¿Puede un robot sentir? Si nos basamos en el mundo de la ciencia ficción, la respuesta sería claramente afirmativa. Películas como Blade Runner; 2001: una odisea en el espacio; Yo,robot o ex Machina nos muestran máquinas capaces de experimentar sentimientos tan humanos como el miedo, la ira o incluso el amor.
A pesar del creciente interés por la inteligencia artificial y las numerosas discusiones sobre las implicaciones que tendría en nuestra sociedad, el desarrollo de máquinas dotadas con una inteligencia artificial (IA) igual o superior a la humana (también conocida como IA fuerte) parece evidente. Sin embargo, la tecnología actual está lejos de alcanzar los niveles de comportamiento “casi-humano” que los autores de ciencia ficción nos muestran en sus películas.
La IA Fuerte es, por tanto, un tipo hipotético de inteligencia artificial que sobrepasaría la IA conocida hasta el momento. Se trataría de una inteligencia artificial cuyo propósito sería el de emular lo más posible a la inteligencia humana, permitiendo la resolución de problemas y actividades en forma general. Ha de tenerse en cuenta que “general” significa que, en lugar de especializarse en resolver un solo tipo de problema (tal y como lo hace la IA actual), el sistema lograría emular lo que cualquier ser humano puede hacer.
Admitiendo que hubiéramos alcanzado el nivel tecnológico suficiente como para desarrollar una IA capaz de superar la inteligencia humana a la hora de resolver problemas y actividades cotidianas, ¿podría esta IA ser capaz de sentir emociones? Los últimos avances en el campo de la computación afectiva muestran máquinas con una “inteligencia emocional” cada vez más elaborada (aunque todavía muy básica si la comparamos con la humana) y hacen que un mayor número de investigadores crean que es sólo cuestión de tiempo que desaparezca la coletilla “ficción” del término ciencia, al menos en cuanto a inteligencia emocional se refiere. Sin embargo, son todavía muchos los convencidos de que los avances en IA como mucho permitirán “simular” las emociones humanas. Pero que, aún cuando alcancemos sistemas dotados con IA fuerte, éstos no serán más que eso: una forma inteligente de simulación.
Pero, ¿qué son las emociones? Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar, suceso, o recuerdo. Psicológicamente, las emociones alteran la atención y activan redes asociativas relevantes en la memoria. Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente las respuestas de distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones faciales, los músculos, la voz, el sistema endocrino, a fin de establecer un medio interno óptimo para el comportamiento más efectivo.
Conductualmente, las emociones sirven para establecer nuestra posición con respecto a nuestro entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos alejan de otros. Las emociones actúan también como depósito de influencias innatas y aprendidas, y poseen ciertas características invariables y otras que muestran cierta variación entre individuos, grupos y culturas.
Teniendo en cuenta la definición de emoción, es evidente que una reacción emocional desde un punto de vista fisiológico requiere algo más que una Inteligencia Artificial evolucionada. Sin embargo, parece claro que con un nivel adecuado de desarrollo tecnológico, sería posible crear una máquina capaz de adaptarse a estímulos externos, de cambiar de conducta activando diferentes sistemas internos, así como de generar sonidos, expresiones y otras variaciones en sus componentes que la ajustaran a un comportamiento más efectivo. En definitiva, de crear una reacción emocional a estímulos externos. Que esta reacción sea real o la consideremos como una mera simulación del comportamiento humano, es un debate candente. Un debate que aumentará de interés a medida que nos acerquemos a los niveles de desarrollo tecnológico que permitan desarrollar máquinas “sensibles”.
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