¿La minería sostenible es posible?
La actividad minera ha definido a la civilización desde sus inicios y aproximadamente en el 90% de nuestras actividades cotidianas utilizamos elementos químicos y minerales que se extraen del interior de la tierra.
Actualmente, la minería contribuye a procesos sostenibles, como su aportación al Pacto Verde Europeo para alcanzar cero emisiones de gases de efecto invernadero en el 2050, asegurando el suministro de las materias primas, en particular de las materias primas críticas o fundamentales. Las materias primas críticas son aquellas que tienen importancia económica y estratégica para Europa, pero con un alto riesgo de suministro.
La lista de la UE para 2020 contiene treinta materias primas críticas, utilizadas en electrónica, salud, siderurgia, aviación, etc., y algunas de ellas están presentes cada vez más en las energías renovables. Un ejemplo de esto es la incorporación a esta lista del litio, utilizado en las baterías de vehículos eléctricos e híbridos y la bauxita, principal fuente de aluminio, que con el acero y el cobre representa aproximadamente el 90% del peso total de una turbina eólica. Los imanes permanentes de los generadores de estas mismas turbinas también contienen otras materias primas críticas como algunas tierras raras, cobalto y boro.
En la energía solar fotovoltaica más del 90% de las células solares instaladas en los paneles están fabricados con silicio, además de contener otras materias primas críticas como el indio, galio y germanio.
A su vez, en la propia actividad minera se están implementando medidas sostenibles como técnicas novedosas en la restauración de impactos generados y la utilización de la teledetección para supervisar el comportamiento ambiental. Otra medida es el reprocesamiento de los residuos, por ejemplo del hierro, zinc y platino, convirtiendo estos en materias primas secundarias avanzando hacia una economía circular que incrementará los puestos de trabajo en la UE de aquí a 2030.
Cada vez se está utilizando más maquinaria minera eléctrica e híbrida con sistemas autónomos y de geolocalización, ahorrando costes y combustibles, y se están poniendo en marcha diversos proyectos donde existen instalaciones de energía eólica y solar fotovoltaica para autoconsumo en las explotaciones mineras.
Otro mecanismo que contribuye al Pacto Verde Europeo es el de la Transición Justa con la diversificación de actividades en regiones con alta dependencia del carbón, donde existen fuentes de materias primas utilizadas en energías renovables.
Por último, en la consecución del objetivo de cero emisiones en la UE, se tendrán en cuenta los riesgos ambientales y sociales que suponen los acuerdos estratégicos para garantizar el suministro de las materias primas críticas con algunos países fuera de la UE.
Como conclusión, el sector minero es importante para la descarbonización de Europa y la utilización de energía renovables y limpias integrando estas en sus propias operaciones mineras.