En una entrada anterior del blog, hablamos sobre la importancia de la interoperabilidad y cómo esta permite que diferentes sistemas se comuniquen entre sí sin barreras. Usamos la metáfora de la Torre de Babel digital para explicar los desafíos que surgen cuando múltiples tecnologías, dispositivos y plataformas intentan compartir información sin un lenguaje común. En este contexto, uno de los pilares que facilita la interoperabilidad semántica es el uso de ontologías.
Pero, ¿qué es una ontología y por qué es tan relevante para el mundo digital y de la eficiencia energética? Vamos a explicarlo de una forma sencilla.
El lenguaje de las máquinas: ¿cómo nos entendemos?
Para entender qué es una ontología, pensemos en cómo los seres humanos nos comunicamos. No todos hablamos el mismo idioma, y cada lengua tiene su propia estructura gramatical, sonidos y símbolos escritos. Aun dentro de un mismo idioma, existen dialectos y variaciones regionales que pueden hacer que la comunicación sea más compleja.
Las máquinas y los sistemas digitales se enfrentan a un problema similar. Cada fabricante de sensores, dispositivos o software puede utilizar su propio «idioma» para representar datos. Un sistema de climatización de un edificio puede reportar la temperatura en grados Celsius, mientras que otro lo hace en Fahrenheit. Algunos dispositivos pueden llamar «temperatura ambiente» a un valor, mientras que otros simplemente lo etiquetan como «temp» o «T». Si estos sistemas no tienen un diccionario común, la comunicación entre ellos será difícil o incluso imposible. Aquí es donde las ontologías entran en escena.
¿Qué es una ontología?
En el ámbito de la informática y la inteligencia artificial, una ontología es una estructura que define conceptos y las relaciones entre ellos en el ámbito de un dominio específico. Es decir, es una manera de organizar la información para que diferentes sistemas la entiendan de la misma manera.
Volviendo a la analogía de los idiomas, una ontología es como un diccionario multilingüe con reglas gramaticales claras. No solo establece equivalencias entre conceptos pertenecientes a distintos idiomas, sino que también establece las relaciones entre ellas. Por ejemplo, si una ontología dice que «temperatura ambiente» y «temp» significan lo mismo, un sistema que utilice esta ontología considerará ambas expresiones como equivalentes. Además, una ontología permite inferir nueva información a partir del conocimiento que ya está definido en ella. Es decir, no solo almacena datos, sino que también puede usarlos para deducir cosas que no estaban explícitamente escritas.
Para fijar el concepto de ontología vamos a imaginar una casa, en la cual podríamos definir:
Relaciones: una puerta conecta habitaciones, las ventanas están en las paredes, un baño es un tipo de habitación…
Teniendo todo esto descrito y bien formulado, una inteligencia artificial podría responder a preguntas como ¿una ventana puede estar en el techo? o ¿puede haber más de una puerta en una casa?
Las ontologías ayudan a las máquinas a razonar sobre la información, permitiendo que estas entiendan conceptos de forma más estructurada, y no solo como datos sueltos. De hecho, las ontologías se utilizan a menudo en buscadores inteligentes, robótica, chatbots, etc.
Las ontologías y la interoperabilidad semántica
Como mencionamos en nuestra entrada anterior, la interoperabilidad tiene varias dimensiones: técnica, sintáctica, semántica y organizacional. En este caso, las ontologías juegan un papel crucial en la interoperabilidad semántica, asegurando que los sistemas comprendan e interpreten la información de la misma manera.
Imaginemos una plataforma que gestiona la eficiencia energética de un edificio inteligente. Recibe datos de múltiples sensores y sistemas: iluminación, climatización, consumo eléctrico, calidad del aire, etc. Si cada uno de estos dispositivos utiliza una forma diferente de representar la información, sin una ontología que estandarice estos datos, sería un caos intentar procesarlos y analizarlos de manera unificada.
El uso de una ontología previamente establecida permitirá que esta plataforma reconozca que «sensor de temperatura», «termómetro» y «climatización interna» están relacionados, asegurando que la información se procese de forma coherente y homogénea.
«Una ontología es una estructura que define conceptos y las relaciones entre ellos en el ámbito de un dominio específico»
Ontologías en la vida cotidiana y en la eficiencia energética
Las ontologías no son un concepto exclusivo del mundo digital. En nuestra vida cotidiana, sin darnos cuenta, usamos estructuras similares para organizar información. Por ejemplo:
En un supermercado, los productos están organizados en secciones: frutas, lácteos, carnes, panadería, etc. Este esquema ayuda a encontrar rápidamente lo que buscamos.
En una biblioteca, los libros están clasificados por género, autor y tema, facilitando su búsqueda.
En el ámbito médico, existen sistemas de clasificación de enfermedades y medicamentos para que los profesionales de la salud hablen un mismo idioma.
En el campo de la eficiencia energética, las ontologías son esenciales para desarrollar servicios que conviertan a los edificios en edificios inteligentes capaces de autogestionarse y optimizar su consumo. Al utilizar una ontología común, los diferentes sistemas pueden intercambiar información sin errores de interpretación, permitiendo que la iluminación, la climatización y otros dispositivos trabajen juntos de manera eficiente.
Además, las ontologías permiten razonar (extraer conclusiones), lo cual facilita el desarrollo de sistemas de ayuda a la toma de decisiones con el objetivo de optimizar el uso de la energía, reducir el desperdicio y mejorar la eficiencia operativa de los edificios.
Varios son los proyectos en los que CARTIF analiza y aplica ontologías estándares para garantizar que los datos de distintos edificios sean comprensibles y reutilizables en soluciones digitales avanzadas, como es el caso de los proyectos DEDALUS y DigiBUILD. En ambos proyectos, el uso de ontologías permite unificar la información, facilitando así la generación de estrategias conjuntas de automatización y control del edificio y la toma de decisiones basada en datos reales. Además, el uso de ontologías permite que los diferentes sistemas que se están desarrollando en estos proyectos puedan “hablar el mismo idioma”, lo cual significa que pueden intercambiar información de forma sencilla y comprenderse entre sí, incluso si han sido diseñados por diferentes entidades o para funciones diferentes.
Mediante el uso de ontologías, incorporamos un nuevo habilitador tecnológico que nos permite construir un futuro más digital y sostenible, donde la información fluya sin barreras y donde los edificios sean verdaderamente inteligentes, contribuyendo con ello a la descarbonización y sostenibilidad del planeta.
España se posiciona como un referente global en la transición energética gracias a sus ambiciosas políticas de energía y cambio climático. Según el informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), España aspira a alcanzar la neutralidad climática en 2050, con un 100% de energía renovable en el mix eléctrico y un 97% en el energético total. Esto sólo será posible con la adopción de energías renovables, la mejora en eficiencia energética y el impulso de la electrificación. Sin embargo, el hidrógeno verde también jugará un papel crucial, especialmente para descarbonizar sectores como la industria y el transporte, así como para almacenar excedentes de energía renovable, reduciendo el desperdicio energético (curtailment).
De hecho, el hidrógeno verde o renovable se está consolidando como un vector energético fundamental para lograr la descarbonización del sistema energético español. Con un 20% de los proyectos europeos de electrólisis anunciados, España se sitúa a la cabeza, seguida por Dinamarca (12%) y Alemania (10%). Estos tres países podrían generar más del 40% del hidrógeno de bajas emisiones en Europa para 2030.
El hidrógeno, el elemento químico más abundante del universo, no se encuentra en estado puro en la naturaleza y debe producirse. Su sostenibilidad depende del método de obtención. El hidrógeno verde se produce mediante electrólisis alimentada por energías renovables, sin generar emisiones contaminantes, lo que lo convierte en un aliado indispensable para cumplir los objetivos climáticos globales.
Este recurso ofrece una solución viable para almacenar energía renovable y descarbonizar sectores complicados como la industria y el transporte. Desde CARTIF, hemos llevado a cabo un exhaustivo análisis mediante modelos energéticos avanzados para explorar cómo podría implementarse este vector en diferentes escenarios futuros. Para ello, hemos empleado herramientas como LEAP y otras metodologías prospectivas que nos permiten evaluar impactos económicos, sociales y ambientales.
Contexto y objetivos
El principal objetivo de este análisis es conocer las posibilidades de integración del hidrógeno renovable en España como una estrategia clave para alcanzar la neutralidad climática en 2050. Este estudio se basa en tres escenarios fundamentales que describen diferentes trayectorias de desarrollo:
Tendencial: representa una evolución tendencial del sistema energético sin la aplicación de medidas adicionales desde 2019.
Objetivo PNIEC: considera las políticas y objetivos establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC).
Ambicioso: propone una alta penetración del hidrógeno renovable, alineada con las metas de la Hoja de Ruta Europea del Hidrógeno.
Este análisis también incluye un enfoque integral para evaluar los impactos económicos, sociales y medioambientales, permitiendo así identificar barreras y oportunidades para la transición energética en España.
Para llevar a cabo este análisis, se desarrolló un modelo de simulación en la herramienta LEAP, capaz de proyectar tanto la demanda como la generación energética en horizontes temporales a largo plazo. El modelo combina:
Proyecciones socioeconómicas, incluyendo variables como el PIB y la evolución de la población.
Datos históricos de consumo y generación energética, esenciales para establecer un año base de referencia.
Escenarios específicos que incluyen diferentes niveles de penetración del hidrógeno.
Integración de tecnologías clave como electrolizadores y almacenamiento de hidrógeno en cavernas salinas.
Además, se evaluaron diferentes políticas energéticas nacionales e internacionales, como la Hoja de Ruta del Hidrogeno en España y la visión de un “Planeta limpio para todos” de la Unión Europea, así como restricciones de emisiones y alcanzar un determinado porcentaje de renovables en 2050.
En el escenario tendencial, donde no se consideran políticas energéticas para la reducción de la demanda ni la descarbonización, la demanda total de energía en España aumentaría un 7% entre 2020 y 2050. Este crecimiento se debe a un incremento en la electrificación de los sectores clave, siguiendo la tendencia observada hasta ahora. El escenario del Objetivo PNIEC plantea una mejora mucho más significativa de la eficiencia energética y, sobre todo, transiciones desde tecnologías muy intensivas a opciones con menor consumo (p. e. autobuses) o alternativas que consuman energía eléctrica (p. e. bombas de calor), llegando a emplear un 40% menos de energía total en 2050 frente al escenario tendencial. Además, hay una electrificación más alta (un aumento del 26.6% entre 2019 y 2050). En los escenarios que incluyen hidrógeno, se aumenta el consumo de energía eléctrica en los electrolizadores a cambio de disminuir el uso de energías fósiles en el cómputo global del sistema energético.
Evolución de la demanda del sistema por sector en los distintos escenarios (TWh)
En cuanto al suministro del sector eléctrico, los escenarios con almacenamiento de hidrógeno logran reducir la energía renovable que no se puede aprovechar por falta de demanda, llamada curtailment, hasta en un 68%, permitiendo una mayor eficiencia en el uso de las energías renovables y evitando inversiones sobredimensionadas en capacidad instalada. Esto se debe principalmente a la capacidad del hidrógeno para actuar como un vector de almacenamiento de energía, transformando el exceso de generación renovable en hidrógeno que puede ser almacenado y utilizado en periodos de alta demanda o baja producción renovable. Además, los sistemas de hidrógeno como los electrolizadores y las pilas de combustible también mejoran la flexibilidad del sistema eléctrico, permitiendo una integración más eficiente de fuentes intermitentes como la solar y la eólica. Estos avances tecnológicos también reducen la dependencia de fuentes no renovables durante los periodos de alta demanda, consolidando un sistema energético más sostenible.
Resumen de resultados
En cuanto a emisiones, en el escenario tendencial las emisiones de CO₂ equivalente aumentan ligeramente hasta 2050 debido a una electrificación limitada y una dependencia continua de los combustibles fósiles.
El escenario objetivo del PNIECreduce las emisiones un 30% entre 2019 y 2050, cumpliendo parcialmente con los objetivos climáticos. Se alcanza una red eléctrica 100% renovable, aunque con una gran inversión. Sin embargo, no se llega al objetivo del 90% de reducción de emisiones respecto a 1990 debido a las emisiones causadas por la demanda energética de otros sectores.
De forma similar al caso de los costes, en el escenario de penetración de hidrógeno básico, las emisiones se reducen levemente, pero no de forma relevante. En el escenario ambicioso de hidrógeno, gracias a una alta penetración de electrolizadores y almacenamiento energético, se logra una reducción del 90% de las emisiones, alineándose con la neutralidad climática planteada por el PNIEC.
Evolución de las emisiones (M ton. Co2 eq.)
Conclusiones
La integración del hidrógeno renovable en el sistema energético español es esencial para alcanzar los objetivos climáticos y descarbonizar sectores clave como la industria y el transporte. Los resultados de este estudio destacan que:
Es imprescindible incorporar tecnologías de almacenamiento energético, como el hidrógeno, para maximizar el uso de energías renovables y reducir las pérdidas y sobrecostes asociados al curtailment.
Las políticas actuales deben reforzarse y actualizarse para garantizar el cumplimiento de los objetivos de 2050, incluyendo incentivos para la instalación de electrolizadores y almacenamiento de hidrógeno.
Una mayor inversión en I+D para el desarrollo de tecnologías de hidrógeno mejorará la sostenibilidad económica y ambiental del sistema.
Es muy importante una buena planificación de la transición energética hacia la neutralidad climática, con esfuerzos paralelos en la descarbonización de la generación eléctrica y la demanda de energía, y la generación de hidrógeno renovable.
Desde CARTIF, no solo desarrollamos soluciones tecnológicas innovadoras que impulsan la transición hacia sistemas energéticos descarbonizados, sino que también ofrecemos informes y estudios energéticos detallados como el presente, diseñados para apoyar a instituciones y empresas en la toma de decisiones clave para un futuro sostenible.
Co-autor
Pablo Serna Bravo.Ingeniero Industrial. Trabaja en CARTIF desde 2023 como investigador especializado en hidrógeno, modelado energético y análisis de políticas energéticas a nivel global.
La importancia de las herramientas de diseño y optimización de hidrógeno verde
El hidrógeno verde se está posicionando como una alternativa viable en el contexto de la transición hacia fuentes de energía limpias y sostenibles. Este vector energético no sólo permite transformar energía sin emitir contaminantes, sino que también tiene una importante capacidad de almacenamiento a largo plazo, lo que ayuda a abordar uno de los principales problemas de las fuentes de energía renovables como la solar y la eólica: su carácter intermitente y estacional.
Debido a las múltiples aplicaciones del hidrógeno y a la naturaleza variable de las fuentes renovables, el diseño y la optimización de sistemas de producción, almacenamiento y aprovechamiento de hidrógeno verde, son procesos complejos sobre todo cuando se aplica a procesos industriales, donde es necesaria una gestión cuidadosa de toda la cadena para garantizar un funcionamiento continuo y eficaz. Aquí es donde las herramientas de simulación y optimización juegan un papel crucial, facilitando la integración eficiente del hidrógeno en el sistema energético y permitiendo tomar decisiones óptimas basadas en datos detallados y proyecciones precisas.
Necesidad de herramientas especializadas para la transición energética
Para avanzar hacia un sistema energético más sostenible y descarbonizado es esencial aplicar el modelado dinámico y la simulación para optimizar tanto la producción como la utilización del hidrógeno verde en los sectores residencial, industrial y transporte pesado, ya que cada uno presenta diferentes patrones de demanda energética, siendo necesario el desarrollo de herramientas específicas que permitan evaluar múltiples escenarios, optimizar el diseño y determinar estrategias de control y gestión más adecuadas.
Estas herramientas no solo permiten simular el comportamiento de los sistemas en condiciones reales, sino que también ayudan a optimizar parámetros importantes como la potencia nominal de los electrolizadores, el volumen de almacenamiento de hidrógeno y la gestión de los momentos óptimos para consumir o almacenar energía. La aplicaciónn de algoritmos de optimización avanzados tiene como objetivo reducir los costes operativos y de inversión al mismo tiempo que maximizar el uso de energía renovable garantizando que se toman las mejores decisiones técnicas, económicas y ecológicas.
Funcionalidades de la herramienta desarrollada
CARTIF que es Centro de Excelencia Cervera, otorgado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y del CDTI, bajo los expedientes CER-20191019 y CER-20211002 ha desarrollado una herramienta de diseño y optimización de este tipo de sistemas gracias al proyecto CERVERA H24NewAge. Se trata de una plataforma que permite el diseño y optimización de sistemas de producción y uso de hidrógeno verde en entornos residenciales e industriales aplicando modelado dinámico junto con Python a través de una interfaz web fácil de manejar que facilita el acceso a simulaciones complejas sin necesidad de conocimientos técnicos avanzados contribuyendo a la democratización de la tecnología del hidrógeno, permitiendo que usuarios de diferentes niveles de experiencia interactúen con modelos complejos y recojan información útil para la toma de decisiones en el diseño de sus sistemas. Algunos de los puntos clave de la herramienta son:
Simulación de escenarios de producción de hidrógeno: Los usuarios pueden simular una variedad de entornos de producción de hidrógeno, como procesos industriales, cogeneración industrial, microcogeneración residencial y generación de energía eléctrica a gran escala.
Optimización Basada en Algoritmos Avanzados: La herramienta ayuda a dimensionar el tamaño óptimo de los componentes del sistema, minimizando costes y maximizando el aprovechamiento de la energía renovable utilizando algoritmos de optimización avanzados. También incluye la creación de estrategias operativas que consideren la disponibilidad de energía renovable, la demanda de hidrógeno y las limitaciones de almacenamiento para lograr una operación económica y eficiente.
Flexibilidad y Adaptabilidad: Parámetros cruciales como la ubicación geográfica, los perfiles de demanda y las tecnologías de producción renovable se pueden ajustar a través de la plataforma, lo que la hace ideal para una variedad de escenarios y necesidades específicas. Esta capacidad es fundamental para que los usuarios puedan evaluar cómo sus diseños se comportarían en diferentes situaciones y escenarios, adaptando las tecnologías de producción y almacenamiento de hidrógeno a las particularidades de cada entorno.
Visualización de Resultados: La interfaz web de la herramienta facilita la visualización de los resultados de las simulaciones mediante gráficos interactivos y tablas que muestran aspectos clave del sistema, como son: la eficiencia energética, los costes operativos y la capacidad de almacenamiento. Asimismo, los usuarios pueden comparar los resultados de escenarios diferentes, lo que resulta fundamental para identificar oportunidades de mejora y realizar ajustes adicionales.
Conclusiones
En definitiva, contar con herramientas como esta permite evaluar y optimizar estrategias para la producción y uso del hidrógeno verde, facilitando su integración en el sistema energético y contribuyendo a un futuro más sostenible. Gracias al acceso a modelos avanzados y algoritmos de optimización, estas herramientas permiten tomar decisiones fundamentadas, lo que deriva en sistemas más eficientes y resilientes. Un ejemplo claro sería la capacidad óptima de almacenamiento de hidrógeno, cuya correcta estimación puede evitar costes innecesarios y garantizar un suministro constante, incrementando la eficiencia operativa del sistema. Además, la facilidad de uso y la flexibilidad que ofrecen estas plataformas ayudan a reducir las barreras técnicas para adoptar el hidrógeno verde, haciéndolo una opción accesible y viable para un mayor número de usuarios y aplicaciones. Esto es clave para avanzar hacia una transición energética efectiva y para fomentar soluciones que disminuyan la dependencia de combustibles fósiles y favorezcan la mitigación del cambio climático.
Co-autor
Jesús Samaniego. Ingeniero Industrial. Desde 2002 trabaja en CARTIF en el desarrollo de proyectos dentro del campo de la eficiencia energética, la integración de energías renovables y en el estudio de la calidad del suministro eléctrico
Desde siempre me han apasionado las telecomunicaciones, y la idea implícita de conseguir un «mundo conectado», con o sin cables, donde la información fluya de un extremo al otro del globo terráqueo, independientemente de la ubicación y la forma nativa con la que cada país, ciudad o región tiende a comunicarse. Pero frente a esta idealización de un mundo conectado, de forma histórica y recurrente, existen problemas de entendimiento en esta comunicación. Bien porque el lenguaje es distinto, se usa diferente alfabeto en la escritura, o bien porque culturalmente las reglas en el uso del lenguaje y la forma de comunicarse difiere entre continentes, la realidad es que la comunicación global supone un reto al que a día de hoy seguimos enfrentándonos.
En la era de la digitalización y del Internet de las cosas (Internet of Things (IoT), en sus siglas en inglés), donde en la actualidad se recolectan, almacenan y procesan grandes volúmenes de datos, los problemas en la comunicación y representación única de la información queda de nuevo patentes. Difícilmente encontraremos dispositivos de captura de datos (de distintos fabricantes) que proporcionen la información usando un mismo formato, o que respondan usando la misma pregunta. Tal es el problema que existen disciplinas, entre las que se encuentra la telemática, centradas en definir y especificar protocolos de comunicación estándar de aplicación a diversos dominios. Pero, ¿y si queremos comunicar distintos dominios entre sí? A pesar de la existencia de estándares, el problema persiste. Nos encontramos ante una Torre de Babel digital, donde la heterogeneidad de protocolos, formatos de representación, reglas de comunicación y estándares vuelve a dificultar el entendimiento entre sistemas y soluciones.
Para resolver esta problemática, y cómo no, en el ámbito militar y tecnológico, nació el concepto de Interoperabilidad, entendida como la capacidad de las fuerzas armadas de diferentes naciones para colaborar eficazmente mediante la integración de sistemas y comunicaciones. Este enfoque de interoperabilidad fue luego adoptado por otros sectores, como el de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), con el desarrollo de sistemas que requerían compartir información de manera eficiente y sin conflictos entre dispositivos y plataformas diferentes. En este contexto TIC la interoperabilidad es entendida como la capacidad de diferentes sistemas, dispositivos o aplicaciones para comunicarse, intercambiar y utilizar información de manera efectiva y coherente.
«Interoperabilidad. Entendida como la capacidad de diferentes sistemas, dispositivos o aplicaciones para comunicarse, intercambiar y utilizar información de manera efectiva y coherente.»
Para conseguir esta interoperabilidad entre sistemas heterogéneos, es decir, sistemas que hablan distintos lenguajes y que representan la información de distinta manera, necesitamos cubrir varias dimensiones, cada una enfocada a un aspecto diferente de la comunicación y el intercambio de datos entre sistemas.
La interoperabilidad técnica se refiere a la capacidad de diferentes sistemas y dispositivos para conectarse y comunicarse entre sí a través de estándares y protocolos comunes. Esto incluye la compatibilidad de hardware, software, redes y comunicaciones.
La interoperabilidad semántica es la encargada de asegurar que la información intercambiada sea entendida de la misma manera por todas las partes, gracias a la generación de un vocabulario común (ontología). Se trata de garantizar que los sistemas interpreten los datos con el mismo significado, independientemente de cómo estén estructurados o etiquetados.
La interoperabilidad sintáctica permite asegurar que los sistemas puedan procesar e intercambiar datos de manera estructurada, es decir, que se utilicen los mismos formatos y estructuras de datos, como XML o JSON.
La interoperabilidad organizacional, por su parte, implica la alineación de políticas, procesos y regulaciones entre organizaciones para permitir una colaboración eficaz. Abarca acuerdos de gobernanza, políticas de seguridad y gestión de datos.
Uno de los sectores ampliamente beneficiado por estas soluciones de interoperabilidad es el sector de la construcción, donde la digitalización y el intercambio de información en todas las fases del ciclo de vida, ofrece un trampolín hacia su desarrollo y competitividad. Aquí, la creación de edificios inteligentes, altamente monitorizados y capaces de anticiparse a las necesidades de sus usuarios gracias a la digitalización y procesamiento avanzado de datos, permite disponer de edificios que contribuyen a los objetivos de eficiencia, descarbonización y sostenibilidad. En este contexto, las soluciones de interoperabilidad permiten que los diversos sistemas energéticos (como iluminación, climatización, ventilación, etc.) puedan funcionar de manera conjunta, compartiendo y procesando datos de forma fluida, independientemente de los fabricantes o plataformas. Esto ayuda a optimizar la gestión del edificio, reducir costes y mejorar la eficiencia energética, al permitir que los sistemas trabajen como un ecosistema integrado.
En CARTIF llevamos más de una década trabajando en proyectos de eficiencia energética donde las tecnologías habilitadoras de interoperabilidad, tanto técnica como semántica, suponen una pieza clave para la obtención de soluciones inteligentes, abiertas y altamente replicables. Proyectos como DigiBUILD, DEDALUS y BuildON son ejemplo de cómo estas tecnologías facilitan la creación de edificios inteligentes y sostenibles.
¿Quieres conocer la herramienta antes de que te contemos más de ella? Accede a la versión Beta aquí
En el año 2022, la Comisión Europea seleccionó 112 ciudades para participar en la iniciativa «100 Climate-Neutral and Smart Cities by 2030» (27 europeas y 12 de países asociados). Estas ciudades recibirían soporte técnico de la plataforma Mission Cities dirigida por el proyecto europeo NetZeroCities, con el objetivo de actuar como centros de experimentación e innovación para alcanzar la neutralidad climática en el año 2030; así como servir de modelo para que otras ciudades puedan alcanzar la misma meta en 2050.
Desde el inicio del proyecto, NetZeroCities ha apoyado a las 112 ciudades seleccionadas como «Mission Cities», que han participado en programas como «Pilot Cities Programme» y «Twinning Learning Programme».
Clasificación de las ciudades en el proyecto de NZC
Para formalizar este objetivo de sostenibilidad, el proyecto NetZeroCities ha apoyado el desarrollo de Climate City Contracts en las ciudades seleccionadas. Donde se formaliza un acuerdo entre la ciudad, sus partes interesadas (como empresas, organizaciones civiles y ciudadanos) y la Comisión Europea; estableciendo compromisos claros y específicos para 2030 y 2050.
El contexto de NetZeroCities
Climate City Contract: un contrato hacia la neutralidad climática
El Climate City Contract (CCC) es un plan de acción que permite a la municipalidad definir las acciones y los actores municipales públicos y privados involucrados en el desarrollo de acciones destinadas a alcanzar la neutralidad climática en 2030 y 2050. Este proceso, es iterativo y permite asumir nuevos compromisos y la evaluación periódica de las medidas adoptadas.
Secciones del Climate City Contract
Este documento establece una estrategia integral dividida en tres principales líneas de intervención, el acuerdo de las partes denominado commitment, la estrategia para la neutralidad climática denominada Action plan y el modelo economico que lo sustenta, denominado como Invesment plan.
Para ello, las ciudades deben formalizar un compromiso común entre todas las partes interesadas, identificando los sectores prioritarios, los principios de justicia climática y colaboración, y los actores comprometidos con los objetivos climáticos de la ciudad. Luego, se presenta un plan de acción que evalúa las fortalezas y brechas de las políticas existentes, proponiendo un portafolio de intervenciones coordinadas que incluye un inventario de emisiones como punto de partida y destaca los beneficios sociales de las acciones propuestas, además de proporcionar conclusiones para futuras actualizaciones del plan. En esta sección, los Solution Bundles desempeñan un papel crucial al ofrecer soluciones directas para avanzar hacia la neutralidad climática y facilitar los compromisos y procesos necesarios para alcanzarla en cada ciudad junto con los actores implicados. Finalmente, se elabora un plan de inversión que organiza recursos públicos y privados, analiza inversiones pasadas y actuales, identifica barreras y necesidades, y desarrolla políticas para atraer capital, mitigar riesgos financieros y fortalecer capacidades con la participación activa de los principales actores.
NetZeroCities. Mission Cities Europeas
La herramienta: Solution Bundles
Concepto y Descripción
Desde CARTIF, el equipo compuesto por Rosalía Simón, Ana Belén Gómez , Andrea Gabaldón, Carolina Pastor y Carla Rodríguez, ha desarrollado esta herramienta para apoyar a las ciudades en el desarrollo de su Climate City Contract. Los Solution Bundles proporcionan combinaciones de tecnologías y mecanismos potenciadores que implementadas de forma conjunta maximizan su impacto, facilitando la selección de acciones destinadas a conseguir la neutralidad climática. Con ello, se busca facilitar la visualización de un enfoque completo y eficaz, mejorando el acceso al Repositorio de información de NetZeroCities, y la comprensión de soluciones urbanas innovadoras.
Además, los Solution Bundles pueden usarse como canvas en el trabajo de involucración de los agentes locales para aumentar su participación; ya que actúan como un lienzo interactivo para talleres, facilitando la creación de recursos o conocimiento entre municipios y otros agentes
Paquetes de acciones diseñados para mitigar el cambio climático y alcanzar la neutralidad de carbono en las ciudades
La herramienta cuenta con cuatro paquetes, que permiten la selección de diversas tecnologías mediante diagramas interactivos y sencillos; además de presentar esta información en relación a la escala de su implementación (Ciudad, Distrito y Edificio).
“E-Movility and electrification”: Las soluciones incluidas en este paquete se enfocan en la producción de energía renovable y la descarbonización de todos los sectores mediante la electrificación.
“Low-carbon energy via setor coupling”: Este paquete se centra en la conexión de diferentes sectores a través de sistemas energéticos, aplicando principios de economía circular y reutilización de residuos.
“Reduction of energy & resources needs”: Este paquete alberga soluciones pasivas enfocadas en reducir las necesidades energéticas en el entorno construido, aumentar la eficiencia de los sistemas de utilización de recursos y energía.
”Carbon capture, storage & removal”: Este paquete se centra en reducir las necesidades energéticas mediante sumideros de carbono, eliminando emisiones residuales y utilizando Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) para gestionar los ecosistemas de la ciudad y optimizar la captura de carbono.
Desarrollo de la tool e implementación en el portal
Su desarrollo se está llevando a cabo en diferentes fases, con el objetivo de implementar los feedback de los diferentes usuarios y ciudades. Inicialmente, estará enfocada en ayudar a las Mission Cities, pero con el objetivo de poder apoyar a todas las ciudades en su proceso hacia la neutralidad climática de 2050.
Actualmente, la herramienta sigue en desarrollo y solo dos de los cuatro paquetes están activos; que se encuentran disponibles en el portal del proyecto como versión beta para las Mission Cities.
¿Cómo utilizarlo?
Elige tu enfoque: Comienza seleccionando el paquete en el que deseas centrarte : “E-Movility and electrification”, “Low-carbon energy via setor coupling”, “Reduction of energy & resources needs” y ”Carbon capture, storage & removal”.
Opciones de filtrado: Posteriormente, puedes personalizar tu vista seleccionando o deseleccionando casillas para mostrar u ocultar áreas específicas del paquete. Esta función te ayuda a enfocarte en las soluciones más relevantes para tu objetivo, reduciendo el número de acciones presentadas y haciendo el proceso más eficiente.
Explora soluciones: Las soluciones mostradas están vinculadas a fichas técnicas en el Repositorio de información de NetZeroCities, artículos científicos relacionados y casos de estudio, cubriendo diversas áreas temáticas. Si quieres mas información al respecto de las soluciones técnicas, puedes acceder al siguiente enlace.
Conexión con mecanismos potenciadores: En la parte superior de la herramienta, encontrarás conexiones con otros recursos (Finanzas, Políticas y Gobernanza, y Capacidades) para el paquete seleccionado. Estos nuevos recursos proporcionan información de como mejorar el marco estratégico donde se implementan las soluciones.
El mundo está avanzando hacia un futuro sin combustibles fósiles, y esta transformación ya está en marcha. Los combustibles fósiles, que han sido la principal fuente de energía durante más de un siglo, están en declive tanto por razones de sostenibilidad ambiental como por su disponibilidad limitada1.
El PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030) estipula que para el año 2030, el 42% de la energía final consumida debe provenir de fuentes renovables. Para alcanzar este objetivo, el 27% de dicha energía final debe ser eléctrica, generada en su mayoría por fuentes renovables (con una meta del 74%). Esto implicará la instalación de más de 55GW de capacidad de generación renovable adicional. Este aumento de la proporción de energías renovables en nuestra matriz energética genera nuevas problemáticas técnicas, y es que las fuentes renovables, por su naturaleza, son intermitentes y menos predecibles en comparación con las fuentes tradicionales de energía. Esto puede llevar a inestabilidades en la red eléctrica, manifestándose como congestiones y variaciones de tensión.
En cuanto a la demanda, la transición energética también requerirá un aumento en la electrificación del consumo energético, especialmente en los sectores de transporte y climatización, así como en algunas demandas industriales.
Para el sistema eléctrico, esto resultará en un incremento de la demanda de electricidad y en la transición de un sistema centralizado de generación tradicional, flexible y altamente previsible, con consumidores y redes de distribución pasivos, a un sistema de generación predominantemente renovable, descentralizado e intermitente, con recursos de demanda gestionables y una necesidad creciente de flexibilidad para asegurar niveles eficientes de calidad y seguridad.
La flexibilidad de un sistema eléctrico se define por su capacidad para adaptarse a los desequilibrios entre la energía generada y consumida. No cumplir con esta condición puede causar fallos en el sistema y, por tanto, en el suministro. Hasta hoy, la flexibilidad de nuestro sistema ha sido proporcionada principalmente por plantas de generación fósil, que equilibraban la generación con la demanda existente, manteniendo un crecimiento de la demanda eléctrica controlado. Sin embargo, en el contexto de la transición energética, esto cambia por las siguientes razones:
La flexibilidad de un sistema eléctrico se define por su capacidad para adaptarse a los desequilibrios entre la energía generada y consumida.
Las principales fuentes de generación renovables (solar y eólica) no tienen capacidad para «seguir» a la demanda.
Cuando la capacidad de transmisión de las líneas eléctricas es superada por la demanda, surgen las congestiones, que provocan sobrecargas y fallos en el suministro.
Cuando la cantidad de energía generada no coincide con la demanda en tiempo real, se producen variaciones de tensión, afectando la calidad del suministro eléctrico y potencialmente dañando equipos y aparatos conectados a la red.
El proceso de electrificación conlleva un notable aumento del consumo en las líneas de transmisión y distribución, que deben adaptarse a este incremento de la demanda, especialmente durante los picos de consumo. Adaptar estas infraestructuras exclusivamente mediante la repotenciación de líneas o la instalación de tendidos adicionales tendría un coste material y económico muy alto.
El modelo actual de integración de energías renovables está asociado a una generación más descentralizada, lo que significa que los proveedores de la flexibilidad también estarán cada vez más distribuidos a lo largo de las redes de distribución.
Aunque el almacenamiento eléctrico ofrece una alta flexibilidad al sistema, su elevado coste, especialmente en sistemas anteriores al contador, hace necesario considerar fuentes adicionales de flexibilidad de la demanda.
Por todo ello, se considera crítico favorecer y promover la flexibilidad de la demanda. Esto puede hacerse de manera implícita, a través de incentivos a los usuarios para que cambien sus hábitos de consumo, por ejemplo, señales de precios, y también de forma explícita, donde la activación de la flexibilidad es directa y con respuesta a más corto plazo. Un ejemplo de este segundo caso son los servicios de balance.
Por otro lado, la inestabilidad de la red, derivada de la elevada proporción de energías renovables en un esquema descentralizado, puede solventarse mediante la participación en mercados locales de flexibilidad, que permiten a los consumidores y pequeños generadores ofrecer servicios de ajuste de consumo y generación, contribuyendo a estabilizar la red.
En el proyecto ENFLATE, CARTIF está desarrollando una herramienta de gestión de la flexibilidad que ayuda al operador de red a gestionar redes de distribución, simulando escenarios que representan la participación en mercados locales de flexibilidad. Asimismo, es posible simular la provisión de servicios de balance para el operador de la red de transporte. Estos servicios se estudian sobre la red eléctrica de Láchar (Granada), operada por el socio CUERVA.
En España aún no existe un marco regulatorio para los mercados locales de flexibilidad, por lo que se trabaja con el marco europeo. El tamaño mínimo de flexibilidad ofertada en los mercados locales de flexibilidad considerados en el proyecto ENFLATE es de 0.1 MWh y el periodo de negociación es de una hora. Los dos productos ofertados son: gestión de sobretensiones y gestión de congestiones.
Los servicios de balance son ofertados en los mercados de balance. Hay tres posibles servicios: regulación primaria, regulación secundaria y regulación terciaria. En ENFLATE simulamos la última, también conocida como reserva de activación manual para la recuperación de la frecuencia. Permite ofertar 1 MW y el periodo de negociación es de 15 minutos a dos horas.
ADAION es otro socio que proporciona servicios de digitalización sobre el demostrador. Su plataforma basada en la nube utiliza la inteligencia artificial para simular y conocer la capacidad de la red en todo momento. Proporciona las entradas necesarias para el algoritmo desarrollado por CARTIF, de modo que se puede simular la participación en ambos mercados. Se dispone de generación renovable, demanda flexible y almacenamiento eléctrico.
Gracias a proyectos como ENFLATE podemos estudiar el alcance y las ventajas de utilizar la flexibilidad de la demanda en demostradores reales como la red de Láchar, simulando las condiciones de los mercados de flexibilidad y de balance. De este modo, nos preparamos para los desafíos de la transición energética. A nivel nacional, el marco regulatorio actual de la flexibilidad de la demanda se encuentra poco desarrollado y disperso en diversas normas, que poco a poco se han ido modificando con el objetivo de ir transponiendo las Directivas Europeas. Mientras se van consolidando, nos preparamos para el cambio con proyectos financiados por la Comisión Europea, como en el caso de ENFLATE2.