¡La naturaleza vuelve a Valladolid!
Durante el confinamiento, hemos sido testigos de cómo la naturaleza volvía rápidamente a las ciudades en nuestra ausencia. La flora silvestre se adueñaba de los rincones de nuestras ciudades, creciendo de cada grieta disponible y recuperando poco a poco el espacio perdido. Se hizo visible que las calles también pertenecen a la vegetación, pero tal y como está pensada la ciudad impide su desarrollo. ¿En qué momento la naturaleza empezó a desaparecer de los entornos urbanos?¿Es posible que convivan? Y, si queremos que la vegetación vuelva definitivamente a las ciudades y poder disfrutar de ella, ¿qué medidas se pueden tomar?.
La relación entre la naturaleza y la ciudad no siempre ha sido como la conocemos actualmente. Antes del desarrollo de la ciudad moderna, la vegetación estaba incluida en muchos espacios (paseos arbolados, espolones, alamedas…) formando parte del paisaje urbano. Algunos de estos espacios todavía sobreviven y podemos disfrutar de ellos. Pero esta convivencia empieza a desaparecer con el desarrollo de la ciudad actual (mitad del s. XX). Debido a la creciente demanda de espacios para coches, carreteras, aparcamientos, edificios… la ciudad se ha ido deforestando y relegando los espacios verdes y arbolado a un segundo plano, limitando su crecimiento a zonas concretas y aisladas, y en muchos casos desapareciendo por completo. Tomando como ejemplo la ciudad de Valladolid, podemos encontrar múltiples casos donde el arbolado y los jardines desaparecieron durante esta época. La Plaza Mayor, San Benito, Plaza Zorrilla, San Pablo… en la actualidad son plazas duras, impermeables y sin rastro de la vegetación que hasta hace no tanto tenían.
Con este nuevo urbanismo no solo se perdieron muchos espacios verdes, también los beneficios sociales y ambientales que aportan, reduciendo la calidad y el confort de los espacios urbanos. Las zonas verdes son zonas de ocio, juego, deporte y espacios de contacto con la naturaleza, pero también mejoran el bienestar y confort de los ciudadanos al reducir las altas temperaturas y mejorar la calidad del aire captando contaminación ambiental. Actualmente, la presencia de vegetación en las ciudades es especialmente importante para ayudar a adaptar las ciudades al cambio climático y mitigar sus efectos, ya que actúan como sumideros de carbono y mejoran la gestión del agua de lluvia, entre otros beneficios.
Por ello, en los últimos años ha cobrado una gran importancia revertir el modelo de ciudad actual e implantar nuevas políticas de desarrollo urbano orientado a re-naturalizar y recuperar la tradición de la naturaleza en la ciudad.
Las ciudades están empezando a tomar medidas en este sentido y ya hay actuaciones que reintroducen nuevos espacios verdes urbanos para aprovechar sus beneficios. Retomando el ejemplo de Valladolid, un caso representativo es el de la plaza España. Esta, como muchas otras plazas, perdió su arbolado para la construcción de un parking subterráneo, sobre el cual se encuentra un mercado actualmente.
Gracias a fotografías antiguas, se puede ver que anteriormente la plaza era una zona verde, con dos filas de arbolado, ofreciendo un espacio sombreado y agradable. Es con la construcción del parking subterráneo (1995) cuando desaparece la vegetación en la superficie. Hasta ahora, la plaza se había mantenido como un espacio duro, sin apenas rastro de la vegetación de antaño y no es hasta el año pasado (2020) cuando se recuperó la plaza como un espacio verde de la ciudad. Esta acción se encuentra dentro del proyecto URBAN GreenUP, coordinado por CARTIF (www.urbangreenup.eu), cuyo objetivo es la aplicación de planes de Re-naturalización Urbana, en Valladolid y en otras dos ciudades europeas, Liverpool (Reino Unido) e Izmir (Turquía). En este caso, se trata de una cubierta verde sobre la marquesina, que permite mantener los usos actuales de mercado y parking. Devolver la vegetación a la plaza no solo tiene un impacto estético, también repercute en el confort y bienestar del espacio proporcionando además otros beneficios como una mejor gestión del agua de lluvia y la creación de un nuevo espacio para promover la biodiversidad urbana.
La combinación de nuevas formas de vegetación junto con las tradicionales, ha permitido que la naturaleza vuelva a este punto de la ciudad… de donde nunca debió marcharse. ¡Esperamos que muchas plazas sigan este ejemplo y recuperen los espacios verdes perdidos!