremos algunas, siempre desde nuestro punto de vista de tecnólogos e investigadores en materia de alimentación.

  • Hemos encontrado preciosas perlas (o esferificaciones) de aceite de oliva, de aceite de almendras, vinagre y zumo.
  • Chorizo, butifarra y salami para vegetarianos; sin carne, pero con clara de huevo como fuente proteica.
  • Continuando con los cárnicos, nos encontramos con paletilla o costillar de lechazo semielaborado que se termina de cocinar en el horno dentro de un envase… sin manchar y dejando la carne en su punto y con corteza crujiente. Más fácil y limpio, ¡imposible!.
  • Tortillas rellenas de morcilla, chistorra o queso de cabra.
  • Sal de todos los sabores y colores.
  • En cuanto a la bebida, además de la multitud de bodegas con deliciosos vinos y preciosas etiquetas y botellas, hemos encontrado varias bebidas a base de extractos. Una azulada con ingredientes de judía o una rosada con esencias naturales de fresa. Bebidas vegetales con sabores; bebida de arroz con coco o con almendras, bebida de chufa con chocolate o con café. Cerveza artesana con aloe.
  • Harina de pizza al carbón vegetal. O sea; bases de pizza negras para que los ingredientes destaquen más. Y con los beneficios depurativos del carbón vegetal, claro.
  • Gran variedad de snacks más saludables a base de guisante, alubia, extrusionados o brócoli, mango, plátano, piña o manzana texturizados. Y, como novedad, snacks a base de cecina con distintos aromas (especias, chile, curry)
  • Salsas y chutneys; de algarroba con dátiles, mostaza con piña o manzana, miel con jengibre o con canela, crema de cacao con trufa o mermelada de vino, aceite y vinagre… delicias envasadas en lo que se denomina producto “Premium”

Personalmente si tengo algo que destacar, es un riquísimo gazpacho de mango

Y por último, pero con una fuerte presencia: quinoa. Harina de quinoa, cereales, galletas y barritas con quinoa, quinoa lista para consumir con verduras, y un largo etc.

El consumidor actual busca placer en la alimentación pero, sin duda, la tendencia que marca el desarrollo de nuevos productos es la preocupación por la salud. Este factor incluye sentirse bien, estar en forma, mejorar la salud y no envejecer. Esta tendencia se nota en las múltiples declaraciones nutricionales y de salud en los distintos productos, y en el creciente consumo de alimentos sin gluten o sin lactosa.

CARTIF colabora con distintas empresas del sector agroalimentario en el desarrollo de nuevos productos, mejora de los ya existentes, modificación de ingredientes, vida útil y valorización de subproductos para adaptarse a un mercado exigente y competitivo que está en constante movimiento.

Marzo con lluvias, buen año de alubias

Marzo con lluvias, buen año de alubias

2016 ha sido declarado por la ONU como “Año Internacional de las Legumbres”.  El objetivo es concienciar sobre los beneficios de su consumo, promover su producción y comercio y fomentar usos más inteligentes en toda la cadena alimentaria.

Está claro que queremos comer mejor. Más sano, más natural, más productos de origen vegetal y hasta más sostenible. Está claro que sabemos lo que implica para la salud el consumo de determinados nutrientes como la fibra dietética; que es beneficiosa para la salud, pues interviene en la función intestinal, el control de peso, reduce el riesgo de padecer determinadas enfermedades coronarias y diabetes tipo II. O las, tan de moda, proteínas (y mejor aún si son de origen vegetal) y su función estructural en el organismo. Queremos ingerir vitaminas, minerales y compuestos bioactivos que nos ayudan a prevenir enfermedades, a tener buena salud e incluso a retrasar el envejecimiento celular. Por otra parte, conocemos las bondades de seguir la Dieta Mediterránea; rica, variada y saludable en la que se incluye el consumo de nuestros productos más típicos y una forma de cocinar.

Sin embargo, a pesar de que tenemos todos estos conocimientos, de acuerdo con los datos recientemente publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de comida rápida en España ha aumentado en los últimos años y, peor aún, se prevé que aumente hasta un 50% más en los próximos cinco años.

Pero… consumidores, ¡estamos de suerte! Tenemos a nuestro alcance pequeños paquetitos con todos esos nutrientes que estamos reclamando. Se llaman legumbres y son consideradas alimentos sin gluten y funcionales, por el hecho de que ejercen un efecto positivo tanto en determinadas funciones metabólicas como sobre la tasa de colesterol, el índice glucémico, reducen la acumulación de lípidos en el organismo, favorecen el tránsito intestinal y pueden prevenir la aparición de determinados tipos de cáncer, osteoporosis, enfermedades cardiovasculares o diabetes. Además de todo esto, se venden en el supermercado y tienen un precio muy asequible.

Sin duda, las leguminosas deberían ser una parte importante de la dieta porque son una gran fuente de proteínas y carbohidratos. El contenido medio de proteínas de las legumbres varía entre 17 y 40 %, bastante más elevado que el de los cereales (3-7 %) y son consideradas proteínas de alto valor biológico y aproximadamente igual que el contenido de proteínas en la carne. También son ricas en hidratos de carbono complejos, incluyendo cantidades importantes de fibra dietética (9-27 %) y un bajo aporte de grasa.

Por otra parte, las leguminosas tienen gran importancia desde el punto de vista del mantenimiento del ecosistema agrícola debido no sólo a la superficie que ocupa su cultivo a nivel mundial, sino también a la capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico aumentando la fertilidad del suelo y reduciendo el uso de fertilizantes nitrogenados. La huella de desperdicio (huella de carbono + huella hídrica) de los cultivos de leguminosas es inferior a la de otros cultivos, lo que fomenta la sostenibilidad y colabora en la mitigación del cambio climático. Y por último, y no menos importante, las leguminosas son aún más importantes en países en vías de desarrollo por su buen almacenaje y su bajo coste.

Sin duda, las legumbres son parte esencial en muchas dietas del mundo incluida la mediterránea. No en vano en la nueva pirámide nutricional, el consumo de leguminosas recomendado es de, al menos, 2 raciones a la semana. También en la nueva pirámide se destaca el consumo de productos tradicionales, locales y respetuosos con el medio ambiente como son las legumbres.

Por todas estas razones, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha proclamado el 2016 Año Internacional de las Legumbres. Sin embargo, a pesar de su importancia y de que el cultivo de legumbres se ha incrementado en un 20 % en los últimos 10 años (principalmente por la demanda en alimentación animal), su consumo ha disminuido en favor de otras fuentes proteicas como la carne. Este descenso obedece a motivos sociales y culturales; desde nuestro rápido ritmo de vida (cada vez cocinamos menos), a una percepción de las legumbres como “comida de pobres”, o incluso el rechazo a su consumo porque producen flatulencia.

Retos en innovación para favorecer el consumo

Está muy claro: la industria alimentaria está obligada a innovar para satisfacer esta demanda a través, tanto de la elaboración de platos preparados de calidad y que cumplan con un buen perfil nutricional, como de productos finales en los que se incorporen leguminosas como ingrediente principal, por ejemplo, en forma de harina.

Las harinas de leguminosas son una buena alternativa para incrementar el consumo de legumbres, en especial en niños. Con un valor nutricional apreciable, un buen contenido de fibra, y sin gluten, estos ingredientes sólo necesitan un poco de imaginación, un poquito de tecnología y ganas de investigar para conseguir muy buenos productos con forma de pan, galleta, pasta o snack.