Hace un par de semanas participé en una reunión de empresas que trabajan en el ámbito de las tecnologías de la información y comunicación aplicadas al sector energético. Entre los participantes había representantes de empresas que desarrollan soluciones basadas en la inteligencia artificial, distribuidoras de electricidad, petroleras buscando un nuevo camino, centros de investigación, etc. También participó una persona perteneciente a Red Eléctrica de España (REE).
En un determinado momento del debate que se propició, esta persona de REE hizo un comentario que dejó mudos por unos momentos a los demás participantes. Dijo algo perturbador, algo inesperado, algo desconcertante. Esta persona de REE dijo que en un futuro no lejano tendremos que olvidar la idea de que la energía eléctrica esté disponible durante todas las horas del año. Es decir, una representante de REE, que es la columna vertebral del sistema eléctrico español, nos dijo a los allí presentes que en un futuro no lejano no habrá energía eléctrica para todos durante todo el tiempo.
Cierta sorpresa se vio en los rostros de los que estaban con ella en la mesa redonda. Algunos intentaron aclarar sus palabras mencionando la respuesta de la demanda, un servicio por el cual los consumidores renuncian a consumir electricidad a cambio de una compensación, como el SRAD1 actualmente en vigor en España. Pero ella dejó claro que no se refería a eso e insistió en la literalidad de sus palabras: no habrá energía para todos durante todo el tiempo. Yo la escuchaba desde mi silla en la segunda fila y tres preguntas vinieron a mi cabeza: por qué va a pasar eso, cómo nos va a afectar y cómo se podría evitar o, al menos, paliar.
La razón por la que la energía para todos durante todo el tiempo puede llegar a su fin es la renuncia a usar combustibles fósiles. El día que eso pase solo contaremos con las energías renovables; y ya sabemos que son fuentes de energía intermitentes y que no se pueden controlar a voluntad. En algunos países, no parece que vaya a ser el caso de España, podrán resolver solo parcialmente este problema con el uso de la energía nuclear. Al menos mientras tengan acceso a las minas de uranio, pero esa es otra historia que tendrá que ser contada en otro momento.
Imaginemos cómo sería la vida cotidiana sin tener asegurado el suministro de energía eléctrica. Se convertiría en un bien escaso, por lo que su precio aumentaría. Las comercializadoras podrían hacerse con parques de baterías para garantizar el suministro a aquellos consumidores dispuestos a pagar todavía más. Muchas industrias dejarían de ser competitivas y emigrarían a países con una seguridad de suministro mayor. Aparecerían vecindarios de personas pudientes con sus propios medios de generación y almacenamiento que les permitirían aislarse del sistema eléctrico y eludir el problema. Los que no pudieran pagar un suplemento o aislarse en su propia isla energética sufrirían un nuevo tipo de pobreza energética. Y hemos de tener en cuenta que en ese futuro no lejano la calefacción de las viviendas estaría electrificada, por lo que la mayor dependencia de la electricidad agravará el problema.
¿Qué hacer para evitar que esta situación llegue a afectarnos hasta el punto de no poder tener un frigorífico en casa? Quizá la respuesta esté en las soluciones energéticas locales, en la eficiencia energética y en el uso inteligente de la energía: Generar la electricidad allí donde se utiliza, no malgastar energía, almacenar la sobrante, convertir energía eléctrica en térmica y térmica en eléctrica y gestionar el uso de la energía utilizando técnicas avanzadas de predicción, control y optimización (eso que algunos llaman inteligencia artificial). Habría que ver cuál sería el entono local óptimo. ¿Un barrio, una ciudad, una comarca? Estos entornos locales podrían estar conectados con sus vecinos más cercanos para intercambiar sobrantes de energía y quizá pasar así de un sistema eléctrico centralizado a una cadena de islas energéticas más o menos autosuficientes. Y digo más o menos autosuficientes porque quedaría por resolver el problema de los grandes consumidores de energía, como las industrias o los centros de procesamiento de datos, esas fábricas del siglo XXI cuya materia prima son los datos. ¿Podrían ser los SMR (small modular reactor o pequeño reactor nuclear modular) una solución para los polígonos industriales en un futuro no lejano? No en España, por lo que parece. Y también habría que resolver el problema de esos procesos industriales que requieren temperaturas que no son fáciles de alcanzar sin combustibles fósiles. No parece que la adaptación a un mundo sin gas y petróleo vaya a ser fácil, sobre todo si tenemos en cuenta que paneles fotovoltaicos, aerogeneradores y baterías requieren de un gran uso de energía (hoy en día fósil) para su fabricación. ¿Tendrán razón los que abogan por el crecimiento cero? ¿O la tendrán los que ven en la Negociudad de Mad Max un reflejo de lo que nos espera? De momento tenemos a personas de REE sembrando dudas sobre la seguridad del suministro en España.
1 https://www.ree.es/es/sala-de-prensa/actualidad/nota-de-prensa/2022/10/el-sistema-electrico-peninsular-cuenta-con-cerca-500-MW-respuesta-activa-de-demanda-equilibrar-generacion-demanda-momentos-puntuales
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