En un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme… un ingenioso caballero divisa en el horizonte antiguos molinos de viento. Creyendo ser gigantes, trata de vencerlos con la ayuda de su escudero y las armas disponibles de la época. ¿Les suena esta escena? ¿Y si a continuación la enmarcamos en la época actual?
Circulamos por la autopista y en el horizonte se divisan algo que hoy en día no consideramos gigantes: es un parque eólico compuesto por más de 20 aerogeneradores encargados de generar energía de una forma más sostenible, pero que, una vez cumplida su función, generan una gran cantidad de residuos que se deben gestionar de una forma adecuada.
Mi pregunta es: ¿por qué no combatimos los problemas actuales con los recursos del momento: legislación, financiación e investigación?
Permítanme una breve descripción de la situación actual. Desde la segunda mitad del siglo XVIII, gracias a la revolución industrial, las formas de producción y consumo cambiaron radicalmente, fomentando una rápida transformación de los sistemas de producción a un sistema lineal insostenible debido a la gran cantidad de materia y energía consumida, reforzado por el crecimiento del consumo. Situación incompatible con un mundo de recursos y capacidad de adaptación limitada al creciente impacto generado por las emisiones de agentes contaminantes y la producción de residuos.
Por tanto, con el objetivo de cambiar radicalmente el actual sistema lineal de producción y consumo, la Comisión Europea, mediante la publicación de un conjunto de directivas, ha adoptado un ambicioso paquete de nuevas medidas para ayudar en la transición de una Economía Circular (EC) que permita la utilización de los recursos de una forma más sostenible. Este hecho permitirá cerrar el ciclo de vida de los productos a través de un mayor reciclado y reutilización, es decir, lo que se conoce por el término de la “cuna a la cuna”, aportando beneficios tanto al medio ambiente como a la economía.
De la conjunción de lo anteriormente expuesto junto con el programa LIFE y un consorcio de empresas Castellano Leonesas, entre las que se encuentra CARTIF, nace el proyecto LIFE REFIBRE, proyecto demostrativo que pretende cerrar el círculo de un residuo concreto, las palas de aerogenerador.
El problema medioambiental que genera este tipo de residuo es consecuencia de dos factores. Por un lado, las previsiones acerca de la creciente necesidad de gestión del mismo, unido al inconveniente de su gran volumen, da lugar a problemas en el uso del suelo de los vertederos donde se realiza su disposición final. Por otro, la gestión de este tipo de residuos mediante otro tipo de tratamientos, químicos o térmicos, originan la emisión de sustancias tóxicas a la atmósfera, así como un mayor consumo energético de dichos procesos (Composites UK Lcd).
Por todo esto, las actuaciones que se están llevando a cabo dentro del proyecto LIFE REFIBRE están encaminadas a reducir los residuos de palas de aerogenerador enviados a vertedero mediante un proceso de reciclado mecánico, diseñado dentro del marco del proyecto, del que se obtendrá una nueva materia prima, la fibra de vidrio. Una vez que la fibra de vidrio ha sido recuperada y clasificada según su tamaño se introduce como materia prima en las mezclas de aglomerado asfáltico. Este proceso pretende conseguir la mejora de las características técnicas de este producto, así como una gestión más sostenible de las palas de aerogenerador en desuso.
Para finalizar y a modo de despedida, les hago una pregunta: ¿por qué no aplicamos el concepto de Economía Circular en nuestra vida cotidiana? A mí se me ocurre un ejemplo: reutilizar las botellas de plástico como macetas.