Renovación energética de edificios residenciales

Renovación energética de edificios residenciales

Desde la Unión Europea existe un claro interés en la mejora de las condiciones energéticas y medioambientales del sector de la edificación y la reducción del impacto que tiene este sector en términos de consumo de energía y emisiones de CO2. Ese interés se materializa en la financiación de numerosos proyectos de investigación y demostración que van en esa dirección. Uno de esos proyectos es iNSPiRe.

Hace unos días se celebró en Bruselas la reunión final del proyecto, momento agridulce, ya que por un lado supone la despedida de muchos colegas de los 24 socios del proyecto, con los cuales difícilmente volveremos a coincidir, y por otro lado supone una gran satisfacción ya que, por fin, después de 4 años de duro trabajo, se ven los resultados de todas esas horas entre conferencias, reuniones e infinidad de informes.

iNSPiRe está alineado con la ambiciosa directiva europea de eficiencia energética en edificios que aspira a conseguir la reducción del consumo de energía en edificios del sector residencial y del sector terciario. En este proyecto, además de definir un proceso de renovación de edificios para conseguir la reducción de los consumos energéticos, también se han desarrollado kits tecnológicos altamente eficientes y novedosos, con el objetivo de ponerlos en el mercado como actualizaciones futuras a los sistemas vigentes en proyectos de renovación de edificios en la industria de la construcción. Se han desarrollado kits como solución para la distribución de energía y para cubiertas y fachadas con soluciones innovadoras de almacenamiento de energía y sistemas de generación de energía.

Todas las soluciones desarrolladas han sido instaladas en dos demostradores. Uno de ellos en el barrio de Villaverde en Madrid, y el otro en la ciudad alemana de Ludwisburg. Ambos edificios pertenecen al sector residencial. Tanto los datos obtenidos con la monitorización de los edificios como los datos de simulación, serán utilizados para la creación de una base de datos común que servirá a los profesionales de los sectores de ingeniería y arquitectura, así como a las autoridades locales para seleccionar los medios y sistemas más eficientes y rentables a la hora de abordar una profunda renovación en un edificio.

En este proyecto, CARTIF ha sido el responsable de las tareas de monitorización, seguimiento y análisis de los indicadores que permiten comprobar el óptimo funcionamiento de las soluciones instaladas, así como de comprobar que los residentes alcanzan las condiciones de confort buscadas. El primer objetivo cubierto fue la definición y diseño de un sistema de monitorización que permitiera la evaluación de los ahorros energéticos y conocer el rendimiento de los edificios antes y después del proceso de renovación y rehabilitación. Además, CARTIF desarrolló un software de vigilancia que nos indica si alguna de las soluciones no está funcionando correctamente, situación que el software interpreta realizando la lectura de múltiples sensores instalados en los demostradores. El trabajo de CARTIF ha estado siempre estrechamente ligado al trabajo de los socios empresariales desarrolladores de los kits tecnológicos ya que nuestro papel ha sido también el de informarles del correcto rendimiento y eficiencia de sus desarrollos.

Para llevar a cabo la evaluación de ahorros, ambos demostradores han sido monitorizados durante dos años en dos periodos, un año previo a la rehabilitación y un año posterior a la misma, con el objetivo de identificar su comportamiento antes y después y obtener una línea de referencia para realizar la comparativa. Para esta tarea se definieron 4 grupos de indicadores: de confort, de consumos eléctricos, de demanda térmica y por último de emisiones. Además, también se han definido indicadores económicos pero debido a los plazos de instalación de los kits aún no se ha realizado el estudio de estos indicadores.

Respecto a los resultados obtenidos, pese a que no se ha podido realizar aún un análisis de los ahorros, sí que se ha hecho un estudio comparativo del comportamiento de los edificios en los dos periodos de monitorización. Una vez que los datos de todos los kits estén disponibles al completo será posible hacer valoraciones más profundas.

Desde el área de Energía de CARTIF estamos comprometidos a ayudar a transformar nuestros entornos de vida en otros más eficientes y energéticamente más sostenibles, y nuestro trabajo y los resultados del proyecto iNSPiRe se alinean en este cometido.

Refrigeración solar y Tao: el camino del frío sostenible

Refrigeración solar y Tao: el camino del frío sostenible

La filosofía taoísta establece a través del Ying y el Yang la dualidad que presenta todo lo que existe en el universo, de forma que siempre hay dos fuerzas antagonistas y complementarias que se necesitan mutuamente. Difícilmente se puede apreciar el valor de la paz sin la existencia de guerras, o de la salud si no hubiera enfermedades.

Este enfoque dual también es aplicable a la tecnología, imponiendo condiciones que en muchas ocasiones son opuestas, pero que permiten el equilibrio de los sistemas. Según establece la Termodinámica, para la producción de frío (extracción de calor a un foco de menor temperatura) tenemos que aportar energía exterior y disipar calor a un medio que está más caliente que la zona que queremos enfriar, de forma que el calor y el frío conviven como si del Ying y el Yang se tratara.

Las condiciones de habitabilidad que los seres vivos tenemos, nos obligan a mantener una temperatura adecuada para poder realizar los procesos vitales, de forma que valores entorno a los 23 ºC, nos permiten estar confortables. Sin embargo, el clima y las condiciones exteriores presentan valores en ocasiones muy alejados de este óptimo: desde los -40ºC que puede haber en las zonas próximas a los polos, hasta los 55ºC que puede haber en verano en las zonas próximas al ecuador, siendo en esencia la presencia o ausencia de radiación solar la que origina estas diferencias.

La tecnología ha desarrollado sistemas para la transformación de la energía solar en calor o electricidad, siendo por ello aplicable tanto a calefacción como a refrigeración solar. La ausencia de radiación solar produce la necesidad de calefacción, y por lo tanto parece poco probable que podamos aprovechar la radiación disponible -que en general será pequeña- para calefacción. Sin embargo, la necesidad de frío sí va a estar en general asociada a la presencia de radiación solar, como si del Ying y el Yang se tratara también. De hecho, la climatización es una de las tecnologías estrella para el mundial de Qatar, en el que se van a utilizar campos de fútbol con refrigeración solar (Wolfgang Kessling:” Cómo climatizar un estadio” o en inglés “How to air-condition outdoor spaces”).

La refrigeración solar propone un conjunto de tecnologías en las que se aprovecha la radiación solar para producir frío, bien a partir de agua previamente calentada con captadores solares y sistemas sorbentes (máquinas de absorción o adsorción), bien a partir de electricidad producida con solar fotovoltaica para accionar un sistema basado en compresor. Como en el caso de los hermanos de “Hombre rico, hombre pobre”, su evolución temporal ha sido y es diferente.

Hasta hace 10 años, eran los sistemas de frío solar basados en máquinas sorbentes los que disponían de un mayor número de aplicaciones y desarrollos tecnológicos. Por aquellos tiempos, la fotovoltaica era cara. Sin embargo, con la reducción del coste que ha sufrido recientemente, el uso de fotovoltaica para producir frío solar está aumentando de manera importante. Por otro lado, hay fabricantes de máquinas de absorción con sistemas de triple efecto y rendimientos del 180% dispuestos a presentar una dura batalla por la climatización con radiación solar.

En cualquier caso e independientemente de la tecnología que se imponga, lo que tengo claro es que el futuro del frío es caliente, tan caliente como el Sol.

¿Cómo conseguir ciudadanos concienciados energéticamente?

¿Cómo conseguir ciudadanos concienciados energéticamente?

‘O de cómo cultivar la conciencia energética de los ciudadanos del mañana a través de la educación de los niños de hoy’

Trabajar en un centro tecnológico en el que se hace I+D+i no significa ni mucho menos vivir en una burbuja futurista alejada de la realidad que se vive a pie de calle. Muy al contrario. Lo que tenemos en nuestras manos día a día son desafíos que podríamos encontrarnos cualquiera de nosotros. En mi caso, como investigadora trabajando en temas de eficiencia y sostenibilidad energética esto es más que evidente.

Como ya habrás podido ver en entradas anteriores de mis colegas si eres asiduo lector de este blog, en el área de energía trabajamos en numerosos proyectos que abordan la eficiencia energética en diferentes ámbitos y a diferentes escalas. Abordamos el problema desde el nivel de edificio hasta el nivel de ciudad, pasando por escalas de comunidad y distrito o barrio. Estos proyectos tienen multitud de implicaciones técnicas más o menos complejas que analizamos desde diferentes perspectivas y perfiles (arquitectura, ingeniería, informática o telecomunicaciones entre otras) buscando las soluciones óptimas para cada caso. Pero, como diría Ende, esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Hoy quiero centrar mi atención en un pilar necesario para conseguir eficiencia y sostenibilidad que no es técnico: el usuario, el vecino, el ciudadano. En definitiva, la gente. Tú y yo que, al fin y al cabo, somos los que hacemos que las cosas funcionen como lo hacen. Como he podido comprobar a través de los resultados del proyecto DIRECTION, en el que se han construido dos edificios de muy bajo consumo energético en Valladolid y Múnich, el comportamiento de los usuarios de los edificios y también su concienciación tienen una gran influencia en los valores finales de consumo y confort.

Aunque existe una cada vez más amplia concienciación en temas de energía y sostenibilidad, en muchos casos se queda en algo genérico y no supone cambios en nuestros hábitos. Como comentaba mi compañera Ana Quijano en su post, un elemento clave es conseguir que las actuaciones a cierta escala resulten rentables. Esto es muy cierto a nivel general, pero en el día a día hace falta algo más. La aceptación social es un aspecto que influye más de lo que podríamos pensar. Es necesario que cada uno de nosotros seamos conscientes de nuestro efecto, de nuestra capacidad de actuación a la hora de conseguir ahorros energéticos y de nuestra responsabilidad. Para que esto sea así, es necesario conocimiento, principalmente de las posibilidades que tiene cada uno, y por supuesto educación. Llegados a este punto es cuando empieza a cobrar sentido el título de este post.

Si la concienciación de cada uno de nosotros como individuos es fundamental, la educación de los que van a ser los ciudadanos de mañana es crucial. Solo así se conseguirá salir de la encrucijada energética y medioambiental en la que hemos colocado a nuestro planeta. Para los que ya tenemos cierta edad, el actuar en consecuencia con la conciencia energética nos puede suponer cambios en nuestros hábitos tradicionales, y eso no siempre es fácil de asimilar. Sería más sencillo si los tuviéramos asimilados desde niños como algo normal, y es ahí donde podemos incidir para mejorar el futuro desde el presente, a través de la educación de los niños. La importancia de educar en eficiencia energética y ahorro de energía y recursos naturales a los niños, no radica solamente en la transmisión de unos valores personales y sociales adecuados, sino en que ellos puedan asimilar como propios unos comportamientos que la mayoría de los adultos hemos debido adquirir de forma tardía, si es que lo hemos hecho.

Existen cada vez más iniciativas en esta línea en las que los pequeños de la casa son el foco de atención. En colegios, campamentos y otras actividades, se trabajan recursos relativos al reciclaje y a la reducción de uso de recursos naturales y de su uso eficiente. Cómo se produce, transforma y utiliza la energía, así como las consecuencias de cada paso forman ya parte del itinerario curricular. Recientemente nos hablaba nuestra compañera Laura Pablos en su post de un evento organizado por CARTIF en colaboración con el Ayuntamiento de Valladolid en el que se trataba de concienciar sobre el reciclado del poliestireno expandido a los niños. Este tipo de iniciativas son muy importantes a la hora de reforzar en la educación de los niños su concienciación y su responsabilidad. Sin embargo, como madre, no puedo dejar de reconocer que en este tema (como en muchos otros) resulta fundamental la educación en casa a través del ejemplo. Nuestros niños reflejan en sus hábitos lo que ven en nosotros, lo que viven cada día, así que debemos esforzarnos para también (y sobre todo) en casa actuar de forma responsable medioambiental y energéticamente.

Para conseguir ahorro energético podemos actuar de dos formas: mediante soluciones de reducción de la demanda o el consumo, o mediante soluciones de eficiencia energética. O diciéndolo de otro modo: gastar menos y gastar mejor. No es difícil reducir la cantidad de energía que utilizamos escogiendo aparatos y servicios de bajo o menor consumo y evitando el derroche de energía (manteniendo encendidas solo las luces necesarias, apagando completamente dispositivos electrónicos de la casa, ajustando los termostatos a temperaturas adecuadas…). Aunque parezca difícil de ver, los niños también nos pueden ayudar en estas tareas. Lo que quizás nos resulte más complejo es el convencernos de que este tipo de acciones no deben ser una especie de imposición de nuestros tiempos sino que el ahorro de energía nos resulta beneficioso, como personas y como sociedad. Más allá del posible ahorro económico, la reducción de la contaminación general con sus beneficios para la salud y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que ayude a aminorar los efectos del cambio climático, son consecuencias positivas para todos que derivan de actitudes y comportamientos individuales adecuados.

Entre todos y por el bien de todos, debemos ayudar a nuestros niños a asumir responsabilidades y comportarse de forma crítica y con conciencia energética y medioambiental, de modo que ellos sí sean el tipo de ciudadano del futuro que necesita este planeta “nuestro”. Particularmente como investigadora en eficiencia y sostenibilidad energética, como ciudadana que aspira a formar parte de una sociedad consciente y comprometida con la eficiencia energética y la protección del medio ambiente, y como madre de una pequeña ciudadana, espero que así sea.

¿Por qué no es fácil conseguir la eficiencia energética?

¿Por qué no es fácil conseguir la eficiencia energética?

Más del 40% de las viviendas de Europa superan los 50 años y presentan serias deficiencias energéticas. Ante esta situación, los distintos países han ido desarrollando acciones para impulsar la rehabilitación energética de edificios con el fin mejorar el confort térmico de estas viviendas. De esta manera, también se contribuye a reducir el consumo energético y las emisiones de CO2 a la atmósfera a la vez que se consigue reactivar la economía y crear nuevos puestos de trabajo. Por otro lado, la implementación de medidas para conseguir eficiencia energética, supone una mejoría directa para el colectivo que habita en el edificio, que gana en confort a la vez que ve reducido el coste energético e incrementado el valor patrimonial del inmueble.

No es fácil proporcionar un número exacto del potencial de este nicho de negocio de la eficiencia energética ya que las estimaciones realizadas difieren en función de los escenarios considerados en los distintos informes realizados sobre este tema. Como referencia, cabe citar los empleos anuales cuantificados en el marco de la Estrategia para la Rehabilitación Energética en el Sector de la Edificación en España (Tabla: Informe GTR 2014: Estrategia para la rehabilitación. Claves para transformar el sector de la edificación en España), que estima cifras en torno a 97.000 y 141.000 entre los años 2014 y 2020. Sin embargo, pese a las grandes ventajas de este sector, el inicio de un proyecto de estas características para conseguir eficiencia energética no es sencillo debido a las barreras de índole no tecnológica. Esto explica por qué en la mayoría de los países europeos sólo se ha alcanzado una tasa de renovación anual del 1%.

Algunas razones para las barreras no tecnológicas:

1. La falta de financiación que permita hacer frente a los elevados gastos iniciales de una rehabilitación integral del edificio es una de las barreras más importantes y, en muchos casos, insuperable, dada la dificultad que tienen las empresas para conseguir un crédito de las entidades financieras. ¿Por qué? Generalmente, por la falta de conocimiento y la percepción de riesgo de los bancos hacia este tipo de actuaciones

2. También, en muchos casos, quienes residen en este tipo de viviendas rechazan las intervenciones. En ocasiones porque son personas con bajos recursos económicos, pero las más de las veces, por la dificultad de entender que se trata de una inversión, con un retorno a largo plazo y que se consigue a través de una reducción de los costes en la factura energética y la revalorización de la vivienda.

3. También hay que mencionar que, pese al desarrollo de normativas que favorecen conseguir la eficiencia energética en edificios, en este ámbito existen también muchos obstáculos que superar ya que hoy en día el marco regulatorio está disperso y gestionado por diferentes niveles y sectores de la administración lo cual complica la movilización de la inversión.


En el caso concreto de España, la situación de crisis vivida ha dificultado este proceso de transformación de los edificios, ya que existe una reticencia especial de los bancos hacia las empresas de la construcción. Por otro lado, se exigen avales a los propietarios con el fin de solventar la posible morosidad que pueda surgir dentro de la comunidad de vecinos. Por tanto, la rehabilitación de un edificio o distrito depende en muchos casos de la capacidad económica de las empresas inversoras, así como de la inversión pública. También cabe destacar en el caso español, la regulación en contra de las energías renovables y el autoconsumo.

Pero, en realidad, la clave del éxito de estas intervenciones está en que este tipo de negocio ha de ser rentable, tanto para las empresas como para los usuarios. A día de hoy, en muchos países es necesaria la participación público-privada que permita desarrollar un esquema financiero adecuado. También se logra atraer a los futuros clientes a través de un modelo ESCO, en el que se paga la inversión a través de los ahorros energéticos.

Existen otros muchos mecanismos innovadores y su aceptación y viabilidad varía en cada caso por la diversidad cultural, el tipo de régimen de propiedad (privado, público o en renta) y el tipo de vivienda (vivienda unifamiliar o en régimen de comunidad de propietarios). La identificación del modelo de negocio y esquema financiero más adecuado para cada caso es uno de los mayores retos de hoy en día y en estas líneas se está trabajando.

¿Son realmente útiles los certificados de eficiencia energética?

¿Son realmente útiles los certificados de eficiencia energética?

Seis cuestiones más para saberlo todo acerca de los certificados de eficiencia energética

Aunque a primera vista los certificados de eficiencia energética exigidos a la hora de vender o alquilar una propiedad parecen resultar un lastre para el propietario, suponen una gran fuente de información para el futuro arrendatario o comprador de un inmueble. Para elegir un nuevo lugar de residencia o local no sólo debería importarnos el precio, la ubicación o el tamaño, sino también su demanda energética, y, por consiguiente, el gasto que nos generará en un futuro. Si nos preocupan tanto estos temas cuando compramos un coche o un electrodoméstico, ¿por qué no nos vamos a preocupar cuando se trata de un inmueble con una repercusión mucho mayor?

Estas son algunas claves para entender fácilmente qué supone tener o no este certificado:

  • ¿Qué es?

El certificado de eficiencia energética es un informe, redactado por un técnico competente, que recoge una calificación global de nuestro inmueble basada en las emisiones de dióxido de carbono que estemos produciendo a través de la calefacción, agua caliente sanitaria, refrigeración e iluminación. Además, nos aporta información sobre la demanda energética proveniente de calefacción y refrigeración y el consumo de energía primaria. Al final del certificado se nos ofrecen una serie de indicaciones que podemos seguir para mejorar nuestra calificación y, consecuentemente, ahorrar en la factura.

  • ¿Qué significa la calificación energética?

La calificación que obtendremos está graduada en una escala de la A (más eficiente) a la G (menos eficiente), que depende de nuestras emisiones de CO2. Esta graduación no es proporcional y, por ejemplo, la diferencia entre una calificación A y B es muy inferior a la existente entre una E o F, como se puede ver en la imagen.

  • ¿Cómo se realiza?

Un técnico competente realizará una visita a la vivienda o local donde recogerá la información necesaria acerca de los cerramientos, la envolvente, nuestro sistema energético, de producción de agua caliente y, sólo en caso de los locales, la información referente a iluminación. Los datos se introducen en una herramienta validada por el Estado (CEX, CE3X, HULC o CERMA en el caso de España), desde donde se emitirá el certificado. Además deberá incluir por lo menos dos medidas de mejora de nuestra eficiencia energética.

  • ¿Qué son las medidas de mejora de la eficiencia energética?

La herramienta de certificación energética obliga a introducir medidas de mejora, clasificadas en cuatro categorías: aislamiento, huecos, puentes térmicos e instalaciones. El técnico competente tendrá la labor de evaluar, tras los pasos anteriores, cuáles son las medidas más recomendables para aplicar en cada caso. Esto supone una auditoría energética de nuestro inmueble, que aporta información valiosísima para poder llevar a cabo una rehabilitación energética.

  • Certificación de vivienda frente a certificación de edificio completo, ¿qué es lo obligatorio?

Las certificaciones energéticas se pueden realizar tanto para edificios completos como para locales o viviendas individuales. Para edificios construidos de menos de 50 años de antigüedad (salvo especificación a nivel autonómico o municipal) no es obligatorio hacer certificaciones a nivel de edificio, por lo que lo normal suele ser que el propietario cuando tenga que alquilar o vender su vivienda o local encargue la certificación. Cabe destacar que sale más rentable una certificación conjunta del edificio que las individuales una por una.

Sin embargo, si nuestro edificio tiene más de 50 años o queremos solicitar una subvención, nos obligarán a realizar el IEE (Informe de Evaluación del Edificio) que especifica el estado de conservación, el cumplimiento de la normativa de accesibilidad y el grado de eficiencia energética de la totalidad del edificio. Y es obligatoria la certificación a este nivel en cualquier caso para edificios de nueva construcción.

  • ¿Se pueden consultar los resultados en Internet?

Solamente los datos de la calificación general son accesibles al público. Por ejemplo, para Castilla y León se pueden consultar aquí.

Aunque la expedición de certificados de eficiencia energética no es una actividad de investigación propiamente dicha, se usan mucho para extraer la valiosa información que aportan al realizar auditorías y rehabilitaciones energéticas.

Eficiencia energética y centros comerciales

Eficiencia energética y centros comerciales

Los centros comerciales se inventaron en Estados Unidos en los años 20 del siglo pasado y son la versión moderna de los mercados históricos, integrando un conjunto de tiendas independientes, diferentes servicios y zonas de aparcamiento.

A lo largo de Europa podemos encontrarnos miles de espacios comerciales (representan casi un 30% del stock de edificios no residenciales) variando, entre otros criterios, sus funciones, tipologías, formas y tamaños. Actualmente, hay más de 6 millones de empresas representadas dentro de este sector, y alrededor de 30 millones de ciudadanos europeos que trabajan en el sector comercio.

Cada día aparecen nuevos centros comerciales para cubrir las necesidades tanto de los clientes como de los comerciantes. Pero estos nuevos centros no remplazan a los anteriores formatos, sino que se suman a las tiendas y comercios ya existentes.

Según el Consejo Internacional de Centros Comerciales (ICSC), un centro comercial es “un conjunto de unidades y áreas comunes, con una superficie bruta mínima de 5.000 m2 y que está planeado, construido y administrado como una única entidad.”

Los centros comerciales son percibidos, en muchos casos, como iconos de la sociedad de consumo, debido principalmente a su alta demanda energética, sus altas emisiones de CO2 y alta generación de residuos, por lo que es necesario acercar su configuración y funcionamiento a criterios de sostenibilidad para poder ayudar a lograr los objetivos marcados por Europa en términos de consumo energético y emisiones. Se puede decir, en términos generales, que los centros comerciales, debido a sus grandes demandas energéticas, tienen un gran potencial de ahorro energético, así como de reducción de emisiones, además de tener una gran influencia en las tendencias de moda y el estilo de vida de los clientes.

Mientras que en el sector residencial la energía consumida se usa principalmente para calefacción, agua caliente sanitaria y diferentes aparatos electrónicos, en los centros comerciales el consumo de energía proviene de una gran variedad de fuentes entre los que se encuentran la iluminación, ventilación, climatización, refrigeración para la conservación de alimentos y otros usos dependiendo de los servicios ofertados. Esta composición de consumo energético puede variar mucho de unos centros a otros dependiendo de los usos previamente indicados. Por ejemplo, la existencia o no de supermercados en su interior condiciona mucho el consumo relativo a la refrigeración para la conservación de los alimentos. Otro ejemplo claro son las tiendas de electrónica, donde el consumo debido a aparatos electrónicos es bastante superior al de otro tipo de tiendas que son más dependientes de la iluminación como tiendas de ropa o muebles.

La mayoría de los centros comerciales ya construidos tienen un gran potencial de ahorro energético, ofreciendo la posibilidad de mejorar en aspectos como iluminación, ventilación, mejoras en la envolvente, inclusión de sistema de gestión y control, etc. Sin embargo, hay unas barreras identificadas para alcanzar estos objetivos de reducción energética y no todo puede ser resuelto simplemente con la instalación de nuevas soluciones técnicas. Satisfacer a los clientes es la primera premisa en un centro comercial y los clientes no demandan de forma directa una reducción energética, sino variedad de productos y precios bajos, acceso mediante transporte público, parking y buena ubicación.  Afortunadamente, la conciencia ambiental está abriéndose paso poco a poco, lo que es un factor muy importante para contar con la aprobación de las acciones asociadas a la eficiencia energética por parte de los clientes y de esta manera ser un factor positivo más a la hora de elegir dónde hacer las compras.

Actualmente existen una gran variedad de tecnologías convencionales e innovadoras y sistemas de control y gestión energética, con los que poder renovar los centros comerciales desde un punto de vista energético. Gracias a este tipo de actuaciones, se puede satisfacer la demanda energética de los centros comerciales con un menor consumo energético, a la par que se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. En CARTIF estamos trabajando en proyectos encaminados a la mejora de la eficiencia energética en edificios, entre los que se encuentran centros comerciales (proyecto CommONEnergy), edificios públicos (proyecto BRICKER) y residenciales y del sector terciario (proyecto INSPIRE).

A través de herramientas de modelado y simulación energética, auditorías energéticas, estrategias avanzadas de instrumentación y control, análisis y estudios detallados en la incorporación de energías renovables, y nuestra experiencia de más de 15 años, somos capaces de reducir los costes económicos y medioambientales de la generación energética.

La tecnología, por tanto, ya está disponible para quien quiera aplicarla. Ahora solo es necesaria una mayor conciencia ambiental para hacer uso de sus ventajas.